Días de Abecedario (De la A-Z)

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Kyouko Kiryuu, 15 Julio 2015.

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    Kyouko Kiryuu

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    Días de Abecedario (De la A-Z)
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    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    6
     
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    Los relatos presentados a continuación participan en la dinámica Días de Abecedario

    A de Amistad

    Recibí un mensaje a media noche, cuando estaba a punto de dormirme, miré el celular, brinqué de sorpresa y alegría al observar de quién se trataba. Era mi persona especial, ése que siempre ha estado a mi lado en mis mejores y peores momentos.

    “¿Estás? ¿Hola?

    Oye, disculpa la molestia; pero, ¿de casualidad tienes impresora?

    ¡Estoy desesperado!”

    Lo admito, era raro que me hablara y más para preguntarme eso, sobre todo por la hora en la que lo hizo. Le pregunté el porqué de su desesperación y me respondió lo más rápido que pudo.

    “Porque se me olvidó imprimir mi boleta credencial y me toca presentar a las diez de la mañana. No creo que haya un ciber a esta hora.”

    Lo admito, una sonrisa surcó por mi rostro al saber su motivo, siempre había sido así; dejando todo para la mera hora.

    Le pedí que me enviara el archivo a imprimir, no le garantizaba que salieran bien, ya que no quedaba mucha tinta; no le importó eso. Me levanté de la cama, me dirigí a las escaleras, llegué a la sala, prendí la computadora y la impresora. Estuve dos horas o más tratando de que saliera alguna decente y cuando salió al fin una que fuera digna de mención le tomé una foto, se la envié, pero ya no me contestó; lo más probable es que se hubiera quedado dormido.

    Me paré del piso y me dirigí a mi habitación, calculé el tiempo que le tomaría llegar en la mañana a mi casa, puse el despertador a las ocho; me subí a la cama, me cobijé y me arrojé a los brazos de Morfeo.

    Escuché sonar el despertador, que pesado era levantarme temprano en Domingo, me cambié de ropa y preparé lo que había hecho esa noche. No pasó mucho tiempo cuando el timbre de mi casa sonó… ¡Era él! Me emocioné, hacía tanto tiempo que no lo veía, ya lo extrañaba.

    Abrí la puerta, le sonreí… no sé por qué me puse nerviosa y apenas pude articular ciertas palabras. Era tan extraño verlo después de tanto tiempo, hablar con él en persona lo era aún más; por diversas circunstancias nos dejamos de ver seguido, pero eso no quitaba el hecho del cariño que siempre tendré por él.


    —Hola… —saludé de forma tímida, mostrando una sonrisa que no pude disimular.

    —Hola —me correspondió el saludo observando y después me preguntó—, ¿cómo estás?

    —Muy bien, ¿y tú? —Respondí y pregunté nuevamente, ya con un poco más de confianza.

    —Bien… —contestó y después prosiguió, poniendo una mano en su cabeza—, perdón por darte lata en la noche, pero es que se me olvidó el sacar la impresión y pues es que te vi conectada, entonces pensé en ti…

    Lo observé algo divertida, él no había cambiado, seguía siendo el mismo que conocí hace diez años.

    —No te preocupes, tú jamás me molestarás, además para eso estamos los amigos y sabes que siempre contarás conmigo por muy insignificante que sea el asunto; además, esto es algo muy importante para ti —le garanticé, lo miré tiernamente por un momento y continué—, espérame un momento, deja te traigo tu encargo.

    Me volteé y dirigí a dentro de la casa; me acerqué a la mesa, tomé la copia y de nuevo salí a dónde él se encontraba.

    —Ten… —le dije mientras extendía mi mano con el papel en ella.

    —Gracias —me agradeció y tomó la copia; la miró y pude observar una sonrisa disimulada.

    —Espero que te vaya bien y pases el examen, sabes que te estaré apoyando; además, confío en ti.

    —Sí, yo también espero pasar —respondió sonriendo, me observó y prosiguió—, bueno, ya me voy, que tengo que estar a las nueve allá.

    —Claro, te deseo suerte y que sí pases.

    —Bueno, nos vemos después; gracias de nuevo y disculpa por la molestia —se disculpó de nuevo.

    ¡Ah! Siempre preocupándose por pequeñeces.

    —No vemos Erick, cuídate y suerte.

    —Gracias. —Sonrió y comenzó a caminar rumbo al camión; volteó por unos segundos— adiós.

    Levanté mi mano y lo despedí. Esperé a que desapareciera de mi vista y entré a la casa. Me senté en el sillón y recordé todo lo que he vivido con él.

    Diez años han pasado desde que empezamos esta pura y linda amistad. Tantos recuerdos que hemos compartido, muchas pruebas que hemos enfrentado y aquí seguimos, que aunque no nos veamos estamos el uno para el otro cada que lo necesitemos…
     
    Última edición: 15 Julio 2015
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    ¿Amistad? Me pareció otra cosa en un par de gestos y reacciones por parte de la chica. Hola KK, me ha gustado tu fic que por lo que veo va a continuar, ojalá, pues se le ve potencial para más romance y disgustos por qué no. Desde el inicio es fácil contactar con los chicos, es una historia muy común, muy cotidiana, engancha de inmediato con nosotros ¿quién no se ha desvelado navegando en internet? ¿quién no ha estado frágil a deshoras y se encuentra por ahí a alguien que se vuelve especial? ¿quién no ha vibrado al leer un mensaje enviado por alguien que nos rescata de nuestra soledad? Aquí hay un reencuentro por lo que veo, pero insisto, percibo que la chica se derrite por su amigo, tanto que no le importa hacerle un señor favor mientras el otro quién sabe qué anda haciendo, ah, esas amigas, no sé, de repente me acordé del tema La Incondicional. Vamos a ver cómo progresa esta "amistad".
     
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    Marina

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    Jaja, sip, también a mí me pareció más que amistad. Ese nerviosismo, ese sentimiento que parece rebasar el de la amistad xD Un bonito relato, emotivo y que induce a querer mucho a los amigos, estar ahí para cuando lo necesiten a uno... y también cuando no xD
     
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    Kyouko Kiryuu

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    Gracias por los comentarios, concuerdo con que pareciera algo más que una simple amistad, pero diez años no pasan en vano (?)
    Tal vez haya veces en los que los relatos no tengan una secuencia ni lógica a seguir, pero de alguna manera se enlazarán o haré lo posible porque así sea.

    B de Brisa
    Se escuchó sonar la alarma del despertador a las siete de la mañana, Elizabeth se despertó con pesar, quería seguir en los brazos de ese sensual Morfeo que la incitaba a quedarse con él; pero tenía que levantarse y comenzar su día.

    Una vez que estuvo fuera de la cama observó su agenda y repasó su itinerario para ése día. A las diez tenía que encontrarse con su mejor amiga en el centro comercial, como a las dos de la tarde quedó en salir con su mejor amigo y a las siete iría al parque para encontrarse con su novio.

    Agarró su ropa, se metió al baño, se duchó y cuando terminó salió cambiada para terminar de arreglarse; minutos después ya estaba lista para comenzar.

    Salió de su casa, tomó el transporte colectivo para dirigirse rumbo al centro comercial. Pasaron veinte minutos para que pudiera llegar al lugar asignado. Se bajó del transporte y entró a la plaza.

    Miró su reloj y observó que había llegado quince minutos antes de la hora, se puso a pensar qué hacer en ese tiempo que le sobraba, así que decidió ir a observar por fuera una tienda de regalos; su vista pasaba por todos los singulares objetos que se podían apreciar por fuera, al final su mirada reparó en un peculiar portarretrato con un diseño que le encantó, tenía un bello detalle en el que sobresalía una pareja de delfines al lado del marco, además de que la cubierta tenía la forma de un libro; no se hubiese imaginado que combinaran dos de sus cosas favoritas.

    Se quedó ensimismada contemplándolo… Sin darse cuenta que el tiempo se le había ido volando. Sintió una mano que se posaba en su espalda y dio un respingo, al mismo tiempo que volteó sorprendida, la habían visto desprevenida.

    —Hola tú —saludó con una sonrisa la persona que la había tocado con anterioridad.

    Observó que se trataba de su mejor amiga y se relajó al instante, le devolvió la sonrisa, ya tenía tiempo que no salía con ella y se sentía contenta de verla, para ponerse al día con sus historias.

    —Hola Galdriel, ¿cómo has estado? —le preguntó mientras comenzaban a caminar sin un rumbo fijo.

    —Pues no he estado bien, pero tampoco mal… ya sabes, lo normal.

    Elizabeth la miró algo confusa, su amiga podía engañar a otros, pero no a ella; algo le había pasado y dejaría que se lo contara cuando estuviera lista.

    —Oye, ¿ya desayunaste o todavía no? —inquirió al sentir su estómago gruñir.

    Había salido temprano de su casa que ni siquiera se dio un espacio para desayunar antes de ponerse en marcha, así que era normal el tener hambre.

    —No amiga, no he desayunado —contestó enseguida y preguntó—, ¿te parece bien si vamos al área de comida?

    —Me agrada la idea, ¿qué es lo que deseas desayunar?

    Ambas observaron el área de fast food; había comida china, pizza, ensalada, hamburguesas, woki, tortas, quesadillas, tacos, etc.

    —Yo quiero una pizza —respondió Galadriel con un brillo en los ojos.

    Elizabeth se rió internamente al ver su expresión, le gustaba que fuera así.

    —A mí se me antoja una torta de milanesa empanizada —mencionó, al mismo tiempo que señalaba el local donde vendían esa comida—. Vamos a pedir cada una su comida y nos vemos en aquella mesa que está al centro.

    Una vez que especificó el lugar se separaron y dirigieron a comprar su respectiva comida. Después de algunos minutos de espera en el mostrador a cada una les entregaron su pedido y se reunieron en la mesa indicada. Se sentaron en las sillas y comenzaron a comer, al mismo tiempo que platicaban.

    —Oye… Hace unos días vi a Erick —mencionó ella, dirigiendo su vista a su amiga.

    —¿Y eso? Ya tenía tiempo que no se veían, ¿qué te dijo? —la interrogó su amiga, la cual se notaba sorprendida por oírlo.

    —Pues nada en particular, sólo nos vimos porque le hice un favor; me pidió que le imprimiera su ficha para poder presentar examen de admisión para la universidad, ya sabes cómo es él, dejando todo para la última hora. —Terminó por contarle la hora a la que fue y lo poco que se dijeron.

    —¡Ah! Ese hombre no cambia, sólo hablándote para pedirte ese tipo de favores —replicó algo decepcionada al oír eso.

    —¿A qué te refieres con eso? —preguntó algo confundida, pero enseguida captó la idea—. Gal… ya lo hemos hablado desde la primera vez que nos conocimos y comenzamos a hablar; entre él y yo jamás habrá una relación del tipo que te imaginas, es mi mejor amigo y lo quiero como tal. Además, bien sabes que tengo novio y lo amo.

    Su amiga rodó los ojos al escuchar sobre el tan “adorado” novio de su querida amiga, era mejor no insistir en el tema.

    —Está bien, no insinuaré nada, ya que si ese hubiese sido el caso, hace mucho que ustedes dos estarían juntos.

    —Exactamente —corroboró Elizabeth, asintiendo con la cabeza—. Hoy iré a ver tanto a mi novio como a Erick, quedé en encontrarme con ellos; obviamente en horarios distintos, ya que ellos no pueden verse ni en fotos.

    —Lo sé amiga y pues éxito con ellos que no son fáciles de tratar, sobre todo el susodicho de tu novio. —Le deseó suerte, la cual sentía que necesitaría.


    Hablaron de lo que hicieron en el tiempo que no se vieron, lo que querían hacer, los planeas que tenían que llevar a cabo juntas y muchas otras cosas más. Se pusieron al día en casi todo y se les pasó volando el tiempo, cuando se dieron cuenta ya era hora de que Elizabeth se marchara para encontrarse con su querido amigo.

    —Amiga, me tengo que ir, quedé de verme con él en el centro y ya sabes cómo se tarda el camión.

    —No te preocupes, nos vemos luego, te vas con cuidado. —La despidió su amiga con un abrazo cálido.

    —Sí, no te preocupes, estamos en contacto.

    Se separó de ella y se dirigió a la salida del centro comercial. Al momento de salir pudo percibir que el sol se había escondido entre las esponjosas nubes grises y blancas. Era probable que más tarde lloviznara… ¡Genial! No había cargado con su suéter ni paraguas. Sintió la suave brisa del viento rozar su rostro, no odiaba los días nublados, los amaba más que otra cosa, pero no le gustaba que el clima la agarrara desprevenida.
     
    Última edición: 16 Julio 2015
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    Víngilot

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    Excelente, milimétrico, minucioso capítulo. Eres increíble KK, muestras cada detalle tanto de los personajes como el entorno y las sensaciones, óyeme, quién no va a deleitarse con ese desayuno, lo he saboreado tanto como las chicas, particularmente elegiría la hamburguesa o las quesadillas, por cierto ¿qué es woki? Y qué problema el corazón ¿eh? A mí no me engañas, lo que siente la chica por su amigo es amor y de seguro no está tan clavada con su novio; cuando las amigas hablan es por algo, hay que escucharlas, sin embargo, ese nuevo amigo tampoco se ve que sea un derroche de encanto, así que me gustaría saber por qué Eli siente eso por él, de seguro algo del pasado. Mañana estaré aquí para leerte una vez más, hasta entonces.
     
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    Borealis Spiral

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    Holi :D Ya que no participaré en la actividad, al menos me encargaré de deleitarme con lo que otros posteen para ésta xD ¿Qué decir? Amé tu escritura, sencilla, práctica pero tan detallada que sin duda te hace sentir lo que el personaje siente :D Además, estas historias de amistad/amor me gusta mucho xD Ay, soy muy romántica, pero si me lo preguntan lo negaré.
    Ah, conque Elizabeth tiene novio, ¿eh? ¿Y aun así se desvive por su mejor amigo por lo que pude notar? Porque es obvio que siente más por él. ¿Entonces por qué nada con el otro? Claro, porque ella no es honesta con sus propios sentimientos; hm, eso puede ser malo. Muero por saber cómo es que avanza esto y por qué es que los el novio y Erick no pueden ni verse. Ah, ese desayuno se me antojó; tengo hambre xD Pero yo pediría tacos, jijiji.
    Y nada más, por el momento me despido y vendré a comentar, si no diario, sí cuando pueda. Te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    Kyouko Kiryuu

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    Gracias por tu apoyo y pues sí, la mayoría de las veces las amigas tienen razón jeje
    Con repecto a tu pregunta sobre el Woki es esto:
    [​IMG]
    Es que se desvive por todo lo que su amistad a conllevado ._. juro que es un puro amor de amigos :c
    Gracias por leer. c:

    C de Compensar.

    Frente a un árbol Elizabeth se encontraba caminando de un lado a otro, estaba desesperada, irritada y no podía calmarse… ¿Por qué? Simple, ya había pasado media hora desde la hora acordada con Erick y él sencillamente no llegaba. Ni si quiera le había mandado mensaje alguno para avisar que llegaría tarde, para rematar hacía unos días atrás había sido el cumpleaños de ella y él ni siquiera se había acordado.

    Se le había olvidado por completo que la mayor parte del tiempo suele llegar tarde, no le quedó otra que resignarse. Se sentó en una banca que había al lado del árbol, sacó su celular junto con los audífonos, los cuales colocó en sus orejas, desbloqueó su teléfono e ingresó al reproductor, puso la primer canción que se encontraba alojada en su lista principal sin percatarse de cuál se trataba; así comenzó a escuchar el inicio de la melodiosa tonada.

    “Sabes qué es la inseguridad, sabes lo que es sentir la soledad, mi peor error fue haber aceptado mi fealdad…”

    Dirigió su vista al celular que se encontraba en sus delgadas manos; observó el nombre de la canción “Narcisista por Excelencia”, no pudo evitar sonreír al recordar que esa canción era la que su amigo le había obligado escuchar hace diez años; hasta llegó a los extremos de regalarle a ella un disco de ese grupo, el cual se encontraba en su poder y pertenecía a su colección.

    Se sumergió en sus profundos pensamientos, escuchando la letra de la canción; un segundo sonido aparte de la música la trajo de vuelta a sus cinco sentidos, movió su mano con el teléfono en ella hasta la altura de su cara, la cual se encontraba reposando en el respaldo de la banca. Era un mensaje de él:

    “Perdón.

    El camión se retrasó, pero ya no tardo en llegar.

    No te vayas a ir, espérame donde quedamos; te recompensaré el tiempo que has esperado”.


    Bajó su mano hasta sus piernas; ya había esperado media hora, ¿qué le costaba esperar unos minutos más? Permaneció en el sitio acordado; el sol salía y se ocultaba entre aquellas nubes cada vez de forma más constante. Amaba ese clima, prefería los días nublados que sentirse sofocada por el intenso calor que emanaban aquellos rayos de luz.


    Habían pasado cinco minutos desde que había recibido el mensaje cuando sintió que una persona se colocaba a su lado; movió la cabeza hacia su lado izquierdo y ahí se encontraba él.

    Con una mirada cautelosa el joven la observó unos instantes, esperando ver su reacción, sabía que tan temperamental podía llegar a ser cuando se molestaba, pero no hubo la reacción que esperaba, sólo escuchó un profundo suspiro.

    —Hola —saludó ella lo más tranquila que pudo. Se quitó los auriculares de las orejas, apagó la música, bloqueó el teléfono y lo guardó en su pequeña bolsa color café que colgaba a su costado.

    —Hola. —Correspondió el saludo de su amiga, con un poco de cautela le preguntó—, ¿estás molesta? ¿Te llegó mi mensaje?

    Ella lo miró algo divertida por la actitud cautelosa que él había tomado, no esperaba menos, después de esperarlo treinta y cinco minutos, aparte de que no le respondió el mensaje; era lógico que le preguntara eso.

    —No, no estoy molesta —respondió ella apartando su vista de él, dirigiéndola hacia el frente y añadió—, lo estaba… ya sabes que detesto esperar y no te habías tomado la molestia de avisarme antes que el camión se había retrasado.

    Erick la examinó unos segundos con aquellos ojos color miel que resaltaban junto a su clara piel.

    —Eli, me alegro que no estés molesta por eso y perdón por no poder avisarte antes, se me complicó un poco.

    —¡Ah! No te preocupes, ya estoy acostumbrada a que este tipo de cosas pasen —dijo con un tono de resignación, al mismo tiempo que se pasaba su mano derecha entre sus cabellos ondulados. Ya no estaba molesta, al menos se disculpó por mensaje, así que no había necesidad de estarlo.


    Se quedaron unos instantes callados; ella ya no sabía qué hacer y él no pudo evitar notar que había algo más que escondía Elizabeth y tal vez tenía una idea de lo que se trataba… En el camión lo venía repasando los pros y contras, trataba de hallar una manera de enmendar el hecho de que no había felicitado a su mejor amiga en uno de los días más importante para ella.

    Simplemente estaba pensando las palabras adecuadas para preguntar algo que lo inquietaba.

    —Perdón…

    Escuchó de repente esa palabra que no lograba comprender a que venía, ¿por qué se estaba disculpando nuevamente? Él no había hecho nada malo para que tuviera que pedir perdón.

    Erick notó que su amiga no sabía a lo que se estaba refiriendo con eso… Típico de ella, ser inocente y atolondrada al mismo tiempo; dio un profundo suspiro.

    —Hace unos días fue tu cumpleaños y no te felicité… —La observó unos instantes y prosiguió—: no tengo escusa alguna, tenía otras cosas que ocuparon la mayor parte de mis pensamientos.

    —No te preocupes, no pasa nada; de todas maneras no es como si hubiese sido la primera vez que se te olvida. —Terminó por responder ella.

    —¡No! ¡Sí que pasa! —exclamó él al ver que ella no le daba la importancia que creía y continuó hablando—, justamente por eso es que me estoy disculpando contigo.

    —Erick…

    —Es más, ¡vamos! —Interrumpió el muchacho abruptamente, parándose del lugar en el que se encontraba, al mismo tiempo que jaló de la mano de su amiga para que lo siguiera.

    Sin rechistar la chica lo siguió de forma obediente mientras caminaba a la par con él. Se preguntaba qué es lo que estaba planeando su loco amigo; cuando se dio cuenta habían pasado por uno de los pasajes que se encontraban en el centro histórico, no tardó mucho en descubrir de qué se trataba, se hallaban parados frente a una panadería llamada “Pouppe”.

    —Entra —pidió con un tono suave pero al mismo tiempo autoritario. La muchacha simplemente accedió e ingresó al establecimiento. Él la siguió por detrás y la guío a un estante en donde se encontraba una maquina donde se almacenaba helado de varios sabores.

    —Mmm… ¿qué hacemos aquí? —cuestionó ella aún sin comprender nada.

    —Te quiero compensar el hecho de no haberte felicitado a tiempo, así que te compraré un helado del tamaño y sabor que prefieras.

    Elizabeth lo miró atónita, había olvidado que esa era una de las cualidades que él podía presumir. Repasó su vista en la cara y ojos de ese muchacho que la contemplaba ansiosamente.

    —No es necesario que me compres nada; al final te acordaste y eso es lo que cuenta.

    —Lo lamento, pero no aceptaré una negativa de tu parte, así que elige —dictaminó de forma autoritaria.

    Al final terminó por ceder y se encogió de hombros; cuando se ponía en ese modo no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.

    —Quiero el de vainilla. —Apuntó con su dedo índice su sabor favorito.

    —Bien —respondió él y se dirigió a una de las vendedoras—. Señorita, me vende un helado de vainilla de tamaño grande. Su amiga se agarró a su brazo para llamarlo.

    —Oye, ¿no dijiste que yo elegiría el sabor y tamaño?

    —Sí, lo dije, sin embargo conociéndote elegirías el del tamaño chico para que no gastase más dinero del que debería. —Le reprochó en un tono severo, pero con una sonrisa que mostraba diversión.

    —Pero es que con uno chico es suficiente para mí…

    —¡Ni hablar! —Volvió a interrumpirla y se dirigió a la caja para pagar.

    La dejó sin palabras, mientras le daba la espalda para pagar el pedido que había hecho con anterioridad.

    —“Que chico tan problemático” —pensó, ese era uno de los por qué se habían peleado en más de una ocasión, llegando a dejarse de hablar por días, semanas y la última vez por seis meses. Lo admitía, ambos eran un par de orgullosos.

    —Gracias por su compra. —La empleada que los había atendido los despidió con una sonrisa de oreja a oreja, mientras observaba al joven.

    Al salir de la panadería el aire helado rozó los brazos descubiertos de la muchacha quien no llevaba nada con que cubrirse más que sus mismas manos.

    —Creo que no pensé bien en el clima cuando decidí comprarte el helado —murmuró Erick mientras la observaba.

    —Yo tampoco recordé el clima mientras estábamos adentro, así que no fuiste sólo tú —añadió ella sonriendo. Por un instante sintió que algo cubría por encima su espalda y brazos.

    Distinguió en brevedad que se trataba la chamarra de su amigo, la cual se había quitado para resguardarla del frío.

    —Gracias…

    —De nada —respondió en seguida mientras admiraba el cielo nublado—. Vamos a sentarnos para que te lo comas.

    —De acuerdo.

    Comenzaron a caminar de nuevo, no pasó mucho para que divisaran una banca sola rodeada de dos frondosos árboles. Se sentaron, una vez ahí empezaron a disfrutar el panorama, las personas que pasaban, las parejas, los grupitos de amigos, entre otras cosas.

    —¿Cómo te va con Zac? ¿Sigues con él? —preguntó el muchacho una vez que se cansó de estar callado.

    La pregunta la sacó de sus pensamientos, inhaló y exhaló con pesadez.

    —Sí, sigo con él. Me ha estado yendo bien, aunque aún sigue a la defensiva cada vez que escucha tu nombre.

    —No entiendo el por qué, si apenas hemos cruzado unas palabras —se cuestionó así mismo más que para ella.

    —Ya deberíamos estar acostumbrados, siempre ha pasado desde que estábamos en la secundaria; tus novias me han odiado, a excepción de dos y de igual manera de mi lado, con los que he llegado a salir no les has agradado —manifestó con un tono divertido al recordar eso.

    —Bueno, eso que ni que… ¿Recuerdas a Hugo? Lo que hizo cuando recién habían vuelto, que te besó frente a mí cuando me acerqué.

    —¡Lo sé! Ambos nos reímos por ello, fue tan obvio del por qué lo hizo —respondió Elizabeth riendo por aquellos recuerdos…

    Siguieron platicando, escucharon una que otra canción de la lista de reproducción que cada uno tenía en su celular, por un largo tiempo, el cual se pasó volando para ellos dos… Más tarde la joven se percató de la hora y que apenas llegaría al encuentro con su novio.

    —Erick me tengo que ir, quedé de verme con Zac en menos de una hora, sí que se pasa el tiempo rápido.

    —¿Quieres que te acompañe a la mitad del camino? Ya es tarde para que vayas por la calle sola —preguntó con un tono de preocupación.

    —Tranquilo, no es necesario; no voy tan lejos y aún hay luz, así que no te preocupes.

    —Insisto —pidió nuevamente.

    —No, lo agradezco pero no, porque llegarás tarde a la cita que tienes con tu mamá —objetó ella, a lo cual él ya no presionó—. Salúdamela, si es que aún se acuerda de mí.

    —Está bien, no insistiré ya que cuando te pones de terca no hay nadie que te haga cambiar de opinión... —reconoció el joven con un poco de pesar, para continuar— por cierto, yo le mando tus saludos. Ve con cuidado.

    —Por algo somos amigos de hace tantos años —afirmó ella de forma divertida.

    —Nos vemos, cuídate y salúdame a tu novio. —Rió él al imaginarse a ese hombre haciendo rabietas.

    —Tonto —dijo ella, riendo para sus adentros—. Gracias por el helado, estaba rico.

    —No es nada, tenía que remunerar el hecho de que lo olvidara en su momento —argumentó el muchacho con un tono sereno.

    —No cambies nunca —respondió la chica con una expresión cálida—. Adiós.

    —Adiós.

    Se puso en marcha, no le tomaría ni diez minutos en llegar al Parque Hidalgo, en el que se vería con Zac.

    El viento hizo bailar a su precioso cabello ondulado al ritmo de la corriente de aire que emanaba de aquel clima templado que se había aproximado desde la mañana.
     
    Última edición: 17 Julio 2015
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    Sep, se nota que Erick es tooodo un galán: su compromiso total con Eli; estar allí con ella, siempre, de una u otra manera; no hacerla esperar (a una dama, jamás); invitarle un helado cuando hace frío... Cualquier chava quisiera un chico así ¡Pobre Eli, ni a cuál irle! Su amigo no da una y al parecer su novio es un patán, a juzgar por lo que dicen las amigas de la chica. Espero que Erick comience a hacer méritos de veras por ganarse la "amistad" de Eli porque no regresó a su vida sólo para continuar mostrando sus falencias y aprovechándose, digo, la edad nos da madurez y supongo que él no tardará en mostrarla. En cuanto a Elizabeth, es un amor de mujer aunque también siento que es algo inocente y sí, ese tipo de chicas atraen la atención de los patanes y los parásitos, haber cómo le va con sus relaciones y si consigue tomar una buena decisión, quiero verla radiante de felicidad, creo que no se merece lo contrario, aclaro, nadie se merece lo contrario.
    Otro hermoso capítulo KK, gracias por ello. Que estés muy bien, hasta mañana.
     
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    Kyouko Kiryuu

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    Lo siento, no pude inspirarme para escribir una historia con la letra "D" :c
    Con esa letra escribí sobre un anime que de alguna manera me inspiró el cual se encuentra aquí.
    Anteriormente mencioné que era probable que los relatos no tuvieran una secuencia ni lógica a seguir, pero de alguna manera lo enlazaré con lo que va. c: Esta es una de esas veces.
    Lo dejo desde ahorita, ya que estaré ocupada por la tarde.

    Lo sé, nunca se debe hacer esperar a una dama, pero la mayoría de los chicos de ahora lo hace </3 habrá que ver como mejoran. Espero que esta continuación (?) no te pierda.

    E de Encantador

    Lo había visto en más de una ocasión, cada que tomaba el camión para ir al trabajo en el que se encontraba mi mamá; la primera vez que lo observé se había subido en el mismo transporte que yo. Era un chico de estatura promedio, tenía una piel clara, su cabello era negro, el cual peinaba con un poco de gel dándole forma a su lindo pelo; no era musculoso, pero tampoco flaco. Tenía unos ojos que resaltaban sus largas pestañas.

    Llevaba puesto una playera color roja, que se amoldaba alrededor de su cuerpo junto con ese pantalón azul marino que hacía juego con unos zapatos de vestir; no sabía quién era ese muchacho, pero me gustaba. Si pudiera definir esto que sentía diría que es lo que llaman el amor a primera vista. Fromm explicaría que es un amor erótico, ya que la intensidad del sentimiento inicial puede desvanecerse pero la voluntad de seguir amando puede persistir…

    Y con ese pensamiento de no verlo nunca más lo vi bajar enfrente del seguro y me resigné a no verlo jamás.

    --

    La última hora de la clase había terminado, salí con mis dos amigas de la escuela. Mientras caminábamos les llegué a contar sobre aquél chico sin nombre que me había llamado la atención.

    —Era un chico de ojos realmente bonitos —les mencioné algo emocionada mientras recordaba ese mínimo instante que lo tuve en frente.

    Ellas me oyeron con atención y se sorprendieron de que lo dijera; imagino el porqué de esa cara que pusieron, ya que nunca había volteado a ver a ningún otro chico a excepción de mi novio.

    —¿Y por qué no le preguntaste su nombre? —preguntó Luz, con un tono de voz en forma regaño.

    —Yo… la verdad, no me atreví; me dio pena —confesé mi falta de valentía con mucha vergüenza.

    Ella suspiró y seguimos nuestro camino. Cambiamos de tema, hablamos de las clases del día, la tarea, entre otras cosas que teníamos que decir.

    Dirigí mi mirada hacía el frente y pude vislumbrar a esa persona que creí jamás vería nuevamente. ¡Era él! Cargaba una mochila negra en su espalda, llevaba puesto un uniforme de escuela, la playera era azul cielo y el pantalón era de uno más oscuro. ¿Acaso era el destino? Ése encantador muchacho de ojos bonitos se encontraba a unos pasos de mí y mis amigas.

    —¡Es él! —les exclamé a ellas con mucha emoción en mi voz.

    Mis amigas me miraron como si no comprendieran de lo que les hablaba, era de esperarse, les salí con algo muy diferente de lo que estábamos hablando.

    —Es el chico de ojos bonitos… del que les conté hace rato —aclaré con un tono suave pero bajo mientras les señalaba disimuladamente con el dedo al chico que iba adelante.

    Ambas movieron sus ojos al lugar donde estaba apuntando.

    —Vamos a hablarle —sugirió mi amiga Cristal más emocionada que yo.

    —¡Sí! Buena idea, preguntemos por su nombre —concordó Luz caminando un poco más rápido.

    —¡No! Esperen…

    Ellas se pararon y me inspeccionaron con su mirada sin entender por qué las había detenido.

    —¿Qué pasa? ¿No quieres saber su nombre? —inquirió Luz con el ceño fruncido.

    —No es eso… Es sólo que, bueno, me da pena —declaré con un tono rojizo en mis mejillas de sólo imaginar la escena en donde llegamos tres desconocidas a preguntarle su nombre. Lo sacaríamos de onda—. Prefiero quedarme con la incertidumbre y sólo verlo de lejos, con eso me conformo.

    —Eli… eres rara —admitió ella y prosiguió—, está bien, lo entiendo, sin embargo tal vez te llegues a arrepentir de no preguntarle.

    —Tal vez —reconocí, pero no di marcha atrás—. Pero, así estoy bien; viéndolo de lejos.

    Tenía razón, puede que me llegue a lamentar no aprovechar esta oportunidad ahora que la tengo. Pero no quería que este enamoramiento de primera vista se esfumase.


    --

    Fugazmente sonreí al recordarlo, mientras recorría una larga calle en la que había varios locales de comida. Meneé la cabeza hacia el lado izquierdo y cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con ese atractivo muchacho de ojos sin igual, quien estaba comiendo junto a otro joven un poco más grande que él.

    Hacía meses que no lo había vuelto a ver y me alegró el día el poder encontrarlo de esta forma. Sí, tal vez no supiera su nombre, pero tenía mi propia manera de llamarlo: “el chico de los ojos bonitos.”
     
    Última edición: 18 Julio 2015
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    Víngilot

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    Hermoso relato. Esa Eli es toda una enamorada ¿eh? Si es que el "chico de ojos bonitos" no es su novio entonces ella es de un corazón de esponja o algo así, pues está que se derrite (la verdad) por Erick, al parecer está atraída aún por su novio y ahora este muchacho, ah, picarilla. En caso de que este chico y su novio sean la misma persona es agradable y lindo ver cómo surge su relación y será más interesante ver cómo se degrada porque insisto, su novio como que no la trata muy bien y aquí pareciera todo un encanto de joven, tendré que esperar.
    Fue lindo también ver cómo se comportaba Eli de tímida e ilusionada, los hombres (aunque no lo creas) también somos así, yo me moriría si les voy contando a mis amigos de una chava y luego curiosamente la vemos y ellos se lanzan por delante descaradamente a preguntarle su nombre o hacerle plática ¡trágame tierra!
    Me gusta tu estilo, trataré de buscar otros trabajos tuyos, no soy la persona más romántica del mundo pero siempre es agradable probarlo de nuevo, ahora desde tu perspectiva. Gracias KK, que estés muy bien.
     
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    Borealis Spiral

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    Vaya, qué par de capítulos. Bueno, el primero fue muy lindo con esos momentos de amistad entre Erick y Eli. Ah, mis amigos también me invitan muchas cosas, a vece helado *u* Y sí, yo disfrutaría de un helado aun en pleno invierno xD Claro, siempre y cuando se me antojara que no todos los días. Y no sé, a veces yo siento que hay más entre estos dos por cómo se tratan el uno al otro, pero si dices que sólo son amigos, pues a ver. Lo que sí es que Elizabeth me parece encantadora xD Eso sí, como que quizás demasiado fantasiosa con eso de los chicos, ¿eh? Tiene ojos para detectarlos y hacer que les gusten xD
    Hm, ¿un amor platónico es este chico de los ojos bonitos? Porque ya quedó claro que no es su novio, ¿verdad? ¿Y si Zac se entera de que le gusta otro? ¿O es que nos relatas el pasado de ella y Zac para ver cómo se conocieron? No sé, mejor espero los próximos capítulos. Por el momento me despido y te cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
    Última edición: 21 Julio 2015
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  12.  
    Kyouko Kiryuu

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    Perdón que este capítulo sea corto, la verdad es que me siento un poco mal y decidí hacerlo sencillo.
    Acá está el correspondiente a la letra F. Sí, de nuevo hubo inspiración de ése tipo. xD
    Es que tiene corazón de condominio (?)
    Espero que mis otros trabajos sean de tu agrado, aunque la mayoría se encuentran en el fandom de Inuyasha.
    Chocalas (?) También como helado cuando hace frío *--*/
    Tal vez ellos den a notar algo diferente de la amistad, pero eso es por los años que se han conocido, conocen gran parte del uno del otro jeje.
    Ahí está el dilema (?) c:
    .
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    .
    .
    .

    G de Golondrina

    Ese chico de ojos bonitos estaba ahí, comiendo con otro muchacho; casi enseguida se les acercó una chica sentándose en una de las dos sillas vacía que estaban junto a ellos y comenzaron a platicar.

    Seguí con mi camino hasta que llegué al parque Hidalgo, donde me encontraría con Zac. Me senté en una banca que quedaba frente a la fuente que había en ese lugar.

    Veía a las familias que se encontraban ahí, los pequeños corrían alrededor de los árboles y perseguían a las palomas que se hallaban en el piso buscando migajas de la comida que se le caía a las personas que pasaban; observé a un par de ancianitos sentados en la banca de a un lado, los cuales estaban tomados de la mano tirando al suelo un poco de pan para que esos animalitos voladores comieran. Era algo muy lindo de ver.

    Las ramas de los árboles bailaban cada vez más al compás del viento, produciendo un sonido relajante y cálido. Alcé mí vista a la copa de un majestuoso y frondoso roble; pude vislumbrar una linda “Hirundo rustica”, en lenguaje común, es conocida como “Golondrina”.
    Era un ave delicada, grácil y aerodinámica, de color negro, con reflejos azules metálicos por arriba y blancos con un toque crema en las partes inferiores. Tenía la frente y garganta tono carmesí y un collar negro. Las alas eran largas y puntiagudas, mostraban una tonalidad blanca en la parte inferior delantera. Su cola, muy larga y ahorquillada, de un matiz negro y cada que la extendía se apreciaba pequeños óvalos blancos. Sus patas sin emplumar eran cortas; su pico era chico, plano y negro…

    Me deleitaba con su canto, el cual consistía en un parloteo musical y acelerado, formado por gorjeos encadenados con final característico: un “prrr” áspero… pareciera que supiera que estaba admirándolo. Sí, así es yo quedé embelesada con ese pequeño animal volador que emitía un sonido confortador.


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    Última edición: 21 Julio 2015
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  13.  
    Kyouko Kiryuu

    Kyouko Kiryuu Adicto

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    H de Hipnotizada

    Estaba sentada admirando el paisaje mientras esperaba la llegada de su novio comenzó a recordar cómo lo había conocido.

    En aquél tiempo Elizabeth había ingresado por segunda vez a una preparatoria para poder continuar con sus estudios, ya que en la primera no le había ido muy bien, se prometió a sí misma que esa vez lo haría mejor.

    Por revalidación de materias ingresó a segundo cuatrimestre; al principio se sintió extraña en aquel salón con sus nuevos compañeros. No tardó mucho en hacer amigos; la primera amiga que hizo se llamaba Isabel, fue quién le presentó a los demás alumnos, haciendo que ella se acoplara a los dos días.

    Pasaron los días y en una ocasión escuchó que su compañera hablaba sobre un chico que había estado el cuatrimestre anterior con ellos y que ese año ya no se había vuelto a inscribir. Isa le platicó que era un chico guapo, agradable y simpático, sacó su celular para mostrarle una foto de él; al observarla no sintió que ese chico fuera apuesto, sin embargo, tenía que reconocer que tenía una hermosa sonrisa.

    Después de aquella ocasión no volvieron a hablar del tema y cuando menos se dieron cuenta ya eran estudiantes de tercer cuatrimestre. El tiempo se había pasado volando; en ese nuevo ciclo escolar ella inició empezó a trabajar, entraba a las doce de la tarde y del colegio salía a las diez, su tiempo estaba contado a la perfección. Un día al término de las clases fue cuando inesperadamente a fuera de la escuela se encontraron Elizabeth y sus amigos con aquella persona que le habían mencionado el ciclo escolar pasado.

    —Hola Rocko —saludó Barabara, una compañera que últimamente se había pegado a la pobre de Elizabeth.

    —Mmm… Hola Barby —correspondió el saludo de ella.

    —¡Sobrino! —exclamó Jazzeth, un amigo de ella—, qué milagro que te dejas ver. —Levantó y estiró la mano para chocarlas con él

    —¡Tío! —expresó ese muchacho de la misma manera mientras hacía lo mismo—. Pues es que estaba cerca y decidí hacerles esta visita sorpresa.

    Él iba vestido con un pants color verde, junto con una playera blanca y unos tenis negros; viéndolo de cerca tenía unos hermosos ojos bicolor, con un tonó verde y café que hacían juego con unas pestañas largas. Después de saludar a los presentes comenzaron a hablar sobre cosas que la muchacha no entendía, a lo que ella se quedó callada, observando y escuchándolos hablar.

    —Zac, te presento a Elizabeth —mencionó Isa al percatarse de que estaban excluyendo de la conversación a aquella muchacha—. Eli, él es Zac, pero a veces le dicen Rocko; es el muchacho del que te había hablado hace un tiempo.

    La joven observó a aquel chico que la estaba viendo desde que habían salido a su encuentro.

    —Hola, mucho gusto —comenzó ella a hablar con una sonrisa disimulada.

    —El gusto es mío. —Sonrió él, al mismo tiempo que la saludó con un beso en la mejilla.

    Ambos se quedaron ensimismados viéndose el uno al otro; ella hipnotizada por esos preciosos ojos y él… pues realmente no se podía saber que pensara ese chico ni que estuviera viendo en ella. Al pasar unos minutos la muchacha se fijó en su celular para ver la hora, faltaba poco para que dieran las once y media, apenas tenía tiempo para llegar a su trabajo.

    —Chicos —llamó a los presentes, haciendo que todos voltearan a verla.

    —Yo me tengo que ir, apenas y llegaré a tiempo al trabajo —se despidió ella de todo lo más rápido que pudo.

    Sus amigos se despidieron de ella y aquel muchacho llamado Zac sólo la observó marchar; la chica se dio la vuelta y comenzó a caminar rumbo a donde tomaría el transporte, aunque al parecer al final tomaría un taxi…

    --

    Cerró los ojos y dejó que su cabello se moviera al compás de la brisa. Ya habían pasado cuatro años de eso y ella lo recordaba a la perfección.

    —Jamás hubiera imaginado que después de algún tiempo él y yo estaríamos juntos —murmuró al viento la muchacha que se encontraba sentada disfrutando del aire correr.

    Meneó su cabeza en dirección a la fuente y vislumbró una silueta… era él, ese muchacho que ella amaba, con el que se sentía feliz y protegida. Ya no llevaba ese pants verde con el que lo conoció, ahora vestía un pantalón de mezclilla azul, una camisa color negra en la que pudo ver tenía abierto los dos botones de la parte de arriba dejando ver parte de su pecho y usaba otros tenis del mismo color.

    Ella sonrió al contemplarlo; a pesar de todo, él era especial y lo amaba por muchas cosas…
     
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    Borealis Spiral

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    ¿O séase que se olvidó rápido del chico de los ojos lindos, eh? xD Ay, Eli, como que a veces no te entiendo y como que otras veces sí xD Pero hey, el encuentro con su actual novio Zac resultó ser más casual de lo que pensaba; sí, normal, lo que me hace pensar que él es normal y no tan malo como sus amigas lo han dejado ver. Además, Elizabeth ya ha dicho que lo ama y por muchas cosas, por lo que a fuerzas algo bueno debe tener el tipo este, ¿eh?
    Hm, interesantes capítulo, me gustaría conocer más a Zac, así que me gustaría ver cómo se desarrolla la cita que tienen xD. Por el momento me despido y te cuidas.

    Hasta otra.
     
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    Víngilot

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    Confusión total... Está bien que estemos enamorados de nuestra pareja y nos sintamos atraídos por alguien más, es normal, pero esta mujer suspira por tres chavos (que yo sepa, quién sabe cuántos más rondarán en su mente), explíquenme eso que me parece por demás excesivo. Me la imagino: Ese chavo qué galante es; ay, aquel qué buen lejos tiene; éste, qué bonitas pompas; el otro, tiene labios para comérselos; tú, qué espalda; óyeme, es una enamorada y ya viéndole el buen humor esto se va a poner bueno cuando los haga interactuar en torno a sí, advierto una serie de aventuras y momentos para morirse de risa de mi parte y de angustia de parte de ella, de por sí con lo territoriales que somos los hombres y luego compitiendo por la manzana de la discordia, insisto, va a ponerse sabroso, bueno, tal vez deliro así que me calmo y mejor espero para ver el giro que le darás a esta historia, posiblemente ni me acerqué a tus intenciones.
    KK, me despido por ahora y espero mañana estar aquí para continuar con la lectura. Que estés muy bien.
     
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