Cumplir un sueño

Hola, lamento la tardanza con este escrito de Sakura, es que se me olvido por completo...Hice lo mejor que pude y aquí esta el resultado.
Espero que les guste y me critiquen ya que es la primera vez que publicó en este foro a pesar de que me gusta mucho Sakura Card Captor
Sin más...

Cumplir un sueño​

— ¡Sakura despierta! —llamó Kero mientras inútilmente sacudía mi hombro

—Basta Kero, hoy es Sábado y no hay clases— contesté mientras me envolvía con las cobijas hasta la cabeza

—Sakura, la carta viento se ha ido

— ¡¿Qué?! —esta vez accedí a la petición que me había hecho anteriormente, lance las cobijas por encima de mí y me acerqué trastabillando al mueble donde reposaba el libro que mantenía las cartas Clow. En efecto: solo habían 15 cartas de las 16 que ya tenía en mi poder y la que faltaba era la del viento— no puede ser ¿Cómo no te diste cuenta Kero? —recriminé

—Yo no soy el único que las tiene que cuidar—indignado me dio la “espalda”

—Se supone que eres el guardián ¿No?—él estaba a punto de contestarme pero Touya interrumpió nuestra discusión

—Monstruo ya baja a desayunar

—No soy un monstruo

— ¿Enserio? La gente normal que yo conozco no crea esta clase de desastre en su habitación— traté de recriminarle y decirle que eso era mentira pero él tenía razón. Mi habitación era un desastre: las cobijas estaban hechas un lío como si se hubieran peleado entre ellas y en el suelo reposaban peluches, hojas, libretas, cuadernos y un sinfín de cosas más— como sea ya baja a desayunar—antes de salir la puerta miró a Kero profundamente como si sospechará de él sin embargo se retiró sin decir nada

—Hay que atraparla cuanto antes—dijo Kero colocándose a mi lado

—Sí pero no puedo pensar con el estomago vacío— me acerqué al armario y tomé unos short negros, una camisa rosada, una sudadera amarilla, calcetas largas del mismo color de la sudadera y mis ya comunes zapatos. Traté de vestirme lo más rápido que pude

—Me traes algo de comer— pidió Kerberos antes de que saliera de la habitación

— ¡Buenos días! —saludé cuando me coloque en mi respectivo lugar en la mesa

—Buenos días Sakura ¿dormiste bien? —preguntó mi padre con una gran sonrisa interrumpiendo su lectura en el periódico. Estaba a punto de contestar pero el torpe de Touya volvió a interrumpir

—Dudo que un monstruo pueda dormir bien— él coloco frente a mí un plato con Hotcakes apilados para después dirigirse a la salida. Era en vano que mantuviera una lucha con él por lo que me reservé los comentarios

— ¿Ya te vas? —pregunté cuando abrió la puerta.

— Tengo trabajo, está en la pizarra, por cierto te tocan los quehaceres, también está en la pizarra— con un dedo señaló el pequeño cuadro que se encontraba en la-ahora molesta para mí-pared. Me mordí la lengua para evitar gritar, eso me quitaría tiempo para encontrar la carta— ten cuidado de no dejarla como tu cuarto— estaba a punto de contestarle pero él había sido más rápido.

—Bueno, yo también me tengo que ir—mi padre cerró el periódico con un solo movimiento de manos para después ponerse de pie.

— ¿Tú también te vas? —traté de no sonar triste pero fue en vano. Él acarició mi cabeza con una de sus manos y me dirigió una dulce sonrisa

—Lo siento pequeña Sakura, tengo mucho trabajo que hacer ya que en una aldea no muy lejos de aquí llamada “Zumoariku” encontraron piezas importantes que tengo que ir a supervisar. Cuídate mucho— con un asentimiento de cabeza le hice entender que así lo haría. Esperé a que el coche arrancara para tomar un plato más y dividir el desayuno que Touya me había preparado. Tan pronto lo hice, subí a la habitación-y no era de extrañarse-Kero me miró buscando lo que tanto anhelaba: su trozo del desayuno

— ¿Lista para ir por la carta? —dijo con la boca aún llena de Hotcakes. Dejé el último par de libros en la repisa y volteé a mirarlo

—No recordaba que los quehaceres me tocan a mí el día de hoy, por lo que tendremos que posponerlo— miré el despertador. Tal parecía que me había tardado demasiado en la habitación, me había levantado a las siete de la mañana y ahora eran las doce de la tarde, con un suspiro bajé las escaleras acompañada de él listos para empezar. En ese instante el teléfono timbró urgente

—Residencia Kinomoto— contesté.

—Sakura, prendé el televisor en el canal 54— esa era la voz alarmada de Tomoyo. Rápidamente encendí el televisor como ella me lo había pedido.

“Los vientos comenzaron desde las nueve de la mañana de este día y no han cesado, al contrario tal parece que han tomado fuerza. Si esto llegase a continuar así es probable que se cree un tornado. Regresamos contigo Mou desde la aldea de “Zumoariku”

— ¿Crees que sea una carta Clow? —si ella no me hubiera vuelto a hablar habría olvidado que estaba ahí

—Me temo que si, esta mañana la carta viento escapó del libro— y me causo un gran desastre pensé para mí recordando cuánto tiempo me había demorado arreglar la habitación— y el nombre de la aldea me resulta conocido

—Entonces iré pasaré por ti enseguida pequeña Sakura— antes de que contestará Tomoyo ya había colgado

—Siempre es así— colgué el teléfono y me dirigí a Kero— bueno creo que tendremos que ir por la carta— seguí pensando en el nombre de aquel lugar pero no lograba recordar nada tal vez solo era coincidencia que me resultará tan familiar. A los pocos minutos se escuchó un claxon desde afuera— ¡Kero! ¿Dónde te has metido? —subí las escaleras rápidamente y entré a la habitación. Él se encontraba sentado en el mueble donde solía estar y tal parecía estar pensando

—Hay que tener mucho cuidado Sakura, la carta viento es una de las 4 cartas elementales y sirve para crear enormes ventiscas además de controlar y crear viento.

—Lo sé, por eso hay que apresurarnos— me acerqué rápidamente a él y lo tomé-sin consideración alguna-para irnos lo más rápido posible antes de que causara más problemas.

—No seas tan ingrata niña— sin prestarle atención salí de la habitación para después salir de la casa.

—Vaya Sakura te ves muy bien— Tomoyo se encontraba en la entrada grabando como siempre, miré detrás de ella y pude notar un camión color blanco y una limosina color negro resguardado por varias mujeres vestidas de traje negro.

—Tomoyo no era necesario que hicieras esto

—No te preocupes Sakura, hice un nuevo traje que me gustaría que te pusieras. —de un empujón me aventó dentro de la camioneta y no me quedó otro remedio más que acceder. El vestido era de color azul bombacho corto de listones rosas que reposaban en el cuello y en los costados acompañado de una boina redonda color blanco y de orillas azules— Hay que linda te ves

—Etto…gracias— en ese instante recordé porque se me hacía tan familiar el nombre de la aldea. Mi padre había ido a trabajar ahí, sin duda corría peligro— Tomoyo mi padre está en ese lugar, hay que ir cuanto antes

— ¿Qué dices? Vamos cuanto antes— ella tomó una de mis manos y me llevo consigo fuera de la camioneta para subirnos a la limosina. Encendió la televisión que tenía para seguir informadas sobre los destrozos que estaba provocando la carta

“Los vientos siguen sacudiendo la aldea de Zumoariku, se llevan registrados hasta el momento tres pequeños torbellinos que no han conllevado a ningún riesgo.
En ese instante la cámara comenzó a tener interferencias, tantas que no se podía entender lo que se decía.

—Sin duda es la carta Clow, si no nos apuramos causará un gran alboroto— Kero salió de la mochila interponiéndose entre nosotras y el televisor.

—Esa aldea se encuentra a pocos kilómetros de tu casa pequeña Sakura, llegaremos en menos de dos horas— me animó ella mientras con una seña pedía a su conductora apresurará el paso. El tiempo paso de lo más rápido e incluso antes de que llegáramos los vientos azotaron la limosina impidiéndonos avanzar más.

—Lo siento señorita pero no puedo avanzar más ya que los vientos son muy fuertes, ¿Está bien se la dejo aquí? —articuló la señorita que conducía

—No te preocupes Mametsuki hiciste un excelente trabajo— contesto sonriendo— vamos Sakura— ella abrió la puerta rápidamente para después dejarme salir, dejo que yo me adelantará-solo para grabarme-pero los vientos eran tan fuertes que se dificultaba incluso avanzar unos centímetros— Sakura no podemos avanzar

—Tenemos que hacerlo mi padre se encuentra aquí ¡vamos! —aquello me dio ánimos para seguir, impulse mi fuerza para encontrar cuanto antes a mi padre. No había llegado a la entrada siquiera cuando encontré el cuerpo de mi padre en un árbol grande— ¡Papá! —inmediatamente me acerque a él y busque con la mirada a Tomoyo

—Lo llevaré enseguida a un hospital— aseguró mientras hacía señas a la limosina. La conductora bajó y se acercó dificultosamente para ayudar a Tomoyo a cargar el cuerpo de mi padre.

—Muchas gracias, lamentó que te tengas que perder de esto

—No te preocupes ya será en otra ocasión— ella se alejó dejándome el resto a mí.

—Sakura apresúrate, la carta Clow se acerca— presionó Kero. Cuando acabo de decir esto la carta viento se hizo presente frente a mí la hermosa dama de verde

—Apresúrate, atrápala cuanto antes— Kerberos tenía razón. Saqué de mi bolsillo la pequeña llave

—Llave que guardas los poderes de la oscuridad: Muestra tu verdadera forma ante Sakura, la valiente que aceptó esta misión contigo. ¡Libérate! —esta de pronto tomó la forma del báculo y antes de que pasará otro problema liberé la carta Bosque pero la esquivó fácilmente

—Con eso no lograrás detenerla—dijo él. Con un asentimiento de cabeza traté de liberar una carta más pero el viento se mostró frente a mí con una dulce sonrisa

—Vamos Sakura ¡Hazlo ya!

—Si…carta que fuiste creada por Clow regresa a la forma humilde que mereces ¡Carta Clow! —el viento se encerró en la carta y todo paro como si nada hubiera pasado. Estaba a punto de celebrar mi triunfo pero los sonidos de unas cuantas pisadas que provenían de una casa cerca hicieron que me escondiera detrás del tronco donde antes había estado mi padre.

—Mamá, papá ahora si podemos hacerlo— rió una pequeña-no más grande que yo- mientras corría con un trozo de papel de colores entre sus manos. Detrás de ella venía una mujer de mirada ausente, de cabellos largos color cobrizo y traje rojizo. El hombre era alto de cabello corto color chocolate y ojos del mismo color, de camisa blanca y pantalones negros

—El viento ha parado— señaló la mujer triunfante sacando de su bolso un celular marcando interminablemente números. Por su parte el hombre se adentró a la casa, a los pocos segundos salió con saco, corbata y un portafolio, sin despedirse siquiera se alejó corriendo a un auto color azul. La pequeña se había quedado sola. Salí de mi escondite y me acerqué a ella pues habia empezado a derramar lágrimas.

— ¿Te pasa algo? —me hinqué a ella para mirarla más de cerca

—Solo quería volar este papalote con mis padres ya que ellos nunca están juntos y casi nunca hace viento aquí— gimoteó.

—Yo…lo…siento

—No tienes porque— la pequeña pasó uno de sus brazos por su rostro secando las lágrimas. Con la cabeza agachada se adentro corriendo a su hogar

—Sakura, tenemos que irnos— pidió Kero

—El viento solo quería cumplir el sueño de este pequeña— murmuré— hay no, ahora no podre estar bien.

—La carta viento es una carta my dócil

—Es más que eso…

…

Al día siguiente tenía algo que hacer y cuánto antes. Pedí a Tomoyo que por favor me llevará hasta aquel lugar a lo cual accedió sin ningún impedimento. Cuando llegué a la casa correspondiente, me escondí detrás del árbol una vez más; liberé a la carta trueno para que dañara la comunicación de los teléfonos celulares y algunas cosas del auto.
El padre de la pequeña salió a prender su auto pero afortunadamente eso no paso. La mujer Salió y la pequeña también, en ese instante liberé la carta viento quien empezó a soplar ligeramente.

—Mamá, papá ¿Ahora si podemos volar el cometa? -preguntó la pequeña emocionada

—Afortunadamente hoy es domingo y a pesar de que tengo algo de trabajo creo que… ¡Sí! —la señora tomó a la niña de un brazo y ambas entraron a la casa para salir con la cometa de colores que había visto ayer. El padre se unió a aquella escena-pues no le quedaba de otra-y los tres comenzaron a correr hasta que el cometa se alzó muy alto por los aires…ahora si me podía sentir feliz, ahora si podía estar tranquila
Ahora había cumplido un hermoso sueño.