Cuetero Atl Prendo el cerillo, cubro la flama con mi palma casi tocándola, el viento no debe apagarla. El fuego cerca de la mecha ¡Demonios! Agito la caja al lado de mi oído. No hay cerillos. Las campanas me siguen molestando, tenía que encenderlos hace cinco minutos. Podría raspar la mecha contra la lija de la caja así prendía las chispitas cuando estaba chiquito. No. Con estos cuetes hay que alejar la mano rápido y hacerlo así me atonta. Sólo queda esperar al chino, se fue cuando todavía me sobraban suficientes. Pareciera que la tienda está muy lejos. Las campanas ya no se mueven, las suplieron los cantos del pueblo que va entrando a la iglesia. Ni modo si no sienten el estruendo no me pagan. El fuego me quema un poco el dedo, cuando te acostumbras no le tomas importancia. Las varas suben bien rápido luego explotan, una tras otra gritando que vamos a festejar en grande. Caen los escombros. El chino sigue sin aparecer. Si no llega antes de que termine la misa me consigo otro ayudante. Hay que preparar los siguientes, cinco de esos que hacen eco en las orejas, son divertidos los gestos que se forman en la cara de la gente; Seis de los que emboban con sus bonitas figuras. Falta poco para que acaben los rezos, el chino apenas regresa, caminando como si fuera el muy galán. Apúrate, le digo, el cura no tarda en dar la bendición. Le quitó el cigarro que traía, esto es mejor que cualquier cerillo. Sale el pueblo, la banda toca las mañanitas a todo lo que da, no despertarán a nadie todo están celebrando, truenan los primeros cuetes y parecen avivar los gritos y la alegría, el chino se vuelve a ir, a de estar molestando muchachas. Me llega el olor de los tamales y el atole que tan bien saben preparar las señoras, el cigarro despierta a los que faltan mueran en el cielo, las estrellas se forman, las nochebuenas y una en forma de la virgen que tanto me insistieron en conseguir, el sonido le dice a la gente que alce la cabeza. Las imágenes se apagan con el sonido de sus “que bonito”. Después se ponen a bailar como locos y comer, se olvidan de lo que vieron mientras recojo mis cosas y me preparo para saborear un rico tamal de rajas.
Me gustó tu drabble. Reflejó muy bien el trabajo del cohetero antes de navidad. El que lo hayas narrado en tercera persona fue muy bueno porque de esa pudiste dejar bien claro los sentimientos de tu personaje. La narración es muy fluida y hay mucha coherencia por lo que te felicito. En el sentido de la actividad, me hubiera gustado que haya más mención de los fuegos artificiales en vez de dejarlos en un segundo plano.
