Cuando se acabaron las palabras

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Aithra, 10 Agosto 2009.

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    Aithra

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    Cuando se acabaron las palabras

    Cuando se acabaron las palabras



    Fue un día común, de esos donde los árboles se desploman con sus pesos muertos encima del cielo.

    Hombre, fue soberbio. La incredulidad en esos ojitos nublados no por nubes sino por otra cosa, casi más humana. Nadie podía imaginar que esa pequeña falta de aquello-que-no-sé-qué poco a poco los iría abrazando lenta, inexorablemente, hasta que de pronto los agarraría por el cuello y los asfixiaría de tal forma que ni siquiera podrían recordar aquello-que-no-sé-qué; hasta que esas cuerdas revestidas de epitelio escamoso estratificado no queratinizado sólo fueran adornos inútiles y feos en la laringe.

    Y había sido progresivo. Muy, muy sutil. Tanto así que a veces cuando las palabras estaban a punto de vomitarse ellos reían, como si fuera estúpido el simple hecho de siquiera intentar decir (y decir aquello-que-no…), de pre modularlas o pre concebirlas.

    Pero a pesar de eso, los ojitos nublados comenzaron a gritar tan fuerte que hasta lloraron. O mejor dicho, casi.
    Porque entonces ―y hombre, también fue soberbio―, las palabras comenzaron a colgarse. De cualquier parte. Les salían por los ojos, nariz u oídos (a veces de orificios más caudales si eran mal ―demasiado mal― intencionadas) sin control alguno y se agarraban con tanta fuerza de lo que fuera (aire, hojas, ladrillos, ventanas, dedos, zapatos, basureros, ríos, mar y más) que pronto la ciudad estuvo atestada de palabras no dichas.

    Losiento.Teodio.Púdrete.Te.¿Podríamos…?Té.Amor.Chulo.Sortilegios.En.Para.Esa.Palabra.Espera.!.Segudos.Tresymedia.Porfavor.Yo.Mano.Corazón.Mía.Toca.Perros.Me.Lojuro.Dios.dioses.Por.Puentes.Llora.(…).Quédate.No.Sí.Pero.Basta.Ciego.Sol.Café.Ése.Teextraño.Aveces.Tiempo.Muerte.Esperanza.Puta.Vestida.Verde.Futuro.Fin.¡Chuza!.Corazón.Recto.Bebé.Sexo.Ella.Tú.Nadie.Porque.Después.

    Todos se habrían conformado con este inesperado nuevo sistema, si las palabras en cuestión no hubieran sido tan inoportunas y asfixiantes al paso.

    Por ejemplo, Andrés miraba a su esposa con expresión contrita acercándose lentamente a ella como siempre había sido el juego. Y de repente, desde su uretra esponjosa comenzó a salir una fila de palabras que abrieron la cremallera de su pantalón y se instalaron justamente en las piernas de Margarita, quien no bien las hubo leído exclamó mentalmente y tras una lágrima pequeñita que cayó atravesando su sedosa mejilla, se colaron palabritas desoladoras que le apretaron el corazón a Andrés, quien por otra parte pensó en algo rápidamente, desesperado, pero sin éxito alguno y lo único que lo separó de su esposa fue: TalitaestanochecuandoMargaritaduermaquérisaquérisa.

    Lo peor de todo ocurrió cuando Margarita fue corriendo rápidamente al baño para encerrarse. Andrés en su apuro por detenerla hizo un movimiento brusco que repentinamente hizo que desde su nariz brotaran un montón de sincerasdisculpastequierodeverdadporfavor y se desparramaran por todo el suelo, haciendo que tropezara justo a milímetros de tomarle la mano a Margarita.

    Milímetros que hubieran, sin duda, impedido que ese hilito de sangre con el nombre de Andrés justo bajo la puerta.

    No siendo el único caso desgraciado (y había que reconocer que ya la mayoría había sufrido penurias varias), las personas comenzaron a odiar las palabras. Así fue como en un acuerdo tácito cierto día nada de especial, hicieron una limpieza total (del aire, hojas, ladrillos, ventanas, dedos, zapatos, basureros, ríos, mar y más), barriendo, pisoteando, enterrando, quemando a todas las molestas palabras que atestaban cada rincón de la ciudad.

    Y el cambio muy sutil continuó. Las palabras paulatinamente también dejaron de escaparse porque ya no había nada que las motivara a salir. Porque ya nadie quería verlas.

    Hombre, fue soberbio. Ya no más ojitos nublados, el eso-que-no-sé… ya poco y nada importaba. Comenzaron a caminar sin avanzar, a mirarse sin verse, a tocarse sin hacerlo realmente y todo estaba bien. Porque así debía funcionar.

    Entonces no fue nada extraño cuando los diarios se dejaron de imprimir, los libros dejaron de escribirse, la publicidad fue reemplazada por simples dibujos y conceptos fáciles de recordar como lo era comprar y vivir.

    Hasta este pobre narrador tiene que hacer acopio de palabras probablemente arcaicas y de cuyo significado ni siquiera está seguro. ¿Y eso por qué? Se preguntará el cansado lector. Porque algo curioso ocurrió hoy, exactamente ocho mil quinientas tardes y mañanas después de que las palabras se acabaran.


    [​IMG]

    ―¿Hola?​


    Tal vez podamos comenzar de nuevo.




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    Notitas de la Autora:
    AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH(!)
    Vengo craneando esta idea desde hace más o menos un mes (y sí, lo había comenzado hace un mes también xD) Hasta que hoy por fin me animé a terminarlo.
    Vale, si bien puede haber varios tipos de incrongruencia (ya no me animaba a buscar una justificación creíble) pienso que lo esencial se entiende. Usé ideas bastante simplonas y recurrentes, pero mi propósito era darle una estructura diferente a lo común que hago haciendo uso descaradamente de otros recursos que, sin importarme demasiado lo que piensen lo demás, me encantó y me divirtió muchísimo.
    Eso sería contertulios. Supongo que de aquí desaparezco hasta fin de año.
    Saluts!

    PS: Y no, no es un drabble, pero poner one-shot me parecía exagerado xD ​

    Lunes 10, Agosto 2009
    Aithra [D.C]
     

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