Metal Family Cuando Destrocé tus Sueños (Story of my Life)

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Luncheon Ticket, 30 Mayo 2020.

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    Título:
    Cuando Destrocé tus Sueños (Story of my Life)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1304
    Nota: Para quien aún no haya visto la web serie Metal Family de Alina Kovaleva, advierto aquí que el siguiente fic contiene algunos spoilers. Se recomienda discreción.



    Cuando Destrocé tus Sueños



    Aquel hombre atravesó el umbral de la habitación, en una de sus inspecciones de rutina. Si bien quien se encargara de eso habitualmente era su amo Gustav, esta vez decidió llevar a cabo un monitoreo por cuenta propia. Tenía una corazonada, algo le empujaba a hacerlo. Rowd, el engreído mayordomo de la acaudalada familia Shvagenbagen, fue posando su vista por cada rincón de la alcoba, el cual apenas si contaba con algunos muebles. Observó con resentimiento el armario, la cama, la cruz en la pared, los cajones de la cómoda y los numerosos cuadros que se hallaban sobre su superficie.

    En un momento sintió asco de estar allí, por lo que insistentemente sacudió su frac negro a la altura de uno de sus hombros. Desde hace mucho que despreciaba al dueño de ese lugar, el joven Sebastian, y no hacía nada por ocultarlo. De repente, se dio cuenta de algo. En el marco interior de la única ventana que había en ese cuarto, había una fina cuerda que sobresalía de ella. Sonrió maliciosamente y sus ojos se entrecerraron. Estiró el cabo hasta que se extendiera por completo, descubriendo que era un mecanismo para accionar un compartimiento secreto.

    Sonrió aún más, con la emoción de considerar que sería el fin de Sebastian. El castigo que le esperaba por esto sin lugar a dudas sería descomunal. Salió rápidamente de allí para buscar al amo Gustav, y no tardó mucho en retornar con él. El padre de la familia revisó un diario que previamente encontró en un hueco de la pared. Se sentó sobre el borde de la cama para leer tranquilamente. Su ceño demostraba una cólera a punto de explotar, y su rostro comenzó a enrojecerse ante el repaso de cada página. Rowd no podía fingir la enorme satisfacción que sentía por ello, estando de pie a unos metros y con los brazos en la espalda.

    El señor Shvagenbagen decidió retomar la inspección personalmente. Después de casi media hora, dio con una maqueta que estaba oculta debajo del piso de madera. Se puso de peor humor al ver que muchos objetos que se daban por perdidos fueron utilizados para construirla. Estaba a punto de estallar. Trató de tranquilizarse, a pesar de que le temblaba la mandíbula. Se acomodó la corbata con cierto nerviosismo y cuidó que su peinado estuviese prolijo, una señal de que estaba a poco de perder los estribos. Su principal heredero se había burlado de él. Se le reía en la cara. Le había mentido impunemente. Por ello se sentía responsable. Había fallado como autoridad, como educador. Como padre. Consideró que su hija debía saberlo todo, o al menos, que estaba enterada de algunas cosas. Sí, ella sabría.

    —Rowd, trae a Lydia. Pronto —ordenó Gustav, con el semblante severo.

    —En seguida, amo —respondió el mayordomo, evidentemente complacido.

    Pasaron unos pocos minutos, en los cuales el señor se quedó esperando a la vez que zapateaba el piso con su pie derecho, por la impaciencia. Una jovencita de cabellos dorados se apersonó ante él, un tanto preocupada. Ella no contaba con que su padre descubriera el comportamiento que estaba teniendo su hermano por esos días. Mucho menos que ella había sido cómplice de él, a cambio de un incentivo monetario. Como resultado, supo que su progenitor le había perdido toda confianza, y ahora recibiría su merecido. Eso le angustiaba sobremanera.

    —Déjanos a solas, Rowd —ordenó nuevamente el señor Shvagenbagen.

    —Por supuesto, amo —contestó el mayordomo, haciendo una reverencia y cerrando la puerta tras de sí antes de emprender su retirada.

    La muchacha llevó su mano izquierda hasta la altura de su antebrazo derecho, como un gesto de incertidumbre y vulnerabilidad. Ella observó a su ascendente, arqueando las cejas. De esa manera daba entender que admitía su culpa y que sinceramente estaba arrepentida, que no volvería a incurrir en un desliz como ese. Él, en cambio, acortó la distancia hacia ella, sin pronunciar palabra alguna. Cuando se aseguró de que estaba lo suficientemente cerca, levantó la mano y le propinó una fuerte bofetada a su heredera, quien jadeó sentidamente por el impacto.

    —¿Te das cuenta lo que has hecho, Lydia? —el hombre se dirigió a ella, alzando su dedo índice—. Al encubrir a tu hermano me has faltado el respeto. ¡A mí! ¡A tu propia sangre!

    —Lo siento mucho, en verdad que lo siento —confesó la joven, en tono bajo—. Perdóname, papá.

    —Sebastian no se ha ido al conservatorio hoy, ¿no es así? ¡Me mintió! ¡Tú me mentiste! ¡Nunca antes habías mentido! —a pesar de sus exclamaciones, Gustav se veía más calmado, como si por fin recuperase el control de la situación; aquella cachetada fue una manera efectiva de hacer catarsis.

    —Así es, él se ha marchado a otro sitio, en las afueras de la ciudad —concluyó Lydia, adolorida.

    Gustav tomó la maqueta, que consistía en un modelo a escala de la ciudad en donde residían. Ésta se resguardaba dentro de una caja en el cual ponía el número “37” en un costado. En ese preciso instante surgió en su mente una idea taimada. Sebastian le había decepcionado, pero debía conseguir que su hija se redimiese. Ella tenía que demostrarle mediante una prueba que, a pesar de su traición, ahora se encontraba de su lado definitivamente. Estaba obligada a restablecer su lealtad. Se dirigió a su heredera y le entregó la caja. La muchacha estaba visiblemente atónita.

    —Armar esa maqueta que ahora tienes en tus manos le ha costado mucho esfuerzo a tu querido hermano, ¿no es así? —consideró el hombre, fríamente—. Por eso mismo tú te encargarás de destruirlo, Lydia. Enséñame que puedes entender las consecuencias de haberme desobedecido. Demuéstrame que eres capaz de cualquier cosa para enmendar tus errores.

    Ella titubeó, oteando cada pieza de los edificios, las calles y los árboles en miniatura. Jamás hubiera querido herir el orgullo de Sebastian mediante un acto tan desconsiderado, pero era seguro que no le quedaba otra salida. Literalmente estaba contra la espada y la pared. Por más rígido y cínico que fuera su progenitor, le debía respeto incondicional. Cerró los ojos para cumplir con la orden. No quería ver cómo los sueños de su hermano se hacían añicos entre sus dedos. Cada fragmento roto era como una herida lacerante sobre el recuerdo de Sebastian. La pequeña representación de la ciudad quedó en ruinas.

    —Muy bien hecho, Lydia —comentó el señor Shvagenbagen—. Te esperaré en el lobby. No falta mucho para que tu hermano regrese de donde quiera que se haya ido. Tú y yo le daremos una merecida bienvenida, justo en la entrada —en eso, él meneó el diario de tapa verde que poseía en una de sus manos—. Al bajar, lleva lo que queda de esa estúpida maqueta y lo arrojas a la basura. Hasta entonces, querida hija.

    Gustav abandonó la habitación, dejando sola a su familiar. Viéndose liberada, ella se desplomó sobre el suelo, soltando las lágrimas que había contenido hasta ese momento. Limpió sus mejillas, intentando aparentar fortaleza. El día aún no había acabado, todavía le quedaba más sufrimiento por aguantar. Juntó los pedazos de la maqueta que se habían desparramado por doquier. Notó además que afuera comenzaba a llover. ¿Qué sucedería ahora? ¿Cómo reaccionaría Sebastian a lo acontecido? Con esas dudas en la cabeza, fue a reunirse con su padre. No sabía el destino que le esperaba a su hermano, a ella y a toda su familia. Ignoraba que a partir de ahora todo cambiaría para siempre. Ya nada sería lo mismo.



     
    Última edición: 31 Mayo 2020
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    No conozco Metal Family así que ni idea de qué spoiles he leído pero da igual. Pasemos a la historia.

    Lo primero que quería decir es que espero que no sea un relato de un único capítulo, me he quedado en ascuas por saber para qué estaba haciendo Sebastian la maqueta, por qué su padre se siente tan ofendido, cómo reaccionara el hijo al volver a casa, la explicación que le dará Lydia cuando su hermano se sienta traicionado por ella, si la relación entre ambos volverá a ser buena... Tantas incógnitas.

    El relato me ha gustado mucho, es interesante y muy ameno. Las personalidades de cada uno de los personajes están plasmadas a la perfección, sin conocerlos, se entiendo muy bien la esencia de cada uno de ellos. El mayordomo es una persona envidiosa de cuidado, no sé qué le hace pensar que dejar mal al heredero lo hará sentirse mejor. La escena que más me ha gustado es cuando padre e hija hablan, ha sido la más impactante. La bofetada que le ha propinado ha sido hasta dolorosa y obligarla a destrozar la maqueta ha sido excesivamente cruel. Me he puesto en la piel de Lydia y me he sentido miserable. ¡Qué doloroso romper algo sabiendo que es tan importante por sentir que no tienes otra opción más que obedecer a tu padre!

    Un pequeño detalle nada más:
    Creo que es más correcto: se puso de peor humor.

    La narración como siempre excelente. ¡Una gran historia gracias por compartirla!
     
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    Luncheon Ticket

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    Ey, siempre es un placer leer tus apreciaciones, It's.
    Para responder tus dudas, debo mencionar que los hechos relatados en este fic se ubican en algún punto del episodio 10 (final de temporada, por cierto) de la web serie mencionada.
    No sé si quieras ver dicha serie más adelante, pero sí puedo decirte que (bueno, ya leíste los spoilers de cualquier modo, así que permíteme hacerte un resumen) Sebastian abandona su casa tras descubrir lo que hizo su padre (esa maqueta era su mayor tesoro, una pasión que él tenía en su adolescencia), dejando a su hermana como única heredera.
    Sucede que él era víctima de los excesos de su padre, quien lo sometía a un régimen de educación muy, pero muy rígida, severa e intolerante para que se convirtiese en un músico modelo. Al marcharse de su hogar, adopta el nombre de "Glam" (por su fascinación por ese género del metal, inculcada por Chesnuk, su mejor y único amigo) y conoce a quien más adelante será su esposa, Victoria (Vicky).
    Esto último se puede ver en el episodio 0, aquí te lo dejo:


    Todo esto te lo cuento porque mi idea era hacer solo un one shot, quiźas escribir un par de cosas más, pero no en un formato episódico, sino historias sueltas.
    Y no sé si quede bien postear aquí las historias que justamente queden sueltas... humn... no sé (quizás debería replanteármelo).
    Por cierto, corregí el detalle que mencionas, así que muchas gracias por señalarlo.
    Hasta la próxima, señorita.
    C:!
     
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