Crossing the Rainbow, across the sun, in the rain Bella cenicienta que pierdes tu zapatilla de cristal, ¿No estás cansada de que se repita la historia una y otra vez? De niña solía leer la historia de cenicienta antes de irme a la cama, y como magia negra; al día siguiente todo era gris. ¡Me odio!. Gritaba con lágrimas, podía comprender a cenicienta, donde de su príncipe ella huía. Yo tenía mi propio príncipe, en donde yo era la cenicienta, antes del final feliz. — ¡Sayuri! Deduje que era mi madre la que me llamaba con tanto escándalo, y ahora estaba enfrente de mí con una cara de enojo que me asustaba, me sentía como un pequeño ratón a la vista de un hambriento gato. — ¿Qué es esto jovencita? — grito mi madre con una nota en sus manos, sabía que era una carta de amor muy bien elaborada y adornada con elegancia, pero por culpa de las arrugas que mi madre le había regalado, llegue a pensar que era un papel viejo. —No lo sé— respondí desinteresada tratando de cambiar el tema, eso me salvaría. Mi madre dejo el tema allí, y saliendo enojada como un dragón en una batalla, pude suspirar feliz por haberme librado de un castigo. Abrí las cortinas, y deje que los dañinos rayos solares invadieran mi habitación cayendo en estelas de luz como el oro; necesita de un día para mi sola, estaba cansada de lo mismo; me despoje de la indumentaria que me cubría del cuerpo femenino que poseía derivado del de mis padres, un regalo de vida, un templo religioso o un simple cuerpo. El agua caía densamente como una tormenta solo para mí, un oasis, un océano; todo mojando a su paso, mi cabello, mi rostro, mis extremidades, mis partes, mis pies, mis manos. Un vestido de seda, muy sencillo pero elegante, blanco con detalles dorados; muy derivado de la antigua Grecia y una delicada corona de diamantes azules que adornaban mi cabellera castaña. Una princesa, una dama; pero para mí solo era Ana, o Sayuri como mi madre me llamaba. —¡Sayuri! Cinco, cuatro o tres veces eran los llamados de mi madre, tardaba mucho en aparecer a su vista, odia la presencia de todos e incluso mi propia presencia. —Ya vine, madre — respondí con una bella sonrisa, sonrisa falsa, pero en si era sonrisa. Ella respondió a la sonrisa, y dirigiéndonos al jardín, comenzamos mi clase de comportamiento. Bla, bla, bla; era lo único que podía oír de los labios de mi madre, todo era tan aburrido, todo era tan normal. Mis verdosos ojos se cerraron, el sueño me llamaba y me invitaba a su bello mundo de fantasía.
Tu y tus escritos como siempre geniales. No vi errores, la narración esta genial, todo muy bien te felicito. Siempre causas esa pequeña sensación rara en mi estomago. Estuvo simplemente, muy parecido a la realidad ._. En fin, cuídate. Att: Chii-Lin
Nya! =*.*= Hermosos, la narrativa es estupenda y no vi faltas ortograficas, sin dudas lo mejor, la hisoria solo muestra una princesa que odia ser princesa y una vida llena de una mentira, esa carta de quien sera?