Historia larga Crónicas de unas alas rotas

Soy nueva aquí y esta es la primera historia que voy a publicar online, este primer capitulo es un poco rollo ya que más que a avanzar en la historia se dedica a explicar más o menos en el universo en el que nos vamos a adentrar. Mi nick esta basado en el nombre de la protagonista de esta historia. Por cierto voy a poner imágenes de los personajes y algunos datos sobre ellos, los iré poniendo a medida que vayan apareciendo a lo largo de la historia.

Feather 1-El amanecer de una nueva era

"¿Quién soy?¿Dónde estoy?¿Qué estaba haciendo?¿Qué ha pasado?" Todas esas preguntas nublaban mi mente, mientras un murmullo revoloteaba y entraba por mis oídos, desconcertándome y poniéndome nerviosa, provocándome un escalofrío desagradable que recorrió mi cuerpo como una serpiente que se arrastra buscando su próxima presa.
Sentía el propio peso de mi cuerpo y no podía mover ni un ápice de él. Intentaba abrir los párpados, pero era como si me los hubieran cosido.
Así estuve un largo rato hasta que poco a poco mi cuerpo parecía ir recuperando los sentidos, y con ello, apareció un dolor punzante que iba desde la punta de mis pies hasta la punta de mis alas. En estos dos apéndices que salían de mi espalda y que estaban cubiertos de plumas, el dolor era intolerable. Este venía acompañado por un cosquilleo parecido al de las gotas de agua que recorren tu cuerpo después de una ducha. Oí un estruendo escalofriante seguido de un chisporroteo de electricidad, entonces, sentí como volvía a perder otra vez el conocimiento.
Cuando pude abrir los ojos vi que me encontraba en un lugar lleno de equipos electrónicos que no parecían estar funcionando bien, mientras observaba lo que me rodeaba, un flujo de recuerdos ocupó completamente mi cabeza, apartando de ella los otros pensamientos.
Me acordé de que me llamaba Eanna, y que había estado haciendo un viaje en el cual conocí a mucha gente, y también recuerdo claramente que volví para hablar con mi familia sobre un nuevo enemigo muy poderoso, a pesar de ello me sentí muy feliz al verlos, pero esto duró poco ya que aquel me atacó de forma que no me pudiera defender ni contraatacar, y hasta ahí llegaban mis recuerdos.
Me encontraba perdida entre mis pensamientos cuando oí una voz familiar.
-Por fin despiertas bella durmiente, pensé que te tendría que dar un beso para que despertaras como en el cuento.-Dijo con un gesto aparentemente serio .-Por suerte no tengo que hacerlo.-
Ante mi se encontraba un joven alto, de pelo largo del color de la nieve virgen, con un tatuaje en la frente y unos ojos de color dorado que reflejaban cierta preocupación. Tenía las orejas como los elfos, puntiagudas. Llevaba una capa, que le llegaba casi hasta los pies, sujeta con un cinturón, que dejaba prácticamente al descubierto el torso, rodeado de unas vendas negras que también se encontraban en los brazos. Las zonas no cubiertas rebelaban una piel oscura.
-Aquel día...- dijo y en sus ojos vi una pizca de tristeza- creí que no nos volveríamos a ver Eanna- que supiera mi nombre me desconcertaba, pero no le pregunté.-Supongo que no me reconocerás...-
Antes de que pudiera continuar, una persona de aspecto similar entró por la puerta.
-¡General Raijker! El motor ha sufrido daños irreparables.-
-Da igual, total, tenía pensado quedarme en este planeta. Ahora puede retirarse a descansar caporal Rakju.-
-¡Si señor! .-Hizo un saludo militar y se marchó.
Entonces me acordé, la razón por la que su voz me sonaba tan familiar.
-¡Rai, eres tú! ¡Dios! como no me pude dar cuenta antes. Claro que con ese aspecto no me extraña. ¡Cuánto has cambiado!.-
Me acerqué y le di un abrazo que fue devuelto enseguida. Aunque su apariencia había cambiado su carácter malhumorado, no.
-Supongo que los demás no están vivos.-
Supongo que lo dije con una cara que se adivinaba triste y desesperanzada, porque la respuesta que recibí a cambio estaba fuera de carácter.
-Lo siento mucho, no... no pude hacer nada para evitarlo, yo...-dijo y me abrazo tan fuerte que apenas podía respirar- Perdóname.-
Una lágrimas rodaron por mi cara, pero no porque los demás no siguieran vivos, que también, sino por la voz entrecortada de Rai. Después de estar un rato llorando me fui a dormir.
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-¡Hey! Despierta el General Raijker te llama, tiene que enseñarte algo.- Dijo y se fue dando un portazo.
En un principio pensé que él era una persona que nunca pierde los estribos, pero al parecer estaba equivocada. Con ese pensamiento en mente salí afuera y lo que me esperaba allí me sorprendió.
Una mansión de dos pisos hecha prácticamente entera de madera salvo por la zona de contacto con el suelo y el tejado, que estaban hecho con láminas de pizarra negra, se encontraba ante mi bañada por la luz del sol y las sombras pertenecientes a los arboles que se levantaban majestuosamente alrededor de esta.
- Bueno que te parece, la hice con sudor y lágrimas durante toda la noche, asique me debes una. No, espera, me debes dos por haberte salvado. Más te vale devolverme el favor duplicado, sino no tendría beneficios.-Suspiré.
-Parece que has vuelto a ser el mismo tacaño de siempre. Y pensar que ayer fuiste tan amable conmigo.-Se sonrojó.
-E... eso...-parecía estar buscando una respuesta que no le dejara en ridículo-¡Eso fue porque me deje llevar por la nostalgia!.-
-Pffft...-me reí- ¡Esa ha sido la excusa más mala que he oído en mi vida!-Se puso rojo como un tomate por la vergüenza y por la rabia que sentía.
-¡Oye! Tienes suerte que haya sido tan amable contigo, podría haberte dejado plantada en este maldito planeta si hubiera querido.-
-Que si, que si, muchas gracias-dije todavía riéndome-¿Por qué no vamos adentro y me cuentas todo lo que ha pasado?.-
Entramos dentro y el interior era tan sorprendente como el exterior. Todos los muebles tallados en madera con formas de lo más extravagantes. Nos sentamos en unos sillones que se encontraban en una de las habitaciones a la derecha de la entrada principal, y Rakju nos trajo dos tazas de té que olían de maravilla.
- Bueno te contaré lo que ocurrió después de que perdieras el conocimiento y te llevaran a este planeta.-
"El muy imbécil después de raptarte acabó con la gran mayoría de seres vivos del universo. Nosotros conseguimos derrotarle, pero nos costó la vida. Pero dio la casualidad que fui revivido con este cuerpo por error cuando estaban haciendo un experimento. Los científicos escribieron el desarrollo de este, pero el laboratorio fue quemado y se perdieron.
La situación ahora es esta. El universo está dividido en seis razas, cinco de estas tienen sus propias deidades, que son dioses protectores de dichas razas. A los individuos de la sexta raza, la que no tiene deidad, se les llaman astros ya que son casi tan poderosos como los dioses, estos viven apartados de las demás razas por lo que son un misterio. Se caracterizan por tener alas y el pelo largo, son los antiguos seres inmortales. Tu pertenecerías a esa raza y nosotros dos perteneceríamos a la raza de los karjs , que se caracterizan por usar vendas negras como armas y en ser expertos en diseñar artilugios.
Luego está la raza de los ambils que son expertos en la construcción, están caracterizados por ser muy altos y tener apariencia animal. Estos estan aliados con la raza llamada anci, ya que les proporcionan materiales que los ancis son capaces de moldear a su gusto. Son semejantes a los anfibios y pueden sobrevivir en planetas en los que otras razas lo podrían.
Después están los humanos, pero no son como los de antes, ya que estos viven más años que los que tú conociste y no son muy buenos luchadores, por lo que cuando los milicians, que es una raza experta en combates, de ahí su nombre. Los atacaron estos perdieron y ahora están al servicio de los altos cargos. De hecho, cuando un milician nace, ya tiene su propio sirviente humano y este le acompaña durante toda su vida. Esta raza se caracteriza por tener antenas como las hormigas, solo que más largas, y un color verdoso."
Después de que Rai acabara su discurso me dediqué a poner una barrera alrededor de la casa por si acaso las moscas, lo que me llevó el resto del día ya que mi poder había disminuido considerablemente cuando me cortaron las alas.