Crónicas de Garja

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 22 Septiembre 2013.

  1.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    20 Marzo 2012
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    Escritor
    Título:
    Crónicas de Garja
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    533
    Este tema es una recopilación de las historias cortas que he publicado en el foro y que tienen relación directa o indirectamente con mis demás fics, que los disfruten.

    Crónicas de Garja, La Noche Del Ladrón.

    Me habían dicho que este castillo estaba lleno de los más asombrosos tesoros, artefactos y hechizos, y tenían razón. Me contaron rumores sobre una horrible aberración que sirve como guardián de este lugar; los rumores siempre me parecieron exagerados, simples invenciones de ladrones fracasados que intentan ahuyentar a los que puedan triunfar donde fracasaron o quizás se excusaban inventando cuentos sobre una criatura que resguarda los pasillos de esta edificación, pero al final resultó que las historias y rumores no alcanzan para describir lo que he encontrado aquí.

    Esa cosa me mira directamente, sus enormes ojos brillantes; uno rojo y el otro blanco, reflejan mi rostro, mi aterrado rostro que no puede creer lo que ve.

    Corro para ponerme a salvo, esa bestia no se molesta en seguirme, se queda en el mismo lugar produciendo un extraño sonido que jamás había escuchado; es como escuchar un gruñido metálico que se mete en mi cerebro y lo destroza lentamente. Corro con todas mis fuerzas, mis piernas duelen, corro durante varios tortuosos minutos que me parecieron horas, mi mente juega conmigo, no recuerdo por donde fue que entré a este maldito lugar, me desespero, doy la vuelta en una esquina y ahí está esa cosa, mirándome con sus brillantes ojos, gruñe, da un par de pasos hacia mí, lo cual me hizo retroceder, me volteo y corro, no quiero morir aquí, no quiero.

    Ahora lo recuerdo; debo entrar en esa puerta, por ahí entré, ahí es donde está el hoyo que hice para irrumpir en esta bizarra pesadilla.

    Abro la puerta, siento que sonrío, aquí está mi salida. Caigo de rodillas, mi sonrisa ya no es por felicidad sino por incredulidad; frente a mi única esperanza de escapar hay una enorme roca que no estaba ni siquiera en esta habitación cuando entré; puesta ahí, como un segundo guardián, burlándose de mí, me acerco a revisarla, no logro comprenderlo, ¿será que es un golem que quiere mantenerme aquí encerrado con esa cosa?; escucho algo.

    Huyo de esta habitación, oigo el gruñido metálico que hace que mi cabeza duela, se oye una pared que cae, salí justo a tiempo.

    Debe haber una puerta o una ventana para poder salir, corro y miro las paredes, es una búsqueda inútil, hice un agujero en la pared justo porque no había puerta que forzar o ventana que quebrar.

    Regreso a la habitación que contiene tan fantásticos tesoros, donde comenzó esta pesadilla; las estatuas se burlan de mi, los que están en los cuadros me miran con lástima. Escucho los pasos de la aberración, se oyen extraños, como si una de sus patas tuviera armadura; me escondo detrás de una de las estatuas, orando por que no le diga a la criatura que estoy aquí.

    Escucho los pasos de la bestia, las risas de las estatuas, los lamentos de los cuadros, la habitación se puso repentinamente fría, mi sombra llama a la bestia, me señala, me traiciona.

    Siento algo sobre mí, cierro mis ojos.
     
  2.  
    Dark RS

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    Crónicas de Garja
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1205
    Crónicas de Garja, El Siseo.

    Grecia es fantástica, no puedo creer que me estén pagando para estar aquí; te llamo en la noche, se me hace tarde para reunirme con los inversionistas, te amo.


    Ése fue el último mensaje que recibió Albert Niestine de su esposa, y desde entonces ha pasado una semana sin saber de ella, por lo que está en un avión camino a Grecia y así averiguar lo sucedido con su amada.
    Ninguno de los ejecutivos que viajaron con ella pudieron decirle algo que lo ayudara, todos le dieron la misma versión; ella salió después de una importante reunión en la que impresionó a un grupo de excéntricos inversionistas griegos para conseguir fondos destinado a un proyecto al que dedicó los últimos cinco años de su vida. Fue a pasear un rato y jamás regresó.

    Al llegar al aeropuerto lo primero que hace, Albert, es tomar un taxi que lo lleva hasta la estación del metro de Sindagma, desde donde toma un segundo taxi que lo lleva hacia la colina el Licabeto; sabe muy bien que su esposa durante su estadía iba a la cafetería cada atardecer para admirar la vista. Al llegar al lugar pregunta a uno de los meseros si su mujer pasó por éste lugar la tarde que desapareció (dando una breve descripción de su persona) y, como supuso, éste le cuenta que vino cada tarde durante una semana; la recuerda muy bien por que ella se quedaba mirando la ciudad hasta que anochecía.

    Albert contempla la vista y comprende inmediatamente por qué su mujer había elegido ése lugar para pasar las tardes; la Acrópolis, el puerto del Pireo y algunos parques que parecen lagunas verdes son sólo algunos de los maravillosos e hipnotizantes lugares de los que su vista no se podía apartar.

    Después de pasar unos minutos admirando la ciudad sale del trance que éste mágico lugar parece haberle inducido, baja la colina utilizando el funicular y llega hasta la calle Aristipu desde donde toma un tercer taxi que lo lleva al mercado central de Atenas en la calle Athinás; sabe que su esposa había comprado un recuerdo para él, ya que le había enviado por correo electrónico una foto de una pequeña figura a escala de la Acrópolis que dijo, haber conseguido en ese lugar.

    Un hombre ciego toca una armónica cerca de un pequeño puesto que vende pinchos de carne y vegetales. Por más que Albert pregunta no consigue información útil, nadie parece recordar a ninguna mujer con la descripción que les da.

    El ciego entona algunas estrofas de un canto, que al parecer él mismo había inventado para que los transeúntes le den limosna.

    Su belleza la traicionó,
    a la diosa hizo enojar.
    Condenada fue a un eterno siseo,
    su belleza no se derrumbó,
    su mirada mi corazón hechizó.
    Yo amo a la chica que sisea.

    Aunque la canción le parece bastante extraña y sin ningún ritmo, Albert mete la mano en su bolsillo y deja caer algunas monedas en un vaso de plástico azul que hay junto al hombre ciego.
    —Efgaristó —agradece el ciego en griego, luego sonríe un poco—. Debería visitar el templo de la Diosa de la Sabiduría —recomienda el hombre.
    —¿Atenea? —cuestiona sin querer, Albert. En ése mismo instante recuerda que su mujer quería ver la Acrópolis antes de dejar Grecia —. ¡Debo ir, gracias! —inmediatamente sale corriendo a buscar un taxi.
    —Parakaló —responde el ciego dejando de sonreír, continúa con su extraño canto.

    Albert llega a la Acrópolis, nota que el sol comienza a ocultarse y los turistas se comienzan a ir del lugar ya que cierra al atardecer. Recorre los alrededores, no encuentra nada que lo ayude, aunque en primer lugar no sabía que buscar. Escucha un ligero sonido que proviene del interior del viejo templo de Atenea, se acerca al lugar, siempre teniendo cuidado que los policías no lo vean y lo saquen de éste.

    El sonido se hace cada vez más evidente, llega hasta una pared semidestruida que tiene figuras en relieve que no logra distinguir si se tratan de algún personaje específico o a antiguos ciudadanos. El ruido comienza a tomar sentido, es como un susurro que proviene del subsuelo del templo.

    Albert coloca su oído en el suelo y escucha con detenimiento, el susurro cesa.
    Se la pasa las próximas dos horas buscando una forma de bajar a lo que cree es una cripta bajo el suelo. Al tocar el pie de una de las figuras en relieve, un bloque del suelo a unos tres metros de él se hunde y muestra unas angostas e incomodas escaleras que bajan.

    Se aventura al interior seguro que los susurros son gritos de auxilio de su amada.
    Al bajar lo que calcula fueron cien metros, las escaleras desaparecen dando paso a un pasadizo un poco menos angosto, lo recorre por unos pocos minutos hasta que llega a una habitación repleta de monumentos en perfecto estado, que por algún motivo fueron vestidos con ropa que van desde estilos modernos a los típicos que se utilizaban cuando los templos eran jóvenes. Ve a una mujer de espaldas, reconoce su ropa; es su esposa. Corre con todas sus fuerzas y la abraza desde atrás, con lágrimas de alegría en sus ojos.

    Pero la alegría cambia a horror al sentir su cuerpo duro como roca, se apresura a mirarla de frente y ve una estatua de tamaño real de su amada, no logra comprender por qué hay algo así en éste lugar, en especial por qué está vestida con la ropa de su mujer y una peluca idéntica a su cabello.
    Intenta arrancarle la peluca, pero en ése instante se da cuenta que no es una peluca; es cabello que sale de la cabeza de la estatua. Un siseo se acerca a Albert, lágrimas de desesperación salen de sus ojos, abraza a su petrificada mujer por última vez justo antes de ver un par de enormes ojos amarillentos que hacen que su piel, músculos y huesos, se transmuten en roca.

    Se escuchan pasos acercarse y una voz que hace eco en la habitación.

    Condenada fue a un eterno siseo,
    su mirada mi corazón petrificó.
    Yo amo a la chica que sisea.


    El hombre ciego del mercado que visitó más temprano ése día se coloca frente al monstruo que produce los siseos, pasa el bastón que posee de su mano derecha a la izquierda, y con su mano libre acaricia la fría y dura piel del monstruo que lo mira con cierta nostalgia y, hasta cierto punto, algo que puede ser considerado como amor.
    —Mi amada Medusa, ¿te gusta tu nuevo adorno?

    La mujer de piel gris y cabellos de serpiente saca su lengua rojiza y produce un sonido parecido a un susurro.
    —Me alegra —éste acaricia la mejilla de Medusa—. Tenemos un trabajo importante, mi querida —. El hombre revisa los bolsillos de Albert y se guarda todo lo que encuentra de valor—. Éste nuevo trabajo nos dejará mucho más que todos ellos juntos —señala las estatuas a su alrededor.

    Medusa sisea varias veces y abraza con mucho cariño al ciego con sus largos y esqueléticos brazos.
     
  3.  
    Dark RS

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    Crónicas de Garja
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    591
    Cróncas de Garja, Duelo.

    Una hermosa joven rubia de descendencia rusa de unos veintiún años llora de rodillas frente a una lápida, sus ojos miran fijamente el grabado en la piedra, aunque ya no puede ver bien debido a las lágrimas, sabe de memoria lo escrito allí; cada letra y cada número.

    Siente que es ella quien está enterrada o al menos desearía serlo, desea con todas sus fuerzas poder cambiar de lugar con quien descansa eternamente bajo esa lápida plateada.
    — ¿Recuerdas esa canción que te dediqué unos días antes de nuestro primer años juntos? —dice la mujer entre sollozos.

    Mira el grabado, sonríe, siente que su ser amado le responde.
    —Sí, esa misma, yo estaba sonrojada y sumamente apenada, pero tu sonrisa, oh, esa hermosa sonrisa que me dedicaste al oír mi voz hizo que valiera la pena —se seca las lágrimas usando su propia blusa —. Te la vengo a cantar nuevamente, no recuerdo bien como comenzaba…

    Touching him was like realizing all you ever wanted was right there in front of you
    Memorizing him was as easy as knowing all the words to your old favorite song
    Fighting with him was like trying to solve a crossword and realizing there's no right answer
    Regretting him was like wishing you never found out that love could be that strong


    Una segunda persona se hinca junto a la chica, comienza a cantar el siguiente verso para acompañarla, ella reconoce de quien se trata sin necesidad de mirarlo.

    Losing him was blue like I'd never known
    Missing him was dark grey all along
    Forgetting him was like trying to know somebody you never met
    But loving him was red


    Ambos callan a la vez, la mujer voltea la mirada hacia su acompañante; ese chico de dieciocho años que quiere como a un hermano se encuentra a su lado mirándola serenamente, con esa mirada hipnotizante que siempre la tranquiliza; se lanza a abrazarlo con todas sus fuerzas.
    — ¿Por qué, por qué tuvo que ocurrir esto?, él era tan bueno, no tenía nada que ver con esto, ¿por qué, por qué? —cuestiona la chica llorando amargamente.
    —Llora, Natasha —dice él abrazándola y acariciando su cabello —, saca todo ese dolor y no permitas que la desesperación te consuma.
    —Fue mi culpa, debí ser yo, debí ser yo, debí ser yo —comienza a repetir lo mismo una y otra vez deseando que fuera cierto.
    —No, no lo fue —la tranquiliza serenamente —. No debió ser ninguno, perdona, Natasha, esto fue para mandarme un mensaje.
    —Sí, sí lo fue, fue mi culpa —ella comienza nuevamente a sollozar.
    —No, cúlpame a mi, vamos, desquítate conmigo —dice esperando que descargue todo su dolor y rabia en él.

    Ella no dice nada más, lo abraza con más fuerza, permanecen así durante varios minutos.
    — ¿Cómo superaré esto?, ¿cuánto tardará en desaparecer este dolor tan horrible que mata mi corazón? —pregunta ella al sentirse un poco mas tranquila. Se separa de él.
    —Este dolor no desaparecerá, ni lo superarás, aprenderás a vivir con el —responde él sabiendo mejor que nadie que perder a alguien nunca se supera.
    —No me dejes —pide ella sintiendo que su corazón finalmente dejó de latir.
    —No lo haré —le limpia las lágrimas con su mano derecha —. Te llevo a casa.
    —Gracias —ella se dirige a paso lento hacia un auto negro que se encuentra estacionado cerca.

    El joven se queda mirando la lápida, murmura algo, voltea la mirada hacia la izquierda y frunce el ceño.
    Luego se apresura a alcanzar a la chica.
     
  4.  
    Dark RS

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    Título:
    Crónicas de Garja
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1008
    Crónicas de Graja, Noche de Neblina

    Corinna es una linda elfina de dieciséis años, de largo cabello rubio y ojos verde esmeralda, algo baja y un poco obesa; ha sido muy tímida desde siempre, no le gusta tratar con los demás seres, es sumamente distraída, torpe y muy talentosa para crear magia de hielo. Usa una falda de rayas rojas y blancas, una blusa gris claro de abotonar, un chaleco negro con un logotipo en la parte derecha del mismo, zapatillas negras y medias verde claro. Acaba de ser transferida a la academia de hechizos de Baculus, el país de las hadas, pero equivocó el horario y llegó justo una hora después de haber finalizado las clases, cuando ya no hay nadie dentro.

    El ambiente lúgubre de los pasillos, sonidos extraños provenientes de los salones de biología y el hecho de que está perdida desde hace casi una hora la ponen muy nerviosa. No ayuda que con cada segundo que pasa el frío aumenta y una ligera neblina rodea la edificación.

    Al estar casi una hora perdida, decide permanecer justo en el lugar donde se encuentra, esperando que alguien más pase por ahí y la ayude a salir, no puede creer que se haya perdido dentro de la academia y menos que haya pensado que las clases comenzaban a las seis de la tarde.

    Al cabo de estar unos minutos sentada en el suelo oye pasos acercarse, se incorpora inmediatamente y voltea la mirada hacia la derecha, de donde provienen los pasos, ve una figura muy borrosa debido a la neblina que ha invadido el edificio. Conforme se acerca la figura, puede apreciar mejor la silueta; nota tres cuchillas al final del brazo derecho del que se acerca, como una cuerda que cuelga de su otro brazo, no logra apreciar que tenga piernas, sin embargo escucha como produce el ruido de pasos, la cabeza calva del ser es bastante ovalada, y en medio de la misma brillan dos ojos amarillos que la observan con detenimiento.

    La elfina intenta hablar, pero la voz no le sale, la neblina se vuelve mas espesa, el ser se detiene un instante y luego continúa el rumbo directo a la chica.
    Ella huye en dirección opuesta, corre con todas sus fuerzas durante casi diez minutos, las piernas comienzan a dolerle y las ganas de vomitar son incontrolables, siente que el frio busca tumbarla, choca contra un muro, cae sentada y adolorida. Se arrastra hasta la esquina, se cubre la cabeza con sus brazos, escucha los pasos acercarse, la desesperación la invade, el miedo la domina, comienza a sollozar, hunde su rostro entre sus piernas para intentar acallar sus gemidos.

    El ser se para frente a ella, la observa fijamente con sus grandes y redondos ojos amarillos, el ser se hace a un lado para dejar pasar a alguien, una figura bastante extraña.
    Esta nueva figura levanta la mano y la comienza a mover en círculos, la neblina comienza a huir del edificio hasta quedar todo completamente despejado, la noche ya había devorado todo, pequeños cristales blancos sobre las puertas de los salones brillan levemente, apenas iluminando los pasillos, pero suficiente para poder ver bien.

    Corinna voltea la mirada hacia arriba, logra finalmente apreciar al ser sin piernas; es de madera, en su brazo derecho hay tres garras de acero, su brazo izquierdo es un látigo negro, su tórax es cuadrado, su cabeza ovalada contiene dos enormes ojos amarrillos brillantes, en su frente, hombros y pecho tiene símbolos grabados. No tiene piernas, levita en el aire.
    Alguien se aclara la garganta, la chica voltea la mirada hacia el que está de pie junto al ser que la estuvo persiguiendo todo este tiempo, quien ve no es exactamente alguien aterrador; un alquimista que parece tener unos noventa años, de larga barba blanca hasta las rodillas, su rostro es casi pálido, arrugado y amable, usa una túnica purpura, con un gigantesco sombrero cónico, la mano del anciano sostiene un gran libro con los mismos símbolos que el ser a su derecha.

    El viejo alquimista estira su arrugada y débil mano para ayudar a la elfina a levantarse, esta acepta la ayuda y se incorpora.
    —Al fin pude alcanzarla —dice finalmente el anciano —, su magia es asombrosa, pero producir neblina sólo por estar nerviosa es algo muy peligroso que debe trabajar.
    —Yo, no… —la chica se pone a pensar un poco, recuerda que cada vez que se asusta produce neblina sin querer, nunca lo recuerda y no puede evitarlo —, perdone, ¿sabe cómo salir de aquí?
    —Por supuesto —el alquimista señala hacia su izquierda, donde está la puerta que da hacia el patio delantero —, me llamo Merlín Asmodeo, soy el fundador de esta academia, me imagino que usted debe ser la joven Corinna quien no se presentó a clases.

    La elfina le explica lo ocurrido, el anciano escucha con atención, se rasca la barba un par de ocasiones y hace uso de la palabra.
    —Ya veo, pero esas excusas espacio temporales no son motivo para faltar a clases, joven Corinna espero que mañana llegue antes de las ocho y se presente con su profesor guía —advierte el anciano que no está para nada complacido con todo lo ocurrido.
    —Perdone nuevamente —la elfina hace una reverencia —, debo irme ahora, fue un susto conocerte, es decir, un gusto conocerle, señor Merlín.
    —Por cierto —añade el anciano —, este es mi fiel amigo Arquímedes, es una marioneta animada, y la acompañará a casa, las calles de esta ciudad son muy peligrosas durante la noche.

    La chica mira la marioneta, esta levanta su mano con cuchillas y la saluda.
    —Graci… —comienza a decir la chica hasta que nota que el anciano ha desaparecido. Corinna traga saliva nerviosa y sale del edificio.

    Arquímedes la sigue de cerca, el edificio comienza a hacer extraños ruidos, la puerta se cierra, la elfina corre aterrada hasta su casa, puede sentir la marioneta seguirla, cuando logra llegar a su casa se voltea, pero Arquímedes no está por ninguna parte, entra y cierra pasando doble llave.
     
  5.  
    Dark RS

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    Crónicas de Garja
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    982
    Crónicas de Kirasú, La Misión de Ilusión Y Necrófago.

    El sol se asoma por las montañas anunciando un nuevo día en Kirasú, un silfo negro espera en medio de una planicie; sus ojos oscuros y sin vida observan el horizonte, su piel morena brilla gracias al sol, sus largos y finos bigotes danzan levemente debido a la brisa de la mañana, su musculatura está oculta bajo su familiar túnica púrpura, su cabeza calva comienza a sentir los rayos del rey astro, lo cual le parece poco agradable.
    Frunce el ceño impaciente, lleva casi una hora sin mover un solo músculo.

    Un portal se abre a un metro del silfo, de este sale una chica rubia de ojos color esmeralda, lleva un abrigo verde oscuro que le abriga casi todo el cuerpo, por excepción de las piernas, viene descalza, su piel blanca como las nubes siempre ha sido molesta para el dueño de los largos bigotes.
    — ¿Te hice esperar mucho? —pregunta la chica agitada, sus mejillas tornan de un color carmesí al estar frente al silfo, sus corazón late desesperadamente.
    —Sí, de no ser por que tengo mis órdenes me hubiera ido hace mucho —responde fríamente.
    —Perdona, Necrófago —se disculpa la chica bajando la mirada, la indiferencia por parte de su acompañante hace que su corazón duela.
    —Ya no hay remedio —responde el Necrófago, mira la piernas de la chica con algo de curiosidad.

    Al ella darse cuenta de esto sonríe levemente.
    — ¿Te gustan?, me las dio Yasu para poder acompañarte —comenta la chica adelantándose a la pregunta del silfo.
    —Interesante en verdad, un hechizo que le da piernas a una sirena es algo bastante inusual, me pregunto si son normales —dice Necrófago pensando en si alguien se molestará si le arranca las piernas a la chica y las abre para estudiarlas.
    — ¿Nos vamos ya? —pregunta la sirena con una tierna mirada.
    —Sí —el silfo chasquea los dedos y se abre un portal frente a él —. Más te vale no estorbarme, esta es una misión muy simple, ni sé por que debo llevarte.
    —Siempre debemos ir en parejas, órdenes de el Sin Rostro y lo sabes —responde la chica sin pensarlo.

    Necrófago entra al portal sin prestarle mucha atención a lo último que dijo la chica, esta se queda mirando el portal nerviosa.
    —Que emoción, mi primera misión con él —sonríe —. No te defraudaré —dicho esto entra al portal.

    Ambos llegan al desértico país Land of Dead, una tierra casi desprovista de vida, la cual seres conocidos como Ojos llaman hogar. Los suelos son duros cual roca, las montañas son puntiagudas, algunos abismos decoran los paisajes, el frio es insoportable durante el día y la noche es cruelmente helada.

    Ambos llegan casi al mismo tiempo.
    —Insisto en que es una pérdida de recursos que te envíen para acompañarme —reclama nuevamente el silfo.

    La sirena se queda en silencio, está tan emocionada de estar junto a Necrófago que no escucha lo que le dice.
    — ¿Qué debemos buscar? —cuestiona la chica intentando con todas sus fuerzas no guindarse del brazo de su acompañante.
    —Una estúpida roca negra que crece en el abismo —comienza a caminar hacia el abismo más cercano —. No te quedes atrás, Serena, por que si te sucede algo tendré que darle explicaciones a Sin Rostro.
    —Sí —la chica corre tras él, va muy feliz debido a que ella sólo escuchó no te quedes atrás y si te sucede algo, lo cual la hace pensar que él se preocupa por ella.

    Al cabo de unos minutos ven un abismo a los lejos, caminan en silencio hacia este.
    Una sombra se acerca a ellos, Necrófago la nota desde el principio, pero Serena, que va distraída mirando la espalda de su compañero, no la ha visto.
    Continúan hasta llegar al borde del abismo, miran hacia el vacío, él ve lo que vinieron a buscar, ella no tiene ni idea de que diferencia hay entre una roca y otra, ni por que Necrófago dijo que la roca crece.

    El silfo crea una esfera negra, la lanza al abismo, unos segundos después la esfera regresa, se posa sobre su mano, luego se esfuma.
    —Misión cumplida — ordena el silfo, saca una daga de su manga y la lanza hacia la chica, la hoja pasa peligrosamente cerca de la cabeza de Serena, ella se voltea y ve una sombra desvanecerse.
    — ¿Eso qué era? —cuestiona aterrada, no por la sombra, si no por la daga.
    —Una sombra, se alimentan de energía vital —contesta sin importancia el silfo.

    Serena corre hacia él, lo aparta y es gravemente herida por una gigantesca sombra que sale del abismo, Necrófago saca una segunda daga y se la tira a la sombra, la cual al ser alcanzada por la daga comienza a desvanecerse.
    —Niña estúpida —susurra el silfo por el acto que acaba de realizar la chica, él tiene una barrera contra sombras, en el momento que lo tocara se destruiría y absorbería toda la energía que había robado la sombra.

    La sirena lo ve mover los labios, pero no puede escucharlo, se alegra de verlo a salvo, una lágrima de felicidad sale de su ojo derecho y recorre su mejilla hasta finalmente caer al frio suelo.
    —Me alegra que estés bien —sonríe levemente.
    —Sólo me traes problemas —se dice, se voltea, abre un portal y se dispone a entrar en el y dejar a la sirena a su suerte —. Por los Dioses, si regreso sin ti me matan —susurra resignado a tener que llevarla de regreso.


    Se dirige hacia ella, la carga entre sus brazos, ella se sonroja, pasa sus brazos alrededor de su cuello y acuesta su cabeza contra su hombro, no puede hacer mas que pensar inocentemente en que le importa su bienestar, que quizás la ame, cierra los ojos y disfruta el aroma del que ama.
    Necrófago pasa el portal con Serena en brazos.
     
    Última edición: 22 Septiembre 2013
  6.  
    Dark RS

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    Crónicas de Garja
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    6
     
    Palabras:
    385
    Crónicas de Kirasú, El Sin Rostro.

    Sin nombre, sin esperanza y sin pasado, ¿cómo podía llamar a eso vida?. Todos huian al verme y no entiendía el por que.

    El mundo es tan gris a pesar de tener tantos colores, hay tanta discriminación, ¿qué acaso el sol no nos da a todos por igual?, sean ricos o sean pobres, sean buenos o sean malos, sin importar su raza o su aspecto, a ninguno se nos niegan los rayos del sol.
    El fuerte destruye al débil, supongo que eso es parte de la naturaleza, pero, ¿no sería mejor que el fuerte defendiera al débil?, ¿qué siempre fuera de día?, ¿qué todos fueramos iguales?
    ¿Qué tonta era mi forma de pensar?, era y siempre he sido fuerte y cada vez que intenté proteger a alguien me malinterpretaba y terminaba atacándome, no tenía amigos, ni memorias y quizás no estaba destinado al obsequio de un futuro.

    He caminado por los mas verdes prados y los mas negros pantanos, he visto nieve y magma, he luchado contra seres que me superan en tamaño y siempre he salido victorioso.

    Pero lo que necesitaba no eran enemigos ni rivales, lo que necesitaba era a alguien que me diera un propósito para vivir o al descubrir larazón de mi existir.

    Bueno, así solía pensar al menos, por que desde el día que conocí al viejo Yasu todo cambió para mí. Ese comenzó como un día terrible, decenas persiguiéndome sólo por ser distinto; apedreado por pecadores y maldecido por santos fui dado por muerto.

    Él me encontró luchando dolorosamente por respirar, me ayudó apesar de mi aspecto, pero no hizo sólo eso, me dio un motivo por el cual vivir, una misión; lograr su ideal de un mundo de igualdad.
    La sola idea me dio gran emoción, si todos son iguales no habrá discriminación, si todos son igual de fuertes no habrá injusticias. No mas violencia, no mas muerte, podré ver perfección a donde mire, el canto de las aves tendrá su verdadera justificación.

    Ese día a pesar de no tener un pasado conseguí un futuro, a pesar de no tener esperanza conseguí una razón para seguir respirando. Al no tener un nombre,el me lo dio, uno que sólo nosotros conocemos, para el resto del mundo soy simplemente, el Sin Rostro.
     
    Última edición: 26 Septiembre 2013

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