Cortinas oscuras color azul

Tema en 'Relatos' iniciado por HoneyLetters, 4 Agosto 2012.

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    HoneyLetters

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    Cortinas oscuras color azul
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    Escrito para la actividad "Sentimientos melodiosos"
    Canción: Mi unicornio azul
    Intérprete: Silvio Rodriguez
    N° de palabras: 894
    Tipo: One-Shot


    Cortinas oscuras color azul
    Llegué del trabajo cansado…

    Apoyé mi maletín sobre la mesa, como todos los días; Suspiré.

    Me quité el saco y la corbata. Los colgué sobre el perchero.

    Caminé hacia la cocina y abrí la alacena. Miró varios segundos…

    Había fideos, arvejas, polenta, galletas de arroz, entre montones de otras cosas.

    Puras latas; Puras cajas cerradas; Puros paquetes herméticos y repetidos…

    No tenía ganas de cocinar. Tomé la caja de té, una taza y metí un saquito con apenas un poco de azúcar. Luego puse a calentar el agua y prendí el televisor.

    En las noticias pasaban muertes, robos, tragedias… Suspiré por segunda vez y cambié de canal a uno para niños.

    Pasaban Tom y Jerry.

    Dejé el control remoto en la mesita ratona que tenía en frente y apoyé los pies sobre la misma.

    Me refregué un poco los ojos. Estaba tan cansado. Bostecé y me crucé de brazos. El calefactor estaba prendido pero aún así yo tenía frío. Temblé un poco… Mis ojos ahora comenzaban a cerrarse.

    Desperté exaltado. La pava chillaba como loca. Me paré de un salto y apagué la hornalla.

    Me quemé la mano con el metal. Siempre lo hacía, recién luego de haber entendido que estaba
    caliente, aceptaba usar un repasador para agarrarla.

    Me hice el té, revolví, y volví al a televisión. Probé un trago e hice una mueca de asco. Le faltaba azúcar pero si le ponía demasiada luego me haría mal, así que me lo tomé de todas formas, por más que no me gustara.

    De pronto tuve uno de esos momentos de revelación, en los cuales filosofaba y me psicoanalizaba a mí mismo para luego deprimirme, fastidiarme y finalmente hacer oído sordo a mi propia cabeza.

    Toda mi vida es esto. Probar, que no me guste y agachar la cabeza. Probé estudiar, no me gustó y agaché la cabeza. Probé trabajar, no me gustó y agaché la cabeza. Probé tener una vida… Pero claro, tal vez había pasado demasiado tiempo quejándome de todo, y por eso ahora estaba pagando mis errores. Lo que me gustaba, como el azúcar, no podía tenerlo.

    Y pensar que había sido tan rebelde de chico. ¿En dónde había quedado ese espíritu aventurero que me llevaba a lastimarme una y otra vez, a ser regañado todos los días, y a sonreír y levantarme de nuevo?

    “Sonreír”, qué palabra interesante…

    ¿Hacía cuánto no sonreía?

    Si hasta miraba indiferente los dibujos animados que tanto me gustaban.

    ¿Indiferencia? No… No era indiferencia.

    Más bien… Estaba rendido. No vencido, vencido nunca. Porque a mí nadie me vencía. Yo me rendía antes de que pudieran hacerlo. Si sabía que iban a romper conmigo, yo lo hacía antes. Si sabía que iban a echarme, yo me iba solo.

    ¿Y estaba orgulloso de ello?

    Hice otra mueca de asco, y como lo predije, me fastidié y apagué el televisor.

    Dejé el té por la mitad arriba de la mesa ratona.

    La taza estaba manchada y mojada por el lado de afuera, y la pobre mesa ya coleccionaba las manchas.

    Ella se hubiese enojado conmigo…

    Y yo que creía que quitándomela de encima podría vivir como quisiera.

    Sí, por supuesto, hacía lo que quería… Y no tenía nada que hacer, nada que me llamara la atención.

    Estaba harto de sentirme vacío.

    Harto de esa sensación de ser una piedra.

    Nada me emocionaba, nada me conmovía. Podía perder mi equipo de football favorito, pero… ¿Y qué?...

    No me importaba. Me hacía el indiferente, el duro, el superado…

    Fui a mi habitación lentamente y me senté en la cama grande, del lado donde ella dormía. Miré su almohada…

    “No me importa. Si se quiere ir que se vaya.”

    Me lo repetiría hasta el fin de los tiempos.


    Me quité los zapatos. Me desvestí, y por más que hiciera frío dormí en ropa interior.

    Si me enfermaba, mejor; Escaparía por lo menos un día del trabajo… De la calle… De la gente.

    Del tener que salir todos los días, a la misma hora, al mismo lugar. Levantarme pensando en las caras que no aguantaba, pero que tenía que ver de todas formas. Recibir maltratos y quejas. Tener que conducir con más quejas y más maltratos. Esperar una hora porque alguien chocó en la esquina, o ese día hay mucho tráfico.

    En síntesis, estaba harto.

    Y pensar que estaba tan apurado por crecer. ¿Dónde había quedado ese niño que era?

    “Que me interesa”

    De nuevo me psicoanalizaba y me fastidiaba solo.

    Y era lógico, sin tenerla a ella para que se tomara ese trabajo, ¿quién me molestaría?

    Sonaba masoquista pero así era…

    Me acosté y me dormí rápidamente. Al otro día desperté sano… Eran las seis de la mañana y ya me había fastidiado.

    Corrí esas cortinas azules que eran lo único que había quedado de ella. Las odiaba. No me gustaba el color azul… pero acepté dejarlas puestas. El sol me encandiló y sentí que mis ojos ardían. Las volví a cerrar.

    Todavía me preguntaba por qué las seguía abriendo cada mañana. El sol seguiría saliendo, de eso no había duda. Tal vez buscaba en esa acción, una forma de esperanza, tal vez un rayo de luz de esos que no quemaban mis ojos.

    Las volvía a cerrar cada mañana.

    Esas cortinas oscuras color azul que tanto odiaba… Tal vez… Solo tal vez… Eran lo único que tenía en mi vida….

    ____________________________________

     
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    Niné.

    Niné. .

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    Buenas, buenas~

    Um, esta vez si comentaré lo técnico, a pesar de ser cosas pequeñas, sí se repitieron mucho.

    Lo primero que noté fue el uso excesivo de los puntos suspensivos. Está bien usarlos, pues pueden dar un efecto de duh, suspenso y demás, pero en este caso, fue el efecto contrario, de hecho me fastidió un poco.

    Los signos de puntuación, creo que abusaste mucho de los puntos principalmente. Más de una vez hubiera preferido que un punto fuera una coma, pues más de una vez sentí que cortabas la idea, cuando no debía ser. La lectura, a causa de esto, la sentí entrecortada, no fluyó. También usaste algo mal el punto y coma, además, cabe resaltar que después de este signo no debes empezar con mayúsculas.

    Hubo uno que otro dedazo, es mejor que les des varias miradas antes de publicar.

    En cuanto a lo que contó la historia, no sé, se me hizo algo confuso. La canción cuenta que a alguien se le perdió su unicornio azul (ok, dejemos eso del unicornio a un lado), pero esa persona no mostraba tanta indiferencia como lo hace la de tu escrito, es por ello que no lo sentí muy relacionado; tal vez lo que más hizo conexión fue el final.

    La canción me agrada, me trae viejos recuerdos :') Mi madre siempre la cantaba, terminé aprendiéndomela al derecho y al revés.

    Por cierto, esta parte me recordó a... mí. Uh.

    Saludos, y gracias por la lectura : )
     
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    HoneyLetters

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    Umnh, ahora que lo mencionas, es verdad, en la canción, digamos el personaje no demuestra estar tan rendido como el mío. No se porqué yo lo sentí así.
    Lo voy a volver a mirar y arreglar, gracias por los consejos ^^
    En realidad esto tenía la idea de ser bastante más largo, no se porqué lo termine dejando así. En todo caso lo re-editaré, lo alargaré, también quiero darle un final un poco más concreto... Ahora que lo pienso bien bien... Tal vez lo reconstruya un poco de cero xD
    ¿Se puede verdad?
     
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  1. Kiryuuin
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