Corazón Solitario

Corazón Solitario

Corazón Solitario
​

Te encontrabas allí siempre, en ese lugar, lejos de todo. Observando a través de la ventana un pedazo de aquella inmensidad de pálido color, moteada de blanco, que se abría sobre ti, sobre el techo de tu habitación, sobre todas las cabezas y lugares que estuvieran bajo ella.

Te encontrabas allí siempre, en ese lugar, tan distante. Sintiendo y escuchando la delicada brisa que se colaba por la puerta, y que algunas veces, se convertía en un ventarrón en los días de lluvia. En esos días el cielo que observabas era oscuro y gris, y no pálido celeste.

Te encontrabas allí siempre, en ese lugar, solo. De vez en cuando venían personas a visitarte y platicar contigo, pero éstas terminaban por marcharse, y te dejaban en ese lugar, con la única compañía que podía brindarte la soledad.

Pero, un día en el que el firmamento lucía su color tenue, ella apareció ante ti. Al parecer, sin aviso, sin advertencia; llegó simplemente a llenar el hueco que nadie jamás se atrevió a ocupar.

Cuando ella atravesó la puerta del sitio donde estabas prisionero, la observaste, con curiosidad. Su piel clara, sus ojos que miraban el entorno del lugar en el que tú siempre habías estado, esperando... esperando.

Ella, como un ángel, poseía alas claras y sabías que en cualquier momento podía emprender el vuelo y alejarse de ti.

Pero no lo hizo.

Y se quedó en ese lugar. No se fue, como todas las demás personas. Ella no estaba de paso, se quedó a tu lado, para permitirle a la soledad irse, y no volver nunca más. Así, ella podía ocupar su lugar, llenando de calidez el sitio que siempre fue frío.

Aunque no sonrías, aunque no hables, aunque sólo te limites a observarle, sé que lo entiendes; que lo aceptas, que sabes que ella ha llegado para acompañar a tu corazón solitario.

Permite a tu voz cantar hacia esa inmensidad azul que se cierne sobre todo lo que puedes conocer. Permite a tu canto que proviene desde tu interior, atraviese las varillas de aquella jaula donde habitas y emita una melodía que se funda con la brisa. Permite que te sonría, lindo pájaro, al verte acompañado.

Porque te encuentras allí siempre, en ese lugar, lejos de todo, tan distante, pero ya no estarás solo.


Dedicado a ti, siempre a ti.