One-shot Confesiones

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 23 Octubre 2017.

  1.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Confesiones
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2645
    No sabéis la de ganas que tenía de hacer esto, omg. No podía dejar inconclusa una parte tan importante de estas dos, así que aquí está mi modo de ver cómo sería su confesión adaptada a sus locas formas de ser (?) So Nekita , dear, this is for you uvu

    Confesiones

    Alzó la mirada de un momento a otro, llevando la vista atrás; habían caminado un largo trecho desde que cayeron a aquella red de cañerías subterráneas por accidente. Aún podía sentir sus oídos pitar ante el derrumbamiento, y a pesar de haber transcurrido un tiempo, las tenues heridas en su cuerpo continuaban punzando. En medio de la oscuridad trató de quitarse sin éxito el polvo y los restos de suciedad adheridas en su ropa, quizás más como medida de distracción ante el silencio incómodo que las invadía. El fluir del agua y sus propios pasos comenzaban a ponerla nerviosa.

    No perdía de vista la figura de su acompañante un par de metros separada de ella, distanciada. Y a pesar de ser algo habitual en su carácter, podía sentir cierta frialdad en el distanciamiento de aquella vez. Aunque quizás, solo eran imaginaciones suyas. A Sinon nunca le había agradado el contacto ajeno por lo que dejaba entrever, pero últimamente había sentido que ese resquemor suyo... fuese en realidad algo más personal. Con Petra tenía un trato natural, como siempre lo había tenido, pero cada vez que ella hacía el intento de aproximarse, desviaba cualquier contacto visual y se apartaba, dejándola aún más sorprendida.

    Suspiró con pesadez, acariciando su cabello con cierto aire frustrado. No entendía qué demonios le ocurría, pero estaba dispuesta a averiguarlo. Sin embargo, aquel pacto de silencio unilateral se vio interrumpido por otra causa. A medida que trataba de acercarse, Anna notó cierta anomalía en su acompañante. Le costaba caminar, una de sus piernas cojeaba disimuladamente. La joven frunció el ceño, y con pasos largos acabó por darle alcance hasta detenerla por completo.

    —Sinon, quédate quieta... ¡Estás herida! —exclamó, comprobando que, en efecto, una extensa mancha rojiza había traspasado la prenda de la joven. Se arrodilló, dispuesta a revisar la gravedad del daño, y buscó el contacto visual con la peliazul, molesta—. ¿Acaso crees que lo más sensato es forzar esa herida? Déjame verla.

    Y sin que su acompañante pudiera apenas rechistar, subió con cuidado el pantalón hasta la altura de la rodilla, comprobando para su alivio que no se trataba de nada grave. La caída hasta allí había sido considerable, y se alegraba de que no se hubiese torcido ni roto nada. Pero para cuando sacó de su mochila un trozo de tela rota y se disponía a envolverlo con delicadeza sobre la herida, la joven pareció volver en sí y se hizo a un lado con brusquedad, sin ser capaz de sostenerle la mirada por mucho más tiempo.

    —¡No! —gritó, sin ser consciente de su propia reacción. Anna no pudo comprobarlo debido a la oscuridad del lugar, pero el rostro de la superviviente se había enrojecido de súbito. Bajó la prenda a su lugar y se apartó, comenzando a caminar una vez más. Su voz se agravó de nuevo—. Puedo arreglármelas sola, no he llegado hasta aquí por nada.

    >>Busquemos la salida y volvamos al refugio.

    Y volvió a hacerlo. Anna, con el pañuelo aún en la mano, vio como la chica se alejaba una vez más de ella. La evitaba, ya no cabía duda de ello.

    Se irguió, con el pañuelo cerrado en un puño y el ceño fruncido, y decidió seguirle el paso para no quedarse atrás. Pero una parte de ella se sentía dolida, ya no sabía si por el hecho de estar siendo ignorada, o por creer que era culpa suya todo esto. Que la había molestado en algún sentido, más de lo habitual.

    Que esto fuera realmente en serio.


    El tiempo transcurrió lentamente para ambas, y su intento por encontrar una salida se volvía cada vez más infructuoso. Aquella red de cañerías era verdaderamente extensa, y la poca visibilidad hacía que orientarse fuera una ardua tarea. El temor de encontrar zombis por el área también las mantenía alertas en todo momento, por lo que aquel transcurso sin mediar palabra alguna, y con aquella creciente tensión, lo volvía todo más difícil.

    De repente, cuando Anna iba a continuar avanzando, Sinon detuvo sus pasos. La rubia, extrañada, se acercó para comprobar cómo ante ellas se había producido un derrumbamiento del techo, y entre los escombros se encontraba un coche entre varios de esos seres. De dentro del vehículo había comenzando a salir un prominente humo gris, y a medida que aquellos zombis trataban de salir de los escombros dando cabezazos al motor, esta reacción del motor iba empeorando.

    Anna notó que el coche desprendía aceite, y con cada golpe, su temor aumentaba. Miró a Sinon, a sabiendas del peligro que corrían. Otro golpe más. Ese motor destrozado era una bomba de relojería con el aceite a su alrededor.

    —Sinon, vámonos de aquí. El motor está a punto de reventar, y el aceite... —exclamó, dando media vuelta lo más rápido que pudo. Pero su acompañante no se movió ni un ápice, sus piernas no reaccionaban. Se encontraba peligrosamente cerca del vehículo, y esto hizo que el corazón se le detuviese por un instante—. ¡Sinon, ¿qué demonios te pasa?! ¡Vamos, salgamos de aquí!

    Los zombis seguían su tarea, incansables, imperturbables, y la rubia con el corazón en un puño echó a correr hacia ella, tirando de su mano para que la mirase y reaccionase. Pero en ese momento se percató de que Sinon tenía la mirada clavada en el humo del coche, y que su cuerpo estaba temblando con fuerza. Era consciente de lo que iba a ocurrir, y por alguna razón, no era capaz de reaccionar. Se había quedado en blanco.

    Aterrorizada, Anna volvió a gritar su nombre a modo de súplica, deseando que volviese en sí. Mas, de un momento a otro, el motor emitió un fuerte ruido, y de un chispazo se produjo un cortocircuito que hizo emanar una flama, que en cuestión de segundos incendió el coche y el aceite. Anna reaccionó en el último segundo, y abrazó con su cuerpo a Sinon, ambas cayendo al suelo.

    En un par de segundos, una fuerte explosión ensordeció sus oídos, y todos los escombros de los alrededores ardieron en llamas.

    Al alzar su cabeza mientras protegía a la peliazul, Anna fue consciente de su situación: todo a su alrededor estaba ardiendo y no veía escapatoria fácil con su acompañante en ese estado. Con cuidado comprobó si ambas habían resultado heridas, mas ante su sorpresa, Sinon la estaba mirando. La rubia abrió sus ojos con sorpresa al ver cómo sus orbes azules se encontraban cristalinos, y su cuerpo no dejaba de temblar bajo sus brazos.

    Su mirada era suplicante, como la de una niña que no sabía cómo reaccionar. No podía apartar su mirada del fuego a su alrededor.

    —¿Sinon? —susurró, preocupada. Nunca antes la había visto así, tan aterrorizada. Tan... vulnerable. La ayudó a levantarse, tomó su mano con fuerza y comenzó a tirar de ella para alejarla de allí cuanto antes, procurando no forzar más la herida en su pierna—. Vamos, por favor, reacciona... No puedo hacer esto sola.

    Lo peor fue ver que, de entre las ruinas, aquellos seres aún podían mantenerse en pie, y se acercaban a ellas peligrosamente. No dudó en echar a correr tirando de su acompañante, y con su agilidad, se abrieron paso entre ellos, haciendo uso de la fiel vara que Sinon llevaba siempre consigo. De dos golpes, la rubia abrió el paso el suficiente tiempo como para huir de allí.

    —Anna, por favor, vámonos de aquí... —murmuró Sinon con voz débil, apretando ligeramente su mano. Y fue en ese entonces, cuando volvió a mirarla y vio ese gesto suplicante, que recordó todo lo que alguna vez le confesó: Sinon tenía un trauma al fuego.

    Minutos más tarde lograron dejar atrás todo por el momento, escondiéndose por su seguridad en un recoveco entre diferentes canales. Ambas se detuvieron, en un intento por recuperar el aire de sus pulmones. Anna, preocupada, se acercó a su acompañante, y colocó una de sus manos en su mejilla, intentando que la mirase.

    —¿Estás bien? —murmuró, y fue en el preciso instante en el que hizo contacto su cálida mano con la mejilla de la joven que Sinon volvió en sí. Ambas se miraron por varios segundos, y al sentir lágrimas recorrer sus mejillas, la peliazul dio un paso atrás, abrumada.

    —S-sí, sí... Estoy bien, yo... —trató de secar su rostro casi sin fuerzas, avergonzada al ser consciente de todo. Y cuando Anna trató de acercarse dio un brusco paso atrás, extendiendo los brazos para impedirle el paso—. ¡No, no te acerques! ¡Ya te he dicho que estoy bien!

    Pero se sentía realmente humillante estar tratando de secar tus lágrimas cuando estas no dejaban de salir. Anna frunció el ceño al sentirse de nuevo apartada, y ya no pudo aguantarlo más.

    Apretó los puños, y decidió soltarlo todo.

    —¿¡Por qué siempre tienes que apartarme cuando intento ayudarte!? ¿Qué es lo que te he hecho, Sinon? ¡Dímelo, y te pediré todas las disculpas que sean necesarias! —dijo al fin, mirándola con molestia en su expresión—. Pero deja de evitarme de esa forma, duele no entender el porqué.

    Sinon enmudeció. Al parecer, aquellas palabras no la dejaron indiferente, algo dentro de ella se removió producto de una punzada de culpabilidad. Se abrazó a sí misma, retrocediendo, y agachó la mirada con dificultad. Su rostro se ensombreció.

    —Todo... Todo es por tu culpa —murmuró. Alzó entonces la cabeza, y entre sollozos, exclamó—. ¿¡Por qué tenías que preocuparte tanto por mí y ser así!? ¡Yo no necesito de tu caridad, ¿me oyes!?

    Anna se mordió el labio inferior, dolida, y apretó sus puños con rabia. ¿A qué venía eso ahora?

    —¡No ha sido ningún acto de caridad, yo decido si quiero o no preocuparme por ti! ¿¡Por qué demonios me lo pagas de esa forma!? ¿Acaso... me odias?

    —¡No! ¡Yo no...! ¡No es nada de eso!

    —¿¡Entonces por qué me evitas solo a mí!?

    —¡Porque es lo mejor para las dos!

    —¡Tú no tienes derecho a decidir por mí! ¡No tienes ningún problema!

    —Claro que lo tengo, Anna... ¡Porque me he enamorado de ti, idiota!

    Sinon alzó la mirada, irritada, y fue entonces cuando, en medio de la discusión, aquello que había evitado decir desde hacía tanto tiempo, aquello por lo que había estado evitándola todo lo posible, para evitar hacerse daño, salió a la luz. Y ya no había marcha atrás. Aquellas fuertes palabras trajeron consigo el silencio por parte de ambas. Sinon llevó ambas manos a su boca, aún con lágrimas en los ojos, y negó con la cabeza, retrocediendo un paso.

    No... No podía creer que lo hubiera hecho.

    Atemorizada contempló el rostro enmudecido de Anna, quien la observaba sin saber qué decir o hacer en aquel mismo instante. Negó repetidas veces, deseando que la tierra la tragase en esos momentos.

    —N-no... Olvídalo, yo no... Yo no dije... —balbuceó, sin ser capaz de mirarla de nuevo.

    —Sinon... —murmuró, avanzando un paso hacia ella. Instintivamente esta retrocedió, impidiendo que se acercase más.

    —¡Te digo que lo olvides! ¡Haz como si no hubieses escuchado nada!

    Pero Anna no era tan fácil de convencer, y de un ágil movimiento agarró sus hombros y la obligó a mirarla. Sinon, con sus ojos enrojecidos por las lágrimas, trató de contener la mirada.

    —¿Quieres dejarme hablar? ¡Hasta ahora no me has dado oportunidad de decir nada! —exclamó, molesta. Pero su expresión se suavizó ligeramente al ver a la joven en ese estado, y suspiró, viéndola a los ojos—. ¿Por qué crees que tenía tanto interés en una persona que me esquivaba todo el tiempo? ¿Crees que me divierto haciendo eso con todo el mundo?

    >>No, Sinon. Lo hacía porque me interesaba por esa persona, de alguna forma quería hacerme notar, acercarme a ti. Y aunque me lo pusieses tan difícil, sí: a mí también me gustas. Y no me apena decirlo.

    Esta vez, fue Sinon la que se quedó anonadada. Poco a poco más y más lágrimas se deslizaron por sus mejillas, y con una mueca en sus labios apoyó con un pequeño golpecito su cabeza en el hombro de la mayor, escondiendo la mirada de ella. Y así, rompió silenciosamente en llanto. Por primera vez, se derrumbó por completo.

    —Lo siento... Lo siento mucho. Yo...

    Anna, conmovida, rodeó con sus brazos el cuerpo de la pequeña, y la atrajo hacia ella. Con una pequeña sonrisa acarició su cabello en silencio, dejando que se desahogase. Porque comprendía que aquella vez, era la primera vez que conocía a la verdadera Sinon. Porque después de todo, las máscaras no son tan duraderas como se hacían creer.

    —Anda, tranquila. ¿Dónde está la Sinon que ya me estaría persiguiendo con su vara por estar tan pegada a ella? —bromeó, buscando aliviar el ambiente. Sintió un pequeño movimiento en ella; se había reído, no podía creerlo.

    —No, Anna, en serio... Me he comportado demasiado distante con vosotras, aun sabiendo que érais personas de fiar. Lo siento, de verdad... —sus sollozos cada vez se volvían más pausados gracias al abrazo de ambas, y se permitió hacer una pequeña pausa para cerrar los ojos—. Es triste saber que, en el fondo, soy solo esto. No era precisamente la imagen que quería que tuviéseis de mí.

    La rubia negó con la cabeza sin borrar su sonrisa, y llevó ambas manos a las mejilas de Sinon, alzando su rostro. Con sus pulgares, trató de secar sus lágrimas.

    —Es normal tener sentimientos, ¿sabes? No eres un monstruo —ladeó su cabeza mientras notaba aún más rojo el rostro avergonzado de Sinon, divertida y agradecida a su vez—. Me alegra verte siendo sincera conmigo por una vez.

    La peliazul sintió sus mejillas enrojecer, y una vez sus lágrimas desaparecieron apartó las manos de Anna por completo, como si no quisiese que siguiesen allí. Esta alzó una de sus cejas, confusa.

    —¿Tampoco me dejarás limpiarte las lágrimas esta...?

    Pero Sinon no dejó que pronunciase ninguna palabra más: al apartar sus manos colocó una de las suyas en la mejilla de la menor, y se acercó hacia ella hasta unir sus labios en un beso inesperado. Anna abrió los ojos, pero al momento, cuando la menor estaba por separarse, se acercó y continuó correspondiéndolo, evitando que aquel momento terminase tan rápido.

    Era extraño pensar que aquel era el primer gesto dulce que habían tenido entre ambas desde que se conocieron, pero había merecido la pena la espera.

    Al separarse con suavidad, ambas notaron cómo las mejillas de la otra estaban teñidas de rojo, y una espontánea risa surgió entre ellas. Se sentía... extraño. Pero no les importaría repetirlo, por mucho que ambas lo negasen más tarde.

    —Creo... Creo que deberíamos ponernos en marcha cuanto antes, Petra debe estar preocupada.

    —Sí, tienes razón —la mayor estiró sus brazos, sintiéndose más animada, e inició la marcha lentamente, asegurando el camino. Mientras la otra la seguía se giró hacia ella, caminando de espaldas, y le sacó la lengua—. Tengo muchas ganas de que nos pongamos al día con ella. ¿Deberíamos omitir algún detalle o...?

    El rostro de Sinon enrojeció de súbito, y apretó el agarre de su fiel vara de metal en mano para echar a correr tras ella, avergonzada.

    —¡Ni se te ocurra, Anna! ¡Aún no estoy preparada para eso!

    La mayor, entre risas, había provocado la reacción esperada, y con ambas corriendo tras de sí, no podía divertirse más.

    —Ow, ¿es que acaso te doy verguenza? ¡Qué mala, Sinon!

    Al parecer, había cosas que nunca cambiaban. Pero de lo que ambas estaban seguras, era que una parte de ellas, la más profunda, había cambiado para siempre.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  2.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,426
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH LAS BEBAS HERMOSAS <3

    Eso hubiera sido tan perfecto en el rol, nos quedamos con las ganas de que ambas pudieran confesarse o que en su defecto, Sinon notara que esa necesidad de Anna de molestarla era de algo mas que la mera diversión, je'. También me moriría de ganas de que Anna molestara a Sinon diciendole cosas como "Tu me quieres" o cosas así (?

    Si pudiera darle más de un fagirl, lo haría porque vamos, el beso de Anna es tan poderoso que Sinon pudo perseguirla aun con su pie malito (??

    Nunca me cansaré de leer cosas sobre ellas, me enamoran al igual que tu manera de escribir, sigue así pollito <3

    Comentario super random 'cause, fangirl
     
    • Me gusta Me gusta x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  3.  
    Velvet

    Velvet Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    8 Julio 2018
    Mensajes:
    138
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    ADIVINA ADIVINADOR. OTRO ROL. Estoy entrando al arco de relleno del anime de la tofirra. Sinon y el yuri… wait…

    ESTAN DE VUELTA. El spin-off zombie vuelve a las andadas, hooooooooly shit!

    ¿Ahora ves por qué leo estas cosas en orden cronológico? Esta historia es una bomba, y necesito más capítulos. Y una vez más, tengo que etiquetar a Gold porque la idea de las tres chicas badass sazonadas con yuri es la fantasía de vuestro nuevo moderador.

    GOLD MIRA ESTO, ES TODO LO QUE DESEAS.
     
    • Adorable Adorable x 1
Cargando...
Similar Threads - Confesiones
  1. Nekita
    Respuestas:
    2
    Vistas:
    461

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso