Microrrelato Confesión

Y de un segundo a otro, me encuentro caminando, con la respiración agitada, con sentimientos entre el estómago y los pulmones, como una culpa, una inseguridad, mezclada con nervios y adrenalina, que sumada a la decisión de contarte, son lo único que me mantienen en pie; Aunque te he visto mil veces, no puedo estar tranquilo en esta ocasión, me siento mal, porque sé que me tendrás lástima y que me harás esperar, en un vacío, en un insostenible “tal vez” o “quizás”, me dirás que soy “un buen partido”, pero que no te sientes bien para estar con alguien.

Antes era un nudo en la garganta, un grito ahogado en la desesperación y una lágrima escurridiza secada en las pestañas.

Te noto incómoda, culpable y lastimosa, se que no me quieres hacer daño y para dejarte tranquila te hago reír hasta que el tema de conversación pasa a pérdida, hasta que se vuelve obvio y seguramente no se vuelva a hablar al respecto, pero ahora que lo sabes, dudarás al abrazarme, al recostarte sobre mi brazo, al salir juntos o con nuestros amigos.

Lo que más me duele es que probablemente no volvamos a hablar acerca de nuestros sentimientos, a apoyarnos mutuamente de forma parapetada, desinformados sin importarnos mas que el bienestar del otro, olvidando nuestros problemas jugando y riendo…