Crepúsculo [Concurso Mundo Quileute] Satélite [BxJ]

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Laurine, 27 Diciembre 2009.

  1.  
    Laurine

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    [Concurso Mundo Quileute] Satélite [BxJ]
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    [Concurso Mundo Quileute] Satélite [BxJ]

    Dios, nunca me ha gustado publicar en Cz porque dado las cosas extrañas que manejo en mis historias nunca recibo comentarios, pero bueno, es requisito del concurso así que aquí está, es un pequeño one shot que basé en una historia que ya tengo por la mitad, mi propia ahm... continuación de Luna Nueva, se podría decir que en fanfic ya descubrí en el fic el final de mi long fic, pero no sabía que mandar x'D.

    Enjoy?

    ----------------

    Satélite
    Capítulo único

    Me encontraba completamente exhausto tumbado sobre mi cama, no exhausto porque hubiera corrido un maratón o alguna de esas cosas heróicas que suelo hacer todos los días, ya que eso es parte de nuestra naturaleza; no, mi cansacio era más que nada mental. Había tenido que soportar a Sam y sus constantes sermones de que Bella era mala durante toda la semana y a mi mente empezaba a agotársele la retahíla de argumentos para apoyarlo: es que siempre era lo mismo. Y nisiquiera me gustaría hablar de cuando traicioné a Bella y se enteró de lo de las motocicletas, pero eso era lo que menos me dolía, porque aunque seguía enfadado con ella ya la había perdonado completamente.

    Yo le había prometido nunca hacerle daño y por un arrebato de celos la había nuevamente herido. Ella no entendía cómo me hacía sentir el verla al lado del asqueroso chupasangre ese, con su horrible hedor y sus colmillos amenazantes; podía entrever que se moría de ganas por la sangre de Bella y eso me enfermaba a tal punto que si tenía que destruír a Edward tendría que llevarmela a ella en el camino. Lo único malo es que ya no se me ocurría nada más qué hacer. En los pensamientos de los demás nunca encontraba respuestas y si lo hacía la única que tenían para darme era: Olvídala.

    ¡Qué fácil sonaba, pero qué difícil era lograrlo! Para mí, antes de que llegara la vida era tranquila, un tanto aburrida, pero pasable. El sol estaba ahí y me iluminaba, pero no sentía su calor, no hasta que la conocí. Quizá no era un destello luminoso, pero tenía su propio brillo y su centro de atracción, que inevitablemente hacían que te fijaras en ella, para bien o para mal. Cuando éramos niños solía pensar que era un tanto extraña, pero me caía bien, si es que a un niño le puede caer bien alguien a quien sólo ve de pasada, o lo que sea. Cuando ella se marchó, nisiquiera noté su ausencia, aunque mis hermanas parecían un tanto alicaídas, después un tiempo se terminó olvidando, hasta que regresó nuevamente a Forks y con ella una nueva etapa de nuestras vidas.

    Ella podrá decir que es un imán para los peligros, pero no lo creo así. Es simplemente que el débil resplandor que emite te atrae, te vuelve un satélite alrededor de su persona y ya no puedes escapar, porque esa débil luz es tan cálida que te quedas embobado y jamás sales de órbita. Yo volví a ver a aquella luz en momentos en que estaba tan débil que parecía un planeta atacado por miles de asteroides, cuya luz ya casi extinta seguía llamándome desde las profundidades de su interior.

    La vi aparecerse aquí, una buena tarde. Su semblante estaba descompuesto, aunque quería hacer parecer como que todo estaba bien. Estaba enterado de que había cortado con su novio y que ella estaba destrozada, pero nunca imaginé que hasta tal punto. Me costó mucho trabajo regresarla a la normalidad, con el paso de los días comencé a ver que el resplandor que emitía era casi el mismo de siempre y ella comenzó a ser más feliz, eso fue lo que me condenó. Cada vez que ella reía o bromeaba, incluso cuando discutíamos sobre trivialidades me quedaba embobado, como uno de esos tontos mosquitos frente a los aparatos ésos para matarlos, tan cerca de la luz que estaba a punto de quemarme, porque me atraía a tal grado que comenzaba a imaginarme cosas que no eran.

    Entonces todo pasó: yo pensé que ya estaba segura, que ella me daría una oportunidad, cuando la otra chupasangre vino a arruinarlo todo, ¿para qué explicar la furia que sentí al saber que iba a buscarlo? Simplemente puedo decir que me sentí utilizado, yo había hecho hasta lo imposible por curarla, pegando los espacios rotos como podía y obteniendo un resultado casi perfecto, que se reparó inmediatamente estuvo con él. Había sido un truco, un engaño, pero aún así la amaba, aún así al único al que podía culpar era a él y de verdad planeaba hacerle mucho daño, en cuanto me diera la oportunidad.

    —¡Eh, Jacob! -me llamó alguien a quien no reconocí, del otro lado de la ventana- ¡Lévantate, Sam quiere vernos, es urgente! ¡Es sobre Bella...!

    Tan pronto escuchar aquél nombre me levanté de un tirón, comprendiendo lo que significaba "sobre Bella". ¡Maldita sea! ¡Lo había hecho! ¿Cómo se atrevía a hacerle eso a Charlie, a su madre e incluso a mí? ¿Era acaso tan egoísta como había comprobado? Garabatée una nota y se la dejé a Billy sobre mi cama, aunque era innecesario pues él ya estaba enterado de mis rondas al pueblo, sin embargo quizá esta vez no regresaría y mejor...

    Me quité tan rápido como pude la ropa deportiva que traía, la amarré a mis tobillos y salté por la ventana, para caer ya transformado en el patio, junto a Embry, que me esperaba también convertido en lobo. Nuestros pensamientos se cruzaron rápidamente y lo que temía salió pronto a la luz: a Bella la había mordido alguien, no era ninguno de los Cullen, pero se sospechaba de Victoria, y a mí se me heló la sangre de tan sólo pensarlo, ¿estaría muerta ya? ¿qué planeaba Victoria para ella?
    Nos encontramos con la manada unos cuantos kilómetros más allá de la casa y Sam nos puso al tanto de la situación. La chica Victoria se había colado en el territorio tras ponernos una pista falsa y había traído a dos vampiros más a su servicio, estos despistaron a los Cullen y ella pudo chantajear fácilmente a Bella para que se marchara con ella.

    El olor a sangre de Bella no se mezcló con el aire hasta varias horas después, cuando los Cullen se dieron cuenta de la trampa ya había sido demasiado tarde y fue entonces cuando contactaron con nosotros, que aunque no nos hacía gracia ayudarlos, sabíamos que debíamos hacerlo por el bien de la comunidad. Ellos habían logrado terminar con uno de los seguidores de Victoria, pero todavía quedaba el otro y ella misma, que custodiaba el cuerpo de Bella, que al parecer aún no estaba muerta.

    Eso no me tranquilizó demasiado, claro está. Que no estuviera muerta no significaba que no se estuviera transformando, si la dejábamos ahí pronto sería una de ellos y tendríamos que matarla, cosa que quería evitar, pero ¿qué demonios se hace cuando te mordió un vampiro? Entonces me llegó el eco de una vieja conversación que tuvimos, o quizás sólo la soñé, lo único que supe era que mi objetivo consistía en succionar la sangre de Bella y no escuché nada más, nisiquiera las instrucciones de Sam que estaba posicionándonos a todos para el ataque, aquello no me importaba, quería ver nuevamente aquella luz encandilante, aún cuando estuviera con él y necesitaba salvarla para pedirle perdón.

    No me fue difícil seguir su rastro, aunque me sentía culpable por haber dejado a mis amigos con los otros dos vampiros sabía que se las arreglarían, también los Cullen estaban ahí, todos menos él, que me alcanzó en una fracción de segundo y después me rebasó, para ir a terminar a una cueva, que también era mi objetivo y donde era seguro que estaba Bella.

    Cuando logré alcanzarlo, él ya se encontraba succionando el veneno, pero aquella escena en vez de tranquilizarme me asqueó y el pudo adivinar por qué, así pues, me cedió el lugar y sin pensarlo le encajé los dientes, tras transformarme, en una pierna, para descubrir que ésta ya estaba semidura y un tanto fría como el mármol. Edward no pareció molestarse de que mis dientes casi le destrozaran una pierna a su amada, tenía el rostro convulsionado de dolor y la mirada sólo se centraba en ella, mientras acariciaba sus cabellos, ¿tanto deseaba no convertirla en uno de los suyos? Al menos eso me reconfortó mientras seguía sacando el veneno, que sabía de los mil demonios, sin embargo, cuando terminé supe que era demasiado tarde, debido a que cuando saqué los dientes de su pierna ésta volvió a regenerarse completamente, seguro que aquello era un don de vampiro...

    Maldecí por lo bajo y estuve a punto de salir de la cueva para ver cómo había terminado la pelea o si podía ayudar cuando Edward me detuvo, al parecer Bella comenzaba a despertarse, pero ¿Por qué? ¿No el proceso de transformación duraba tres días? Él también parecía tan impresionado como yo y ambos nos quedamos de piedra hasta que ella abrió los ojos, tan color chocolate como siempre, pero con una extraña belleza en el rostro.

    —Pero, ¿qué demonios? -mascullé y los ojos de la semi-vampiro (porque eso es lo que era) se posaron en los míos.

    Entonces perdí el piso, la cueva desapareció a mi alrededor, incluso aquél hedor a vampiro. El centro de atracción de Bella era incluso aún más fuerte siendo vampiro, su luz me cegaba, me atraía, me quemaba. Necesitaba tocarla, necesitaba sentirme parte de esa luz y algo dentro de mí sabía que era mía, dado que no existía nada más. Aquél hermoso planeta, recién reconstruído desde las cenizas brillaba con intensidad, eclipsaba al sol de fuera, al calor estival de una tarde de verano, ya no podía sentir nada más, el dolor que había experimentado durante días y días estaba remitiendo y poco después no quedó nada.
    Y ella se levantó, grácil y delicadamente para posarse ante mí con una sonrisa que le recorría todo el rostro con felicidad, ¿cómo podía estar esto pasando? ¿Volvía a soñar? Ella parecía contrariada de alguna manera, pero seguía sonriéndome y también le sonreía a Edward, que había compuesto una sonrisa triste que yo no podía entender. Es decir, era obvio que Bella me agradecía por haberla salvado o casi salvado y nada más, después volvería con él y asunto arreglado, pues el tratado no hablaba de nada de semi vampiros. Pero él seguía triste...

    — Ella te ama a ti, Jacob Black -afirmó mirándome de hito en hito- La has imprimado, puedo verlo en sus ojos, en sus pensamientos... ella ya no me pertenece.

    Si no hubiera visto cómo éste movía los labios habría dado por supuesto que me había imaginado aquellas palabras. ¿Que ella me amaba?

    — Edward, perdóname -dijo ésta- Yo nunca pensé que esto fuera a suceder, no quería que Charlie sufriera y por eso vine con Victoria, pero todo acabó mal, lo siento, nunca quise abandonarte.

    — Sé cómo funciona la imprimación, Bella -respondió él con ternura- Ustedes son compatibles al 100%, yo debo hacerme a un lado.

    — Pero, ¿qué pasará ahora? -inquirí, al recordar que ella era una semi-vampiro- ¿Qué... cómo deberá vivir ahora Bella, si es casi una de ustedes?

    — Son pocos los casos de semi vampiros en el mundo actual -contestó él- No, no te preocupes por los Vulturis, ellos no tienen nada qué ver -aclaró, sin duda contestando a un pensamiento de ella- Dado que también son semihumanos pueden vivir en paz, los únicos dones que obtienen al convertirse son la piel casi indestructible y la belleza, aunque claro, tú ya la tenías incluso antes de esto.

    Ella le sonrió antes de volver a pedirle perdón.

    — Ahora, váyanse. La batalla ya ha terminado y debo reunirme con mi familia, así como ustedes deben reunirse con los suyos. Bella... gracias por todo, espero que realmente ambos sean felices, como te dije alguna vez, me hago a un lado... cuídate mucho.

    Y tras esto desapareció tan rápido que no lo alcancé a ver, dejándonos solos. Ella parecía triste por haberle hecho eso a alguien a quien había amado tanto, pero como siempre trató de fingir que no era así, algunas cosas no cambiaban.

    — Tenemos que irnos -sentencié- Charlie debe de estar muy preocupado por ti.

    Ella asintió y tras transformarme, eché a correr con ella en mi espalda muriendo de felicidad, pues pude enterarme de que habíamos ganado sin sufrir bajas y de que todos aceptaban a mi Bella como semi-vampiro, sin culpar a los Cullen de nada. ¿Qué podía ir mal ahora? Sonreí -si es que eso se puede hacer siendo un lobo- y seguí mi camino hacia la casa de Bella.

    Ella era mi planeta y yo su satélite, ahora más que nunca no me arrepentía de ello, de haberme esforzado, de haberla cuidado, pues había tenido mi recompensa y era parte de aquella luz, lo sería hasta que se extinguiese, para siempre.

    FIN.
     
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