Compartimento Verde

Uno de los compartimentos del tren. Pero... el ambiente en este lugar es diferente al del Velvet Room...

 

Nagi se puso de pie lentamente. Estaba en algún lugar... parecido al Velvet Room. Pero que definitivamente no era el Velvet Room.

La misma luz azul pálida iluminaba el lugar... pero las paredes eran de un color verde oscuro, similar al de las plantas muertas. No sabía por qué... pero esa fue la sensación que tuvo al tocar la fría pared.

—Ugh, ¿sigues aquí? ¿Qué haces con vida todavía?

Era una voz femenina fría... y sorprendentemente familiar. Nagi levantó la vista. Su madre le devolvió la mirada.

Sin duda era su madre, la reconocería donde fuera... pero lucía diferente. Su cuerpo estaba rodeada por una especie de aura púrpura... pero la veía, oía su voz... era ella, ¿verdad?

Contenido oculto

Mori

 

Nagi Watanabe

Se había quedado muda, sin capacidad de decir palabra alguna, su madre estaba ahora frente suyo, a pesar de esa aura purpura que estaba a su alrededor, pues era imposible que existiera alguien idéntica a ella ¿No? Ella no tenía hermanas, mucho menos aun una gemela.

"¿Qué haces con vida todavía?"​

Eso se sintió como una estaca en el corazón, una bien fría que no dejaba ni siquiera sangre brotar, pues la congelaba por completo, palabras tan gélidas como las miradas de su madre que escasamente vio hacerlas en contadas ocasiones, cómo cuando lavaba los platos mirando el atardecer por la ventana, o se miraba el vientre materno que alguna vez estuvo acariciándose cuando su hermano y ella esperaban impacientes el nacimiento de Kazuki...

O cómo la de ese día, de esas pocas veces en que su padre sacaba tiempo libre del trabajo para ir al parque todos juntos en familia, jugando tanto Ichirou, Kazuki, él y ella, mientras su madre los miraba desde el banco de la plaza, esa vez que intercambiaron miradas y casi pudo sentir que se hundía en la oscuridad de sus ojos, pero en todas las ocasiones sabía deformar su rostro completamente a una sonrisa "genuina"

Nagi sintió un escalofrío completo, y sintió un nudo en el pecho. Al parecer los esfuerzos del peculiar chico de sombrero iba a ser en vano, pues nuevamente sentía el bombeo de su corazón en la cabeza, mientras sus ojos se humedecían con lagrimas calientes.

—¿Qué... qué has dicho? — Un hilillo de voz salió de su boca, y sintió que le faltaba pared donde aferrarse.

¿A caso no eran suposiciones suyas? Es verdad, a veces se sentía una completa inútil en su casa, estaba lejos de ser el orgullo de la familia, a diferencia de su hermano mayor, y hasta Kazuki parecía ser mucho más productivo que ella, y si no lo era, no importaba ¡Pues no podía igualar su haraganería con la de un niño de siete años! Sentía que en cualquier momento le daba una arcada. A pesar de toda las inseguridades que le diera el tema Nagi sentía que su madre si la quería, nunca le hacía completar de todos los castigos que le daba, y le perdonaba varios errores que cometía, no la trataba de estúpida por sacar malas notas, a pesar de que se enfadara cada vez que llegaba con una calificación roja a la casa, y sobre todo, siempre volvía con una sonrisa del trabajo, aunque le durara poco por el agotamiento del arduo trabajo... ¿Todas esas acciones eran en realidad falsas?

¿Era verdad que la odiaba y solo era un peso para ella?...

¿Conocía realmente a su madre?

—No es verdad —murmullo, entre lagrimas y mucosas con una voz totalmente quebrada. —¡No puede ser verdad! —gritó, cómo nunca antes había hecho, más fuerte que nunca.

 

—Ugh, esa es mi línea —se quejó la Sra. Watanabe—. No puede ser verdad, ¿en serio tengo que desgastarme la vida por una mocosa como tú? Yo soy mejor que esto...

>> Tuve que trabajar de todo tipo de cosas. Tuve que limpiar retretes por tu culpa. ¿Quién me mandó a tener hijos? Si tan sólo no los hubiese tenido... ¿por qué tuvieron que nacer con vida?

>> ¡¿Por qué no puedes simplemente morir y dejarme en paz?!

Tras gritar esto último, la Sra. Watanabe movió sus brazos, y una fuerte ráfaga golpeó a Nagi con violencia, lanzándola contra la pared. La chica intentó respirar, ponerse de pie, y cayó en la cuenta de que la situación era demasiado real; esto definitivamente no era un sueño.

 

No podía creer lo que escuchaba ¿No querer hijos? ¿En verdad era así? ¡Pe-pero ella siempre los había tratado con mucho cariño! A pesar de ser enojona a veces o de vez en cuando querer un tiempo a solas ¡Eso era completamente normal en las personas! ¿Pero odiarlos hasta al punto de no querer que hayan nacido? Estaba empezando a sentirse verdaderamente mal, ya ni lagrimas le quedaban para soltar y su nariz estaba toda moquienta, debía verse horrible.

—Pe-pero no es culpa nuestra nacer ¿verdad? —susurró casi inaudiblemente, Ichirou, Kazuki, ella ¿En serio ninguno valía la pena para estar en aquel mundo.

—¡¿Por qué no puedes simplemente morir y dejarme en paz?!— Nagi miró directo a los ojos, y no alcanzó a ponerse en alerta cuando una ráfaga de viento la hizo azotarse contra la pared de al fondo, golpeándose fuertemente la cabeza en el proceso. Respiró con dificultad en el piso, apoyándose en la pared en un intento de pararse, pero el tambaleo casi la hace caer nuevamente, todo le daba vuelta. Todo era real, definitivamente lo era, el dolor punzante en su cráneo y la angustia que sentía en ese mismo momento.

 

—¡Es vuestra culpa! —chilló la mujer, furiosa—. Es su culpa, es su culpa, es su culpa... debieron haber muerto, maldita sea...

—¿Es eso lo que sientes?

Otra voz había hablado. Nagi levantó la mirada, temblorosa de ver con qué se encontraba ahora. Y... fue Nagi quien le devolvió la mirada.

Una chica idéntica a ella estaba frente a sus ojos. Otra Nagi... una Nagi con ojos dorados, pero salvo por eso era prácticamente igual a ella. La miró con curiosidad, como si le intrigara saber qué iba a responder.

—¿Dejarás que esas cadenas te aten? —preguntó la otra Nagi—. ¿Es tu culpa que te aten? ¿Qué es lo que quieren, Nagi? ¿Te dejarás morir víctima de ti misma... o tendrás la confianza en ti misma para vivir?

 

Nagi Watanabe

Nagi se miró así misma, y en verdad le costaba creerlo, pero adelante de ella había una chica que lucía exactamente igual a ella, a excepción de los brillantes ojos amarillos.

—¿Es eso lo que sientes? —... ¿En realidad sentía que sus padres no la amaban?

—¿Dejarás que esas cadenas te aten? —escuchó que le decía. — ¿Es tú culpa que te aten? ¿Qué es lo que quieres, Nagi? ¿Te dejarás morir víctima de ti misma... o tendrás la confianza en ti misma para vivir?

Estaba impactada, y la verdad es que tenía razón, a diferencia de su "madre" al frente. Se echaba la culpa de que sus padres se separaran por ser una inservible, un estorbo, un ser que lo único que hacía era darles más bocas que alimentar, más preocupaciones por las que estresarse... cuando la realidad era que la única que creía que eran una molestia era ella misma, pues sus padres siempre les brindaron todo el amor que les fue posible, a pesar de los arrepentimientos que cargaban ellos mismos. Qué sus padres hayan perdido esa chispa de amor que los unió en su juventud no era culpa Ichirou, ni de Kazuki, mucho menos de ella ¡Eran sus propios padres los que habían roto su lazo de amor! Que desde el inicio nunca fue lo suficientemente fuerte.

Nagi golpeo fuertemente la pared del vagón, aunque fue mayor el dolor en su mano que el ruido provocado, y miró directamente al ente delante de ella.

Estaba enfada, como nunca antes lo había estado en toda su vida.

Por que ella sabía que a pesar de que sus padre y madre cargaran con arrepentimientos nunca serían capaces de adjudicarle sus errores a sus hijos.

—¡¿Qué te crees que dices, engendro del demonio de pacotilla?! — Su voz sonaba fuerte y clara, sin perder su toque agudo.

Porqué sus padres se habían trasnochado millones de horas para poder criarlos a pesar de recién haber cumplido la mayoría de edad en el nacimiento de Ichirou, y continuaron así hasta llagar al nacimiento de Kazuki, ya sea su padre asiendo horas extras en el trabajo que destrozarían la de paciencia de cualquiera, o su madre quedando reclusa la mayoría del tiempo en casa porque si no era Ichirou quien enfermaba, podría ser Nagi, o Kazuki el que corriera peligro de quemarse en un horno, y si no se habían separado hasta el momento más extremo fue por el bien de ellos, porque los amaban, a cada uno de sus hijos. — ¡Mi madre no es nada una debilucha enclenque como tú! — Y a pesar de que sabía que sus padre nunca iban a volver a amarse de nuevo, que nunca iban a volver a ser la "ideal" familia feliz, ella aún los amaba a ambos... — ¡Así que no vuelvas a hablar de mi familia como si la conocieras! ¡Estupido demonio! — Y su más profundo deseo era que ese amor fuera reciproco en todo el futuro que le quedaba por delante. — ¡El único ser detestable en esta sala eres tú! —sentenció, quedándose completamente sin aire, con una respiración frenética.

Había sido estúpida, obviamente que su madre no la odiaba, porque ella no tenía la culpa de que ya no se amarán con su padre, y ahora Nagi era quien debía tomar la responsabilidad y dejar de echarle la culpa al divorcio de sus padres de odiarse así misma.

—La única culpable soy yo. —Se dijo, porque así era, ella era la inconforme de ser una adolescente inútil, de promedios bajos y sin objetivos en la vida. —Y solo yo puedo cambiar eso. —concluyó con una expresión triste al percatarse de la realidad, pero al mismo tiempo más decidida que nunca a afrontarla.

 

La otra Nagi sonrió ante su resolución. Ese fuego... esa determinación en sus ojos... eso había estado esperando ver.

—Correcto —asintió la otra Nagi. Un brillo emergió de ella... y envolvió por completo a las dos jóvenes.

Contenido oculto: Background Music (?)

De repente, Nagi sintió un extenso dolor por todo su cuerpo. Gimió de dolor y se tomó la cabeza... sentía como si le fuera a estallar... esto era...

"Finalmente lo has comprendido... has mostrado determinación, y coraje... no pierdas eso de vista otra vez..."

Esa voz... podía oírla... era la voz de sus propios pensamientos, pero a la vez no lo eran... eran algo superior, algo poderoso... podía sentir su poder... argh, su cabeza... le dolía...

"Basta de sufrir... basta de miedos... basta de reprimirte, y tirarte a ti misma hacia abajo... es hora de decir basta... lo diremos juntos, pues después de todo..."

Chilló y gritó de nuevo a causa del dolor. Apretó las manos, formando puños, hasta que los nudillos parecían a punto de sangrarle. Este era... el poder que había permanecido dormido...

"Yo soy tú... y tú eres yo..."

Y entonces ocurrió. El dolor se había esfumado... sólo su poder quedaba ahora. Nagi miró hacia delante con confianza. Sus ojos, los ojos de la Nagi real, ahora eran los que irradiaban aquel sobrenatural brillo dorado.

Un aura de color verde suave la envolvió. Su poder había despertado. En ese entonces sucedió... el espíritu de un enorme tigre blanco, envuelto en una especie de místico viento, apareció junto a ella. Su cuerpo fantasmal parecía ser el origen del aura que los rodeaba. El espíritu movió una de sus patas frontales, y el viento a su alrededor comenzó a girar, brillando con intensidad. El brillo llegó hasta las manos de Nagi... y se transformó entonces en lo que parecía ser un arco y flecha. Un carcaj con infinitas flechas apareció también colgado a su espalda. El espíritu del tigre sonrió con satisfacción.

Byakko. Ese era su nombre. Su otra parte, su otra mitad, su verdadero potencial... su verdadero ser. Su Persona.

Del otro lado del compartimento, el aura púrpura alrededor de la Sra. Watanabe se había vuelto incluso más errática. Ahora que Nagi tenía su propio poder, veía lo que era en verdad... un monstruo negro, feo y repulsivo. Un monstruo que debía ser eliminado.

—¡Muéstrales nuestra determinación, Nagi! —rugió Byakko, listo para el combate.


Sombra Watanabe
HP: 60/60
Fuerza: 15
Magia: 10
Defensa: 10
Agilidad: 1
Ataques:
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 10]
-Great Bash (Ataque físico leve a todos los enemigos) [Daño: 10]

Contenido oculto

Mori ¡has despertado a tu Persona! Dejaré aquí tu ficha de combate (editaré también tu perfil en "Listado de Personajes" para incluirla). Debes ganar tu primer combate para progresar.

¡No olvides leer los Tutoriales para entender cómo funcionan las batallas en el rol!

Nagi Watanabe (Lvl 5)
HP: 110/110
MP: 65/65
Fuerza: 17
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Arco de Viento (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Byakko

Contenido oculto

• Garu (Ataque de viento leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 25 | Costo: 5 HP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

La Nagi frente a ella comenzó a brillar, y junto con ella la propia Watanabe, pues ahora eran una, y no podría estar más boquiabierta, completamente asombrada ante eso.
—¡Ahhhg! — Rápidamente aferró sus manos a su cabeza, apretando los puños con todas las fuerzas que tenía, mientra dejaba sacar un alarmante gemido de dolor.

Era doloroso, sumamente doloroso, sintiéndose cómo si su cráneo se partiera en dos, esparciendo un hormigueo punzante desde su frente al resto de su cabeza, la cual parecía que estaba a punto de estallar.

"Basta de sufrir... basta de miedos... basta de reprimirte, y tirarte a ti misma hacia abajo... es hora de decir basta... lo diremos juntos, pues después de todo..."

Sentía que sus cortas uñas estaban a punto de rasgar sus palmas, y la presión hacía doler los huesos de sus dedos, y la confusión era mayor al no poder diferenciar sus propios pensamientos de los de la otra Nagi, sus piernas temblaban y sentía que en cualquier momento se volvía a desplomar contra el piso, golpeándolas.

"Yo soy tú..."

— Y tú eres yo —sentenció alzando la vista, con el ceño fruncido y desafiante hacía el ente que imitó a su madre, sin dolor alguno ahora, y con una confianza que solamente sentía en extrañas ocasiones, pero primera vez generada por ella misma, pudiendo así levantarse firmemente ante el peligro.

De reojo miró a un enorme tigre que apareció a su lado, sus pupilas se achicaron, sorprendida de la majestuosidad. Y a pesar de lo mucho que le atemorizaban los animales salvajes este no era el caso, pues bien había entendido que era parte de ella y siempre le había acompañado, a pesar de nunca haberse percatado.

Porque si algo era un buen calmante para sus penas era un buen soplo de aire fresco, o el escuchar los consuelos de algún se querido, transmitidos gracias al aire.

Y como por acto de magia el tigre hizo aparecer arco y flecha en sus manos, que a pesar del peso de este pudo soportarlo sin balancearse ni un centímetro, a diferencia del carcaj, que apenas se materializó en su espalda la hizo inclinarse atrás, pero más veloz fue su pierna izquierda que casi por instinto se posiciono un paso atrás de manera vertical a la otra, impidiendo que cayera con desgracia al piso. Soltó un suspiro de alivio.

El espíritu del tigre sonrió con satisfacción, y Nagi le devolvió el gesto con una tímida sonrisa.

Mirando nuevamente al frente vio notó como la figura de su mamá se iba distorsionando erraticamente, cosa que le hizo tragar saliva, al final tendría razón.
Resultó ser un monstruo sumamente oscuro, llegaba a ser tan repulsivo que darían hasta arcadas. Nuevamente estaba sintiendo un poco de nuevo, ella nunca había tocado un arco y flecha en su vida, con suerte una resortera, ¿En serio podría manejar aquello?

—¡Muéstrales nuestra determinación, Nagi! —rugió el tigre a su lado, que sin saber como reconoció como Byakko.

Una confianza entonces se extendió por todo su cuerpo, sin si quiera conocer el origen, pero seguramente relacionado al ente del tigre.

No importaba que tan mala llegara a ser con el arco, el vagón era pequeño, por lo que hasta sus peores tiros le llegarían, eso de seguro. Aparte, su entidad perdida por fin volvía a estar con ella, por lo que mejor sería aprovecharla lo más posible.

—¡A-ayudame con el primer golpe, por favor! — Le pidió, a lo que Byakko claramente entendió que debía utilizar un Garu.

Contenido oculto: Ficha de Batalla

Nagi Watanabe (Lvl 5)
HP: 110/110
MP: 61/65
Fuerza: 15
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Arco de Viento (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Byakko

Contenido oculto

• Garu (Ataque de viento leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 25 | Costo: 5 HP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

Un violento viento envolvió a la monstruosa sombra, y la golpeó con fiereza. Juntando sus restantes fuerzas, arremetió con un Bash.

Sombra Watanabe
HP: 25/60
Fuerza: 15
Magia: 10
Defensa: 10
Agilidad: 1
Ataques:
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 10]
-Great Bash (Ataque físico leve a todos los enemigos) [Daño: 10]

 

Nagi notó como la criatura había recibido aquel ataque, si que le había dolido al parecer.

— Bien merecido te lo tenías —murmullo Nagi, pero antes que se diera cuenta algo la había golpeado, haciendo que todo el cuerpo le doliera superficialmente. Para su suerte, ese dolor rápidamente se volvió casi imperceptible.

Y sin pensarlo dos veces, utilizó nuevamente Bash.

Contenido oculto: Ficha de Batalla

Nagi Watanabe (Lvl 5)
HP: 105/110
MP: 57/65
Fuerza: 15
Magia: 25
Defensa: 20
Agilidad: 8
Comandos de batalla:

Contenido oculto

Arma: Arco de Viento (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Byakko

Contenido oculto

• Garu (Ataque de viento leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
• Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 25 | Costo: 5 HP]

Defender
Usar Ítem
Escapar

 

La sombra que en algún momento se había asemejado a su madre gritó con agonía. Se tambaleó hacia atrás... y finalmente desapareció en un haz de luz negra.

¡Combate ganado!
Obtienes:
+100 Exp
+1000 Yen

Contenido oculto

¡Nagi sube a Lvl 6!
Mejoras en estadísticas:
+5 HP
+3 MP
+1 Fuerza
+2 Magia
+1 Defensa
+0 Agilidad

Unos momentos después de terminado el combate, todo regresó a la normalidad en el compartimento. Byakko desapareció, y también lo hizo el brillo dorado de sus ojos... pero sabía que no era una total desaparición. Podía sentirlo en su interior... ese poder le pertenecía... y la acompañaría siempre.

—Je, nada mal, eh... —dijo una voz femenina tras ella.

Nagi se volteó... pero no vio a nadie allí. En su lugar sí encontró una puerta. Que extraño... juraría que eso no estaba allí antes. ¿En qué momento se materializó?

La puerta era de un fantasmal color azul, y había una gran mariposa en el centro. Le pareció sentir... que esa puerta la llevaría de regreso al Velvet Room. ¿Obtendría respuestas si regresaba allí? Sólo había una forma de saberlo...

 

Nagi Watanabe

Nagi no puedo evitar retroceder unos pasos hacia atrás al escuchar a la criatura gritas con agonía, y por un momento se sintió mal... "Pero no es un ser vivo... ¿Verdad?" Algo le decía que no, aparte de los humanos ningún otro ser vivo se dedicaría a atormentar a otro por el mero placer propio, no siendo totalmente consciente. Esa criatura debía ser un ser completamente oscuro, salida de vaya a saber que entrañas del mundo. Un ser de una oscuridad antinatural, un ente que debía ser eliminado.

Y de a poco, el compartimento empezó a volver a la normalidad, y junto a aquello Byakko desapareció, posicionando sus manos por donde debería estar su corazón Nagi sonrió, podía sentirle con ella, le pertenecía y la acompañaría por siempre... porque eran el mismo ser y nunca habían estado separados, aunque si desconectados.

—Je, nada mal, eh —dijo una voz desde atrás, sobresaltándose un poco Watanabe miró a todos lados, pero no pudo encontrar a la causante, aunque si encontró una puerta que no había notado que estuviera antes... por qué no estaba antes ¿Se habría materializado recién?

La puerta era de un azul fantasmal con una gigantesca mariposa en el centro, tenía la leve sensación de que con ella regresaría a Velvet Room... ¿Obtendría algo volviendo a ese lugar? El viejo parecía nunca querer aclarar nada...

Pero tal vez encontraría a todos los estudiantes de los que se había separado, como el chico Yokai, la sempai Akiko, la valiente chica que parecía no temer encarar a un monstruo, el tímido chico que les había dicho que estaba bien tener miedo ¡Ah! Y la tipa de pintas delictivas de la cual se aferró cuando temía que iba a morir... Ninguno de ellos parecía ser malo, y le empezaba a preocupar el bienestar de todos ellos... Hasta el tipo lobo le preocupaba un poco.

¿Ellos volverían a Veluvetu roomu? de seguro que sí, lo presentía, pues, después de todo, no habían muchos caminos que elegir.

Ya decidida abrió aquella puerta lentamente, mientras sentía la gélida brisa chocar contra su rostro mientras más se abría.

Y así, Nagi Watanabe dejó el vagón, y de paso, sus mayores cadenas.