Compartimento Púrpura

Nuvoir Yang

De un momento a otro, como había iniciado todo, se había acabado... Tsk, que equivocado estaba.

Seguía siendo mecido, pero por esta ocasión en el suelo. Cuando abrí los ojos tardé en hacer girar los engranes en mi cabeza... ¿Habia fracasado? No... Solamente no entendía aún lo que Igor se refería. Y estaba por verlo.

Cuando fui incorporándome miré alrededor, no había nada en el sentido de alguna ventana o una puerta, es como si estos estuviesen camuflados, pero el color de las paredes no ayudaba a ver nada, el rebote de luz era nulo, tanto que hasta en las zonas que no daba la luz era oscuridad pura.
Tché... ¿Y ahora qué? ¿Porque tenía que hacer esto? Mi molestia era cada vez más notable, buscando ahora por las paredes alguna salida, sin éxito, comenzando a desesperarme cuando aquella voz me hizo congelarme...

Mis ojos se abrieron como platos, girándome rápidamente al ver ahí a aquella maldita figura... Mi padre.
—¡¿P-Pero cómo me encontraste?!—. Exclamé con claro tono de angustia como rabia en mi voz, estaba helado, incrédulo. Incapaz de comprender qué hacía allí cuando noté su extraño aspecto.

¿Pero qué estaba pasando? El shock estaba encima mío como para dejarme pensar.
>>¡¿Que le hiciste a ella?! ¡¿Que demonios quieres?! ¡¿Y ahora qué clase de teatro me tienes preparado?!

 

Nuvoir Yang

Mi padre había reaccionado tal y como lo esperaba, lo que no había sido normal era su velocidad como su fuerza, al sujetarme, era increíble. Esa fuerza... Simplemente no era normal, la sensación era demasiado real, la asfixia, el agobio, patalee intentando liberarme sin éxito alguno, mientras le escuchaba hablar.

Solté un quejido, me daba pavor como también me daba rabia... ¿Su lugar..? ¿Mi lugar?

Sus palabras finales en veredad calaron, así había sido siempre... ¿No?
Al final me aventó contra la pared para hacerme gritar un instante del dolor, rematando con la caída, quedándome ahí, en el suelo por un instante, tosiendo, esto... Esto no podía ser un sueño... ¡¿Pero que mierda estaba pasando?!

Fui incorporándome como pude, mirándole entre tristeza y rabia, sin salida, sin opciones. ¿Que tenía que hacer? ¿Doblegarme? ¡¡Sobre mi cadáver!! ¡Ese desgraciado nunca recurriría a la diplomacia!

Le miré, mientras me tronaba la espalda por el impacto.
—Mi lugar... Dices.—sonrei entonces. —Claro, ¿sabes que? Prefiero caer aquí y ahora antes de volver a ser tu jodida marioneta. Vamos... Sigue golpeando cuanto quieras, intuyo viniste por venganza... ¿No? Por romper tus amadas reglas—. Sentencié entonces, mientras me erguía, no me importaba si era inútil. ¿Es que acaso antes me atropellaron o algo y esto es un especie de limbo?

De cualquier forma, no le iba a dar el gusto de verme doblegado... Ya no, ya le di suficiente satisfacción.

 

Nuvoir Yang

Los azotes eran potentes, dolorosos, fríos. Incapaz de entender qué estaba sucediendo o de luchar de alguna manera contra aquello... ¿Qué podía hacer? Es... ¿Es acaso esto un castigo? ¿Es esto lo que merezco por desobedecer a mi padre? ¿Merezco esto?

No podía saberlo, no me importaba... Todo acabaría pronto, ¿no?

...

Cuando di otro azote en el suelo, alguien más hablo, alguien ridículamente familiar, tanto que podría jurar que era... espera.
Al elevar mi mirada como pude, lo ví, incrédulo. El colmo de lo extraño... el ser de ahí. ¡Era yo mismo! ¡Un calco perfecto! Pero... era como mi padre, tenía esos ojos dorados más no esa aura.

En el suelo solo pude bajar la mirada ante sus palabras. ¿De verdad era yo mismo? Bueno, si sonaba como yo pensaba en esos instantes, era aterradoramente preciso.

—No... no quiero ser su marioneta, jamás, ya nunca jamás pero... ¿Cómo? Me ha encontrado, me he levantado, dispuesto a luchar pero es como si algo me faltase. Simplemente... no lo entiendo—. Dije, abatido, aunque volví a elevar mi mirada, tratando de levantarme.

—Huí... Huí aún siendo demasiado joven de casa... de mis lujos, de toda esa gente... de... de mi madre. ¿No es eso acaso suficiente para demostrar que empezaba a valer por mi mismo? Al fin... lejos de él, aunque... mi... nuestra madre—. Dije, empezando a soltar una lágrima, ciertamente afectado.

 

Nuvoir Yang

Volví a escuchar con atención a las palabras de mi mismo, quedándome ahí, aún arrodillado en el suelo, analizando todo lo que decía. Pero al final, tenía razón. ¿Huir era lo correcto?

Con gran esfuerzo, me levanté y miré a... quién sabe... ¿mi subconsciente? de nuevo, y aún con todo el jodido daño encima, traté de erguirme.

—Tienes... tienes razón—. Dije entonces, mientras volvía a respirar con dificultad pero con fuerza, tratando de dejar el dolor atrás.

—Si, puede que haya huido. Pero también lo hice por ella, porque mi madre ya no sufriera más, al menos si aún pudiera verme. Huí para dejar de ser su juguete, pero también para crecer como la persona que soy—. Dije, está vez decidido.

—¡No me importa cuántas veces deba caer! Yo estoy decidido a acabar con todo lo que él hizo. Lo intenté una vez, y si voy a tener la oportunidad de hacer otro intento... ¡Lo haré! Eso es lo que mi madre habría deseado, que me quitara esta maldita duda de encima, y... por una vez. Encararlo y romper todo el pasado que provocó en mi vida... ¿Me rompió? Lo hizo, pero no lo hará por segunda vez. Ya no—. Dije, está vez decidido pese al daño.

 

Nuvoir Yang

Conforme iba hablando, mi otro yo me miraba muy profundamente, recordándome de alguna manera a la de Igor. Como si me estudiase, cuando al finalizar, hubo un breve silencio el cual él reaccionó con una sonrisa de lado. Musitando algo curioso. ¿No olvidar esta sensación?

En ese momento, aquél clon brillo como pasó lo mismo conmigo, no solo eso, comencé a sentir que me prendía en llamas, juraría que por un momento podía verlas, dolía horrores, tanto que de verdad comencé a creer que me calcinaba y me rasgaba desesperado por ese dolor, como buscando torpemente un alivio. La agonía era real y mis gritos lo reflejaban, sin en cambio. Algo en todo ese dolor me provocaba una extraña sensación de empoderamiento. Algo cambiaba...

Aquella voz hablaba de nuevo, juraba reconocer que era yo el que hablaba pero al mismo tiempo tenia un toque lo suficientemente único como para saber que no solamente era yo, era una extraña mezcla de una dualidad pero a la vez de ser uno solo.

Escuché con extraordinaria atención sus palabras, todas y cada una de ellas calaron profundamente en mi y me llenaban de orgullo, era cierto. ¿Como podía ser tan estúpido? ¡Yo no tengo porqué depender de nadie! Mucho menos de alguien como mi padre, en ese momento, lo había entendido.

Pude sentir cómo había caído de rodillas por la severa sensación de energía y poder, haciendo movimientos torpes con las manos cuando aquella frase final me dio el impulso final que necesitaba.

—¡¡YO SOY TÚ, Y TÚ ERES YO!!—. Exclamé con fuerza mientras ahora sentía como el poder me recorría como un huracán interno y no sólo eso, si no que hasta mi aura alrededor lo demostraba totalmente, mi pelo y hasta mi ropa ondulaba levemente como si una invisible brisa se soplase y mis ojos brillaban con ese mismo color dorado, mirando con severa determinación a mi padre.

Pronto sentí como un gran cúmulo de energía se separó para crear un especie de vínculo el cual, se manifestó en otra persona, mucho más alta de lo normal, portando un bastón como una llama en sus manos. En cualquier otra circunstancia me habría exaltado, pero lo tenía. Ese era como mi fuerza interior, todo mi poder en estado físico y hasta mágico.

Este hizo alguna acción con su bastón y otro cúmulo de energía apareció en mis manos, como si hubiese hecho todo esto por toda mi vida, al momento de sujetarlos aparecieron dos kunai los cuales hice girar y me coloque en pose ofensiva mientras hacia un ademán en el aire con ambas, con gran maestría.

Más temprano que tarde todo se había aclarado, aquella figura no solo no era mi padre, si no que ahora se manifestaba como una aberración lo cual me hizo chasquear la lengua de disgusto.
—¡Asi se habla, Eshu! ¡Ahora vamos! Tenemos basura que erradicar—. Sentencié para volver a posicionarme y añadir.
>>Vamos Eshu, demuestrale a este pesado tu poder... ¡Usando Gry contra él!

Nuvoir Yang (Lvl 7)
HP: 125/125
MP: 76/80
Fuerza: 22
Magia: 22
Defensa: 23
Agilidad: 6
Comandos de batalla:
Arma: Guadaña Negra (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Eshu
-Gry (Ataque de gravedad leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 5 HP]
Defender
Usar Ítem
Escapar

 

Nuvoir Yang

El ataque fue mucho más brutal de lo esperado, tanto que escuchar su chillido me provocó una sonrisa de satisfacción. Oh, pero claro que no sería fácil. Aquella cosa me atacó con gran fuerza pero yo ni me había inmutado, si bien la tajada fue fuerte, lo único que me provocó fue un corte en la ropa y una sensación de rabia.

—¡Desgraciado! ¡Arruinas mi uniforme! Me dejas a merced de las excusas... Tsk. ¡Ahora probarás mi propia fuerza!—. Exclamé para después ser yo quien atacara con Bash.

Nuvoir Yang (Lvl 7)
HP: 123/125
MP: 76/80
Fuerza: 22
Magia: 22
Defensa: 23
Agilidad: 6
Comandos de batalla:
Arma: Kunais de Hierro (Ataque físico; 10 de daño)
Persona: Eshu
-Gry (Ataque de gravedad leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 4 MP]
-Bash (Ataque físico leve a 1 enemigo) [Daño: 20 | Costo: 5 HP]
Defender
Usar Ítem
Escapar

 

Nuvoir Yang

Después de ejercerle un corte en "X" a aquella cosa, di un pequeño salto hacia atrás para regresar a mi lugar y contemplar cómo se retorcía, al final estalló en oscuridad. Mi mirada jamás dejó de estar severa hasta que todo fue desapareciendo. Primero la adrenalina, luego a Eshu como las armas en mis manos. Pude sentir como todo volvió a la normalidad, sin en cambio. Eshu, aún lo sentía latente en mí.

Me miré en ese instante cuando unos suaves aplausos me pusieron alerta y me giré, ahí estaba, el asistente de Igor. Así que me había estado evaluando... Que... Interesante.

Comenzó a hablar, inclusive haciendo una breve reverencia, yo solo pude quedarme aún algo extrañado, a esas alturas era obvio que todo era real. Aunque aún muchas preguntas me invadían.
Como fuese, Isander sacó un reloj mientras analizaba sus palabras... ¿Tricksters? Que curiosa palabra, al parecer habían mas personas como nosotros, y eso sin dudas me interesaba.

Al final me sentí agradecido no solo por Eshu y su latente fuerza, si no por su halago, bueno, se tenia que admitir que esto era bastante emocionante. Omitiendo la breve tortura mental a la que fui sometido, pero estaba claro que era necesario.

Pronto una salida emergió, parecía ser el momento de preguntar pero honestamente sentía que solo tenía que esperar un poco mas. Volteé hacia la extraña y lujosa puerta, y en silencio, comencé a caminar hasta ella para acto seguido, empujar y así, abrirla.