Advertencia, el siguiente relato contiene chilenismos (? La última vez que la vi… ¡Vaya, cuantos años! La recuerdo danzando con destreza entre la multitud de aquel once de septiembre. Entre las veredas de aquella avenida, inundadas en un mar ácido y químico de lágrimas que conmemoraban a los caídos, ella se desplazaba hacia el horizonte: dónde el sol se interceptaba por un enorme camión blindado. Bajo su alero, se extendía una luz intensa que logró atravesar mi corazón en un instante y, por desgracia –pero a modo de proteger su vida- reposaba su rostro salvaguardado entre una camiseta, que tenía sus pequeñas mangas amarradas a la altura de la nuca, dejando solo así sus preciosos ojos pardos a la vista. Yo estaba ahí con ella, a un par de metros, sosteniendo la resistencia de mi pueblo representada en una bandera rojinegra. La había conocido hace unos tres años, en una asamblea de estudiantes. Ella contaba con varios compañeros detrás suyo, pero no porque fuera particularmente hermosa superficialmente, si no porque era más combativa que todos nosotros juntos, y eso la hacía hermosa en todos los aspectos de la palabra. Cuando me enamoré del pueblo, me enamoré de la lucha, cuando me enamoré de la lucha, me enamoré de la guerrilla, cuando me enamoré de la guerrilla, me enamoré de la revolución, y cuando me enamoré de la revolución, me enamoré perdidamente de ella. A la tercera semana de marzo le hablé. Se conmemoraba el día del joven combatiente y anhelaba salir a las calles junto con ella, aún si no tuviera nada que decirme, ya estaba todo dicho cuando cantaba las consignas populares junto a mí. Varias veces nos topamos en uno que otro carrete, vacilabamos con amigos en común y las conversaciones se daban solas, hasta que ella terminaba dando jugo, porque tenía algunos ata'os con el alcohol. Me gané su confianza siendo su compañero de marchas, asambleas, acciones y vaciles: siempre terminaba cuidándola y acompañandola cuando estaba postre al día después. Recuerdo que los pacos nos acorralaron. A fin de cuentas era un día conflictivo, y debían tener un panorama idealizado para los disturbios que, poco a poco y en honor a la consecuencia, se extendían año tras año. A varios de ahí los agarraron, les sacaron la chucha en ese preciso instante, pero yo solo sentí un cálido y áspero agarrón en mi brazo –quizá demasiado cálido-, que me apartó con violencia de aquel tumulto. A mí me daba pena, porque al final era el pueblo acorazado en un traje verde, golpeando al mismo pueblo, con sus banderas de lucha y sus molotov: al final igual estábamos destinados a golpearnos en las calles mientras que los culpables estaban viendo la tele y comiendo Sushi en una cárcel de alta ‘seguridad’ o más bien prestigio. Ella, quién me había salvado, corría a mi lado sosteniéndome la muñeca con su ardiente guante que la protegía para que no se quemara en las barricadas, a la hora de encender su mecha. Éramos dos tiernos encapuchados, corriendo hasta donde ya no llegara el sol. Y cayó la noche. Nos adentramos en la Villa Francia, los balazos podían apagar las pocas estrellas en el cielo. Nos escondimos por ahí, detrás de una bomba de bencina que poco más y ardía en llamas: pero era lo más seguro. Entre su respiración entrecortada y, para rematar, un suave suspiro de alivio, se quitó la capucha para poder hablarme con tranquilidad. Me dijo tantas cosas que mi corazón vuelve a latir al son del aletear de un picaflor cada vez que lo recuerdo. Sus palabras eran tan cálidas como el fuego electrizante de su mirada. Hablamos un rato y nos pusimos de pie, mirándonos mientras nos encapuchábamos nuevamente. Corrimos hacia la barricada, donde se desarrollaba un fuerte enfrentamiento con los pacos, pero de pronto, entre mechas y nuestras pisadas huyendo de la violencia del estado: cayó un rayo, con tal magnitud que se llevó, ahí, frente a mis ojos, a mi hermosa compañera. La yuta se acercaba, podía escuchar sus pesados bototos salpicar rápidamente con el ácido del suelo. No reaccionaba, sus bellos y pardos ojos estaban tan despiertos como nunca, tan llenos de rabia como siempre, y tan fogosos como la recordaba, pero ella ya no estaba ahí. Por fortuna, como siempre, un trueno retumbó seguido del rayo. Unas balas locas apagaron las dos estrellas más centelleantes de un cielo rojinegro.
Me encanto tu escrito a pesar de que no entendi muy bien lo sieguiente me gusto mucho adoro los finales llenos de dolor... Tu historia comenzó como una simple admiración hacia un ser indomable que solo deseaba luchar y resguarda ( a mi parecer ewe ) Pero termino con un excitante final lleno de dolor y tristeza, fuego y odio chispas y muerte (ewe)
Como siempre, me agradan tus ideas y tu forma de narrar. Me agrada también el que te metas en temas peliagudos como estos, pues de eso se hace la literatura, de tomar la palabra y hablar de lo que no se habla con simpleza, sin embargo, para ser dos personajes tan "ideologizados", me faltó más caracterización, mas rasgos que hicieran queribles a los personajes y los destacaran de un ser humano cualquiera. Otro tema que siento que quedó al aire fue el final, puesto que si bien es un giro inesperado, la sucesión de hechos que lleva a ella se siente distante (aun cuando los une la ideología), como que le pudo pasar a cualquier otro y con los mismos resultados emocionales. Creo que al relacionar los hechos finales con otros aspectos de los personajes, el final cobraría más sentido y profundidad, porque cuando un texto entrelaza varios elementos se vuelve rico, pero ojo, que hay que hacerlo con naturalidad también. Por ahí hubo una de ortografía, un "si no" que debió ser "sino". Fuera de eso, la inclusiœn de chilenismos no sería un problema si no fuera porque no es algo a lo que te apegas siempre. El texto parte con un lenguaje normal y luego adquiere el carácter informal de los chilenismos, pero no se mantiene tampoco. Si vas a escribir "ata'o", deberías hacer lo mismo con todas las vocales que nos comemos los chilenos, para que la propuesta sea consistente, sino se vuelve una anécdota del escrito que, en sí, no le aporta nada. Podrías agregar un índice con los significados de estos, por demás, puesto que son más confusos de lo que aparentan. En fin, espero seguir viéndote por estos lares :)
Me gustó el desarrollo de su amor por ella. Siempre o casi en la mayoría de las ocasiones sucede así, un paso tras otro de acuerdo a cada circunstancia. Aquí ambos compartían los mismos ideales y el combatir por estos era su vida, más incluso que ellos mismos. El final supongo que era esperado, pues cuando el peligro es pan de cada día, no puede esperarse otro *-* (A menos que se termine el conflicto por el que luchan) Fue interesante leer. Saludos.
Debo admitirlo, no sé cómo llegué a este escrito, quizá sea por el hecho que me llamó la atención que seas Chileno y te satlkeé un poco. Pero solo un poco. Ahora, debo admitir además que este escrito en particular me ha gustado, mucho. Nunca había leído en FFL algún escrito que realmente me identificara referente a mi país de referencia. Si bien hubo algunos cabos sueltos, no puedo negar que me atrapó. Tu manera de narrar, y los chilenismos antes mencionados realmente me cautivaron, no suelo leer cosas así, ni menos comentar, pero realmente sentí que en éste casi debía hacerlo. Los aspectos más técnicos referente a ortografía y gramática ya te lo han mencionado, por ello no considero necesario hacerlo yo también. Me agradan las historias con giros inesperados, y me alegra haberme topado con tu escrito. Eso c:
Oh, a mí también me ha gustado el escrito y sin duda tiene que ver en cómo lo has expresado, la narrativa y el desarrollo en general han sido cautivadores como ya te han dicho, aunque también es verdad que no entendí determinadas palabras, pero meh, es mi culpa por ser floja de no buscarlas. La idea principal me queda clara, que es esa de un fuerte compañerismo o algo más intenso en caso de nuestro narrador. Entiendo también que querías enfocarte en la admiración que tenía el protagonista hacia ella, pero me habría gustado tener un poco más de antecedentes de dónde se lleva a cabo la historia; es una especie de revolución, ¿verdad? ¿Una guerrilla de algún tipo? Hm, insisto, sé que no era el principal objetivo, pero no sé, me habría gustado conocer el trasfondo. El final lo esperaba por la temática en la que se desenvolvió todo, aunque admitiré también que me confundí un poco porque creí que nuestro personaje había muerto también, pero luego recordé que estaba rememorando esos días con ella, así que no podía haber muerto xD Pero nada, fue una muy agradable lectura :D No dejes de escribir. Me despido deseándote lo mejor. Te cuidas. Hasta otra.
