Bueno esto tiene tantas cosas experimentales que no hay otra forma de llamarle, así que wiiiiiiii. Harold Peck era un chico normal con intereses comunes, tenía unos 14 años, era un tanto fornido aunque siempre se le preguntaba terminaba argumentando que eran músculos que iban a desarrollarse al crecer, ¿por qué no?, tal vez tenía razón. Lo curioso es que justo así, Harold era el tipo de héroe que el mundo necesitaba ese día, uno que salvaría al mundo. La gente corría, se escuchaban gritos en la calle, a lo lejos un establecimiento se incendiaba, todo era un completo caos, luego aparecieron ellos, entenderán que justamente esa calle no era la más segura de la ciudad, bueno. Una enorme nave comenzó a cubrir el sol dejando a cada rincón de ciudad sumergido en una intensa oscuridad, el alma de cada hombre, mujer y niño temblaban de miedo ante este hecho que anunciaba el fin de la era del hombre, de creer que eran los únicos seres pensantes en este universo, de los únicos que podían dominarlo y por eso, para todos era incertidumbre y terror, incluyendo a…¡Pero que!. —Dark in the city night is a wire, steam in the subway earth is afire, do do do do do do do dodo dododo dodo— cantaba tranquilamente el chico un reproductor en las manos con los ojos cerrados contoneandose un poco el ritmo sin prestar atención a lo que acontecía a su alrededor. Esto seguro que si te das cuenta. Un sonido estruendoso de un silbido flameante retumbaba de pronto, un enorme disparo de plasma de una de las naves espaciales impactaba de lleno al establecimiento de comida favorito de Harold justamente, destrozándose justo frente a sus ojos en segundos en un mar de llamas. —¡Noooooo!, ¡Iba pedir una doble con queso!—exclamaba el chico poniéndose de rodillas dramáticamente golpeando su puño contra el piso—¡Los vengaré!. Así es como este héroe comenzó su cruzada, no solo por mcdonalds si no por cada restaurante de la humanidad, claro y por la humanidad misma, ellos los hacen. —Mi nombre es Harold Peck, líder de la Resistencia, cada día la lucha constante de los invasores es más ardua y peligrosa, pero debemos mantenernos firmes y unidos esa esa es la única forma de vencer, les contaré como yo me he mantenido vivo para que ustedes también lo hagan, ¡Por la tierra! —¿Eso que usas como micrófono en tu mano es una salchicha mordisqueada?—le cuestionó otro chico menor que él con cierta similitud en sus rasgos, él la oculta entre sus manos discretamente—¡Mamá Harold se sigue comiendo las provisiones!—exclamó el niño y se va corriendo. —¡No es cierto, lo que diga no es cierto! Un equipo: —Estando solo puedes ser derrotado, pero si tienes aliados ellos verán por ti. Busca tener un equipo equilibrado, donde cada debilidad sea cubierta por otro cubierta por otro. Este, es el mío. La cámara se aleja lentamente y muestra a otros dos chicos con él, los tres están en medio de un shopping lleno de cientos de tiendas de todo tipo, detrás de ellos se puede ver a un grupo de invasores y rebeldes enfrentándose en una feroz batalla. Los malos van ganando. —Él es Oliver, mi estratega, traza planes, anticipa cada movimiento, no existen una mente más ágil en ningún lado—señalaba a un chico moreno con su misma complexión girando la cámara hacia él, este saludaba— y el Alberto, mi experto en armas, conoce sobre cada clase de arma y explosivos, con él podemos derribar una de esas naves en segundos.— señala una en el cielo. El chico delgaducho de lentes se adelanta emocionado y se acerca demasiado en la cámara. —Construiremos un mecha así gigantesco, tendrá armas laser, un lanzallamas, algunas expansivas y ¡un martillo del alba!. —¿Tienes tu dedo dentro de la nariz?...¡Beto! ¡No hagas eso!, ¡Es la quinta toma que haces lo mismo!, es asqueroso y poco profesional—decía Harold dándole zapes. Mientras golpea Beto se le dispara un arma de pelotas que lleva en la manos y le pegaba a Oliver que estaba distraído justo en sus partes privadas provocando que pegara un grito. Prioridades: —Esta vida es una sobrevivencia constante, debe de tener en cuenta tomar solo necesario para sobrevivir, una mala decisión puede acabar con tu vida, sé cómo un depredador acechante esperando el momento de atacar y tomar lo que te mantenga vivo…—Harold narraba a su cámara mientras vigilaba a su costado—tenemos la tienda de jardinería, allí hay cuchillos, hachas, cosas filosas, está la farmacia, necesitamos medicinas, vendajes para los enfermos, una tienda de abarrotes donde tomaran todo lo que se puedan—indicaba a sus aliados en un mapa— nos esconderemos luego en la tienda de ropa para de allí poder salir por la puerta trasera, ¿entendido?. —¡Si Coronel Peck! —exclaman cuadrándose como soldados. Se levantaban los tres corriendo –a los cinco segundos dos de ellos ya están jadeando- gritando, golpean a diestra y siniestra todo a su paso, introduciéndose en cada tienda con los ojos entreabiertos esquivando –apenas y por suerte- disparos. —¡Chicos, uno de los invasores! —dice Oliver dando un golpazo con el bate que porta en la mano a lo que tiene delante de él. —¡Aaaaaaa algo me pegó en el ojo!—exclamó Alberto gritando. —¡Sí!, le di al extraterrestre en el ojo—prorrumpió Oliver gritando. Unos minutos más tarde se encontraban en la tienda de ropa, dos de ellos casi desfalleciendo y el otro con el lente izquierdo de sus gafas foto. —Chicos…¿qué…tienen?—cuestionó Harold jadeando. —yo tomé unas cajas de herramientas como tijeras, machetes, hachas, pero…solo eran las cajas. —Yo tengo…¡un golpe! —gritaba Beto molesto levantando sus gafas y mostrando su ojo hinchado y empujando a Oliver molesto—menso. —Lo siento, por enésima vez—respondió Oliver—Pues yo tengo unos ¡churros rellenos!, un combo —los levantaba triunfal con la mano y se metía uno a la boca. Algo por que luchar: —No pienso abandonarte, te has mantenido a mi lado en todo esto, tus ojos me muestran un mañana donde somos libres, un mundo lleno de felicidad, en tus labios encuentro la fuerza y la voluntad para mantenerme luchando y ser mejor—estás palabras dice Harold mientras la tomaba de la mano y luego de la cintura mirándola a los ojos —observa el horizonte, yo volveré—diciendo esto se aproximaba a sus labios y le plantaba un beso. A lo lejos los otros dos chicos observaban esta escena extrañados mientras su compañero se abalanzaba encima de un maniquí. —Espera, espera ¿qué?, vamos narrador, soy raro pero ¿un maniquí?, viejo… no me moveré de aquí hasta que no me pongas una chica real… Eso lo veremos. Los tres chicos estaban atrapados pero sabían que debía volver a casa, la puerta de atrás estaba cerrada por lo que armándose de valor salían corriendo hacia la entrada, dispuestos a defenderse mutuamente de cualquier amenaza que los esperara afuera. —…te dije que no lo haría y no lo haré, ellos son mis amigos ¿a quién crees que apoyaran?. …… … . Fuuu…está bien, de nuevo. —No pienso abandonarte, te has mantenido a mi lado en todo esto, tus ojos me muestran un mañana donde somos libres, un mundo lleno de felicidad, en tus labios encuentro la fuerza y la voluntad para mantenerme luchando y ser mejor—estás palabras dice Harold mientras la toma de la mano y luego de la cintura mirándola a los ojos —siempre me mantendré contigo—diciendo esto se aproximaba a sus labios y le planta un beso. Una chica pelirroja, con algunas pecas en las mejillas y una bella sonrisa lo observaba con un ligero rubor mientras le sonríe. —Lo sé mi amor, ahora vamos, tenemos que escapar—responde mientras lo acaricia de la mejilla. —Eso si es motivante narrador, ahora si ¡salgamos! —exclamó el chico saliendo de nuevo con la puerta. Apenas al salir de la tienda una monstruosa criatura humanoide con una cabeza alargada, varios pares de ojos y unas monstruosas mandíbulas de más de dos metros los intercepta en la entrada dando un enorme rugido. —¿Venganza?, ¿te vengaras de mi por no moverme?... No, no es tu momento cumbre, el clímax de la historia, ya veras. Harold observaba desesperado hacia todos lados, debía tener algo con que enfrentarlo, lo único próximo en ese momento a él era aquella bolsa de churros rellenos que Oliver había tomado y aún devoraba, algo en su interior, una especie de presentimiento místico le indicó que era lo correcto, como cuando todas las piensas se unen y los eventos que parecían simples casualidades cobran sentido en el plan que la vida nos tiene trazados. Harold tomó la bolsa de mano y de un salto de la arrojaba a la criatura golpeándolo con fuerza, la bolsa de papel se hace añicos derramando su contenido en él, cuatro churros volaron en el aire y cayeron sobre el alienígena causando que sacara una especie de vapor de su piel mientras gritaba de dolor, cayendo al piso hinchándose mientras se ahogaba. —¿Qué le ocurre a esa cosa?—preguntó la chica sorprendida. —Eso es una reacción alérgica, estoy seguro—indicó Beto analizándolo —¿Alergia estás seguro? —cuestionaba Oliver. Beto levantaba la cara un tanto un hinchado. —Ok —¿Pero a qué?—pregunta Harold sonriendo al ver su hazaña. —A todo—decía el chico de gafas apenas abriendo los ojos—creo que cada ingrediente con lo que los hacen les hace daño, por eso tuvo esa reacción tan exagerada con el organismo rápido que deben de tener. Así se comenzó a correr la voz, así es como él se convirtió en el líder de esta resistencia, de esta manera la humanidad obtenía un arma para poder pelear. Tras fracasar las armas y los recursos del hombre fueron reducidos, destruidos por las criaturas más diminutas que los vendedores en su sabiduría pusieron sobre la tierra: los churros. Prefacio. —Es una historia que contiene todo a la vez, no es un relato muy profundo pero te ayudara a pasar un buen rato, señor—le terminé de narrar al editor. Él se rió, por un segundo creo que es una broma hasta que le doy el borrador. —Una historia de un chico gordito que enfrenta a alienígenas con churros, Fenix vamos es que no puede ser así, es algo que alguien difícilmente leería, además ¿acaso habla contigo en la historia? —Sí, se le llama atravesar la cuarta pared los personajes son de cierta manera consientes que son personajes e interactúan con su creador y el mundo exterior. —Es raro, ¿Qué tienes tú? —pregunta el editor dirigiendo la atención a otro escritor que estaba a mi lado. —Pues yo señor, la historia que quiero contar es increíble estoy seguro que le gustara, es algo así como 50 sombras de gray… El editor le indica que paré con las manos. —Fenix, ahora que lo dices lo de los churros suena bastante bien.
Jajajajaja no se si en ese tiempo lograste pasarme la historia pero de verdad que me ha dado tanta gracia lo absurdo que puede sonar xD vencer con churros? Es algo bastante original y que me ha dejado algunas sonrisas, de verdad por que el chico es tonto y sus amigos son mas y aún asi logran descubrir el punto debil de los alienígenas, me gustó bastante y has mostrado tu punto. He notado algunas faltas por ahi como acentos o palabras que dañan la estética del texto, debes tener cuidado de poner palabras innecesarias y cuidar los tiempos que utilices. Muy buena historia, saludos.
Bueno, eran otros tiempos donde era más flojo y es difícil ir corrigiendo los fics antiguos, de hecho este lo redescubrí hace poquito. Bueno nena, no sé andaba loquillo, pasé un rato viendo ese cactusillo vende churros. Espera, ¿qué punto mostré?. ¿Ya has entendido lo de la cuarta barrera?
