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    Miss Alone

    Miss Alone Guest

    Título:
    Colores
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1302
    Blanco

    Blanco. Otra vez blanco, cada vez que abro mis ojos desde hace 5 años es lo único que puedo ver. Techos: blancos, Paredes: blancas, Suelo: blanco. ¿Vestimenta? adivinen, si, lo que pensaron también es blanca. Todo haciendo juego con el pálido, casi muerto color de mi rostro, señal que hace mucho no he visto el sol. Ya ni siquiera puedo recordar cuál era la sensación de sentir un calor que no sea del calentador pegado a la pared, que obviamente también era blanco.
    Estoy empezando a pensar que en este lugar no debe haber dinero suficiente como para poder comprar un poco de pintura, que tal pintar con colores más llamativos, un rojo por ejemplo o porque no un negro. Ver tanto blanco hace que sienta ganas de ver un poco de oscuridad en este cuarto de cuatro paredes y una sola puerta con una simple ventanilla que permite ver el interior, sin que yo pueda ver exterior.

    Un ruido en la puerta hace que salga de mis cavilaciones, en donde mi principal objetivo era encontrar los defectos de mi "amado hogar".

    —Buenos días. ¿Cómo se siente mi paciente N° 366?­—dijo con sorna el único sujeto con quien había mantenido contacto estos cinco años. Podría decirse que era la única persona que me trataba como un igual dentro de esta cajita de cristal.
    —Ya deja de decir payasadas, y te he repetido mil veces que odio que me nombre por mi numero de interno, sabes que no soy igual que ellos. —dije con un tinte de ira en mi voz ronca. Tanto tiempo de no hablar hace estragos con mis cuerdas vocales.
    —Está bien, está bien. No es para que te pongas de ese humor, sabes que no es bueno para tu salud empezar el día con ira como plato de desayuno—dijo en broma el hombre vestido, también haciendo juego con el lugar y con mi lúgubre persona, de blanco.
    —Ya termina con eso, no creo que el tema de tu visita sea de como empiezo mi día y cuál es mi desayuno. —repetí ya algo mas irritado, me hastiaban los juegos de palabras, aquellos que solía superar con creses.
    —Mmm... Tienes razón, solo venia a ver cómo te encuentras, hace mucho que no visitaba a mi paciente favorito y además...—pronuncio dejando en el aire las últimas palabras, aquella persona a la que la palabra medico, no lo definía.
    — ¿Además?... Ya termina con lo que ibas a decir, sabes que la paciencia es una virtud que el tiempo borra encerrado entre esta paredes—dije con más calma de la que poseía en ese instante.
    —Está bien, no te puedo seguir engañando—hizo una pausa para acomodar su voz, a este paso todo la paciencia que poseía solo por él, se esfumo—Dentro de dos meses podrás salir, se cumplió tu tratamiento, además el caso por cual fuiste inculpado se cerró—dijo con una seriedad que no correspondía a su habitual estado de ánimo.

    Yo en ese instante me quede sin palabra, mi garganta se reseco, mi lengua no acataba las ordenes de mi cerebro, el cual gritaba y un mar de adrenalina arrasaba todo mi cuerpo. Simplemente no podía creerlo, cinco años encerrados por una causa injusta, estoy de acuerdo que nunca tuve problemas neurológicos... exacto este lugar, el que está inundado de color blanco, no es ni más menos que un centro de rehabilitación mental. Y el maniquí de blanco que me observa esperando alguna respuesta de humanidad de mi organismo, es mi doctor de cargo, el Dr.Bielak. La única persona que sabia realmente lo que pasaba por mi mente, el único que supo comprenderme y no derivarme a la sala común donde se encontraban los verdaderos locos, en cambio decidió apartarme para que, si estando solo pudiera salir del estado que anteriormente me encontraba. Ahora que lo observo veo en sus ojos nerviosismo, debe pensar que la noticia no me cayó muy bien, cuando en realidad es todo lo contrario.

    —Ah...digo ¡ya era hora que se dieran cuanta que no soy como el resto de los locos internados en el pabellon de psiquiatria comun!—exclamé para que por lo menos no se preocupara y temiera que al dejarme libre, volviera a caer en el pozo de donde dificilmente logre salir hace años y medio.
    —Dios ya me empezabas a preocupar al no decir una sola palabra, pero es bueno saber que conservas tu orgullo intacto—dijo con sorna, el sabe que mi orgullo es lo más preciado que tengo desde que ingrese a este lugar y por nada del mundo permitiría que el otro me viera débil a causa de la felicidad que me causaba esta noticia.

    Sin decir nada más se giro sobre sus talones para retirarse de mi habitación, había permanecido todo el rato que llevamos hablando parado, seguro ya le deben pesar la piernas. El es un hombre canoso, con unos anteojos muy graciosos, que junto con la forma de su cuerpo me recuerda mucho a papa Noel. Tiene varios años en la vida, gracias a eso puede distinguir aquellas personas que no son iguales como con las que él trabaja diariamente en el pabellón común, entre esas personas yo.

    —¡Hey viejo!, creo que no vendría nada mal una remodelación en mi habitación. ¿No lo cree?, el blanco ya me cansó, por que no algunos muebles también, así no haría tanto eco al hablar—dije con ironía en mi voz, antes que cruzara la puerta. Como extrañaría a este viejo panzón.
    —Ya hemos hablado varias veces de este tema—dijo como su estuviera cansado de repetirme millones de veces el porqué no podía pintar mis paredes— los colores fuertes irritan a los...
    —...irritan a los pacientes con problemas neurológico severos y por eso es que hemos pintamos las paredes de un color neutro y bla bla bla...—dije tratando de imitar su voz, que con las condiciones de mi voz, sonó mas graciosa que la suya
    —Si lo sabes ¿para qué me vuelves a preguntar? Además tú no quieres otro color que no sea rojo para tus paredes, ese color solo pone más irritados a los pacientes. Muebles eso si es nuevo, pero sabes que no podemos porque podrían herirse si sufren un ataque repentino de histeria—dijo con aires de grandezas, como diciendo "yo lo sé todo"
    —Sabes empiezo a pensar que este hotelucho no tiene suficiente dinero como para comprar un poco de pintura y uno que otro mueble, además el servicio es pésimo son más de la nueve y mi desayuno no ha llegado—pronuncie despreocupado pero con mal humor al no tener alimento en mi organismo. Al ver que iba a replicar mi contestación me adelante— y no salgas con mi desayuno es un platón de ira y mal humor concentrado—
    —Eres el paciente más extraño con el que he trabajado en mis 25 años de servicio—dijo casi en un susurro que denotaba tristeza y melancolía, justo al lado de la puerta para después pasar por ella y cerrar y encaminarse hacia sus labores con los otros internos.

    —Extraño, no. Único. —Sisee para mí mismo, al tirarme en mi no muy cómoda cama, pero bueno que más puedo pedir. —Dos meses...—

    En la puerta de mi habitación se encuentra mi historial, para que las enfermeras puedan localizar rápidamente a los internos con alto grado de seguridad. Si ahí es donde me encuentro, en el sector de los locos más peligros y dementes, que según el viejo era por mi propia seguridad.
    N° de interno: 366
    Nombre: Inuyasha
    Apellido:Taishō
    Edad actual: 22 años
    Entrada: 9 de abril de 2000
    Caso: Intento de suicido de segundo grado, caso de ensimismo periódico, mutismo regular y graves caso de ego, respaldado con un fuerte y temperamental orgullo.
    Salida: Indefinida 9 de agosto de 2005
     
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    Miss Alone

    Miss Alone Guest

    Hola! soy nueva, bueno no tan nueva llevo un año leyendo fics de mi inu bonito, pero nunca me deci a escribir. Pero en mi escuela nos pidieron una novela, asique aqui esta, esto seria mas un introduccion. Siempre me gusto escribir pero nunca me anime. Gracias por leer.
    Comentarios: creativos, criticas, amenazas de homicidio, y atentados en mi contra bienvenidos sean:D
     
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