Clock Tower [Mansión O'Donell] Patio Interior

El espacio que se abre ante ustedes se encuentra claramente delimitado por los árboles del bosque, que parecen vigilar los límites del patio como firmes e inmóviles soldados. El césped se encuentra excelentemente cuidado, cortado a medida. El patio se encuentra principalmente vacío, pero hay varias características que llaman su atención.

Un par de árboles, que parecen nogales, algo secos y medio viejos, parecen ser las únicas plantas de gran porte en el patio. Hay algunos pinos jóvenes contra la pared, todos equidistantes el uno con el otro. Una enorme piscina se encuentra en el medio, llena hasta el tope de un agua azul oscuro. Tal vez hiciera falta limpiarla un poco antes de poder ser usada, aunque parece bastante profunda.

Otra cosa que les llama sumamente la atención es una cabaña, que más parece un cobertizo, no muy lejos de la pileta. ¿Será un lugar para guardar las herramientas del cuidado del jardín y la piscina? ¿O acaso alguien vivirá allí? Un par de luces se dejan ver por las pequeñas ventanas que se encuentran en la parte superior. ¿Habrá alguien allí?

Conexiones:

• 1° Vestíbulo

 

Los pasos de Hanabi la llevaron frente a la pequeña cabaña que se encontraba en las inmediaciones de la piscina. El cobertizo parecía abandonado, con varias maderas de apariencia vieja y algo podridas. Sin embargo, alguien parecía vivir allí, pues luces salían de las pequeñas ventanas que se encontraban allí, y una voz lograba adivinarse desde afuera. La niña estiró la mano, siempre curiosa y llena de energía, intentando averiguar si la puerta estaba sin llave ni traba.

Y, en efecto, la puerta se abrió de golpe. En el marco de la misma, ocupando todo el espacio disponible, se encontraba una persona. O más bien, una criatura. Parecía humano, y llevaba una gran joroba en la espalda. Poseía enormes ojos negros, tan grandes que eran hasta cómicos, y sus manos eran gigantescas. Apenas un parche de cabello era todo lo que tenía en su cabeza. Estaba vestido simplemente con una camisa desgastada y vieja, pantalones de trabajo y zapatos de lino. En su cinturón, llevaba colgando un manojo de llaves. Y en una de sus enormes manos, se hallaba una muñeca de trapo.

Miró a Hanabi con curiosidad, antes de hablar, con voz grave.

— ¿Quién son?— preguntó, la curiosidad brillando en sus saltones globos oculares.— ¿Ser muñecas para jugar?