Otro Claire

Tema en 'Relatos' iniciado por Nao Sharp, 20 Abril 2023.

  1.  
    Nao Sharp

    Nao Sharp Usuario popular Lectora empedernida del 2023

    Aries
    Miembro desde:
    14 Febrero 2021
    Mensajes:
    702
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Claire
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1330
    "She was happiness and peace. She was my Guardian Angel"

    CLAIRE

    Desde mi llegada a la Academia, había visto mi vida sometida a una solitaria monotonía que parecía estar terminando con lo poco humano que quedaba en mi. Entrenar, estudiar y gestionar el club. Había desistido en los intentos de hablar con mis padres o de recuperar cualquier ápice de mi vida pasada. También, haberme convertido en la capitana del prestigioso Club de Fútbol de la Academia a las pocas semanas de ingresar en el primer curso me había generado un estatus superior. Tan superior que hasta las del último curso me respetaban. ¿El problema? Que ser superior no me permitía tener amigas, pues muchas además de respetarme me tenían miedo. Mi aspecto de armario empotrado y el continuo gesto serio que exhibía no era que ayudaran mucho tampoco. Pero yo había asumido que ese era mi papel. O al menos así era hasta que apareció ella.



    Claire era una chica de rasgos tímidos pero alegres, que llegó a mi clase en mitad del primer curso. Yo ya había ganado mi primer Torneo Nacional por aquel entonces, así que el respeto que mis compañeras me tenían era grande y casi todo el mundo guardaba distancias conmigo. No me molesté en conocerla en exceso, no era mi papel. Sabía que el resto le contarían lo suficiente sobre mi. Pero una mañana de otoño, cuando estaba recogiendo mis cosas para irme a comer, escuché su voz frente a mi.
    —Disculpe, ¿le importaría hacer el trabajo de grupo conmigo?
    Habló con un gesto de decisión que no hubiera imaginado en ella, aunque en el fondo de sus ojos podía ver un claro nerviosismo que sí le encajaba. Me sorprendí al escucharla, pero antes de darle una respuesta mostré una sonrisa amable, serena.
    —Sí, está bien.
    Pude ver como su rostro se iluminaba, había perdido la preocupación. Supuse que tendría miedo de que la rechazara, pero no tenía ningún motivo para ello. De no hacer el trabajo con ella, lo haría sola. Como siempre.
    —Ay, muchas gracias —hizo una reverencia nerviosa en gesto de agradecimiento—, pensé que me quedaría sola. Bueno... —la vi dudar, como si no supiera que decir. Socializar no debía ser su fuerte—. ¿Cuándo podríamos vernos para ir empezando?
    Yo me colgué mi bolsa de deportes al hombro y hablé con la seguridad que me caracterizaba.
    —Cualquier tarde después de las actividades de los clubes. En mi habitación.



    Tras muchas tardes juntas haciendo el trabajo de ciencias, Claire y yo habíamos entablado una relación bastante estrecha. No podía decir que era mi amiga, pero sí que podíamos hablar con cierta confianza de nuestras preocupaciones más superficiales. Fue uno de los días en los que estábamos preparando la defensa de nuestro proyecto, cuando ella dijo cosas que realmente me marcaron.
    —¿Sabes una cosa? Antes de que fuera a preguntarte si podíamos hacer esto juntas el resto me dijeron que me rechazarías —ella siempre hablaba de forma muy animada, con muchos gestos—. ¿Por qué aceptaste hacer el trabajo conmigo?
    Yo la miré con el ceño fruncido, algo confusa.
    —Nunca he rechazado a nadie —le respondí seria—. Simplemente ellas no se han acercado.
    Estaba algo molesta por lo que me acababa de contar, pero tampoco iba a hacer una montaña de ello. En cierto modo, sabía que algunas me veían como si fuera inalcanzable. Me fijé en el gesto de de Claire, estaba contrariada.
    —Ah, vaya... —su tono sonaba decaído—, no lo sabía.
    Yo simplemente le sonreí, como si nada pasara, y negué ligeramente con la cabeza.
    —No pasa nada, está bien.
    Ella trató de sonreírme de vuelta, pero algo en su gesto daba a entender que no estaba satisfecha.
    —Quizás eres muy exigente —su sonrojo automático me dejó claro que no había meditado mucho aquellas palabras—. Quiero decir, a mi me gusta tú forma de trabajar, pero igual para el resto es demasiado y por eso no quieren hacer grupo contigo...
    La miré con gesto divertido, sus palabras me habían invitado a reflexionar pero tenía clara mi respuesta.
    —Si no quieren obtener los mejores resultados posibles no es mi problema, ¿no crees?
    Aunque lo dije con total seguridad, hubo algo en mi que se revolvió ese día. Era como si Claire estuviera tratando de devolverme a una realidad de la que cada vez estaba más lejos.



    Nuestra amistad se iba volviendo cada vez un poco más palpable. Después de hacer un sobresaliente trabajo de ciencias, comencé a ayudar a Claire a mejorar sus notas. Ella simplemente me lo recompensaba con risas y momentos agradables. Poco a poco fue hablándome de sus problemas con otras amigas y alguna que otra vez de chicos. También me enseñó trucos de belleza e incluso un día fuimos juntas de compras. Sin embargo, yo nunca llegué a abrirme del todo con ella. ¿Mis padres? ¿Mi ex? No era capaz de hablar de ello, solo de ocultar mi sufrimiento. Porque ese era mi destino dentro del mundo que yo misma me había construido y del que ella no llegaría a sacarme. Pero Claire lo descubrió. Fue una tarde en pleno invierno, ella se quedó sola en mi habitación de la residencia mientras yo iba a buscar unos tés para merendar. Sobre mi mesa, había dos marcos de fotos que siempre estaban tumbados. Claire no sabía que contenía ninguno de ellos, pues cada vez que me preguntaba no hacía más que darle largas. Aunque quería respetar mi privacidad, la curiosidad la estaba tentando demasiado. Tanto, que al final se dejó llevar. Solo sería un momento, seguro que no era tan grave. Levantó los dos marcos a la vez y sus ojos se abrieron como platos al ver la foto que contenía el marco más pequeño. Analizó ambas imágenes. La más grande solo era una foto mía con mis padres de hacía un par de años. Claire la tumbó de nuevo. Aunque no entendía por qué la ocultaba con tanto recelo, era una simple foto familiar sin mucho interés. Sobre todo en computación con la del marco pequeño. En ella salía yo a penas un año más joven, acompañada de un chico realmente atractivo que me estaba agarrando de la cintura. Ambos estábamos muy sonrientes, vestidos con ropa elegante. Claire tumbó el marco de nuevo, pensativa. La foto daba a entender que ese chico era mi novio, pero ¿por qué nunca le había hablado de él? ¿Habría algo más complejo detrás?



    Todo acabó a finales de invierno. Mi tía me había avisado de que mi abuela sufría una enfermedad terminal. La persona que me había criado ante las continuas ausencias de mis padres se moría y no podía hacer nada por ella. Claire notó que mi estado de ánimo había empeorado y que cada vez tenía menos tiempo para ella. Me preguntó muchas veces si todo iba bien, pero yo nunca le conté nada. Porque "debía ser fuerte", así lo decía mi papel en el mundo. Ambas clavamos nuestros últimos exámenes, que terminaron días antes del inicio de primavera. Y simplemente, al día siguiente no pude más. No pude salir de la cama. Apagué mi móvil y dejé mi puerta cerrada con llave. Claire y mi entrenadora vinieron a buscarme, pero no consiguieron nada. Nadie les abrió la puerta porque "ya hablaría con ellas más tarde". Yo solo podía dormir y llorar, pensando en que si tenía que despedir a mi abuela ya no me quedaba nada, incapaz de ver que ante mis ojos tenía a alguien que me quería. Incapaz de romper mi papel o superar mi pasado. Y seguí siendo incapaz de ver la realidad hasta que todo se terminó con un mensaje. Yo lo había estropeado todo, por mi culpa la había perdido a ella. La persona que me quería. Mi amiga.


    Claire: Cira, me marcho al extranjero con mis padres. Ojalá nos hubiéramos podido despedir en persona. Un beso.
     
    Última edición: 21 Abril 2023

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