Ciudad Entrerríos

Ciudad Entrerríos

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Conexiones:
- Ruta 18 (parte norte) (Sur)

Lugares de interés:
- Centro de Investigación Z-Max
- Estadio Entrerríos
- Puerto Enterríos
- Barco Combate*

¡Ciudad Enterríos, una urbe plagada de gente y llena de actividad, movimiento y diversión! El puerto de esta ciudad es de los más importantes de Gérie, porque, por la localización de la ciudad entre los dos ríos más grandes de la misma y el hecho de que desembocan en el mar justo al norte de la ciudad hacen que desde Entrerríos se pueda conectar con otros puertos gérienses vía agua dulce y también partir a aguas internacionales vía océano.
El Estadio de esta ciudad es, en realidad, el aeropuerto gériense, el único que hay en la región, si se excluye al aeropuerto de Nueva Puntera, que es en realidad galariense. Algo más modesto y tranquilo que el del sur de la isla, este aeropuerto sigue manteniendo sus funciones, pero sirve a la vez de Estadio; y justo por ser un aeropuerto no es extraño que haya espectadores extranjeros, que justo aterrizan en la región y se paran por curiosidad, en los combates de gimnasio.
Además, recientemente se ha creado en un edificio comprado por Macrocosmos lo que parece ser un laboratorio extraño, ¿eh? Hm...


Punto de recolección (Pesca) (Dos tiradas)
1- Pez erizo
2- Pez marino
3- Pez marino
4- Centollo
5- Pez marino
6- Pez marino
7- Pez erizo
8- Aleta de tiburón
9- Pez erizo
10- Pez marino


¡Un momento! ¿Quiénes son esos tres chicos que caminan algo desorientados por la región? ¿No resultan... familiares?
​

 

Liza White

Había empezado a atardecer cuando me adentré en ciudad Entrerríos, algo exhausta por el viaje. A diferencia de Pueblo Progreso, se trataba de una urbe concurrida y cargada de actividad, ubicada entre los ríos que desembocaban en el mar del norte. Perderse en la ciudad podía llegar a ser terriblemente sencillo, pero no quería imaginarme dicha situación de noche. Con esa idea en mente hice acopio de valor e ignorando las agujetas y las punzadas en mis pies continué avanzando, con la idea de ubicar al menos un centro pokémon donde poder descansar.

Aposté por avanzar siguiendo el cauce del río, contemplando las vistas como una turista más. Si hubiese estado menos cansada, quizás habría advertido en la enorme variedad de dialectos de las personas con las que me iba encontrando, presumiblemente extranjeros. Toda mi atención se la llevó el cartel que anunciaba la ubicación del estadio, y que agradecí infinitamente como punto de referencia. El hecho de que se ubicase en un aeropuerto hablaba por sí solo.

Decidida, redirigí mis pasos en la dirección indicada, pero apenas avancé unos pasos volví a perder la concentración al divisar tres chicos deambulando por la zona, extrañamente familiares. Antes de darme cuenta, me había acercado, intentando comprender de qué me sonaban.

 

Liza se acercó a aquellos tres chicos. E-Eran conocidos, eso seguro. Su aspecto más aniñado los hacía diferentes, sí, pero eran ellos; no había más que ver sus ojos, sus rostros, y cómo miraban alrededor con gestos llenos de confusión. Ah, y ver aquel pokégear colgando de sus cinturas, con el traductor automático de Abeto, lo confirmó todo.

Eran ellos, claro. Los tres chicos de Udan.

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Blaw, Kuima y Shale. Pero, ¿cómo decirles que ella los conocía, aunque ellos a ella no? ¿Cómo decirles que los vio en el futuro?

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—¿Ah? —dijo Kuima, extrañada, al ver a Liza acercarse. Su voz era traducida automáticamente, pero con todo, al leer sus labios se notaba que manejaba el idioma algo mejor que los otros dos, pues intentaba decir según qué palabras. ¡Seguro que había estado estudiando! Sobre su cabeza, Sing, su entonces Popplio, aplaudió feliz al ver a una nueva amiga acercarse—. ¡A-Anda, chicos, mira, una transeunte se nos acerca!

—... ¿saco la katana? —preguntó Blaw, ceño fruncido. Claw, su Litten, estaba en su hombro, pelo erizado.

—¡N-No, hombre, no, si se la ve maja! —asintió Kuima—. ¡Hooola! Somos Kuima, Shale y Blaw, y venimos de muy lejos. ¡Estábamos en Galeia aprendiendo el idioma y conociendo mundo, pero hemos decidido hacer una parada aquí, porque hay muchos combates! ¿Tú peleas en alguno? ¿Eres entrenadora? ¡Te veo muy fuerte!

Shale tenía a un Rowlet, quien sería luego su Decidueye, Arrow, que en esos momentos revoloteaba sobre su cabeza. Y el chico, rascando su mejilla, dijo:

—¿Cómo sabes si parece fuerte si los que pelean son sus pokémon y no los estás viendo?

—¡No sé! Tiene cara de ser fuerte —afirmó Kuima, sonriente, vivaracha.

—¿Y qué cara es esa?

Y ella, molesta, hinchó los mofletes.

—¡La tuya, desde luego, no!

V-Vaya, se notaba que aún eran unos niños, ¿qué edad tendrían, quince años? ¿Catorce, quizá? En el futuro, tres años después, tenían más o menos su edad actual, así que... por ahí debía rondar, claro. ¡Ah, pero qué decirles...! ¡Era tan extraño hablar con gente a la que conoces sin que ellos te conozcan a ti...!

>> Presentarse como si os acabaseis de conocer.
>> Presentarse diciendo que ya los conocías, sin especificar.
>> Presentarse y decir que los conociste en el futuro.

 

Liza White

Al acercarme lo suficiente, la chiquilla se volvió hacia mí, enérgica, con un adorable Popplio sobre su cabeza. La miré a los ojos, sobrecogida, porque juraría que había visto ese rostro antes. Los otros dos chicos que la acompañaban imitaron sus pasos, con un Litten y un Rowlet respectivamente, y reparé en los aparatos que llevaban pegados a su cintura, reconociéndolos en el acto.

El traductor automático del profesor Abeto.

Eran ellos, nuestros aliados del futuro.

Una oleada de emoción me recorrió el cuerpo y el rostro se me iluminó, como quien ve a un viejo amigo después de mucho, mucho tiempo. Blaw, Kuima y Shale se encontraban ante mí, mucho más pequeños de como los recordaba, pero no dejaban de ser ellos. Seguían irradiando la misma esencia.

Le sonreí a la chica, enternecida con su comentario, y asentí, dudando acerca de lo que decir realmente. Yo los conocía, claro, pero... ellos a mí no. No aún, al menos. Era algo incómodo.

—¡Hm-hm! Soy Liza, entrenadora, y también vengo de Galeia —concordé con la pequeña, contagiada con su buen humor. Me llevé las manos a la cintura, intercambiando miradas entre los tres sin perder la sonrisa—. ...Aunque lo cierto es que no es la primera vez que nos vemos, no. ¡Pero está bien si no me recordais, no me importa presentarme de nuevo! Es un placer~.

Desvié la atención hacia los alrededores, un tanto avergonzada. Eso debía haber sido raro, pero no eran malos chicos, lo sabía bien. Esperaba no haberles asustado.

>>Así que, ¿acabais de llegar a Gérie? ¿Iréis a ver los combates de gimnasio?

 

Kuima inclinó la cabeza hacia un lado, reflexiva. Y fue Shale el que habló.

—¿Que nos conoces pero no nos acordamos? ¡Oh, ya sé, suena como lo que nos dijo aquel chico, Lucas!

Y Kuima dio una palmada entonces, como si cayese en la cuenta de algo.

—¡Ah, claro, debes ser amiga de Lucas! ¡Tienes cara de serlo!

—Ehm —dudó Shale, rascando su mejilla—. ¿Qué cara se supone que tienen los amigos d-?

Pero fue interrumpido por Blaw.

—Venimos a ver combates, sí.

—¡Ah, si vas a combatir, Liza, te queremos ver! Hemos bajado del aeropuerto, ¡y hemos visto a una mujer muy graciosa que decía ser la líder! Estaba teniendo un combate con una chica rubia, así con algo de pecas y ojos amarillos.

Uhm, ¿era Destiny, acaso...?

—La chica ganó —sentenció Blaw—. Era fuerte.

—¡Queremos ver otro combate, así que si vas al aeropuerto, genial! Y luego, hmmm, no sé, ya veremos por dónde vamos —comentó Kuima—. Hemos venido precisamente a ver cómo funciona eso de la dinomás o como se llame, ¡porque en Galeia están poniendo nodos raros de esos!

Ah, claro... Chance ya está movilizando allí todo, ¿eh?

—Pero me temo que si quieres pelear con la líder, se ha ido —reflexionó Shale—. La chica rubia y ella se fueron a hablar de algo. No creo que tarden mucho.

—¡Liza, Liza! —dijo Kuima, dando pequeños saltitos de emoción—. ¡Cuando vayas a pelear, te animaremos! ¡Daremos una vuelta por la ciudad hasta que vayas a pelear! Ay, ¡fuera de Udan todo es tan raro!

Y salió corriendo. Shale, algo tímido, alzó la mano y sonrió en señal de despedida. Y Blaw, caminando con brazos cruzados, se marchó con un susurro:

—... a mí me gusta más Udan, pero bueno, los pájaros de metal gigantes esos estaban bien.

Qué chicos más curiosos.

Como fuese, parece que no estaba la líder en el Estadio, ¿eh? Seguramente Destiny estaba poniéndola al día de toda la situación. Hey, pero, ¿no debería estar también Zach en la ciudad, según dijo Cian? ¿Dónde podría estar? ¿Habría algún lugar de interés en el que Zach se encontrase...?

 

Liza White

Me sobresalté cuando los chicos comenzaron a reflexionar acerca de mis palabras contra todo pronóstico, anonadada. ¿Lucas... también había hablado con ellos? ¿Les había comentado acerca del futuro? Lo habían asimilado tan bien, a pesar de lo extraño que sonaba. Incluso Blaw, con su gesto hosco y su indiferencia innatas, no se opuso a la confianza que sus compañeros parecían depositar en una desconocida como yo.

Relajé mis facciones y me permití soltar una suave risa, cargada de alivio y cierta alegría.

Gracias, chicos. Os debemos muchas.

—¡Espero que me animes muy muy fuerte entonces, Kuima! —exclamé, agitando la mano en señal de despedida, viéndole corretear como la tromba de energía que era. Shale se detuvo con cierta timidez antes de seguir a su amiga y le guiñé un ojo, para volverme hacia el último de ellos. En el fondo le divertía el viaje, si se le veía en la carita.

Aunque estaba bien escondido, eso sí.

Cuando volví a quedarme sola, con la información que ahora sabía, decidí cambiar de planes. Había un centro de invetigación por aquí, ¿cierto? Lo había visto anunciado antes. Destiny estaría un rato con la líder, así que lo mejor sería probar suerte en busca de Zach.

 

El Centro de Investigación Z-Max... un edificio, al parecer, comprado y reformado por Macrocosmos, ¿eh? Una gran "Z" servía como su logo, ubicado en la puerta de sus blancas y asépticas paredes, en un brillante color amarillo. Cuando Liza entró al lugar, lo vio todo tan... minimalista, simple y carente de emoción. Era un lugar que respiraba ciencia, sí, pero lo hacía con tanta fuerza que parecía privado por completo de emociones. La pura esencia de esa "neutralidad" que tanto buscaban los investigadores.

Una chica fue la que recibió en recepción a Liza. Una vestida con un uniforme que llevaba el logo de Macrocosmos, gafas y bata blanca.

—Hola, ¿te puedo ayudar en algo? Apenas acabamos de abrir el centro, si lo que buscabas eran las antiguas oficinas, lo siento... ahora esto es el CI Z-Max.

>> Pero si necesitas cualquier cosa, ¡no dudes en preguntar! Como digo, acabamos de abrir, y si traes algún tipo de información o algo por el estilo... estaremos encantados de recibirla.

>> ¿Qué es este sitio?
>> ¿Está aquí Zach?
>> ¿Están aquí los de Macrocosmos?

 

Liza White

Cuando las puertas automáticas del centro se abrieron me recibió un amplio espacio aséptico y carente de vida. Las blancas paredes me rodeaban allá donde posaba la vista y parecía respirarse un aire a ciencia y progreso. No era un lugar al que accediera por gusto y saber que había sido inaugurado por Macrocosmos solo me hacía sentir más inquieta si cabía. Quería comprobar por mis propios ojos lo que la empresa de Lion hacía y a la vez no quería saberlo.

Pasé la mano por el brazo contrario, algo retraída, y me dirigí hacia recepción. Le sostuve la mirada a los encargados del lugar, que parecían casi tan sorprendidos como yo por verme por el lugar. Sí, yo tampoco quería estar allí.

Fue una chica la que me atendió, vestida con una bata de laboratorio blanca e impecable. Posó la mirada sobre mí tras las gruesas gafas y me pregunté qué tan consciente sería de todo lo que sucedía en las altas esferas.

—Buenas tardes —saludé con amabilidad, paseando la mirada por la entrada con detenimiento—. Acabo de llegar a la ciudad y me resultó llamativo el edificio, sobre todo tras saber que están de apertura. ¿Podría decirme de qué se trata?

 

—Oh, ¿está interesada en nuestra labor? ¡Con mucho gusto te lo explicaré!

Parecía tan... emocionada en poder hablar del tema. Se le notaba ese entusiasmo típico de quienes empiezan en un nuevo trabajo y quieren dar lo mejor de sí en el mismo.

—Verás, aquí investigamos el fenómeno dinamax y la energía dinamax. Somos una subdivisión de Macrocosmos, finanaciada por estos, pero trabajamos de forma independiente. Aquí pretendemos entender del todo la misteriosa energía que produce el fenómeno dinamax y ver si somos capaces de darle un uso más allá del que tiene en combate. La hipótesis que manejamos es que se podría conseguir grandes cosas, ¡quién sabe si podríamos usar la energía como fuente renovable para dar luz, o cualquier hallazgo así de importante!

Sí, realmente la chica estaba tremendamente emocionada, y hablaba con verdadero interés. Creía de verdad en el proyecto, ¿eh?

—Y si el CI Z-Max es posible —siguió diciendo—, es gracias al jefe, claro. Con la corta edad que tiene... ¡y es todo un cerebrito! Como, por su propia cuenta, fue capaz de crear un aparato que puede usar la energía dinamax de forma mucho más potente y puede controlarla en batalla, Macrocosmos decidió financiar sus investigaciones, y se creó todo este laboratorio para él, para que pudiese hacer sus investigaciones libremente. ¿No es genial que una persona tan extremadamente joven logre algo tan grande?

Una persona muy joven que ha inventado un artilugio para controlar la energía Dinamax... solo puede ser Zach.

>> ¿Está aquí Zach?
>> ¿Están aquí los de Macrocosmos?

 

Liza White

La chica habló con extremada emoción y parte de mi incomodidad desapareció con ello. Se la veía tan pura y llena de vida, que de verdad deseaba que durase así mucho, mucho tiempo. El hecho de que mencionase la subdivisión de Macrocosmos me hizo entender que quizás no estaban tan involucrados como creía, pero no por ello dejaban de ser importantes. La escuché con atención hasta que mencionó a su jefe, una persona joven y muy inteligente que había hecho posible todo aquello.

¿Eso quería decir que, quizás...?

—¿Puede ser que ese jefe se llame Zach? Es... un entrenador del campeonato, como yo. Creí que quizás lo encontraría por aquí.

 

—Ah, ¡sí, claro, el jefe Zach! —dijo ella, dando una pequeña palmada—. Pero no es entrenador del campeonato, sin embargo... aunque su hermana mayor, Eileen, es una de las organizadoras, y él era el pupilo de Arthur, uno de los líderes de gimnasio. ¡E-Espera un momento! ¿No me digas que tú eres...?

Se dirigió a varios papeles que tenía sobre la recepción, rebuscando entre ellos, y dijo:

—¿Emily? ¿Liza? ¿Tal vez Mimi? ¿Eres una de las tres? —al descrubrir que, en efecto, ella era Liza, sonrió—. El jefe dijo que vendría a vernos alguien con ese nombre, sí. O eso, o un chico llamado "Lucas". Estaba convencido de que vendríais alguno, y me dejó indicado que, si aparecíais, os dejase pasar para hablar con él. ¡Así que si lo deseas, acompáñame, por favor!

Z-Zach sabía que iban a ir a verle, ¿eh? El niño sin duda era un prodigio; ¿lo adivinó porque intuía que acudirían a él tan pronto como descubriesen que su invento estaba en las manos equivocadas? Sea como fuere, no tardó Liza en avanzar por el edificio. Todo era igual, monocorde, aséptico... vacío, muy vacío. Pronto montaron en un ascensor. Silencioso. No había ni un alma por la zona. Subieron, subieron y subieron, sin decir palabra alguna, y... finalmente pararon ante una puerta, grande, con un cartel que decía: "Laboratorio principal".

—Adelante, puede pasar. Zach y la señorita Eileen están dentro~.

Y Liza se adentró al lugar.

Cuando abrió la puerta, vio multitud de máquinas y chismes que le parecían extraños. En el centro había... lo que parecía un nodo Dinamax, proyectando un rayo de luz roja hacia arriba, hacia el techo, pero que era detenido por una especie de cúpula, y todo estaba protegido por un grueso cristal. Y enormes, tremendamente enormes ordenadores se encontraban al fondo de la sala. Allí, sentado con piernas cruzadas, estaba Zach. Eileen observaba los aparatos con curiosidad, casi como si estuviese de visita, mientras Zach bebía un refresco con una pajita, cascos sobre los oídos, como siempre, y mirada desinteresada clavada en la pantalla.

Ambos hermanos se giraron al ver a Liza.

—¡Ah, hombre! ¡Te conozco! —exclamó la mayor, sonriente—. Eres una de esas chicas que viene de Galeia...

—... Liza —dijo el hermano.

—¡Eso, Liza! ¡Ah, espera, espera! ¡Tú eres la que rescató a mi hermanito, ¿verdad?! ¡No he podido agradecértelo hasta hoy! Mil gracias por todo, de verdad.

Se aclaró la voz, y luego miró alrededor.

—... bueno, pues ya ves, mi hermano ha logrado todo esto él solito. La verdad, no tenía ni idea de que estuviese investigando cosas tan importantes, ¡tener un centro de investigación girando en torno a él es... como demasiado impactante! Ni Arthur ni yo nos lo creíamos cuando nos lo contaron. Y yo que pensaba que este pequeñín se pasaba el día oyendo música y dibujando mapas de Gérie en su ordenador, ¿eh? —le sacudió el cabello, ante lo que el chaval hizo un mohín de desagrado.

Luego Zach tosió bruscamente, para llamar la atención de su hermana.

—Eileen. ¿Podrías dejarnos a solas un segundo? Si eres tan amable.

—¿Huh? ¿Y eso? ¿Vas a contar secretos inconfesables o algo? —dijo ella, bromeando, mientras guiñaba un ojo.

Pero Zach no respondió, solo la fulminó con la mirada. Y ella, alzando las manos, divertida, hizo lo que se le dijo.

Finalmente, quedaron solos los dos...

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—Vayamos al grano, Liza White —le dijo, girándose en su silla rotatoria hasta mirarla. Cuando lo vio con aquella bata, sentado en la silla... se dio cuenta. Zach era como el laboratorio: sus ojos estaban vacíos, eran asépticos, neutrales. No mostraba indiferencia, solo... falta de sentimiento visible—. Estás aquí por Macrocosmos, ¿no? Ya deben haber usado mi prototipo del reloj dinamax, supongo. Necios.

>> Seré franco, no hay necesidad de mentir como lo ha hecho mi hermana, vosotros ya sabéis la verdad: todos en la organización del campeonato sospechan de Macrocosmos, mi hermana incluida. Y si esto lo financia la empresa es porque los estoy utilizando para poder desarrollar mi investigación; ni más, ni menos. Necesito recursos, y ellos me los proporcionaron.

Su... investigación, ¿eh?

—Así que... como verás, puedes ir descartando tus ideas de creerme aliado de Macrocosmos, porque no me importan lo más mínimo. Nuestro acuerdo es meramente de conveniencia. Mi hermana hasta me pretende usar como conexión con ellos para destapar sus trapos sucios. Así pues, haz las preguntas que estimes convenientes. Te las responderé.

>> ... te lo debo, después de todo. Supongo.

Mientras decía eso, Zach se giró de vuelta a su ordenador, esperando a que Liza le preguntase algo sin mirarla directamente, siquiera. En la pantalla se veía que, en efecto, parecía entretenerse en recrear en su ordenador mapas de Gérie, modelos de ciudades, de entornos... como si fuese su única vía de distracción real.

P-Pero bueno, habría que aprovechar la predisposición del chico. Podían estar cerca de obtener pistas gracias a él, ¿no? Aunque por su culpa Macrocosmos tiene herramientas peligrosas, y... las eternitas. Mejor ir con cuidado...

>> ¿Por qué le diste un reloj a Adara?
>> ¿Qué pretendes obtener de esto exactamente?
>> ¿Qué hará Macrocosmos con las Eternitas?
>> ¿Sabes qué pinta Chance en todo esto?

 

Liza White

Mis ojos se abrieron ante la sorpresa de saber que Zach nos estaba esperando. Había anotado los posibles nombres en caso de que apareciésemos por allí, como si pudiese analizar y predecir el comportamiento humano con suma precisión a su corta edad. Asentí cuando mencionó mi nombre, sin salir aún de mi asombro, y me dejé guiar entre los pasillos monocromos hasta el laboratorio principal, donde la asistenta me despidió para volver a la recepción. Le sonreí, agradeciéndole toda su ayuda, y llamé a la puerta.

Quién iba a decirme que encontraría no solo a Zach, si no a su hermana Eileen allí. La chica que me había ayudado a conocer a Archer se emocionó con mi llegada, agradeciéndome por mi ayuda con el rescate, y negué con la cabeza con suavidad, restándole importancia. Nunca estuvo en peligro, al fin y al cabo. Había sido un plan entre los Celthic y Adara, después de todo. No había nada que agradecerme.

Me despedí algo apenada cuando Zach la obligó a abandonar la sala y me crucé de brazos, caminando con lentitud hacia donde se encontraba. Paseé la mirada por el lugar y no pude evitar pensar en lo mucho que parecía encajar allí. Y en lo triste, quizás, que un chiquillo de su edad reflejase tanta sobriedad y desencanto en sus apagados ojos.

Así que se aprovechaba de Macrocosmos para recibir una financiación, ¿eh?

—Diría que me alegra saber que no compartes sus ideales, pero me temo que eso no te exime del caos que podrían desatar con todo lo que les has enseñado hasta ahora, Zach —suspiré, llevándome dos dedos al puente de la nariz, sintiéndome algo superada por la situación. Dejé caer los brazos a los costados de mi cuerpo, volviendo la atención hacia las pantallas frente a nosotros—. ¿Qué pretendes obtener con todo esto? ¿De verdad merece la pena el precio a pagar?

 

Lucas Diamond

¡Hey, eso no era cierto! Colin habría ganado en el 5vs5, pero mis Pokémon habían sido muy dañados por el transcurso en la ruta, jo. Pero bueno, ya habíamos terminado. Colin volvió a su expresión habitual, a replantearse su papel en el Campeonato. Él tenía esperanzas, creía que podía ganar y estaba basando toda su vida en eso, ahora mismo. En mi opinión, no era una filosofía que pudiera sentarle bien, pero... No era el momento tampoco para sacar el tema, Colin parecía afectado.

Sin más, nos fuimos a Ciudad Entrerríos. Allí Colin me habló del Centro de Investigación Z-max. Me resultó muy curioso, pues pensé que podrían estar relacionados con Macrocosmos. Le propuse a Colin acercarnos a investigar, pasando primero por el centro pokémon. Aceptó. No estaba muy interesado en Macrocosmos, era cierto, pero estos interferían mucho con el Campeonato de Gimnasios, y pude convencerle tirando por ahí.

Al entrar, una recepcionista nos recibió con agrado. Más aún cuando le dije mi nombre. Al saber que me llamaba Lucas, rápidamente me condujo a hablar con Zach, el jefe. Encontramos a Eileen saliendo también. ¿Estaría de visita? Y por último, a Liza, allí hablando con Zach. Llegamos a tiempo para poder escuchar todo.

—¡H-hola! Perdón por interrumpir, me han dicho que Zach quería vernos. Esto... No sé si puedo preguntar, pero estoy algo confuso. ¿Qué pretende hacer Macrocosmos con las eternitas?

 

Colin entró junto con Lucas en el lugar, mirando a su alrededor con gran curiosidad. El entorno aséptico de aquel laboratorio le resultó, de algún modo, inquietante, y su expresión corporal lo dejaba entrever. Cuando accedieron al laboratorio de Zach, Colin frunció el ceño al ver las distintas máquinas, y, distraído, se paseó por la zona mirándolo todo, algo ajeno a lo que hablaban Zach, Liza y Lucas.

El niño miró también cómo entraban, y alzó una mano en señal de saludo a Lucas. Y luego, como si fuese algo mecánico, respondió sus preguntas. Con dedos entrecruzados, respondió, serio, como de costumbre:

—Pretendo investigar la energía dinamax. Ni más… ni menos. Da igual lo que Macrocosmos pueda hacer, no llegarán a ninguna parte. En cambio, yo sí. ¿Sabes por qué he sido yo el que ha sido capaz de manipular la energía dinamax en todo su esplendor, de usarla infinitamente y de bloquearla? Porque entiendo en qué consiste la energía dinamax. No la veo como mero fruto de poder, no la veo como algo a usar como arma, sino… como lo que es.

Cuando dijo eso, sus ojos brillaron. Se giró en su silla, tecleando en su ordenador mientras seguía hablando.

—¿Sabéis qué es la energía dinamax? ¿Sabéis por qué funciona? Es una energía que mana de Eternatus, eso está claro, pero… cuando vuestros pokémon se dinamaxizan, ¿sabéis qué es lo que sucede? Los pokémon no crecen en tamaño realmente. Solo proyectan una imagen gigantesca de sí mismos. Lo que se ve es una ilusión, moldeada por la energía. Pero… no es del todo mentira, no es una ficción completa, es bastante real. Porque aunque el pokémon no crezca en tamaño realmente, sí que aumentan sus poderes, se vuelve pesado, le cuesta más moverse… todo eso es real. Y esa es la magia de la energía dinamax.

>> Así funciona, manipulando la realidad. Nosotros la hemos visto empleada en pokémon, porque son bastante susceptibles, por su genética, a ser cambiados por la energía, ¿sabes? Pero cualquier cosa puede afectarse. La energía dinamax amplifica la realidad, la reproduce y altera. Ese es su poder. El cómo se use… ya depende de cada uno. Mi intención es seguir analizándolo hasta aprender a usarlo para hacer el bien.

Luego miró a Lucas, girando su silla hasta quedar frente a él.

—Las eternitas… son escamas de Eternatus. Macrocosmos las quiere por algo muy sencillo: son fuente de la energía dinamax. La energía procede de ellas, hacen falta para poder producirla —señaló al nodo que había en el centro del laboratorio—. Ahí hay una eternita. Macrocosmos guardaba varias desde hace muchos años, y no fue hasta hace poco cuando aprendieron a usarlas… o bueno, que aprendieron a usarlas para sus fines, claro. Ellos ni siquiera lo entienden.

>> El punto es que quieren usar la energía en grandes cantidades. No sé tanto sobre el tema, pero nada bueno pretenden, eso está claro. Aunque no hay de qué preocuparse, hagan lo que hagan, no servirá de nada —alzó la mirada al decir eso, sus ojos enfocados en algún punto difuso del techo, reflexivo. Colin estaba ya junto a ellos, intrigado por la pantalla de ordenador de Zach, y este lo miró por un instante, antes de seguir hablando—. Decidme, ¿os habéis planteado por qué creen mi hermana y los demás que uno de vosotros, uno que proviene de Galeia, es el culpable enviado desde Corporativas Chance? Quiero decir, ¿por qué debe haber una persona culpable de nada? ¿Culpable de qué?

Comenzó a jugar con su pelo entonces, retorciendo su flequillo.

—… la energía dinamax tiene solo una pega. Y es que alguien debe activarla, usando un punto de control. Vosotros lo hacéis con vuestras pulseras dinamax, claro, pero hay más formas de hacerlo. Depende de la intensidad de la energía, se puede estar más o menos cerca del objetivo dinamaxizado; cuanto más grande sea el poder del nodo que se use, más lejos se puede estar. Pero lo que está claro es que si alguien está dinamaxizando algo, esa persona debe estar cerca del objetivo. … ¿entendéis ahora por qué debe haber alguien que esté en Gérie? Cosas… sucedieron desde que llegasteis, cosas que hacen pensar que alguien que vino de Galeia es el que está provocándolo.

>> Bueno, la energía dinamax también tiene otra pega, claro… y es que el usuario de la energía es, claro, inmune a su efecto. Nosotros somos todos conscientes de que los pokémon Gigamax y Dinamax son alterados por la energía, y por eso lo vemos como algo “raro”, pero si no lo supiésemos, no nos daríamos ni cuenta de que algo está afectado por la energía; creeríamos que lo que vemos es real, puramente real, sin manipulaciones. Pero el que usa la energía siempre será consciente de que se ha alterado la realidad…

… ¿y eso era una “pega”? Sonaba más como una ventaja, pero Zach lo decía casi alicaído. Para él era un defecto, por algún motivo.

T-Todo lo que decía era… preocupante. Pero seguían sin poder conectar todos los puntos… había que indagar más.

>> ¿Por qué le diste un reloj a Adara?
>> ¿Qué pinta Chance en todo esto?

 

Lucas Diamond

¿Cómo que una mentira? ¿Que los Pokémon no crecían cuando eran dinamaxizados? ¡Pero si se podía ver claramente! No lo entendía, ¿por qué nos estaría mintiendo Zach? ¿O realmente necesitaba gafas?

Y además, dijo que las eternitas eran escamas de Eternatus. ¿Y cómo habían llegado allí? ¿Había sido cosa de la familia real?

¿¡Y qué era lo que alguien de Galeia tenía que hacer aquí, como infiltrado, o lo que sea que ocurriese!?

—Mira Zach. No entiendo nada. Pero parece que tú sí, y que sabes mucho. Así pues, ¿sabes algo de Chance? ¿Qué pretende conseguir aquí?

 

Liza White

Me volví al escuchar la voz de Lucas, quien había llegado al laboratorio junto a Colin. Al parecer habían terminado ya su combate, pero no comprendí muy bien qué tenía que ver el entrenador del cabello morado en todo esto. Como fuera, los saludé y presté de nuevo atención a Zach, quien había comenzado a explicarnos qué quería conseguir, y qué tenía que ver Macrocosmos con todo esto. Él era un investigador de la energía Dinamax y deseaba comprender y analizar sus mecanismos, su uso, de tal forma que pudiera ser empleada en otros ámbitos como energía renovable.

Era una actitud noble, pero... ¿Cómo estaba tan convencido de que Macrocosmos no llegaría lejos con los instrumentos con los que contaban? ¿De verdad controlaba la situación? Me aterraba la idea de que se equivocase.

—Entiendo que existan otros métodos para emplear la energía dinamax fuera de los nodos, pero... ¿Por qué darle uno de esos relojes a Adara? ¿Qué pinta en todo esto?

 

Zach suspiró.

—No, no, perdona. Yo no le di el reloj a Adara. Le ofrecí la idea a Macrocosmos para que me financiasen. Así que... supongo que si Adara usó uno, eso confirma que Macrocosmos y ella trabajan juntos. Pero claro, Adara no se comportaría así de raro ni apoyaría a Macrocosmos. Creo que estamos aquí todos de acuerdo en que a Adara le pasa algo. Y es muy fácil llegar solitos a la conclusión de qué le sucede si atamos la información que tenemos. Porque... —miró a Lucas, sus ojos vacíos enfocándole, aunque pareciese que no le miraba. Que no miraba a ninguna parte— Chance tiene mucho que ver en esto. Chance tiene a gente en su equipo investigando la energía dinamax, gente competente como yo. Solo les faltaba una cosa que ellos no tenían para poder usarla: las eternitas, en posesión de Macrocosmos. Por eso necesitaban contactar con ellos. Seguramente les ofrecerían ayuda para investigar las piedras y, al ver el potencial, Corporativas Chance decidió tomar cartas en el asunto. Así de sencillo.

>> Ahora veamos. Os he dicho que la Energía Dinamax lo que hace, en realidad, es alterar la realidad, o al menos la percepción de la realidad que tenemos todos. Y lo hace de modo muy realista, porque no solo es una ilusión, la fuerza de los pokémon de verdad aumenta, así que hay parte de realidad en esa "ficción". Sabiendo eso y que la energía dinamax se puede usar de otras formas... y eso que os dije de que alguien necesita estar dinamaxizando desde una distancia moderada para que la dinamaxización surja efecto, decidme: ¿qué sentido tiene que haya un infiltrado de Corporativas Chance en Gérie? Si Macrocosmos y la empresa de Chance estuviesen colaborando juntos en un plan maléfico, ¿no bastaría con que alguien de Macrococosmos, que ya está en Gérie, hiciese los planes y dinamaxizase lo que quiera que está dinamaxizando? ¿Es necesario realmente que venga alguien de Coporativas Chance?

Se giró en la silla, mirando ahora a Colin con curiosidad. Lo analizó brevemente, pero no le dio mucha más importancia, y luego regresó pronto a mirar a Liza y a Lucas.

—Decidme. Si lográis entender por qué Corporativas Chance tuvo que mandar a alguien desde Galeia, yo creo que entenderéis qué es lo que se está dinamaxizando, así que paso a paso. ¿Sabéis la respuesta de lo primero?

Así que el motivo por el que Chance tenía que intervenir y no podía dejar a Macrocosmos al cargo, ¿eh...?

>> Porque Macrocosmos necesitaba refuerzos
>> Porque Chance está manipulando también a Macrocosmos
>> Porque Chance no confía en Macrocosmos

 

Lucas Diamond

—¿Que tú no le diste el reloj a Adara? Vaya, entonces de verdad debieron ser los de Macrocosmos. ¿Pero por qué Adara actuaría así? ¡No tiene ningún sentido, está siendo totalmente incongruente! Va en contra de lo que ella misma predica. Por otro lado, Chance. Tienen a un infiltrado aquí porque lo necesitan para que esté dinamaxizando y creando una ilusión que parece muy real, ¿no es así?

>>Pero de nuevo, ¿por qué lo hacen, por qué se arriesgan, si ya está Macrocosmos aquí, dirigiéndolo todo? ¿Y cómo sabía Destiny esa información?

Reflexioné durante unos segundos, para darme cuenta después de que...

—¡A-ah! ¡Perdón, pensaba en voz alta! Hm, yo creo que es porque Chance está manipulando también a Macrocosmos.

 

Zach chasqueó los dedos y culminó señalándole con el índice.

—Bingo. Chance manipula a Macrocosmos. Está claro.

—¿Manipula también a...? —exclamó Colin de pronto, aparentemente atento a toda la conversación.

—... pero pensad, por favor. Chance necesita que venga alguien de los suyos aquí para "dinamaxizar" algo. Y no puede dejar a Macrocosmos porque Macrocosmos, en realidad, está siendo también manipulado. Macrocosmos no es el villano aquí, es Corporativas Chance. Pero bueno, eso no sorprende a nadie.

>> Lo que debemos debatir ahora es qué está dinamaxizando ese infiltrado. Hay alguien aquí en Gérie cuya presencia está dedicada solo y exclusivamente a mantener la energía dinamax funcionando con un fin en específico. Por supuesto, es un fin más allá de convertir a un pokémon en un titán gigantesco, claro. La pregunta es qué. Ya os dije que Chance tiene gente inteligente trabajando para él, seguro que han logrado usar la energía dinamax para algo más. Entonces... ¿se ocurre qué están haciendo aquí? ¿Se os ocurren qué han sido capaces de "dinamaxizar"?

Si Liza y Lucas no recordaban mal, Mimi, Ian y Emily, cuando confrontaron a Chance en Aerosol, comprobaron de primera mano que él ya usaba la energía dinamax. Ya entonces debían haber contactado con Macrocosmos y debieron haber averiguado cosas sobre las eternitas y su energía...

E-Entonces, ¿puede ser que...? Si Chance hizo algo parecido en su momento, y según Zach la energía dinamax puede usarse para "manipular la realidad", ¿sería posible algo como...?

>> El infiltrado usa la energía para controlar la mente
>> El infiltrado usa la energía para crear clones
>> El infiltrado usa la energía para robar pokémon

 

Liza White

Creo que a nadie le sorprendió saber que era Chance el verdadero villano aquí, pero una oleada de alivio me recorrió el cuerpo al comprender que Lion y los suyos no seguían esa clase de ideales. Estaban siendo manipulados, ni más ni menos. Chance había enviado a alguien en Galeia porque necesitaba tener a Macrocosmos controlados, pero, ¿qué deseaban obtener exactamente?

Entonces lo recordé. Aquello que Mimi, Ian y Emily contaron, acerca del secuestro de Joel y cómo sus pokémon se volvieron en su contra, aterrándonos a todos en el proceso. Nuestros pokémon, nuestra familia podía ser vuelta en nuestra contra de un chasqueo, sin poder hacer nada por evitarlo. Que Chance pudiese llegar a mejorar y patentar algo así... No quería ni pensarlo.

—¿Será que, quizás... buscan poder controlar la mente? —murmuré. Ya no solo de los pokémon... Quizás eso explicase el comportamiento errático de Adara.