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    Disc Zu

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    Cielo Rojo.

    Kagome ha huido de la época Sengoku bajo curiosas circunstancias, después de cinco años algo extraño la ha hecho a travesar el pozo de vuelta. ¿Cuánto tardaran InuYasha y los demás en notar la verdad que atormenta a la joven del futuro?
    Unos ojos teñidos de rojo, igual que el cielo sobre ellos. “InuYasha x Kagome”


    ...
    Los Acontecimientos
    ...

    [FONT=&quot]—[/FONT]Inu… Yasha —exclamo su voz aterrada.

    Kagome retrocedió unos pasos temerosa. Una sensación de terror la invadía ante la presencia del semi demonio que se imponía frente a ella. Temblorosa forzó la vista puesto que la oscuridad de la noche no le permitía ver; algo atrajo su atención inmediatamente.
    La silueta frente a ella, dejaba ver dos relucientes ojos rojos, también logro ver sus garras desarrolladas y el terror solo aumento cuando observo como un líquido rojo caía de estas. Sangre, sin duda.

    El miedo logro derrotarla haciéndola caer al suelo de rodillas, sus ojos cafés se inundaron en lágrimas ante la escena que se desarrollaba frente a ella. Jamás había pensado en volverlo a ver en esas condiciones, no después de su partida. Cerró sus ojos fuertemente, al ver como él se abalanzaba con un rápido movimiento sobre su cuerpo.

    Sus fuerzas se alejaron de golpe cuando se encontró boca arriba en el suelo y con una de sus garras sobre su cuello, lo que le impedía el movimiento y le dificultaba la respiración.

    —A… ba… jo —logro decir.

    Espero el impacto que sabía que vendría. Sin duda alguna el peso de él caería sobre ella, pero era una forma fácil de inmovilizarlo ante aquellas situaciones. No obstante aquel poder no funciono y a cambio él oprimió más su cuello entre sus garras.
    Abrió sus ojos en un intento por averiguar qué era lo que había obstaculizado el efecto de su siempre eficaz conjuro. Se sorprendió cuando al buscar el rosario en su cuello no lo encontró.


    La desesperación la invadió, mientras buscaba una posible solución para salvarse de aquel problema, más sin embargo el dolor que causaban las garras que comenzaban a enterrarse poco a poco en su cuello era demasiado intenso para pensar en algo que no fuera su posible muerte.
    Comenzó a agitarse puesto que le hacía falta la respiración, además si aquello seguía así, las uñas de él no tardarían mucho en matarla.

    Kagome miro los ojos rojos de él, sintió una gran nostalgia al ver ese rostro de nueva cuenta, hace tanto tiempo que no lo veía.
    En ese instante deseo como nunca que todo aquello no hubiera pasado, de no ser por esos estúpidos medallones en su cuello jamás hubiera sufrido tanto. Los ojos de él le devolvían la mirada, una repleta de odio como la que ambos se habían dedicado el uno al otro al momento de su huida.

    No quería que ese rostro furioso fuera lo último que viera, así que desvió la mirada intentando dormir el odio que alguna vez ella también llego a sentir por él, la tristeza le invadía profundamente, mientras esperaba el momento de su muerte.
    Se quedo un momento mirando al cielo, el amanecer estaba cerca; un amanecer tan rojo como la sangre que en aquel momento derramaba, permaneció absorta mirando el hermoso cielo rojo que se dibujaba ante ella, sabiendo que sería lo último que vería.

    ______________

    Abrió sus ojos cafés de golpe. Su pecho subía y bajaba agitadamente, sin duda por la pesadilla que acababa de tener, llevo su mano a su cabeza intentando tranquilizarse, pero esta vez todo había sido tan real, que le constaba asimilar que no se había tratado más que de otra simple pesadilla.


    Kagome hizo un pequeño esfuerzo para levantarse de su pequeña cama individual. Y miro el reloj de mesita junto a ella.

    —cuatro quince —susurro

    Durante un mes, cada noche había sido lo mismo, el mismo sueño o uno parecido, cada ocasión más real. Debía de admitir que aquello le inquietaba bastante, pero después de todo sabía que no se trataba más que otra tonta alucinación suya.

    Se coloco las pantuflas en sus blancos y delicados pies, para después caminar hacia el balcón al otro lado de la habitación. Pensó que el aire fresco, no le haría del todo mal para relajarse un poco y olvidarse de esas terribles visiones, en las que lo veía a él de nuevo. Debía de admitir que aquellos sueños le afectaban, pues el simple hecho de recordar el nombre de InuYasha ya era un grave trastornó para ella. Después de su huida, jamás había vuelto a ser la misma: Hacia exactamente cinco años ya que se había marchado para siempre de la época antigua, bajo urgentes circunstancias.

    Se sentó en la placentera silla que había colocado hacia poco en el balcón de su apartamento, para desde allí poder mirar al cielo que tanto le gustaba.

    Kagome había cambiado durante esos cinco largos años, su cabello negro azulado ahora más corto, la hacía verse como una persona seria y de carácter; Que era la personalidad que casi completamente había adquirido, su piel seguía tan delicada y blanca como siempre, sus facciones parecían más refinadas y sus ojos habían perdido parte de aquel brillo que siempre la caracterizaba como la persona feliz y alegre que había llegado a ser y ahora solo se dibujaba como un remoto recuerdo.

    Los acontecimientos la habían llevado a volverse una persona un poco más fría después de su partida, hacia cinco largos años.
    Ahora era una adulta, tenía veintiuno años de edad, y era toda una universitaria; Licenciada en psicología no era la mejor carrera que hubiera podido escoger siendo ella misma víctima de un trauma. Más sin embargo, se había dado cuenta de cuánto le gustaba oír los problemas de los demás, quizás para olvidarse de los propios.

    Volteo al cielo, el amanecer estaba cerca. Irremediablemente y al recordar su sueño, llevo su mano al cuello donde descansa su collar dorado, del cual cuelgan tres medallones del mismo color, todos circulares y cada uno diferente.

    Los causantes de todos los acontecimientos de hace cinco años, los autores de todos su sufrimiento, y los autores del destino que le deparaba.

    ___________________________________________________

    Chan, chan [FONT=&quot]♫[/FONT]. Bueno, este es un fic que empecé hace más de un año, la publicación comenzó en este mismo foro (La misma cuenta, otro Nick), sin embargo, debido a varios contratiempos tuve que ausentarme tanto en el foro como en la escritura del fic que quedo durante un tiempo en el olvido.
    Sin embargo me complace informar que finalmente he logrado continuarla constantemente y actualmente cuenta con ocho capítulos y medio y estoy escribiendo por lo menos un capitulo por mes Dx. Lo que considero suficientes como para comenzar a publicarla aquí de nueva cuenta.

    Espero, les haya agradado lo suficiente como para dejar, una crítica, comentario o lo que sea. No muerdo (¿O sí?)

    Actualizo en dos semanas, nos leemos (:
     
  2.  
    Disc Zu

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    Re: Cielo Rojo.


    Preparativos


    Su vigésimo primer cumpleaños llego de manera inesperada.

    Para la mayoría de las jovencitas, la llegada de un cumpleaños es algo excitante, porque, aunque varias muchachas no lo demuestren, a todas les gusta recibir abrazos y felicitaciones de parientes y amigos, para Kagome Higurashi, implicaba malos recuerdos, y una que otra lagrima durante la noche. Y no era que ella no recibiera abrazos y felicitaciones… puesto que también tenía familia y amigos.

    Era más bien, que por esas fechas era cuando mas recuerdos del Sengoku se hacían presente en su mente, la mayoría agradables, más no todos… y de alguna manera u otra, esos recuerdos, le hacían sentir un poco de melancolía, la que nos acompaña a todos cuando los seres que apreciamos, o que llegamos a apreciar están lejos.


    En su quinceavo cumpleaños había llegado al Sengoku, en el dieciseisavo había escapado de este… justo en la fecha, y aunque quisiera no recordarlo, sabía que era imposible pues estaba grabado al “rojo vivo” en su memoria.


    Kagome salió de sus pensamientos cuando una melodía pegajosa e infantil comenzó a realizar un molesto sonido, proveniente del bolso negro de la joven.


    La antigua sacerdotisa, no tardo mucho en identificar el sonido. Orillo el auto que conducía, saco un pequeño aparatito rojo de su bolsa negra, pico un botón, y se lo llevo al oído.


    —Bueno… habla Kagome Higurashi –respondió una voz entre dulce y ronca —Si… aja Sōta… he dicho que voy para allá.


    Colgó el móvil un poco molesta por las constantes llamadas, y siguió con su trayectoria al templo Higurashi, donde pasaría el día con su familia, como era de esperarse.


    …………….


    El espectro de color plateado brillante, hablaba en una extraña lengua, solo conocida por los muertos, y los nigromantes.


    Un hermoso joven frente a él, escuchaba con gran atención la lengua que el bien entendía; Su rostro era pálido, y era poseedor de unos terroríficos ojos blancos que parecían reflejar la pura maldad, su cabello largo y negro como el ébano estaba agarrado en una especie de coleta alta, que dejaba caer dos largos mechones por sus patillas y un tupe; también llevaba puesta una especie de Kimono negro, pero este parecía tan viejo, que varias partes estaban desgarradas y el traje perdía forma, sus pies simplemente se encontraban descalzos.


    Una sonrisa se dibujo en su pálido rostro de ojos blancos, y una especie de carcajada resonó en la cueva.

    —¿Así que… la sacerdotisa de la perla regresa eh? —comento en la extraña legua, intentando contener la risa.


    El muerto frente a él se mostro indiferente, su rostro sin interés demostraba que estaba allí por la fuerza, pero el realizo un comentario, de nuevo en aquella lengua inentendible.


    —Si lo que buscas es la perla… ella no traerá ni un pequeño fragmento –cerro sus ojos, y se dejaron ver unos parpados tan plateados y brillantes como el resto de su piel; a juzgar por su rostro de concentración se notaba a simple vista que la aparición intentaba averiguar algo —…El resto de los fragmentos siguen estando en esta época… —finalizo, mientras habría sus ojos, y dejaba a un lado su búsqueda.


    El terrorífico joven no se inmuto –eso lo sé, pero yo no estoy interesado en esa perla… —un extraño brillo se miro en sus ojos —… lo que yo busco, seguro que lo traerá consigo… puedes retirarte –finalizo de nuevo en aquel idioma.


    El difunto realizo una reverencia, y se esfumo en el aire como una especie de alcohol evaporándose.


    El hermoso joven se quedo en la cueva quieto, se había olvidado de preguntar algo de gran importancia al fantasma. Pero la invocación era un acto que requería de gran energía y solo podía realizar esa técnica una vez al día. No obstante, ya sospechaba de lo que haría la joven, y realizaría su plan de acuerdo a ello.


    —lo vez padre… la nigromancia te da muchas ventajas —pensó mientras caminaba asía la salida de la cueva, con una enorme sonrisa en su rostro. Si todo marchaba bien su plan saldría a la perfección, y pronto tendría en su poder el medallón que esa odiosa mujer le había arrebatado.


    ……………………..


    Se sentía feliz, y abochornada.


    —¡Kagome… feliz cumpleaños! —Una mujer alta de cabello corto, la abrazaba.


    Un abrazo normal dura de 5 a 10 segundos… aquel no parecía uno de aquellos, su madre la oprimía con tanta fuerza y cariño que sentía que le empezaba a ser difícil respirar, además de que no parecía dispuesta a soltarla.


    —Mama… ¡ya basta! —se quejo difícilmente por la opresión que sentía.


    Su madre la libero del abrazo, y la miro con una especie de tristeza.


    La joven también miro a su madre; parecía más vieja y cansada de lo normal, unas cuantas arrugas habían aparecido en su entrecejo, y unas pequeñas y blancas canas empezaban a aparecer en las raíces de su cabello.


    —Estoy bien mama
    comento en un tono seco.
    Ella le devolvió el gesto con una débil sonrisa falsa.

    Su madre siempre había sido una mujer de apariencia joven, fresca y despreocupada... Pero a partir de que ella había regresado de su huida hacia cincuenta años, y después de que por fin consiguieron sacarle la verdad a Kagome, toda su familia se había preocupado gravemente por ella, pero era a su madre a quien mas había afectado la noticia de su hija, y de alguna manera u otra había conseguido que su madre lograra preocuparse casi eternamente.


    La joven del cumpleaños no sabía exactamente como su madre tenía tan buen saber de las cosas que sucedían alrededor con el resto de la familia, sospechaba que tal vez su madre, aunque no lo aparentase, tenía una pizca más de poder espiritual que el resto de las personas normales; y probablemente la usaba para detectar el aura de los que la rodean.

    El aura es la esencia de la persona, así pues alguien que logra ver el aura de la gente, puede también sentir su estado de ánimo, carácter y demás.


    Tras la suposición de que su madre lograba percibir su aura, ella había decidido mudarse a un pequeño departamento para evitar las preocupaciones de su madre.

    Kagome sabía bien que sus sentimientos y carácter jamás serian iguales después de lo sucedido en el Sengoku, y una grave herida ocupaba ahora gran parte de su corazón. Si su madre podía percibir lo que ella sentía, posiblemente la causa del prematuro envejecimiento, se había debido a la tristeza coraje y demás que el aura de ella emanaba


    —Y donde está el abuelo y Sôta —pregunto alejando los pensamientos de su mente


    La mujer frente a ella mostro una cara divertida.


    —Ellos están allá… acaban de tener una discusión ¿lo sabías?


    Su madre comenzó a caminar al interior de la casa, y ella la siguió por detrás.


    Antes de que pudieran entrar si quiera a la casa, un joven de cabello negro salió de la casa con una amenazadora flecha de sacerdotisa entre sus manos.


    El muchacho había crecido consideradamente, pasando de ser un niño a un adolecente, su cabello era un tanto largo para un hombre, era alto, y parecía un joven fuerte, pero eso no fue lo que atrajo la atención de Kagome.


    Lo que atrajo su atención fue la flecha que cargaba en su mano, y una especie de horror la cubrió al verla.


    Jamás se olvidaría de las dos últimas flechas que había empleado, la penúltima la había usado para defenderse del ser a quien más quería, y la ultima era la que ahora Sōta cargaba en su mano, y la que había usado para sellar el pozo cuando regreso por última vez del Sengoku.


    Se había quedado muda, y no había articulado palabra alguna, si no, que fue su hermano quien confirmo que esa era la última flecha que había usado.


    —¡El abuelo acaba de remover el sello del pozo… Kagome!


    ……………………….


    Desde la punto del árbol del tiempo “Goshimboku” quinientos años antes, un joven de blancos cabellos miraba con una especie de rencor el pozo devorador de huesos, donde innumerables veces la había visto marcharse y regresar.


    Emitió un molesto gruñido al pensar en esa “traidora” que había roto la perla en miles de pedazos, y se había marchado sin conseguirlos todos.

    Ahora miles de desgracias ocurrían en su mundo debido a los pequeños y poderosos cristales esparcidos.


    —Mentirosa —pensó


    Lo había estado engañando durante un año entero, fingiendo bondad y preocupación, pero lo que más le había molestado, era que él como el estúpido que fue, se había tragado todos y cada uno de sus teatros. Y no fue hasta un año después de su llegada, cuando al fin se dio cuenta de lo que en verdad ella era… cuando al fin había mostrado sus verdaderas intenciones.


    Pero, ahora era demasiado tarde para pensar en eso, ella se había marchado ya, y el, ahora se sentía triste y solo.

    Se había olvidado porque había tenido miedo a encariñarse con alguien, pero ahora lo recordaba a la perfección.


    Todos, después de un tiempo, se marchaban, dejándolo con una nueva y cada vez más grande herida en el corazón.


    —¡InuYasha! —Se escucho una voz deteriorada por los años –baja ya…. Debes de comer algo.


    Él joven desde la cima del gigantesco y frondoso árbol, miro asía abajo, no se sorprendió al ver a una anciana sacerdotisa recargada en su arco.

    Era la única persona que no se había alejado de el después de esos largos cincuenta años, y aunque InuYasha sabía que lo hacía por una especie de lastima, había preferido la compañía de la ahora anciana hermana de la mujer que alguna vez amo, a estar solo… total y completamente solo.


    De un solo salto, bajo desde la rama más alta, hasta el suelo, de donde le había hablado la anciana. No se inmuto al o verla, seguro que ella se había retirado ya puesto que siempre el tardaba en obedecerla.


    El hanyou comenzó a caminar con un paso lento, alejándose del bosque que llevaba su nombre, y acercándose a la aldea que muchos años antes había atacado para obtener cierta joya valiosa.


    El cabello de él había crecido considerablemente con el pasar del tiempo, si antes era largo y le llegaba hasta la cintura, ahora lo era mucho más, también se notaba a simple vista, que había desarrollado mas sus músculos, y sin duda alguna en su rostro se notaba el pasar de los años y lo que había aprendido a través de estos, el cual, increíblemente se notaba más maduro. Aunque sus principales rasgos seguían siendo los mismos, se notaba aquella minúscula diferencia que nos hace ver a todos crecidos.


    Pronto el se alejo, y tanto el árbol sagrado, como el pozo devorador de huesos quedaron aparentemente a solas.


    …………..


    No estaba enojada con el abuelo, el era ya de muy grande edad, y le había agarrado ese síndrome que les da a los viejos cuando se empiezan a portar como todos unos niños, y hacen cosas ridículas, infantiles, y problemáticas.


    Sin embargo, no le agradaba en nada tener que entrar a esa pequeña choza improvisada nuevamente, tan oscura y fría como siempre había sido.

    Cargaba en su mano izquierda la flecha que agarraba fuertemente para que no se le fuera a perder en la oscuridad que le rodeaba, ya que no entraba ni el más pequeño rayo de luz solar, y mientras, con su mano derecha intentaba buscar a tientas el pozo devorador de huesos.


    Sabía que ahora que no traía consigo un arco, seria tres veces más difícil sellar el pozo, y por un momento, se arrepintió de haber tirado todo lo relacionado con aquella época que había empezado a odiar ya hacía mucho tiempo. Sin embargo, si lo hubiese guardado, siempre se hubiera sentido con esa urgencia por regresar y explicar las cosas tal y como habían sucedido. Pero si ellos habían desconfiado inmediatamente de ella la primera vez, sabia a la perfección que tampoco dudarían en atacarla la segunda vez.


    Encontró la tapa que cubría el pozo, no tenía miedo de caerse, ya que no podía cruzar si no llevaba consigo un fragmento de la perla, y el pequeño fragmento que ella se había quedado, estaba ahora en un lugar seguro de su departamento.


    Se recargo sobre la tapa para que esta no se moviera, y justo en el centro comenzó a encajar la flecha con un grande esfuerzo.


    Después, todo fue tan rápido para ella, que no logro evitarlo.


    Un gran susto la invadió cuando la vieja tabla se rompió en dos, y ella que se había encontrado recargando todo su peso sobre la vieja tabla, inevitablemente se abalanzo asía dentro del pozo.

    ___________

    Wow, supongo que tengo record. ¡Ni una sola respuesta!

    Está bien, publique este capítulo para cumplir mi palabra y de haber un fan lector anonimo. Dejare pasar dos semanas y si sigue sin haber comentarios, por obvias razones pediré que cierren la discusión (No es amenaza), de enterarme que tengo un solo fan lector seguiré publicando con gusto ;D

    Bien, eso es todo; Gracias por leer.
     
  3.  
    windmiko

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    Re: Cielo Rojo.

    Sí lo cierras te mató jaja es en serio y realmente espero que no tardes tanto te voy a enviar un pm más tarde sobre algo pero reiteró sí lo cierras te mató está muy muy bueno sabes crear intriga y eso no es fácil errores no creo haber visto pero ya veremos como lo continuas ok suerte
     
  5.  
    Disc Zu

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    Re: Cielo Rojo.


    Retorno

    Una luz violeta apareció de la nada, mientras la ahora adulta Kagome, caía precipitándose al fondo del pozo, con los ojos fuertemente cerrados por el susto.
    Tan cerrados que no logro ver la luz que la envolvía.

    —¡ay! —Exclamo al caer de rodillas en el fondo del pozo.

    Kagome se agradeció si misma mentalmente el llevar puesto ese pantalón de mezclilla, mientras hacia un esfuerzo y se levantaba. Había frenado la caída de boca con las palmas de sus manos, las cuales se encontraban un poco adoloridas, pero nada le impidió el incorporarse con un agilidad como la que había adquirido años atrás.

    —¡Maldita sea! —gimió molesta

    La flecha en su mano derecha se había partido en dos, y ahora le sería prácticamente imposible sellar el pozo, a menos que consiguiera una flecha de sacerdotisa en su época, lo cual no era difícil, sino mas bien imposible.

    Tiro la flecha de mala gana, y sacudió su ropa que se había llenado de polvo y tierra al momento de colisionar con el fondo del pozo. Después de asegurarse que su aspecto no fuera tan malo, miro a su alrededor. Por alguna extraña razón, el pozo le pareció menos obscuro de lo que se suponía que debería de estar, ya de por sí en una choza en la que apenas había visibilidad. Pero no le prestó importancia, ni se fijo en detalles.

    —¡Sōta! —salió un gritillo desesperado.

    Parpadeo varias veces, esperando que sus ojos se acostumbraran a la obscuridad, se fijo en sus manos lastimadas, por frenar la caída con las palmas, grito unas cuantas veces más, esperando a que su hermano fuera al rescate, mientras sacudía sus manos una con la otra.

    … uno… dos… tres minutos.

    Cuando el enojo, la desesperación, y el dolor de sus palmas fue insoportable, inevitablemente levanto la vista hacia arriba, y comprendió que su hermano menor no podría ayudarle estando a una distancia de quinientos años.
    ¡Podía ver perfectamente la luz del día! la luz que no se debe de ver cuando se está en una choza de tres paredes, un techo, y una puerta cerrada, sin ningún foco o fuente de iluminación.

    —P... pero —comenzó a tantearse el cuerpo, buscando evidentemente algo entre su ropa –pero ¿Cómo?

    Durante unos minutos estuvo buscando constantemente entre sus ropas, volteando una y otra vez para arriba, y tallando sus ojos intentando creer que lo que estos veían no era más que un efecto ocular.
    El espasmo de sorpresa duro unos cuantos minutos más, en los que se quedo allí tiesa, intentando asimilar, o mas bien buscando una explicación por la cual se hubiera logrado transportar.

    —No traigo fragmentos conmigo —susurro para sí misma.
    Estaba convencida, después de que hubiera guardado los fragmentos en su departamento ya hace años, en lo más profundo de un cajón con candado, nunca se había vuelto a acercar a ellos. Aun así cerro sus ojos intentando concentrarse en lo que hace muchos años no había hecho.

    Si traía un fragmento con ella, o si había uno cerca, sentiría su presencia con solo concentrarse un poco.

    …nada… Nada… ¡Nada!

    Abrió sus ojos al terminar con su búsqueda.

    —¡No puede ser! —exclamo

    ¡No! ¡No! y ¡no!... no se puede cruzar sin la presencia de un fragmento. Todo mundo lo sabe. Entonces ¿porque estaba ella ahí?

    —¡No hay un fragmento cerca! —exclamo para sí misma molesta -¡Ni uno chiquito, al menos cuatrocientos metros a la redonda!

    Su voz sonaba frustrada, como si quisiera que alguien llegara de la nada, y le explicara que estaba ocurriendo.

    Brinco varias veces, como niña berrinchuda intentado obtener algo, con cada salto que daba, miraba nuevamente arriba, esperando ver la pequeña choza obscura, lo que para su mala fortuna no logro ver por mas saltos que dio.
    …Respiro profundo…

    —Tranquilízate Kagome, todo va a estar bien — intento convencerse a sí misma.

    Busco en las paredes, aquellas ramas que siempre la habían auxiliado a subir… cuando no era “él” quien le ayudaba.

    Cuando encontró una que considero lo suficientemente gruesa para soportar su peso comenzó a subir, nuevamente con agilidad, por las paredes del pozo, aunque con cada paso vertical que daba, se sentía más triste y débil, tanto como para desear quedarse en el fondo del pozo. Nunca en los cinco años que habían transcurrido, se había imaginado el hecho de volver a la época del Sengoku.

    Suspiro melancólicamente… realmente ella no quería encontrarse con ellos.
    ___________


    —¿No le quitarías el medallón, para luego matarla? –pregunto un espectro, esta vez de un color rojo escarlata, aunque tan transparente como el otro.

    Sus delgados labios rosa pálido dibujaron una pequeña sonrisa –Por supuesto que no… -sus cejas se levantaron como si lo que dijese fuera lo más obvio —si hiciera eso, el plan quedaría insípido

    El joven de delicadas facciones y ojos blancos siguió caminando. Tras él, el espectro escarlata que lo acompañaría por toda la eternidad.

    La aparición, a pesar de ser un muerto tenía forma humana. Su cara era alargada, y un par de arrugas se asomaban por su frente, dejando en claro que había muerto a una edad grande. Su cabello lacio caía como una cortina roja transparente, por detrás de sus orejas y su nuca.

    —Entonces… —hablo el fantasma —¿Qué piensas hacer?

    El joven siguió caminando tranquilamente, mas no evadió la pregunta, y la respondió en aquella terrorífica lengua.

    —Hare que se entere de que a mí, nadie me quita nada —llevo su delgada mano a su barbilla —supongo que… con un poco de sufrimiento aprenderá —levanto su vista al cielo —me pregunto ¿cuál sería una buena tortura?...

    —¿No dijiste que ella ya había sufrido bastante? —Pregunto, el ser flotante en su lengua inentendible —Creía que cuando te robo el medallón, se metió en varios problemas…

    —Y así fue, pero ella aun no está arrepentida por habérmelo quitado… y con respecto a lo que le ocurrió, ella bien merecido se lo tiene, por robar cosas con un poder que no logra controlar –su largo cabello lacio y negro fue movido por el viento –además, tiene una mente tan simple que es fácil predecir sus movimientos, no será difícil realizar mi plan.

    —¿Tan fácil se te hace saber lo que hará? —Levanto sus cejas al preguntar —Entonces, ¿sabes que es lo que está pensando?

    —En este momento ella no estará pensando más que en correr- se quedo callado un largo rato —seguramente, se internara en el bosque de InuYasha –rio –Intentara conseguir un fragmento de shikon para regresar a su época… -se detuvo en seco, y dirigió sus ojos blancos al espectro tras el —¿o acaso me equivoco… padre?

    Hubo un silencio en el que el cerro sus ojos, concentrándose.

    —No- respondió la aparición en seco.

    —Lo que no sabe, es que no encontrara ni uno solo —sus ojos blancos mostraron un destello maquiavélico.
    Extendió su mano derecha, y abrió su puño que hasta entonces había estado fuertemente cerrado. Claramente se logro ver un enorme cristal de un color purpura; un enorme fragmento de la perla de Shikon.

    —No está completa... —dijo el espectro al notar que faltaba más de la mitad de la perla.

    —No lo está –dijo sin preocupación —pero el resto de los fragmentos le será igual inaccesibles

    —¿Por?

    —Tiene unos cuantos en su época, a la cual no puede volver… los otros se encuentran con aquel ex-bandido Onigumo, a quien no han logrado vencer después de tanto tiempo, eso nos deja solamente con cuatro fragmentos… uno lo tiene el monje, el otro se encuentra con aquella exterminadora, uno más que posee aquel niño zorro… y el ultimo esta con ese hibrido InuYasha… lo que menos quiere la muchacha es encontrarse con alguna de estas personas –dijo sonriendo

    __________

    [FONT=&quot]—[/FONT]¿InuYasha… sucede algo?

    El joven hiso caso omiso de la pregunta realizada por la anciana. O fue más bien, que no escuchaba lo que Kaede decía, ya que sus cinco sentidos se encontraban buscando algo, más bien a alguien.

    —¿¡InuYasha!?

    El hanyou se sobresalto, y volteo a verla como exigiéndole que no le interrumpiera en un momento de concentración.

    —¿Sucede algo? —pregunto nuevamente la vieja.

    Llevaba puesto su típico Kimono de sacerdotisa, con la parte superior blanca, mangas largas y triangulares, y el Hakama tan rojo como siempre, desde la cintura hasta debajo de los tobillos, dejando ver muy bien los tabis y los zori, igual que siempre llevaba consigo su arco y flechas. Sus arrugas habían aumentado en número y pronunciación y su cabello parecía ahora más blanquizco de lo normal; Lo que la hacía ver más vieja y débil. Se encontraba recargada en su arco, usándolo a manera de bastón.

    InuYasha volteo de nuevo la vista hacia el este, como queriendo mirar desde ese punto el interior del bosque que llevaba su nombre.

    —Es solo que… ese… olor… —respondió con su voz ronca

    —¿Olor?... ¿Qué olor? —comento la vieja al no entender lo que se le decía.

    Sin duda lo que olía era “su olor” jamás había olfateado algo o a alguien con un olor tan peculiar y parecido a ese…
    …La única persona con quien la hubiera podido confundir, había muerto ya hace tiempo…

    —Lo siento Kaede, ahora vuelvo —dijo en una especie de gruñido.

    La sacerdotisa no tuvo tiempo para decir nada, pues cuando apenas había abierto la boca para hablar, el hombre frente a ella ya se había marchado a una velocidad inimaginable.
    ______________________

    Muchas gracias por las respuestas al capítulo anterior. Me encantaría poder actualizar más seguido, pero no tengo mucho tiempo para dedicarle a escribir y bla, bla, bla. Aun así me lo pensare y ya veremos ;D. Pero si les sirve de consuelo (?), me parece que a partir del próximo capítulo, las continuaciones son bastante más largas.

    Me encantara pasarme y echarle un ojo a tu fic, en cuanto tenga tiempo, por el momento estoy con demasiada carga académica que ni quiero recordar -.-

    Bueno, he usado algunas palabras del japonés. Ya sé que está mal ._. pero no he podido evitarlo.

    Hanyou: Vendría siendo como decir hibrido en español.
    Hakama: Son los pantalones rojos que trae Kaede .
    Tabis: Los calcetines blancos que llevan.
    Zori: Sandalias bajas echas de algodón y cuero.

    ¡Espero Comentarios!

    PD: No me gustan los troyanos… y amo de verdad mi vida. ¡Glup!
     
  6.  
    Disc Zu

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    Re: Cielo Rojo.

    Predicho

    Eso que sentía era algo que hace mucho tiempo no había sentido; La adrenalina recorría todo su cuerpo y le daban fuerzas de seguir trotando, mientras que en su mente buscaba respuestas para solucionar aquel problema, sin duda él no tardaría en encontrarla, pues corría cinco veces más rápido que ella, pero debía haber una forma, algo que evitara, o por lo menos retrasara su re-encuentro.

    El miedo le atormentaba y no le dejaba poner sus ideas en claro ¿Y si él volviera atacarla? Estaba segura de que no podría aguantar esos ojos dorados asechándola de nuevo.

    Su respiración estaba agitada, y gotas de sudor resbalaban por su frente, con cada paso que daba sentía que no podría dar el siguiente, estaba tan cansada… ¡pero tenía que seguir corriendo!
    Volteo para atrás mientras seguía su apresurada carrera torpemente, intentando asegurarse de que nadie la siguiera.

    —¡Ah! —exclamo cerrando sus ojos

    Algo le dolía pero no estaba segura de que era, había sentido claramente como un fuerza la empujaba impidiéndole dar un paso más. Cuando abrió sus ojos y miro hacia donde sentía había provenido la fuerza, no se sorprendió mucho al ver como una gran barrera entre transparente y morado se levantaba ante ella, se podía ver como pequeñas hondas de energía protectora se movían curiosamente.
    Atravesarla no sería un problema para ella si se concentraba un poco, aquel poder extraño que tenía desde siempre era de gran ayuda para aquel tipo de situaciones…
    … Pero ¿realmente quería atravesar ese campo de fuerza?

    Se quedo quieta, no tenía mucho tiempo para meditarlo, ni muchas opciones. Un campo de fuerza en medio del bosque no es nada común, si alguien se toma la molestia de levantar alguno es porque tiene algo que ocultar, y, estaba segura de que quien quiera que fuese que escondiera algo, no se sentiría precisamente misericordioso con alguien que se hubiese colado en sus planes secretos.
    Sin embargo, si se quedaba allí quieta, el pronto la alcanzaría… y estaba segura de que aquello tampoco traería nada bueno.

    Volteo hacia un lado y hacia otro; no se le veía un fin a la pared casi invisible ante ella. Lo que descartaba la opción de rodearla.
    Respiro profundo, y por segunda vez en lo que llevaba de tiempo ahí, cerro sus ojos intentando concentrarse en algo que hace tiempo no hacía. Cuando se sintió rodeada por esa energía extraña que la protegía de ataques espirituales, abrió sus ojos, suspiro, y dio tres pasos rápidos al frente.

    Se aseguro de estar al otro lado del campo protector para dejar de emanar aquella energía extraña con la cual había conseguido cruzar.
    Aunque sabía bien que no estaba completamente segura dentro del campo protector, el hecho de saber que InuYasha no podría alcanzarla allí –ya que él no podía atravesar campos espirituales– la hizo sentir de alguna manera más relajada.
    Camino un poco hacia el frente, esta vez tranquilamente e intentando recuperar el aliento que había perdido durante el cansado “maratón”

    Después de haber pasado algunos minutos, en los cuales avanzo caminando despacio unos seiscientos metros su tranquilidad se desvaneció, pues pronto sintió otra presencia reconocible, llevo su mano al cuello involuntariamente, y aunque ya lo sospechaba estuvo ahora segura de que el hecho de volver a estar en aquella época no era simple coincidencia.

    A unos veinte metros de distancia, un joven alto y de cabellos negros, mostro una pálida sonrisa.

    —Hace tiempo que no te veo… Kagome —dijo serenamente, caminando lentamente hacia ella –Sabia que entraría.
    _________

    —Miroku sama —una silueta femenina arrodillada, se podía ver a través de la puerta corrediza del templo –Traigo pergaminos sobre la predicción; señor.

    —Pasa —el monje hablo serenamente

    La puerta se abrió, y se logro ver a una mujer de largos cabellos castaños, no parecía tener más de diecinueve años, y en su mano derecha, cargaba un antiguo pergamino enrollado, llevaba un Kimono tradicional azul con flores de adorno. Dio dos pasos al frente entrando en la pequeña habitación, era un cuarto al que no llegaba la luz del día, por lo cual, había prendidas unas cuantas velas que daban un matiz rojo a la habitación.

    —¿Dónde lo encontraste? —Pregunto el monje interesado.

    Su cabello seguía tan negro como siempre, amarrado en una pequeña colita curiosa, en su mano derecha aun conservaba el rosario azul que le ayuda a sellar el poder del kazana. Sin embargo, el pasar de los años también era notorio en él, pequeñas arrugas comenzaban a formarse en su frente.

    —El terrateniente lo tenía escondido… lo embriague para sacarle la verdad—explico la joven.

    El monje abrió el pergamino, asegurándose de que era el que buscaba, el pergamino era viejo y la tinta se había corrido un poco, era lo más normal ya que era una profecía escrita hace años. Leyó con dificultad los primeros kanjis del manuscrito y supo de inmediato que era lo que buscaba...

    —Gracias Izumi san… era justo lo que buscaba

    Se puso de pie rápidamente, quedando a la misma altura de la muchacha frente a él.

    —Debo retirarme antes de que el terrateniente lo note.

    —Un placer servirle, monje —dijo mientras hacia una pequeña reverencia

    Miroku simplemente sonrió, y camino rápidamente fuera de la habitación, por un largo pasillo obscuro hasta salir por una gran puerta. La luz del día lo segó por un momento, y parpadeo varias veces para acostumbrar sus ojos, paseo sin rumbo alguno a través de la aldea, la mayoría de las casas estaban descuidadas, la gente que pasaba a su alrededor deambulando tenía un aire de desdicha y apatía. Siguió andando prestando poca importancia alrededor, no tardo mucho en llegar a un campo de cultivo donde unas tres docenas de campesinos trabajaban agotados.

    —Es inútil —escucho decir a un campesino— Por más que trabajemos, hace meses que no se da la cosecha

    No dijo nada al respecto ni mostro lastima hacia aquellos hombres. Aunque si él hubiese podido les ayudaría, pero ya que la situación era la misma en todas las ladeas, no había nada que hacer al respecto.

    El fin del mundo —pensó

    Era increíble como en cinco años las cosas habían cambiado tanto, después de que el grupo se separara por las constantes peleas debido a la ausencia de la señorita Kagome, él había tomado su propio camino, su interés por la perla fue mínimo y lo único que había pensado desde entonces era acabar con Naraku, se había dejado invadir por la desesperación debido al notable crecimiento del kazana, y ahora sentía que durante todo ese tiempo había solamente dado vueltas en el mismo circulo.
    Los ataques de youkais hacia las aldeas habían aumentado considerablemente debido a, que la noticia de que el hanyou InuYasha había dejado la búsqueda de la perla se corrió rápidamente, ahora parecía que los youkais albergaban la esperanza de encontrar fragmentos en las aldeas sin temor a ser despedazados después por una tessaiga, mas a parte una sequia había llegado hace algunos meses a todo el sur, y aunque pocos lo habían notado, el cielo se estaba pintando poco a poco de un color rojizo.

    —Cielo rojo —susurro mientras veía el pergamino en su mano —tal y como se vaticinio.

    Salió de la aldea. Sería peligroso si se quedaba allí, aunque había mentido de nueva cuenta sobre una supuesta purificación del lugar, el terrateniente había levantado sospechas sobre él cuando pregunto sobre la predicción que se había dejado a la custodia de la aldea. Había estado viajando mucho tiempo cuando comenzó a notar los cambios predichos, no permitiría que la poca tranquilidad que había entre los humanos desapareciera.

    Siguió su paseo silencioso, mientras buscaba un lugar adecuado para leer el ológrafo, pronto llego a un lugar solitario, donde un frondoso árbol se alzaba, aunque la mayoría de las hojas habían caído debido a la falta de agua y exceso de luz solar, aun conservaba unas cuantas amarillentas, lo suficiente para dar un poco de sombra y así leer con tranquilidad.

    Abrió el pergamino, y se dispuso a leer.
    _______

    —¡Demonios! —maldijo en voz alta

    No estaba enojado, estaba furioso, camino dando pasos largos, de allá para acá, de acá para allá, maldiciendo a los campos de energía

    Estaba seguro de que era ella, nadie más tenía aquel olor tan singular… pero ¿Por qué habría regresado? Estaría acaso desconforme con los problemas que ya había traído a la aldea, quizás quisiera ocasionar mas. Lo averiguaría todo.
    Desesperado llevo su mano derecha, a su costado izquierdo, y tomo el mago de la espalda que reposaba en su funda. Hace años que no desenfundaba la Tessaiga, sin embargo si usaba el Akai Yaiba seguramente podría contra aquel campo que le impedía el paso al lugar donde se encontraba Kagome.
    _____

    —Ha llegado —el espectro rojo hablo en aquella extraña lengua –El hanyou está fuera del campo

    El espíritu rojo escarlata, tenía sus ojos cerrados, notándose a simple vista que se concentraba en su trabajo. Gracias a su “transparente” cuerpo, se lograban ver tras él los gruesos troncos de los arboles.
    Aunque Kagome ya había visto animas invocadas por medio de la nigromancia anteriormente, no pudo evitar sentir una especie de tristeza por el espíritu.

    —Bien — exclamo el nigromante

    Akio seguía tan hermoso como siempre, con esa piel pálida y su rostro de delicadas facciones, que si bien eran sutiles no le quitaban lo varonil a su aspecto. Aunque estaba descuidado sin duda por el destierro de su aldea, Kagome lo reconoció inmediatamente. No creía jamás poder olvidar ese rostro, aunque cuando lo conoció era un niño de trece años recordaba claramente esos ojos blanco únicos. Aun le costaba creer que un niño tan inteligente y brillante como lo había conocido, se hubiera transformado en un nigromante ambicioso de poder, ahora de dieciocho años.

    —Cada doscientos años los medallones aparecen en tierra —continuo tranquilamente, esta vez dirigiéndose a la mujer frente a él— En tres distintas personas encargadas de protegerlos…

    —…Lo sé… Akio— Interrumpió ella desafiante

    Ella estaba allí, quieta, pensando en que hace o como huir. Si hubiera entendido lo que el espectro escarlata decía anteriormente, estaría más nerviosa aun. Pero en ese momento se había olvidado por completo de InuYasha. Sus ojos estaban bien abiertos atenta a todos los movimientos del hombre frente a ella, movía sus femeninas manos nerviosa.
    Tanto la playera de tela verde que llevaba, como el pantalón de mezclilla, estaban llenos de polvo por la caída que había tenido anteriormente dentro del pozo, mas no le importaba.

    Una sonrisa se dibujo en los pálidos labios del hombre— ¿Entonces también sabes que si estos tres se juntan ocasionan terribles desgracias?

    Sus ojos blancos mostraron un destello terrorífico que le hizo sentir un poco nerviosa. ¿Qué sería capaz de hacer él para obtener los tres medallones?

    Ella asintió— Es por eso que no permitiré que alguien como tú los tenga —Sus labios temblaban mostrando su intranquilidad

    —… ¡No importa quién los tenga! [FONT=&quot]—[/FONT]Se notaba la molestia en su voz —Lo único que has logrado, es retrasar un poco lo inevitable.

    En el delicado rostro de Kagome se noto la sorpresa, había oído un poco sobre lo que ocurriría si estaban juntos, pero ella había asumido que su purificación constante y el hecho de que no estuvieran en la época debida evitarían las desgracias mencionadas por la profecía.

    —¡Aun así no te los entregare! —exclamo ella retadora.

    Llevó su mano al cuello donde descansaban los tres objetos que ocasionaban aquella discusión.

    —No has aprendido la lección ¿eh? —Alzo sus cejas —Por más grande que sea tu poder espiritual, no puedes controlar el poder de los tres juntos… además…

    —La ha roto —hablo el fantasma tras él.

    —¿Qué? —pregunto el joven volteando a verlo.

    —La ha roto, la barrera, la ha roto —repitió en aquella lengua.

    Aun mantenía los ojos cerrados y sus cejar arqueadas.

    El joven abrió sus ojos sorprendidos —no puede…

    —Con su espada —dijo como si fuera lo más obvio.

    El joven maldijo en susurros inaudibles.

    —Ya te veré mas tarde Kagome —dijo él quien aun parecía molesto —No tengo tiempo de discutir ahora… Rompió mi barrera

    Comenzó a caminar apresuradamente, con una orden le indico al fantasma que dejara su labor en paz, el cual inmediatamente obedeció y lo siguió levitando.
    Ella se quedo allí confundida, viendo como el nigromante se alejaba con paso rápido. Su mente trabajaba a mil por hora ¿No iba siquiera a intentar quitarle los medallones?... Aquel espectro había dicho algo… pero ella no entendía ese dialecto.
    Un escalofrió le recorrió el cuerpo, al recordar que lo único que la había estado protegiendo de InuYasha era el campo de energía que Akio había colocado… había dicho que lo había roto… ¿Pero cómo?

    —¡…Ah! y disfruta tu encuentro —Se escucho un grito a lo lejos seguido por una fuerte risotada

    Se quedo congelada un rato debido al susto. Cuando al fin consiguió que sus piernas recibieran la señal para empezar a correr, sintió una masculina mano sobre su hombro, entonces supo que era demasiado tarde.

    —Kagome —hablo una gruesa voz ronca

    El viento movió con gracia sus cortos cabellos, y cerro sus ojos frustrada.

    —Akai Yaiba —dijo en un susurro — Lo había olvidado…
    _____________________________

    Bueno, perdón por la tardanza, mi dedo sufrió inconvenientes y no puedo escribir –ni corregir– mucho. Además de que empiezo a dudar si de verdad podre seguir el ritmo de CemZoo, tardo mucho escribiendo capítulos largos e.e

    ¡Ahhh! Como sea, muchas gracias a todos por su paciencia, a continuación el desglose de algunas palabras.

    *Kazana: El agujero negro en la mano de Miroku
    *Youkais:Monstruos completos
    *Tessaiga: Colmillo de acero o colmillo de hierro.
    *Akai Yaiba: Tessaiga Roja
     
  7.  
    BelAhome

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    Re: Cielo Rojo.

    Quiero felicitarte por tu fic.
    Me has atrapado y la intriga no me dejará en paz hasta que publiques el próximo capítulo. Si que va a ser insoportable, espero que no te tardes demasiado.
    Claro que luego cuando lea ese capítulo otra vez volveré a estar ansiosa por seguir leyendo... es un ciclo que se repite :(
    Ahora paso a lo importante, tu fic. Si que eres muy creativa.
    Cuando comencé el primer capítulo me llamó mucho la atención la historia, aquella visión y el pasado trágico y desafortunado de todo el grupo. Por otro lado, me gustó que la perla estuviera en un segundo plano (de algún modo) y te centraras en los medallones, incluyendo nuevos y misteriosos personajes.
    No cometes errores imperdonables, aunque hay varias comas y puntos que yo colocaría en otro lado. Pero te llamó la atención en las faltas de ortografía, algunas palabras están mal escritas.
    Pero (siempre hay un pero) eres buena describiendo tanto paisajes y escenarios como lo que sienten los personajes y eso es de admirar.
    Tienes nueva lectora y aclaro que suelo hacer muchas críticas. Te aviso para que sepas de antemano :o

    Hasta el próximo cap.
     
  8.  
    Disc Zu

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    Re: Cielo Rojo.

    .
    Re-encuentro
    .

    No sabía qué hacer, decir, o como actuar. La pesada mano del hanyou, tomaba su hombro con fuerza, como queriendo hacerle notar que no la dejaría escapar por nada del mundo, sentía que sus desarrolladas garras no dudarían en atacarla en cualquier instante, después de todo la última vez el no había titubeado en usarlas en su contra… todo esto se parecía a aquella vez.

    —¿Qué haces aquí? —habló la voz tras ella.

    Había escuchado la pregunta, más no la había comprendido, su mente se hallaba ahora cinco años atrás. Cuando se había marchado del Sengoku jidai.
    ________

    Su respiración era entrecortada y agitada, corría lo más que sus frágiles piernas se lo permitían, sea lo que fuese que hubiera pasado sabía que tenía que irse de allí, esta vez para siempre. Estaba confundida y una especie de miedo le ocasionaba unas grandes ganas de vomitar, sentía una clase de repugnancia y tristeza hacia su misma persona.

    —Allí esta —alcanzó a escuchar los gritos de los aldeanos entre sus propios mareos.

    Todo a su alrededor era un tremendo caos, varias cabañas estaban en llamas y había aldeanos malheridos. El ruido de chozas al terminar de ser calcinadas, los gritos de los aldeanos, el olor penetrante a sangre y cenizas que embargaba todo el lugar, las caras temerosas de mujeres y niños, y los desafiantes rostros de los aldeanos, todo daba vuelta en sus cabezas y le hacían sentir desubicada… perdida.
    Se encontraba atravesando la aldea a la que había llegado cuando cruzo el pozo hacia un año, en esos momentos se dirigía nuevamente al pozo, esta vez para escapar de todo desastre. No conocía la razón exacta, pero alguna especie de instinto le indicaba que nunca más seria bienvenida a esa época.

    —¡¿Qué crees que estás haciendo!? —escuchó una voz ronca cerca de ella.

    Su carrera fue parada en seco por la pesada mano de él en su hombro. No dijo nada, sentía que si abría la boca para hablar y no para respirar el vomito seria un hecho. Volteó a ver a su opresor, la desafiante mirada que sus ojos dorados le revelaron cuando vió su rostro fue demasiado para ella. InuYasha nunca le había visto de aquella manera, el solo hecho de ver su rostro furioso le inspiraba tanto miedo que no puedo evitar el solucionárselas para salir corriendo.

    —¡No huyas! —percibió el grito, esta vez en un tono furioso.

    ¡Zaaas!

    El dolor que había atravesado su espalda era insoportable, sintió rápidamente como la sangre comenzaba a emanar de la reciente herida provocada por las garras de InuYasha, manchando su uniforme de colegiala de un rojo obscuro.
    Las lágrimas salieron de sus ojos y rodaron por sus mejillas. Se sentía traicionada, furiosa... ¡Él la había atacado!...

    La cólera le domino, si él no dudaba en agredirla, ella tampoco lo haría.
    No quería recibir ni sentir el dolor de un segundo ataque, así que tomo fuerzas para seguir huyendo, mientras que con un rápido movimiento y sin detenerse, tomo una flecha del carcaj que colgaba en su espalda. Se agradecía internamente al no haber soltado el arco mientras atravesaba la aldea —la intuición le había indicado que no lo hiciera—. Se detuvo en seco, él estaba a poco metros de ella, pero no tenía tiempo para tener miedo. Hábilmente y sin titubear, apunto en dirección a InuYasha su arco y flechas, esperando el momento indicado para soltar la cuerda que provocaría un disparo.

    “Cerca… cerca… cerca” —se repetía en su mente— “… ahora”

    ¡Pachiiiiiiiiiiiin!

    Escuchó el ruido de la cuerda al eliminar la tensión que ella misma había provocado, vio la flecha sagrada dirigirse rápidamente como un rayo hacia el pecho del hanyou.
    Inmediatamente se arrepintió de haber lanzado la saeta, y al pensar en la herida mortal que podía causarle al semi–demonio, se apodero de ella un miedo y tristeza como nunca los imaginó. Afortunadamente InuYasha reacciono rápido e intento quitarse de la trayectoria de la flecha.

    —¡Aghhhhhhh!

    El joven paró su carrera cuando recibió el impacto que sin duda alguna había sido doloroso para él.

    Kagome sintió una especie de alivio que le recorría el cuerpo, la flecha había ido a parar al objetivo, sin embargo no al pecho sino al brazo, donde la herida no parecía tan grave como hubiese sido en caso de que el hanyou hubiera recibido el impacto a donde ella había apuntado inicialmente.

    La joven miró esos ojos dorados otra vez, estos le devolvieron la mirada que reflejaba furia y decepción. Sabía bien que nunca tendría la oportunidad de ver nuevamente ese rostro que tanto le gustaba, pero no tenía tiempo para detenerse, debía aprovechar el dolor de InuYasha que había causado la flecha, y correr mientras él no podía perseguirla.

    Dio media vuelta y se alejó lo más rápido que sus piernas le permitían, sintió en su espalda la mirada del muchacho que amaba. Hizo un gran esfuerzo por retener las lágrimas mientras escuchaba las voces del resto de sus amigos que llegaban a auxiliar a InuYasha, sabiendo que nunca más tendrá la oportunidad de verlos.

    ________

    —¡Te hice una pregunta! —Exclamó enojado —¿Qué haces aquí?

    Una sacudida por parte del hanyou la trajó de vuelta a la actual situación. Su cara se tenso en una mueca molesta. Siempre pensó que si algún día llegaba a volver, tendría tanto miedo que no podría abrir la boca o que rompería a llorar como había querido hacerlo en aquella ocasión, pero lo que pasaba por su mente en esos momentos era todo lo contrario, lo que experimentada eran unas enormes ganas de gritarle todo lo que se había guardado durante esos cinco años, darle una buena cachetada y salir corriendo… Era una verdadera lástima que su plan tuviese tantos defectos.

    —¡Responde mi pregunta!

    Sintió como él soltaba ligeramente el agarre de su hombro, pero solo para tomarla con más fuerza del otro, girarla, y esta vez agarrarla firme y fuertemente por ambos hombros, esta vez de frente, logrando así que ella le dirigiera la mirada. La joven se sorprendió un poco pero no se inmuto, sus ojos cafés miraron los dorados de él desafiante, intentando darle a entender que no le tenía miedo, y que todo sentimiento de respeto y amor que pudo haber llegado a tener hacia él, había desaparecido.

    Ante los ojos de ella, él hanyou parecía sorprendido al ver los drásticos cambios que ella había adquirido, tanto en su físico, como en su personalidad. Más su mirada no se aparto de la suya, exigiéndole una respuesta con los ojos.

    —La verdad es que no tengo idea de cómo llegue aquí —contesto finalmente la joven en tono molesto

    “Mentira” por supuesto que ahora sabia que todo había sido gracias a los medallones, Akio y su nigromancia. Más no tenía ni las ganas ni las intenciones de contarle ahora, lo que no le había contado hace cinco años.

    —¡Mentira! —Exclamó enojado sin apartar su mirada— No soy estúpido… se bien que el pozo no lo cruzaste por mera casualidad, ¡tuviste que al menos haber quitado el sello del pozo a propósito!

    La joven suspiro intentando calmarse, no tenía la intención ni la disposición de entretenerse en una riña con InuYasha, tenía que investigar todo lo posible acerca del medallón e intentar arreglar todo por más tarde que fuera. Sin embargo el impulso infantil de burlarse de InuYasha se hacía cada vez más fuerte.

    —Bueno si… ese fue mi abuelo —exclamo mofándose— yo solo caí dentro… y… —llevo su mano al hombro izquierdo e intento en vano zafarse de su agarre —¡Ya suéltame!

    —¿Y supongo que también fue tu abuelo quien metió un fragmento en tu ropa para que pudieras cruzar, y luego sello el pozo inmediatamente para que no regresaras? —exclamó mientras le agarraba con más fuerza.

    —¡Claro que no Idiota!... ¡mi abuelo es un hombre de edad, no podría hacer todo eso solo!… esos fueron mi hermano y madre —exclamó en una especie de sarcasmo violento

    El resultado fue una sacudida más violenta, la cual le revolvió más su corto cabello negro.

    —¡Vienes conmigo! —Le tomo bruscamente de la muñeca causándole un ligero dolor, y le obligo a caminar apresuradamente, atravesando la espesura del bosque, volviendo por donde había venido.

    _________

    —Muchas gracias por todo Sango sama —Exclamó con una reverencia.

    Ella sonrió naturalmente a la señorita que se encontraba frente a ella, era una joven de no más de catorce años, de cabello negro y corto, ojos café obscuro que la observaban con una mirada inocente, y el rostro bañado por pequeñas pecas. Aquella muchacha le recordaba tanto a su hermano.

    —No me lo agradezcas —dijó con un suspiro —Solo manténganse alerta… últimamente los ataques de youkais a las aldeas se han triplicado, deben tener cuidado.

    —Lo tendremos —exclamó la joven —Le deseamos un buen viaje

    Ella sonrió nuevamente, y camino tranquila y lentamente fuera de la aldea, junto a ella, a sus pies, su fiel mononoke de dos colas le seguía.

    Suspiro. Como siempre, ningún fragmento.

    Hurgó en su kosode rosa, y saco un pequeño cristal blanco, el brillo que reflejo este a la luz del sol era hermoso, pero el fragmento era demasiado pequeño como para alegrar a la joven que lo portaba. Había pasado tiempo ya desde que había obtenido ese único fragmento que poseía, y a pesar de que había derrotado a tantos youkais no había encontrado ningún otro pequeño pedazo del cristal que tanto anhelaba.

    Por más y más que buscaba, no estaba más cerca de la perla… ni de Kohaku.

    La Taijiya seguía igual de hermosa que siempre, su cabello castaño era un poco más largo, pero caía igualmente por su espalda hasta su cintura donde era amarrado con un listón blanco en una especie de coleta baja. Sus patillas quedaban ahora más largas; caían frente a sus orejas hasta sus hombros donde se juntaban con el resto de su cabello.

    Sin embargo, la sonrisa que había logrado adquirir cinco años atrás, parecía haber desaparecido casi por completo. En sus viajes en busca de la perla aun extrañaba la compañía de sus amigos que en su momento llegaron a hacerla sentir tan feliz. Incluso ahora los pequeños rastros de dicha que se observaban en su hermoso rostro se debía a los recuerdos del grupo de seis al que había pertenecido antes.

    Los labios de la exterminadora se curvaron ligeramente en una sonrisa melancólica.—Ningún humano vive solo de recuerdos… ¿O sí Kirara? —Preguntó con esa voz decidida que le pertenecía, dirigiendo la mirada a su pequeña acompañante.

    Ella respondió con un ligero maullido.

    —Yo… desearía verlos a todos de nuevo…

    Cuando Kagome huyo de la aldea después de la catástrofe que causó; InuYasha había caído bajo una depresión que ocultaba bajo su testarudez y orgullo, se había negado a continuar con la búsqueda de los fragmentos y parecía haberse olvidado casi completamente del rencor que sentía y su plan de venganza hacia Naraku.
    El monje también había renunciado a la búsqueda de la perla, pues insistía que sus posibilidades de encontrarlos eran nulas sin la compañía de Kagome, e reiteraba que lo mejor sería comenzar a averiguar directamente el paradero de Naraku.
    Así pues, mientras InuYasha se encerraba en su mundo y se quedaba en la aldea a la que una vez hace mucho tiempo había llegado a considerar que podía ser su hogar, Miroku se había marchado buscando información sobre Naraku, no sin antes prometerle a ella un re encuentro cuando hubiese averiguado algo. Habían decidido que lo mejor para el pequeño Shippô seria mantenerlo lejos de todo peligro, y contra voluntad propia le habían encontrado una familia de kitsunes que había aceptado cuidarlo. Ella quien había decidido continuar su viaje para encontrar la shikon no tama, se había despedido de todos entre lágrimas de melancolía retenidas, y se había prometido a si misma que esa no sería la última vez que se encontraría con sus viejos compañeros.

    Bueno con todos menos con una… la amiga de la que se había considerado inseparable…

    —… Kagome chan

    Su cabeza había dado tantas vueltas al asunto de Kagome, que había llegado a marearse más de una vez al pensar en los acontecimientos de hace cinco años. Aunque quedara en claro que la colegiala de otro mundo había atacado a la aldea de Kaede, quedaban tantos asuntos en el aire que era imposible nombrarlos todos. Pero eran dos preguntas las que más se había formulado la exterminadora. ¿Por qué habría hecho algo así?... y ¿Cómo con tanta rapidez?

    Se había formulado tantas hipótesis de lo posible hasta lo absurdo, pero ninguna había sido lo suficientemente buena para convencerla de lo pasado.

    La taijiya sacudió su cabeza intentando alejar aquellos pensamientos, el asunto había perdido importancia, de eso ya cinco años y las cosas estaban como estaban, no había necesidad de torturarse aun más con aquello, ahora tenía que concentrarse en la perla que le podía devolver a su hermano… Aunque pareciese imposible encontrar un solo fragmento.

    Respiró profundo intentando analizar su situación, ¿que debería de hacer?... en todas las aldeas de alrededor había ataques, en cualquiera de esas podía haber un youkai que llevara o no consigo un fragmento, más aparte sabía bien que tardaría una eternidad buscando de aldea en aldea youkai por youkai, y que en cuanto se hubiese exterminado a un monstruo de alguna aldea, aparecería casi inmediatamente otro supliendo su lugar… era más fácil buscar al causante de todo aquel desastre que estaba afectando a la zona, quien era seguro que si tendría consigo un fragmento de la perla como para causar todo esa destrucción, pero ¿Por dónde empezar?... probablemente ese alguien fuese Naraku, y si así era todo había sido en vano, no había ganado nada, estaba justamente como cuando se separo de todos hace cinco años…

    Aunque tal vez… solo tal vez, alguno de ellos supiera algo.

    Suspiró. —Tal vez sea tiempo de volver —dijó dirigiéndose a su silenciosa acompañante —¿Tu qué opinas Kirara?

    La gatita solo le miro, era obvio que ella la acompañaría a donde fuese que fuera.

    Ella se quedo pensativa un rato, más que la necesidad de encontrar fragmentos lo que sentía eran unos enormes deseos de volver a verlos.

    —Parece ser la mejor opción —dijó al tiempo que miraba a su alrededor para ubicarse— Kirara… —pidió cuando encontró el punto cardinal correcto.

    La gatita obedeció inmediatamente, la rodeo un fuego mágico y en unos segundos se encontró en una forma completamente diferente. Su forma de ataque o defensiva, era exactamente igual a la de hace cinco años, con aquellos largos colmillos que la caracterizaban y el fuego que parecía salir de sus patas.

    Sango acostumbrada, monto con agilidad al lomo de su inseparable amiga. Y en unos segundos se encontraron volando alto en el cielo que se teñía cada día con un poco más de color rojo.

    —Houshi sama —susurró.

    __________

    —¿Qué es esto? —se escuchó una voz ronca confundida.

    Se encontraban en lo profundo del bosque de “InuYasha”, alrededor los arboles estaban amontonados unos con otros haciendo casi imposible el pasar, entre ellos la flora abundaba en casi todo el lugar, excepto un pequeño espacio justo frente a ellos no más grande que el cuerpo de un niño, donde no crecía ni una sola planta y el suelo parecía chamuscado. Era por allí el único lugar por donde la luz entraba abiertamente, puesto que los árboles frondosos impedían el paso de la luz solar al resto del lugar.

    —Esto InuYasha, ya lo habías visto, es el resultado de la presencia de un ser maligno en un lugar durante un largo periodo de tiempo —contestó el joven de coleta negra.

    —Así es… lo note hace poco tiempo, decidí que tenían que verlo, tal vez les sea de ayuda, ya saben para encontrar a Naraku —dijo la vieja apoyada en su arco a manera de bastón.

    [FONT=&quot]—[/FONT]… Pero esta presencia maligna no se parece en lo absoluto a la de Naraku.

    —Ni el olor.

    Todos se quedaron callados un momento viendo el misterioso espacio frente a ellos.

    —¿Y eso que quiere decir? —preguntó de pronto una voz jovial.

    Volteó a verla, Sango tan hermosa como siempre —ante sus ojos— había estado observando en silencio el escenario.

    —No lo sé —respondió con un suspiro —Pero no es nada bueno considerando que se encuentra tan cerca de la aldea.

    Habían regresado a la aldea ese mismo día, y la anciana Kaede había querido mostrarles inmediatamente la marca de maldad que había descubierto hace poco en el bosque. Sin duda alguna ella había pensando que pertenecía a Naraku.

    En la aldea se encontraban Kagome sama y a Shippô a quienes no habían considerado necesario que los acompañara.

    Ahora se arrepentía mentalmente de haber dejado a la sacerdotisa quien era tan buena cuando se trataba de presencias, aunque últimamente Kagome se comportaba de una manera extraña y distraída, había decidido no preguntar puesto que le había parecido un problema personal.

    Se quedaron observando un rato más el lugar, buscando cualquier pista que pudiese ayudarles a descubrir quién o que había estado allí y porque.

    Pronto un extraño sentimiento comenzó a molestarle, una especie de alarma interior que comenzaba a prenderse lentamente y cada vez se hacía más insoportable.

    —Sera mejor regresar. Podemos volver después —sugirió.

    Nadie dijo nada pero demostraron estar de acuerdo con la idea cuando comenzaron a alejarse lentamente. Miroku se pregunto si no sería porque también sentía esa molesta corazonada, como si no faltara mucho para que algo malo fuese a ocurrir e incluso estuviese sucediendo en ese mismo momento.

    Caminaron con paso rápido a través del bosque, esquivando los troncos y las raíces de los arboles, pronto la espesura del bosque fue menos permitiendo que la luz se colara entre el follaje de los árboles. El paso era cada vez más acelerado, comenzaban a dejar atrás a Kaede quien no podía igualar su avance, habían encontrado más pronto de lo esperado la vereda angosta que indicaba la salida del bosque, marchaban en fila india uno tras otro, InuYasha encabezaba la hilera, y el monje no tuvo duda alguna de que aquel extraño presentimiento invadía también al hanyou, pues su rostro reflejaba preocupación, sin duda alguna por Kagome y Shippô

    Salieron del bosque en mucho menos tiempo de lo planeado y él e InuYasha recorrieron el tramo que faltaba a la aldea corriendo, una nube de humo se elevaba sobre la aldea, lo que indicaba que en efecto estaban sufriendo un ataque. Sango se había retrasado al auxiliar a la anciana a recorrer el tramo que faltaba.

    Sus ojos se abrieron sorprendidos al llegar al lugar, muchas cabañas se encontraban ya completamente calcinadas, el monje se esforzó intentando encontrar algo que le diera alguna pista de lo que estaba ocurriendo más no logro sentir ni la más mínima presencia de algún youkai.

    Volteó a ver a su acompañante que observaba alarmado la escena y buscaba con la mirada sin duda alguna a Kagome sama.

    —InuYasha ¿tu hueles algo? —preguntó.

    El volteo a verlo con un semblante preocupado y negó con la cabeza.

    —El atacante es sin duda un humano —parecía dudar de sus propias palabras.

    —¡Un humano!... pero es imposible, ningún humano podría realizar tremendo caos tan rápidamente —dijo con voz seria.

    —… Quizá con fragmentos de la perla… rápido busca a Kagome, si es un humano tardaremos mucho en encontrarlo sin su ayuda.

    El asintió y vio desaparecer a InuYasha, el humo le dificultaba la visión y sin embargo se interno en la aldea en busca de la joven.

    Cinco… Diez… Veinte minutos… Nada. Sin duda alguna Sango también ya había llegado, se preguntaba qué decisión había tomado la exterminadora al ver el tremendo caos que les rodeaba, esperaba que se encontrara auxiliando a los aldeanos ya que nadie parecía hacerlo.

    —¡Ahí! —se escucharon gritos alrededor.

    El monje volteó en la dirección que indicaban los aldeanos y se desconcertó de lo que vio. Una silueta femenina sumamente familiar tomaba entre sus manos algo que colgaba de su cuello, movía sus labios como si recitase un hechizo, y —para su sorpresa— de aquel extraño objeto salió un rayo de luz de un color azul que fue a parar a una cabaña que inmediatamente se envolvió en llamas. De dentro de la choza salieron dos niños asustados, sin duda alguna indefensos.

    Vió a la silueta conducir su mano a una aljaba llena de flechas que colgaba de su hombro derecho, tomo una saeta y apunto con el arco al pecho de uno de los niños que sin duda era el mayor, tenso la cuerda, se escuchó lo que le pareció un horrible sonido y un segundo después el cuerpo del niño cayó al suelo inmóvil y sin vida. El niño sobreviviente gritó de miedo y salió corriendo lo más rápido que se lo permitían sus cortas piernas

    Un ligero viento revolvió el cabello negro de la joven quien giro su mirada en dirección a él. Llevaba puestas aquellas extrañas ropas verdes de su época correspondiente y sus ojos castaños se habían opacado.

    —“Kagome sama” —Se quedó pasmado sin saber qué hacer. Sin duda alguna era ella… ¿Qué era lo que estaba ocurriendo?
    Volteó a ver el extraño objeto que colgaba de su cuello y le pareció ver unas especies de coliges, pero solo fue durante una fracción de segundo antes de que sus pensamientos fuesen interrumpidos.

    —¡Kagome! —una voz ronca y furiosa como nunca la había oído gritaba el nombre de la joven.

    Volteó a verlo y supó que también había estado observando la escena, su posición era tensa y sus puños se encontraban fuertemente apretados en ambos costados, en sus ojos dorados se reflejaba el furor que le había provocado la actitud de la muchacha. Kagome no volteo a ver al hanyou, salió corriendo alejándose del centro del desastre que ella misma había causado, el monje vio a InuYasha salir corriendo en la misma dirección, persiguiéndola.

    Se quedo ahí quieto, sorprendido por lo que acababa de ver y pensando en su opciones.

    —“Kagome sama”—resonaron sus pensamientos.

    _________

    Enrolló el pergamino en sus manos. Suspiró.

    —Kagome sama —susurró en una especie de lamento.

    Se puso de pie fácilmente y guardó el manuscrito en sus ropas… sería bueno tenerlo a la mano.

    Ahora sabía bien lo que tenía que hacer. Regresar a la aldea de Kaede, tratar de lograr que InuYasha entendiera todo e intentar por todos los medios atravesar el pozo del tiempo, del otro lado se encontraría Kagome quien portaba tan importantes medallones.

    El monje comenzó a caminar con paso presuroso, esta vez con rumbo fijo.

    ____________

    Sengoku: La época donde vive InuYasha y compañía
    Taijiya: Exterminadora No estoy muy segura, pero es así como se refieren a Sango en japonés
    Kitsune: Zorro


    Hola (: Muchas gracias a las tres por tomarse la dedicación de leer esto.


    Posiblemente tengas razón, sin embargo me parece extraño considerando que yo vi este Anime en japones —Yo no se pero nada de japones e.e— y no invento traducciones a lo bruto, en algo debia haberme basado. De cualquier manera muchas gracias por la correción, espero que continues leyendo el fic (:


    De verdad muchas gracias, las criticas no me ofenden en absoluto, al contrarió me enriquecen en saber :parpadeo: Eres la primera persona en mencionar mi principal debilidad —Sí; puntos y comas Dx— y me alegra mucho que lo notes. Sin embargo estos capitulos fueron escritos hace mucho tiempo —cuando apenas empezaba, podria decirse— y como es logico ya he mejorado bastante ::ego:: siempre les doy una breve correción antes de publicarlos, pero realmente es una correción muy superficial y solo cambió lo que es el colmo. Quizá tu misma puedas ir notando la mejoría conforme avance el fic, pero tus consejos no se notaran hasta a partir del noveno capitulo que es el que estoy escribiendo actualmente, aún así no dudes en destrozar mi redacción porfis, porfis porfis (: Muchas gracias por leerme, y de verdad espero que te agradé el fic.

    Sip, eso es todo. Por favor dejenme sus comentarios que me ayudan a la inspiración (:
     
  9.  
    windmiko

    windmiko This is war

    Escorpión
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    Re: Cielo Rojo.

    Bueno la conti esta muy interesante, bueno todo tu Fic, me gusta como describes las acciones y los lugares donde estan o lo que hacen los personajes asi me imagino cada movimiento, eres muy buena en esto, a y la traduccion que pones a lo ultimo de que significa cada palabra ponlas en el principio del capitulo, (es que me enredo solo un poco) te mando mis mas cordiales saludos, a y queremos conti
    sayonara
    :adios:
     
  10.  
    BelAhome

    BelAhome Usuario común

    Aries
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    Re: Cielo Rojo.

    Aquí de nuevo.
    Si estos capítulos los escribiste apenas comenzabas mayor es mi admiracion. No tienes grandes errores, yo a mis comienzos sí que era un verdadero desastre, aún lo soy, pero lo disimulo bien XD.
    Como primera instancia si que me gusta tu historia, aunque admito que tuve que releer algunas partes de capítulos anteriores porque olvidadé detalles importantes. Pero cada vez me atrapas más.
    Ahora si, encontré algunas frases que no se comprende del todo lo que quieres decir, tal vez por alguna coma faltante o mal puesta que le de el verdadero sentido de lo que intentas transmitir.

    Al leer todo junto, con lo que narras antes la parte final no se entiende o causa confusión, como si hablaras del rostro de Kagomey no de Inuyasha.

    Nunca utilizes este tipo de expresiones cuando escribes. Es preferible que describas el sonido y la situación antes que reducirlo a eso. Esto le quita calidad a tu escrito.

    Hay algunas comas y puntos (pero tu ya me lo habías advertido) y varias tildes.
    Una cosa es hacía y otra hacia. El primero es temporal y el segundo de lugar.

    Lo último, cuando hagas descripciones cuida las repeticione. Al contar lo sucedido en la aldea repetiste muchas veces la palabra aldeanos.

    Bueno, nada más que decir.
    Tu me pediste mis críticas ^^
    Lo que si te diré es que no tardes mucho en segurilo porque tengo muchas ganas de saber que pasará ahora que Miroku sabe algo que el resto no y ni hablar de Inuyasha y Kagome.



    Saludos
     
  11.  
    Disc Zu

    Disc Zu Usuario común

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    Cielo Rojo.
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    Re: Cielo Rojo.

    …​
    Enigma
    …​

    —…Lo siento…

    —¡Vete al infierno!

    Cerró con fuerza sus ojos intentando reprimir un gemido de dolor, consecuente de la fuerza recién aplicada a su débil muñeca. El nudo en su garganta era incomodo, se mordía la lengua y posteriormente soltaba un insulto cada que sentía las palabras de arrepentimiento queriendo salir de su boca. Quería sentir ganas de golpearlo pero el impulso de ira se había alejado hace un momento y ahora lo sustituía una inmensa pesadumbre.

    —¡¿Por qué has vuelto?!

    Quería poder gritarle; descargar todo lo que se había callado durante esos terribles cinco años, lo mucho que arruinaba su vida día con día, liberar de golpe todo el sufrimiento que guardaba a causa de él y su falta de confianza cuando ella más lo necesitaba; y sin embargo algo dentro de ella se lo impedía, un sentimiento de culpa que sabia no tenia que sentir.

    ¡¿A dónde me llevas?! –Grito por vigésima segunda vez -¡Suéltame maldito seas!

    La arrastraba contra su voluntad a través de la aldea tan conocida por ella. El último recuerdo que tenía de ese lugar era la imagen de un pueblo devastado, sin embargo todo estaba ahora perfectamente reconstruido y el panorama había cambiado solo ligeramente, como si hubieran vuelto ahí para curar sus heridas después de un agotador enemigo.
    Esta vez no había lesiones que curar. Aunque sin duda una herida se encontraba latente, la misma que consiguió torturar su alma cada vez que en acto masoquista lo recordaba a él y sus exclusivos ojos color ámbar, la herida que justo ahora quemaba cada rincón de su ser y la hacía comportarse de aquella manera tan desconocida para su persona. Realmente deseaba que con alguna clase de magia la pena desapareciera, pero justo ahora era una persona realista, y sabía a la perfección que su llegada al Sengoku solo aumentaría más su tortura.

    Alcanzo a reconocer entre la multitud algunas personas con las que se había relacionado durante su estancia allí; pero estos en cuanto le miraban le dedicaban una mirada de aborrecimiento. Kagome entendía que no era bien recibida y se convencía mentalmente que la antipatía ajena no debía de molestarle.

    —Kagome

    Sus persuasiones mentales fueron interrumpidas repentinamente cuando escucho su nombre pronunciado por una vieja vos conocida. Dirigió su mirada en dirección a la anciana, quien la miraba atónita desde la entrada a una cabaña. Sus manos temblaban por la sorpresa y de no ser por el arco en el que se apoyaba parecía que en cualquier momento pudiera desvanecerse y caer de bruces al suelo.
    Ella le regreso una mirada indiferente, intentando por todos los medios contener el sentimiento desconocido que comenzaba a crecer en su interior, apretaba la mandíbula mientras sentía sus ojos arder y se preguntaba si había una solución para que todo aquello no le afectara tanto.

    Su relación con Kaede baa chan nunca se podría comparar con la amistad que llegó a tener con los cuatro miembros del grupo con el que viajaba, sin embargo recordaba innumerables ocasiones en las que ella, a pesar de sus dificultades, había procurado su bienestar. Irremediablemente llego a crecer un sentimiento de cariño hacia la vieja que justo ahora le miraba alterada, como si su presencia fuera lo último que esperara o deseara.

    Una nueva sacudida la desconcertó. Giro su cabeza en dirección a su opresor y le dedico una mirada envenenada.

    —Tú me vas a explicar todo.

    No abrió la boca temiendo que su voz se notase quebradiza. No mostraría debilidad frente a él, ya no necesitaba que la protegieran.

    —InuYasha… —escuchó decir a la anciana una vez recuperado el aliento —tu…

    —¡Esta traidora se atrevió a volver Kaede!

    Una vez más se sintió vagar sola, ante las ásperas palabras que él pronunciaba.

    …Lo siento tanto InuYasha

    _________

    Se sorprendía muchas veces al día preguntándose si podría verla de nuevo. Su sonrisa y sus ojos sinceros, la chica que estaba seguro no era un traidora como había gritado tantas veces InuYasha después de que ella se fuera.

    —¡Shippô kun! —llamó la pequeña.

    Sus ojos verdes se dirigieron a ella inmediatamente. Con una sonrisa en el rostro la levanto en brazos inesperadamente; mientras que ella reía realmente divertida.
    Realmente estaba feliz. La vida que llevaba actualmente le hacía sentir una sensación agradable dentro de sí, agradecido de poder haber encontrado una nueva familia que lo hubiese recibido aceptablemente se había olvidado casi completamente de los sufrimientos del pasado, había sobrellevado los cinco últimos años evocando solamente las memorias complacientes.

    —¡Shippô kun!... ¡Más alto!

    Obediente intentó alzarla más. Pero sus brazos y estatura no eran aún lo suficiente para elevarla tan alto como ella quería.

    —¡Shippô kun! —reclamo la youkai

    —Lo siento Yuko, pero no soy tan grande como tu padre. Además… pesas

    La bajo, e inmediatamente comenzó a dar saltos berrinchudos debidos a la reciente desilusión.
    Él no pudo evitar soltar una risilla al ver el comportamiento de quien ahora era su “hermana menor”, quien inevitablemente le recordaba a sí mismo cuando tenía su edad; Claro que para ese entonces aun se hallaba viajando por el mundo junto con las personas a quienes había considerado su antigua familia.
    Habiendo pasado tantos momentos felices junto a ellos, aún atesoraba sus memorias y el único recuerdo que le quedaba de su pasado aventurero.

    —¡Quiero ver el tesoro de Shippô kun! —exigió ella; sacándolo de sus pensamientos.

    La miró resignado sabiendo que así era ella; No abandonaba un objetivo sin tener otro en mente. Suspiró llevando su mano al cuello de donde saco el pequeño fragmento que le había dado Sango la última vez que la vio.

    —Está bien, pero solo por un momento, te he dicho que es peligroso —Se agacho a su nivel, de tal manera que ella pudiera tomar el cristal en sus manos sin la necesidad de quitárselo del cuello.

    Ella miro fascinada la porción de la perla de shikon —Es muy bonito… ¡Lo quiero!

    El kitsune fue paciente, permitió que lo observara un rato más.

    Había aumentado su estatura considerablemente, aunque aun poseía el cuerpo de un niño, el moño que en el pasado siempre sujetaba su pelirrojo cabello estaba siendo sustituido por un simple listón delgado. Sus facciones se habían endurecido ligeramente y su rostro lucia mucho menos infantil.

    Miro al cielo; ligeramente teñido de rojo otra vez. No era tan ignorante, un año de peligrosos viajes, y cinco más plagados de youkais le habían enseñado que cualquier variante en un insignificante detalle podría suponer un gran peligro detrás.

    —Shippô kun —Dijo una vez habiendo perdido el interés en la perla —Volvamos a casa, tengo hambre —llevó una mano a su estomago.

    Él despertó de sus pensamientos y giro la cara hacia ella, sonrió al tiempo que asentía. Le tomo de la mano y comenzó a andar con pasos pequeños rumbo al lugar donde se encontraba su nuevo hogar.

    _______

    Maldijo en un murmullo mientras caminaba descalzo.
    El sol estaba ocultándose tras las montañas y la suave brisa acariciaba su hermoso rostro; odiaba esa sensación que le hacía sentir tan hombre. Pero su verdadero enfado estaba dirigido al hanyou poseedor de esa odiosa espada. Realmente no era como si él hubiese arruinado sus planes, pero cierto era que habría querido ver la cara de horror de parte de Kagome unos cuantos minutos más, hubiera disfrutado enormemente el que ella se enterara del verdadero lio en el que estaba metida y hubiera saboreado cada segundo de desesperación de la chica.

    Su cuerpo tembló ligeramente bajo el frio que comenzaba a hacer acto de presencia, haciéndole recordar que aun él tenía limitaciones debidas a su humana naturaleza, aunque si su plan salía como él esperaba muy pronto tendría que olvidarse de ese pequeño problema.
    El frio comenzaba a ser más molesto con cada paso que daba. Tendría que buscar nuevamente un lugar donde refugiarse de las adversidades climatológicas y ese hecho le molestaba. Hace mucho que debería haber dejado de ser un hombre, con sentimientos y necesidades.

    —Tienes suerte Padre —comento él con su masculina voz y en su lenguaje de nigromante —¿No tener un cuerpo que sienta frio o calor puede ser una gran ventaja eh?

    El espectro no respondió. Una sonrisilla maligna se dibujo en el rostro de delicadas facciones que poseía Akio; sabiendo a la perfección que los espectros invocados mediante la nigromancia odiaban no tener un cuerpo y acatar las órdenes de quienes los ataban a la tierra.

    —¿Qué harás ahora? —preguntó finalmente su silencioso acompañante.

    No se molesto en voltear a verlo, siguió caminando en busca de una cueva que lo refugiara del frio.

    —Por el momento solo esperar, los medallones se encuentran ahora en esta época por lo que la situación actual empeorara. El hanyou no le permitirá huir tan fácilmente así que no debo preocuparme por eso; La ultima alma que invoque me ha informado que todos se reunirían de vuelta, si es así estoy seguro de que buscaran la perla y por lo tanto a Naraku, espero que esta vez logren vencerlo aunque con tanta incompetencia lo dudo… —silencio un momento, como meditando —En todo caso debo prepara algo para que no consiga obstaculizar mis pla…

    —… No te saldrás con la tuya Akio —interrumpió el ánima.

    Frunció el ceño y le dirigió una mirada retadora al tiempo que soltaba un bufido, un destello apareció en sus ojos blancos y la sonrisa de su rostro se ensancho ligeramente —¿Y quién me detendrá? —Pregunto con vos agresiva —¿¡Lo harás tú!? —rió con ironía unos momentos —¡Ni siquiera fuiste capas de deducir el misterio que te envolvía!... ¡Tuve que hacerlo yo por ti!

    Akio observo como su padre le observaba con una mirada quejumbrosa desde el universo al que ahora pertenecía. No sintió tristeza ó lastima; hace mucho que había perdido esas sensaciones que ya no necesitaba. No requirió sentimientos estorbosos a partir del momento en que se entero que podía tener el poder ilimitado en la palma de su mano.

    —Lo hará esa chica —hablo él con vos pasiva —Ha conseguido demorar tu plan cinco años, y sus pensamientos comenzaron a enfocarse en cómo detenerte desde que la trajiste aquí…

    —Ella no puede hacer nada —interrumpió a la defensiva.

    —Sabes bien que su poder espiritual es grande, y está dispuesta a aceptar todo con tal de detenerte. Lo sabes bien, pero no puedes tolerar la sola idea de que haya alguien en el mundo que pueda superarte y arruin…

    —¡Cállate! —Sintió su ser encolerizar con cada palabra que él pronunciaba —¡Cállate!... ¡No hay forma de que alguien me detenga! ¡No lo lograste tú ni el otro portador!... ¡¿Qué te hace pensar que ella es diferente?!

    Cerró sus puños, dio media vuelta y comenzó a andar de vuelta. No estaba dispuesto a escucharlo más, no estaba dispuesto a permitir que un ser inferior alterara su sistema, y por supuesto no estaba dispuesto a renunciar a su objetivo.

    —¿Para qué quieres tanto poder Akio? —Fue lo último que escucho decir a su padre.

    Pensaba en ser el mejor, en acumular poder al extremo de no necesitar nada ni nadie, al punto de poder castigar a aquellos que desobedecieran su mandato, al grado de exterminar a todos los humanos que rechazara la fuerza en un acto cobarde. Eso pensaba Akio.

    ______

    Kagome…

    ¿Algo le hablaba? No podía asegurar que fueran palabras lo que oía, incluso no garantizaba que escuchara algo, tampoco sabía dónde se encontraba ni como había llegado allí, y por extraño que pareciese realmente no le importaba.
    Su alrededor era completamente negro y la única fuente de iluminación era un luz blanca y pálida a unos cuantos metros de ella, era justo de ese punto donde percibía aquello que creía la nombraba. Sintió una fuerza desconocida recorrer todo su cuerpo, al tiempo que era invitada a acercarse al lugar de donde provenía todo.

    Lo dudo un momento y dio una nueva hojeada a su alrededor intentando asegurarse de que no era una nueva trampa. Dio un paso pequeño al frente y comprobó que nada malo ocurría, al contrario una sensación de paz y alivio invadió cada parte se su ser.
    Suspiro al tiempo que se armaba de valor para seguir avanzando, algo mayor que la curiosidad le incitaba a seguir su recorrido, aunque en realidad no tenia opciones de qué caminos tomar. Sus siguientes pasos fueron seguros, ayudados por ese agradable sentimiento que crecía en su interior al acercarse a “aquello”.

    No supo cuanto avanzo ni cuánto tiempo pasó hasta por fin llegar a su objetivo. Se paró en seco frente a él y de nueva cuenta sintió su llamado, aunque esta vez estuvo segura de que este no emitía ningún sonido.
    Extendió su mano lo necesario para alcanzar aquel brillo, una oleada de aquel sentimiento armónico invadió cada rincón de su ser al tiempo que examinaba con la palma de su mano. Supo de inmediato que “eso” eran tres objetos pequeños de masa solida que de alguna manera le parecían extrañamente familiares.

    Los inspecciono solo unos instantes, y no lo pensó mucho antes de atreverse a tomar uno de los tres objetos entre sus manos, lo separo con su mano de aquel brillo extraño en el que seguían resplandeciendo los otros dos. Forzó un poco la vista y acercó la pieza a su cara para poder observarla mejor, era un figura redonda de bajorrelieve; tenía una cara plana que supuso debía ser la trasera ya que en la otra cara se encontraba tallada una hermosa figura perfectamente detallada; Un lago ubicado en medio de la nada, en su centro se encontraba un pequeño montículo de tierra donde a su vez se localizaba un árbol seco rodeado de lo que parecía ser fuego, las débiles ramas del árbol se arqueaban a la izquierda dando a entender que soplaba un fuerte viento.

    Su razón se inquieto antes de que pudiera darse cuenta de lo ilógica de la imagen. La sensación de tranquilidad que la había acompañado hasta ese momento desapareció repentinamente y le invadió un miedo irracional; la luz frente a ella despareció quedando completamente a oscuras y escuchó un nuevo llamado, aunque este le dio una impresión fúnebre.

    Agudizo sus cinco sentidos intentando comprender, le pareció alcanzar a escuchar una voz femenina, dulce y aguda, pero clara y agradable; aunque a pesar de estas cualidades no dejaba de inspirarle temor.

    —El primer medallón sobre los misterios del firmamento, los hermosos cuerpos celestes y bellas criaturas sobre este. Un segundo medallón opuesto, acerca de las intrigas debajo de tierra, los demonios y castigos del abismo y el terror de las tinieblas. Y un tercer medallón para sostenerse en equilibrio; punto medio entre grandes poderíos, regalo para criaturas que gobiernan la tierra

    No tuvo mucho tiempo para pensar, el aclamo se repitió dos veces más, un silencio momentáneo; y posteriormente la sensación de que era tragada por algo mientras todo se volvía confuso.

    Sus ojos se abrieron en medio de la noche y el silencio. Reconoció el lugar que habían elegido para descansar, miles de imágenes confusas se arremolinaban en su mente ocasionándole un fuerte dolor, se llevo una de las manos a la cabeza mientras que la otra la usaba para ayudar a sentarse. Miro a sus compañeros esparcidos en el terreno, durmiendo de manera algo cómica a su alrededor; parpadeo un par de veces intentando asimilar el hecho de que finalmente logro despertar de ese confuso sueño.

    Entones lo recordó: Él sueño.

    Los siguientes minutos se dedico a partirse el cerebro intentando lograr que su subconsciente recordara cada detalle de lo ocurrido en su cabeza mientras dormía. El dolor aumentaba de acuerdo las imágenes se apiñaban más en su cerebro pero no le importo; Algo dentro de ella le indicaba que era importante, aunque últimamente todo lo que sucedía a su alrededor era importante.

    Se rindió a los quince minutos, cuando el dolor de cabeza fue tan intenso que creyó que explotaría sino desistía pronto.

    —¡Vamos Kagome, fue solo un sueño! —se convenció mentalmente.

    Sus parpados pesaban bastante como para seguir torturándose con aquello así que acomodo el espacio en el que descansaba preparándose para sumergirse en fantasías nocturnas de nueva cuenta. Se recostó en la bolsa de dormir, y como era su costumbre se llevo una mano al cuello para asegurarse de que el fragmento permaneciera en su lugar.

    Se paró de un salto sobresaltada al descubrir que la pieza de shikon no era lo único que reposaba en su cuello. Respiro profundo intentando calmarse al tiempo que tomaba el otro objeto entre sus manos; la luz de la luna que alcanzaba a colarse entre el follaje de los árboles le permitió ver lo suficiente para descubrir que el medallón de su sueño se hallaba materializado en el mundo real.

    _______

    —¿¡Y bien!? —Preguntó de manera agresiva con su voz ronca.

    Solo en ese instante dejo de divagar y trajo sus pensamientos de vuelta al presente.

    —¿¡Y bien que…!? —respondió toscamente

    Su mente formulaba cientos de planes para escapar de su prisión. Ninguno era bueno.

    —¡Crees que tienes derecho de volver aquí después de los daños que causaste!...

    Se pregunto si InuYasha había estado entrenando para hacerla sentir como basura en caso de que volviera, ¿Acaso el siguiente paro era recalcarle todo lo que había pasado en su mundo después de que ella se fuera?

    —¡Miles de personas mueren a diario por ataques de youkais en busca de la perla!... ¡¿Sabes cuánto tardo la aldea en recuperarse de lo que sea que hayas hecho para destruirla?!...

    Ya se imaginaba las desgracias que estaban pasando en el Sengoku, de hecho, se había torturado cada noche pensando en ello. Pero no por eso iba a permitir que la trataran como excremento de caballo.

    —¡¿Y qué hay de ti?! —pregunto en tono irónico —¡¿No deberías acaso estar buscando la perla para evitar esas miles de desgracias?! ¡En vez de eso estas aquí esperando una respuesta que nunca tendrás! ¿Acaso tienes miedo hayou?

    Una sonrisa se dibujo en su rostro al observar en su rostro el efecto de las palabras. Se quedo callado unos instantes mientras Kagome percibía claramente como él estaba buscando una respuesta igual de agresiva.

    Cansada de ver ese rostro que le gritaba e insultaba aparentemente sin cansarse, desvió la mirada y se dedico a dar una ojeada alrededor. Era la cabaña de Kaede, recordó que ella siempre le daba alojamiento en ese pequeño lugar. Ahora la anciana había salido después de estar aproximadamente media hora viendo como ellos dos se dirigían insultos y se dedicaban miradas asesinas sin llegar absolutamente a ningún lado; Suponía que solo se había retirado para ordenar los pensamientos en su cabeza, después de todo el que viera de nuevo a la persona que ataco su aldea no debía de ser una sorpresa muy agradable.

    Suspiro. Ella también deseaba darse un respiro sin un hanyou gritándole a su cara.

    Siguió examinando; todo estaba perfectamente ordenado ahí adentro, se acordó entonces de cómo ella y Sango solían ayudar a Kaede a limpiar el lugar en un intento por ser útiles, de vez en cuando el pequeño Shippô les ayudaba, aunque lo único que hacía era más bien distraer…

    La duda interrumpió sus reflexiones, y sintió la necesidad de preguntar acerca del paradero de sus antiguos compañeros.

    —¿Y los otros? —dijo de manera un poco pacifista.

    El hanyou le miro extrañado de su reacción —¿Quiénes otros? —preguntó con una cara que a Kagome le pareció estúpida.

    —¡Imbécil!... Por supuesto que me refiero a caperucita roja y el lobo fe…

    Un portazo y una voz conocida impidieron a la joven acabar su sarcástica oración.

    —¡Kagome chan!

    Rápidamente dirigió su vista hacia la puerta. Una atónita Sango le regresaba la mirada desde el umbral.
    ___________

    Bueno, me he decidido a actualizar este capítulo más rápido de lo normal; quiero alcanzar hasta el punto donde me encuentro escribiendo en el fic ya que trabajo mejor bajo presión, de otra forma simplemente no escribo, espero que hayan disfrutado de este capítulo, y me gustaría pedirles que continuaran leyendo los siguientes (:

    No te preocupes, por supuesto que así lo hare, claro, en el próximo capítulo que tenga desglose ya que este se libró de ellos, si no recuerdas alguna palabra da un poco hacia atrás, ya fueron desglosadas en capítulos anteriores (:

    Por otro lado, muchas gracias BelAhome; realmente no tenía idea del “hacía” y el “hacia”. Te agradezco muchísimo tus criticas y deseo que si encuentras tiempo continúes con ellas :D Espero que estés disfrutando la historia.

    Gracias por leerme también a ti Hibary; esperó que puedas continuar con la lectura y la disfrutes. Por cierto antes hace uno o dos años, creó que solía leer historia tuyas —corrígeme si no es cierto que publicabas— en todo caso me gustaría saber si sigues escribiendo. ¿No eres tú la autora de un fic llamado lágrimas de sangre?

    ¡Oh! Otra cosa; sus post son muy bonitos como para que llegue alguna moderadora y los borre; por favor procuren hacer buenos post. Me gustan los post :sip:

    Cuídense y hasta la próxima ;D
     
  12.  
    Hibary

    Hibary Entusiasta

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    Re: Cielo Rojo.

    Hola Disc Zu! me agrada mucho que hayas puesto una continuación, realmente aún no entiendo las razones por las cuales Ahome huyó de Inuyasha, es un misterio relacionado con lo de los medallones que tampoco llegó a entender. Vaya si que has creado una trama un tanto compleja al rededor de éstos personajes, tienes mucha imaginación. Por mi parte espero que se aclaren las cosas pronto, a mi tampoco me agrada la forma como Inuyasha maltrata a Ahome aunque aún no sé de parte de quién ponerme xD ...



    Y con respecto a tu comentario; por supuesto que seguiré leyendo, ya quiero conocer cuál es el misterio. Y me siento muy conmovida con que recuerdes mi fic ToT creí que ya estaba en el olvido... Yo escribí Lágrimas de Sangre hace mucho tiempo pero luego dejé el foro y regresé hace poco porque me pidieron una historia que aún es más antigua... La cambie un poco y estoy publicándola se llama "La Segunda Vida de Inuyasha" ... me sentiría muy complacida si le dieras un vistazo alguna vez y me dieras una opinión si tienes tiempo... de igual forma aquí estaré ...


    Ahh una última cosa... Cada cuánto tiempo colocas las contis? pienso que deberían ser no tan distantes porque como la trama es un poco complicada (O al menos para mi xD) se olvidan detalles y eso se presta para más confusiones. Es sólo una opinión para que la pongas en consideración.


    P.D: Y también quería agradecer BelAhome tampoco tenía idea del “hacía” y el “hacia”. Muy ilustrativa tu acotación ;)





    [FONT=&quot][/FONT]
     
  13.  
    BelAhome

    BelAhome Usuario común

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    Re: Cielo Rojo.

    ¡Me has nombrado en tu post! ¡Soy feliz!
    Si críticas quieres... críticas tendrás.
    Me alegro que tanto a tí como a Hibary les sirviera mi humilde explicación.

    Antes que nada déjame decirte que tu capítulo rozó la perfección. La reacción de Kagome para con Inuyasha y viceversa fue genial (Si, aunque no nos guste que estén en esa situación). Muchas veces por querer relatar un encuentro junto a la cantidad de sentimientos que intervienen la historia queda casi "arruinada", pero aquí para nada.
    Tengo miles de dudas, la mayoría de Akio, su padre y el pasado de ambos. Me dejaste con la intriga sobre que el mismo hijo haya vencido a su propio padre. Quiero saber las circunstancias y eso significa que quiero saber como sigue todo esto.
    Otra duda es sobre Kagome ¿No se supone que ella sabe de los medallones? Si hasta los tenía. La parte en la que despierta del extraño sueño me confundió, entendí como que no sabía de ellos ni que los tenía en su cuello. Llegué a pensar que era un recuerdo del pasado, cuando aún estaba con los demás (como sueles incluir lo que le pasa a los demás personajes lo imaginé así. Creo ya me hice mi propia película XD)

    No tuviste muchas faltas, solo signos de puntuación, aunque mínimos, y algún que otro párrafo que podrías haber escrito mejor. Por ejemplo:

    Una mejor forma es:
    . Agradecido por haber encontrado una nueva familia que lo aceptara, se había olvidado casi completamente del sufrimiento del pasado y había sobrellevado los cinco últimos años evocando solamente las memorias complacientes.

    Esa parte suena a teatro.
    Hubiera sido mejor:
    — permaneció en silencio, meditando—

    Esas sos mis observaciones.
    ¿Así que funcionas mejor bajo presión?...
    Espero que el saber que tienes a varias personas esperando una continuación desesperadamente sea suficiente presión.
    :P

    Hasta el próximo capítulo.
     
  14.  
    pucca_desire

    pucca_desire Entusiasta

    Cáncer
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    Re: Cielo Rojo.

    acabo de leerme tu fic y debo decir que yo tambien estoy un poco confundida, es decir me gusto mucho mucho, solo que siento que enrredas el pasado con presente y eso, si pusieras una separacion o algo asip estaria genial...
    ojala pongas una conti pronto bye
     
  15.  
    Disc Zu

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    Re: Cielo Rojo.

    ______

    Tosan: Papá, también puede decirse Oto san, chi chi, e incluso papa, entre otras maneras dependiendo de la situación.
    ______
    Vínculo

    —¿Qué haces tú aquí?

    Como si las mujeres se hubieran puesto de acuerdo para aumentar su frustración, Sango había entrado inesperadamente a la cabaña y llevaba un tiempo considerable parada en el umbral, mirando con cara de boba a la traidora del futuro. Finalmente y para su alivio le dirigió una mirada estupefacta, dándole a entender por lo menos su cerebro aún funcionaba lo suficiente como para prestar atención a él.

    —Ahh, yo solo vine a… —La exterminadora dio un nuevo vistazo a Kagome, como para asegurarse de que ella en verdad estuviera ahí —… ¿qué hace ella aquí? —preguntó visiblemente confundida.

    InuYasha sintió la sangre de todo el cuerpo hervir; Iba a golpear a alguien si la discusión no se componía por lo menos un poco.

    —¡Es lo mismo que me gustaría saber! —gritó volviendo a su antiguo tono y dirigiéndole una mirada emponzoñada a la ex sacerdotisa.

    Se sorprendió cuando vio su rostro; enfocaba la vista hacia la recién llegada que aparentemente y a juzgar por lo que le parecieron ojos vidriosos era lacrimosa para la mujer, o al menos eso lograba hacer creer. Frunció el ceño más de la cuenta y con un movimiento lo suficientemente rápido para que Kagome no lo notara, se acerco a ella y la sacudió bruscamente; lo suficiente como para hacerla volver al mundo. Los cortos cabellos de la chica se revolvieron de una manera divertida, y le pareció ver arder una llama en sus ojos. InuYasha rio burlonamente por el simple hecho de fastidiarla más; y en un acto infantil la sacudió de nueva cuenta, esta vez de una manera más brusca, pero no lo suficientemente como para ejercerle algún daño.
    Su plan no era lastimarla y eso le molestaba, le molestaba que ese sentimiento hacia ella siguiera enterrado en su estúpida alma de hanyou aún después de todo lo que ocasionó; y eso era porque sabía bien que a cualquier otro, ya fuera hombre o demonio, ya le habría asesinado… ¡Y eso era lo que se merecía! … Pero ella era Kagome, y no entendía el cómo ni porque el solo hecho de imaginarse a si mismo hiriéndola le aterraba, como aquella vez hace cinco años.

    —Despierta mujer —dijo en son de burla con otra sacudida.

    Observo y casi pudo oler la irritación de ella aumentando; fingió que le divertía y simulo una carcajada.

    —¡Déjame Perro! —Apartó las manos de él de sus hombros —…Vete a jugar con tu hueso, y ya que estas de paso porque no te…

    —¿Qué haces tú aquí?

    Volteo a verla extrañado, finalmente la exterminadora también había logrado despertar de su estado de shock y ahora se mostraba un tanto agresiva. Se había acercado considerablemente y se encontraba ahora a tan solo un par de pasos de ellos, señalaba a Kagome con su dedo índice sin dar señales de querer apartarle la vista de encima.

    —¿Desde cuándo esta aquí? —preguntó acusadoramente con un movimiento de cabeza.

    InuYasha alcanzo a percatarse de que esta vez la pregunta estaba dirigida a él —Creo que llego esta tarde, cuando el sol aún estaba alto —contestó de una manera sorpresivamente serena para tratarse de él.

    Sango volteo a verlo fugazmente, y regreso de nuevo la vista a ella de una manera asustadiza. Por extraño que pareciera nadie se movía, como si el hecho de que el más mínimo desplazamiento pudiera alterar el poco equilibrio que sostenía esa conversación; entonces quien sabe que pasaría, pero estaba seguro de que no sería nada bueno.

    —¿Como que creo? —dijo dando énfasis en la última palabra —¿Con eso estás diciendo que pudo haber llegado antes y hacer de las suyas antes de que tú te dieras cuenta?

    Eso era un reto. No le molestaba pelear, eso era lo que había hecho toda la vida, aunque fuera Sango y su relación hubiese sido mala solo al principio.

    —¡Keh! ¿Estás insinuando que si esta mujer causa estragos, será mi culpa?

    Fijo la vista en Sango, intentando vanamente intimidarla con la mirada, pero ella seguía observando a Kagome vigilante, y no parecía dispuesta a quitarle los ojos de encima hasta obtener una explicación lógica de todo aquello. Le recordó a él mismo hace unos minutos que tampoco le había apartado los ojos de encima a la chica por el mismo motivo, bueno, al menos no hasta que igual de inesperadamente apareció Sango. Ahora veía que tan ridículo se había estado viendo ¿Cómo si Kagome tuviera manera de escapar otra vez ante sus ojos? ¡Eso no! esta vez estaba preparado.

    —Estoy insinuando que si fueras un hanyou de ver… ¡Kagome chan!

    Rápidamente dirigió nuevamente la vista a Kagome alertado por el grito de la exterminadora. Alcanzo a ver como algo brillaba entre sus ropas a la altura del pecho, al tiempo que los ojos de la chica se ponían en blanco y se desvanecía produciendo un sonido ruidoso al impactar con el solado de madera que revestía el piso de la cabaña, quedando tendida en el piso en una posición un tanto antinatural.

    [FONT=&quot]—[/FONT]¡¿Y ahora qué mierda?! —Preguntó con mal tono.

    Se acercó a ella incluso antes que la exterminadora, la levanto con una facilidad admirable y la volvió a acostar en el suelo, esta vez de la manera correcta. Acercó su rostro al de ella examinándolo, y le dio un par de golpecitos en la cabeza a los cual ella no respondió, tenía que asegurarse de que aquello no fuera parte de un plan pasa salir huyendo. Aunque si así fuera, no había forma de que algo tan ridículo como aquello funcionara con él.

    —Déjame ver InuYasha.

    Volteó a verla por encima del hombro, su cabeza estaba relativamente cerca de su cara, claramente intentando observar a la joven lo más cerca posible.

    —Y seguro la dejas que corra lejos en caso de que sea un plan —respondió en venganza por la acusación anterior, como si en realidad algo como eso pudiera pasar.

    —Creo que esta inconsciente, déjame revisar —miró la cara de desconfianza del joven —¡Tu ni siquiera sabes que hacer!

    A regañadientes se hizo a un lado, y la dejó acercarse para observar. Vió como levantaba sus parpados y examinaba el ojo, luego su pulso, y un sinnúmero de otras pruebas de humanos que su cerebro de hanyou no alcanzaban a comprender, pero que había visto realizar innumerables veces a Kaede, y antes de eso a Kikyô.
    La chica permaneció inmóvil, con los ojos cerrados y por primera vez desde que la había vuelto a ver tenía una expresión serena, su extraña ropa se amoldaba ha su esbelta y aun más desarrollada figura. Ella había cambiado y tenía que admitir que no era para mal; pero esa cara bonita no lo engañaría de nuevo.

    —Kagome chan… —dijo en un susurro, como si intentara no despertarla, y llevo una mano a la frente de Kagome, que como el resto de su rostro se encontraba completamente pálida. —Sí, esta inconsciente InuYasha, estoy segura.

    —¿Kagome chan? —Pregunto él levantando una ceja, y poniendo una sonrisa burlona —¿Aún la llamas así?

    —¡Cállate!.. Vi algo brillar.

    ______

    —Sango, InuYasha yo… lo siento tanto.

    Bajo su cabeza y una lágrima deslizo por su pómulo. No la limpio, ya sabía que en ese lugar nadie la veía; aquello era más bien una prueba clara de que le dolía todo lo que estaba ocurriendo, y lo que vendría por ocurrir. No debía llorar, debía ser fuerte y enfrentarlo todo… Pero ¿Por qué era tan difícil?

    Se mantuvo inclinada en esa posición; con las piernas y los brazos encogidos sobre el pecho y la cabeza entre las manos, un par de gotas más bajaron por sus mejillas, mientras se torturaba una y otra vez con esos tristes pensamientos que finalmente rondaban libres por su mente.

    Kagome.

    Finalmente reacciono, inspecciono su rededor y todo era nuevamente negro, la única fuente de iluminación provenía de su pecho; una luz blanca y pálida que se originaba en los tres objetos que colgaban de su cuello. De ahí mismo provenía el llamado, no era la primera vez que lo sentía. Llevo sus manos a sus ojos y limpio los residuos de lágrimas de su cara, dio un último sollozo y se preparo para hacerle frente a ese poder que sabía que era más grande de lo que jamás llegaría a ser ella.

    —¿Qué eres? —preguntó finalmente con su voz quebradiza, al tiempo que con un mínimo esfuerzo se ponía de pie.

    Un silencio se propago en la nada, no supo cuanto tiempo paso antes de preguntarse si hablar serviría con aquello de los místicos llamados de objetos que normalmente deberían de ser inanimados, pero no se le ocurrió otra forma de comunicarse si aquello era posible.

    Somos la fuerza de los tres universos —comprendió finalmente; esta vez le pareció escuchar la voz femenina y dulce de la última ocasión —Firmamento, abismo y tierra.

    —No entiendo.

    Cada mil años aparecemos en los distintos mundos en manos de tres seres diferentes; es el deber de los portadores decidir qué será de nosotros.

    No hablo. Tomo el objeto entre sus manos intentando observar los tres medallones, pero el brillo siguió tan intenso que no lo logro. Todo aquello era tan confuso que no creía que fuera real; pero la última vez lo había sido y no estaba dispuesta a dejar que ocurriera una desgracia mayor debido a ella.

    —¿Y qué debo hacer? —preguntó dirigiéndose a los objetos que reposaban en sus manos.

    La armonía se consigue si nos resguardas en el lugar adecuado, la inestabilidad se desata si somos destruidos o permanecemos juntos en el amanecer más rojo.

    Parpadeo innumerables veces. ¿Entonces lo que debía hacer era buscar el lugar adecuado? ¿No? Y ese tenía que ser un lugar lejos de Akio y su nigromancia. Sintió la desesperanza recorrer su cuerpo, sabia que no podría lograr aquello, sus poderes espirituales no bastaban para huir de Akio y no había manera de que InuYasha le prestara su ayuda para conseguir su objetivo. Ya nadie en ese mundo confiaba en ella y nunca había sido lo suficientemente fuerte como para sobrevivir sola.

    —Yo no puedo hacer nada —soltó finalmente derrotada —Yo antes hubiera podido pero… —sintió otra vez las lagrimas queriendo salir de sus ojos cafés —No les dije nada a InuYasha, Miroku o Sango, y ahor…

    Es tu deber hacer lo que te corresponde como una de las portadoras, lo que ocurra en el mundo está en tus manos.

    El brillo se apagó, quedando completamente a obscuras, más no despertó. En vez de asustarse agradeció ese hecho, quería que sus pensamientos estuvieran en orden antes de despertar y tener que volver a enfrentar a las acusadoras voces de Sango e InuYasha, haciéndole preguntas de las cuales ni siquiera ella conocía las respuestas.

    ________

    El sol se había ocultado tras las montañas hace un buen rato ya. El frio era una exageración a comparación del calor que se había presentado en la tarde, sin embargo ahora sabía a que se debían todos esos desastrosos cambios naturales.

    Forzó la vista intentando reconocer el lugar en el que se encontraba, al tiempo que se acomodaba la manta que le habían prestado para mantener su temperatura corporal. Una mueca de alivio se dibujo en su rostro al darse cuenta de que finalmente había llegado. Llamo la atención del viejo que conducía la carreta y le hizo una señal con la mano para que se detuviera unos momentos.

    —Lo siento monje, es peligroso parar aquí, es zona de “zorros”—dijo un poco temeroso.

    Miroku le dirigió una sonrisa tranquila —Esta bien, conozco a estos. Por favor, será solo un momento.

    Muy a pesar del hombre, consiguió que le diera la orden al caballo para que se detuviera. —Si pasa mucho tiempo me iré —advirtió.

    Hizo una señal de aprobación, se bajo del medio de transporte y camino con paso presuroso al lugar donde recordaba que habían dejado a Shippô hace cinco años. Un kitsune de edad adulta junto con su hija que apenas era una bebe, vivan con los alimentos y agua del bosque, pero les había dado un lugar especifico donde podría encontrarlos debido a la protección que brindaba ese lugar.

    Atravesó entre la maleza cuidando sus pasos, tardo unos dos minutos en localizar una luz con destellos rojizos tenue entre la oscuridad, a medida que se acercaba lograba distinguir sombras, murmullos y ¿sollozos?; realmente esperaba que la familia de kitsunes que buscaba siguiera resguardándose en el mismo lugar, de otra forma solo estaba perdiendo tiempo y tenía poco probabilidades de encontrarlos.

    Observo horrorizado cuando al fin hubo llegado al lugar que buscaba. Un pequeño claro protegido por grandes piedras al rededor, en el centro se encontraba una fogata. Pero lo que le provoco consternación era el charco de liquido rojo frente a sus pies, escandalizado por lo que se imaginaba que sería, siguió con la mirada el hilo rojo que conduciría al lugar de donde emanaba la sangre. Sus ojos azules se posaron entonces en la angustiosa escena, y comprendió de donde provenían el lloriqueo y los murmullos.

    —Tosan —escuchó el lamento.

    La pequeña se aferraba al cadáver ensangrentado de su padre, un kitsune con forma humana, cabellos rojos, y unos perdidos ojos escarlatas que reflejaban la muerte de la cual había sido víctima y cuyo cuerpo yacía inerte en el suelo. Miroku dirigió su vista al otro ser y le pareció que el niño indefenso y caprichudo que él conocía había madurado considerablemente e incluso le costaba reconocerlo como el mismo. Shippô pasaba el hombro sobre su “hermana”, intentando alejarla del cuerpo sanguinolento de quien por cinco años había estado a cargo de él, conteniendo el llanto, intentando actuar de la manera más adecuada posible para consolar a la niña y aguantar el dolor.

    Suspiró abrumadoramente, y recordó que no tenía mucho tiempo. Camino hacia ellos sin que la pena les permitiera percatarse de su presencia. Pusó una mano sobre su hombro, y miro de cerca el cuerpo asegurándose de que aquello se debía a un ataque de Youkai, aparentemente realizado hace apenas unas horas.

    —Lo siento —fue lo único que atino a decir.

    Shippô en cuanto sintió el contacto le miro primeramente alarmado —¿Miroku? —pregunto él con una cara repleta de tristeza y sorpresa, como no creyendo la casualidad.

    Asintió comprensivamente y un silencio se apodero de la escena, interrumpido solamente por los sollozos de la kitsune. Los ojos de Shippô comenzaron a inundarse también en lágrimas, y comprendió que bajo ninguna circunstancia los podría dejar solos en ese aterrador lugar, en el que a su vez estaban expuestos a un nuevo ataque.

    —Vámonos —dijo después de un momento de silencio.

    Miro al zorro, aceptando el hecho con un movimiento de su cabeza, luego le dirigió una mirada a la pequeña. —Yuko —Habló Shippô entonces con voz quebradiza —Hay que irnos ya.

    Por primera vez la pequeña desvió la mirada del cadáver, para mirar con ojos pesarosos a su hermano, y después a él; negó con su cabeza y se aferro más al cuerpo inerte

    —Tosan.

    —Yuko chan ¿verdad? —Se agachó a su nivel y miró a la niña directamente al rostro —Se que es difícil para ti, pero ya no hay nada más por hacer —Pusó una mano sobre su hombro intentando aligerar el peso del alma de la niña —Te llevare conmigo, conozco a Shippô y puedes confiar en mí.

    —¿No va… a despertar? —preguntó en medio del llanto.

    Cerró sus ojos y negó con la cabeza lentamente —Lo siento…

    El llanto de la niña aumento y Miroku observó como abrazaba por última vez el cadáver en el suelo. Llevo su mano al rostro del difunto kitsune y cerró sus perdidos ojos escarlatas como era adecuado. Cargo a la niña con habilidad, separándola contra su voluntad del cuerpo de su padre, se puso de pie escuchando los tristes sollozos de ella en sus brazos y comenzó a caminar por donde había venido.

    —Vamos Shippô —dijó secamente —No tengo mucho tiempo.

    Él solo lo siguió silenciosamente mientras continuaban caminando rumbo a la carreta con un aire luctuoso a su alrededor, se lamento de no tener tiempo suficiente para darle sepultura al cadáver.

    —¿Son zorros? —preguntó el viejo una vez el monje hubo regresado.

    —Son niños —reafirmó Miroku —Esta bien, no harán daño

    Subió a los kitsunes a la carreta y los cubrió con la manta que le habían prestado; una vez que el también estuvo arriba del transporte le hizo una señal al hombre que conducía.

    Esta vez iría directo a la aldea de Kaede a encontrarse con InuYasha. En realidad ese había sido su plan inicial, pero en el camino se le ocurrió ir a pedirle el fragmento de shikon a Shippô; podría ser de bastante utilidad en la nueva misión de la que se sentía ya responsable. El kazana y Naraku podían esperar, el mundo se estaba acabando y probablemente él era de los únicos que conocían la razón exacta, así como el paradero de los medallones.

    Sus pensamientos divagaron al escuchar los sollozos de ambos niños, quiso poder calmar su dolor pero sabía que no había manera. En realidad solo quedaba esperar hasta llegar a la aldea.
    ______

    —¿Sabes qué es esto?

    Bufo de una manera altanera, aquel comportamiento suyo comenzaba a sacarla de quicio. Dejó eso a un lado y siguió observando los tres objetos del cuello de la chica, emanaban un aire místico que la alarmaba de una manera irracional.

    —¿Qué haces aquí? —escuchó decir al hanyou.

    Volteó a verlo detenidamente, por primera vez desde que había llegado. Noto inmediatamente los cambios pero realmente no le parecieron extraños, más bien fue la mirada triste de InuYasha lo que la inquietaba ¿Acaso él seguía tan dolido con lo ocurrido? —Solo quería saber si sabias algo de los fragmentos —Miró ver nuevamente a Kagome. —No pensé que me encontraría con ella.

    Un nuevo bufido —No sé nada y ni me interesa; ni Miroku y mucho menos Shippô se han aparecido por aquí así que ya sabrás… —Se puso de pie ágilmente ante los ojos de la exterminadora —Cualquier cambio y avisas —dijo saliendo de la cabaña sin más.

    Se sentía realmente muy extraño hablar con él, incluso estar frente de una inerte Kagome. Como si nunca los hubiera conocido íntimamente, o más bien como si la relación intima que llegaron a sostener entre ellos hubiera desaparecido por completo.

    Cerró sus ojos con una inexplicable melancolía, y rezo porque nuevamente el vínculo entre ellos se fortaleciera.

    ____________________

    Hola lectores, espero que hayan disfrutado el capitulo, tardé porque, aunque parezca una simple excusa, me torcí otro dedo e.é —Sí, esta mujer es torpe con ganas, dos dedos torcidos en un mismo mes, créanme que no es record— y no podía escribir ni corregir mucho… otra vez.

    :)

    Claus XD: Te agradezco que leas el fic y te tomes la molestia de escribirme un comentario. Veras InuYasha le grita a Kagome y viceversa porque… están enojados o.ó (?) Pero prometo por la tumba de Elvis que muy pronto se solucionara todo. Esperó que continúes leyendo el fic (:

    Hibary: La ley de los fics dice: Todo misterio que exista en un fic, se solucionara en capítulos posteriores, Amén.
    Te agradezco a ti también por leerme, y déjame decirte que hay mucha gente que recuerda tus fic y tengo pruebas (Aquí las pruebas). Me encantara darme una pasada por tu fic, pero cuando encuentre tiempo e.e. En cuanto a las continuaciones, veras estaba dando dos semanas de plazo entre continuación y continuación, pero no sé a qué hora cambie y ahora no tengo idea de cuánto tiempo estoy dando o.ó; el punto es que tengo un gran problema de irresponsabilidad o yo que sé, y aunque tenga la idea de lo que quiero escribir me da flojera a la hora de escribir la continuación. Con decirte que este fic lleva años siendo escrito y tiene tan solo nueve capítulos o//o, de cualquier manera intentare seguir tu consejo :)

    Windmiko: Muchas gracias a ti también windmiko, tus post me motivan a seguir publicando la historia. Yo quiero alcanzar las dos páginas en mi fic (no se para qué, pero quiero) y las moderadoras vienen y me borran post, aunque sé que es su obligación acabar con el spam me da asdfg o.ó

    BelAhome: Después de pensarlo dos segundos, he llegado a la conclusión de que eres exagerada, mira que decir casi perfección puf e.e lo que pasa es que yo adoro que InuYasha y Kagome se griten porque… yo apoyo el InuKyô (sí tampoco sé que hago escribiendo sobre esta pareja X.x) en cualquier caso me halaga tu comentario y te agradezco la observación en mis oraciones que parecen novelas Mexicanas (:

    No creaste tu propia película, tu idea es correcta, era un recuerdo. Supongo que la próxima vez tendré que señalarlo, pero odio poner los letreros de Flash Back ò.ó. En cuanto a lo de funcionar mejor bajo presión, ya lo estoy dudando. Creo que simplemente no funciono e.e

    Pucca_desire: Gracias por tomarle la molestia de dejarme un comentario. Tienes razón, enrede el pasado con el presente pero prometo no hacerlo más, pondré los letreritos de Flash Back. (: Espero que sigas leyendo.



    Eso es todo. Gracias por leer, cuídense de los cerdos (¡¿Porque le cambiaron el nombre a la influenza?! Era tan genial ToT) y recuerden, mucho ojo (?)
     
  16.  
    windmiko

    windmiko This is war

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    Re: Cielo Rojo.

    Me encanto tu conti me dio mucha tristeza la que paso
    con Shippo, muy interesante esta tu Fic espero que
    llegues muy pronto a la segunda pagina jaja, me dejaste
    intrigada espero que la siguas muy pronto no se si podre
    dormir con esto XD y si yo tambien quisiera que no le
    hubieran cambiado el nombre de la influenza XD
    sayonara
    :adios:
     
  17.  
    BelAhome

    BelAhome Usuario común

    Aries
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    Re: Cielo Rojo.

    ¿Un plazo de dos semanas? Mmmm... me parece que más. Ya me estaba preguntando que había pasado contigo.
    En cuanto al capítulo, una maravilla. Aunque no avanzó demasiado la trama, pensé que aparecería Akio y toda la cosa.
    Ahora déjame decirte que tus cambios de escena me confundieron mucho. Te recomiendo que hagas alguna pequeña referencía o algo para avisar al menos quien habla. Como la mayoría de los cambios empiezan con diálogos a veces no logro reconocer quien es el personaje y continúo leyendo pensando en alguien equivocado.
    Podrías escribir algo así como
    ... — dijo "nombre personaje".
    O si no es con diálogo mencionarlo directamente.

    Es que sólo indicar el cambio de escena no alcanza. Y más cuando nos tienes de un lado al otro ^^

    Te diré que me resulta muy dificil imaginarme a Kagome con el pelo más corto :P
    Ya estoy ansiosa porque llegue Miroku y aclare todo de una buena vez, quiero ver las reacciones.
    ¿Así que tu pareja preferida es InuxKik?... Sí que debe ser dificil escribir sobre Inuyasha y Kagome. Por eso te gusta que se griten jajaja

    Estaré esperando tu próxima continuación.
     
  18.  
    Disc Zu

    Disc Zu Usuario común

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    Re: Cielo Rojo.

    Búsqueda

    Se giro a un lado, luego al otro, buscando una comodidad que no iba a alcanzar nunca en ese lugar. ¡Por todos los cielos! ¡¿Por qué la cama estaba tan dura?!

    Abrió sus ojos de golpe cuando recordó que no descansaba en su lecho habitual. Se sentó mientras se tallaba los ojos, aún aturdida por el raro y reciente sueño. La clara luz del sol se colaba por las gritas de la cabaña dándole a entender había amanecido. Respiro profundo, preparándose internamente por lo que suponía que vendría en cuanto se dieran cuenta de que se hallaba despierta, se pregunto qué habrían estado haciendo InuYasha y Sango mientras ella permanecía inconsciente ¿Habrían continuado disputando? Sacudió la cabeza negando, le hacía mucho mal pensar que por su culpa la relación entre ellos consistía en puras contiendas, no debía dejarse deprimir más de lo que ya se encontraba…

    —Buenos días Kagome–sama, ¿Tuvo un buen descanso?

    Dirigió la mirada apresuradamente al lugar de donde provenía aquella voz masculina tan particular y serena, justo a su espalda.

    —Mi… Miroku —exclamo atónita.

    Él le regreso una sonrisa cordial que no había esperado, algo como rencor acumulado y preguntas exigiendo explicaciones era más lógico que aquella actitud amable, aunque bueno, realmente no era como si hubiera esperado ver también al monje.
    Dirigió una mirada rápida hacia su mano derecha pretendiendo que él no lo notara, pero al ver el rosario que seguía ahí no pudo disimular la mirada de frustración que le provocaba el saber que ese maldito seguía vivo.

    —Sabe esconderse —dijo él leyéndole el pensamiento

    Volteo a verlo al rostro con un gesto receloso. Aquella noticia de que Naraku seguía vivo solo le complicaba más la existencia, y no solo por el hecho de que el monje continuaba en peligro de muerte; sino que ya era difícil evitar el fin del mundo con Akio haciendo maldades como adolescente inmaduro, como para que todavía ese ex bandido tuviera la oportunidad de dificultar todo aun más.

    Escucho al monje suspirar; lo vio abrir la boca, cerrarla, y abrirla nuevamente, esta vez decidido a hablar.

    —Son unos objetos muy peculiares los que cuelgan de su cuello

    Inmediatamente dirigió la vista hacia su pecho, y maldijo en voz bajita al ver los medallones al descubierto. Normalmente los llevaba escondidos entre la ropa, pero aparentemente alguien se había tomado la molestia de sacarlos de su escondite, bajo su blusa verde, mientras estaba inconsciente, para que de esta forma quedaran a vista del público.

    —No tanto… —dijo con un tono desconfiado —Son solo un obsequio que me dieron en mí…

    —Un obsequio muy singular si me lo pregunta —interrumpió el monje —No cualquiera anda por ahí cargando en su cuello la energía de los tres mundos materializada... ¿Quién dijo que se lo dio?

    Abrió la boca, tres veces más sorprendida de lo que ya estaba tan solo unos segundos antes— ¡Miroku! —Exclamó ella poniéndose de pie y con un dejo de remota alegría en su voz— ¿Sabes de los medallones?

    Lo siguió mirando con los ojos bien abiertos, mientras él seguía como si nada, sin inmutarse, con esa sonrisa serena característica del monje, aunque un poco sorprendido probablemente por el reciente cambio de actitud de su parte. Él asintió lentamente, y Kagome sintió un escalofrió de esperanza recorrer su cuerpo de arriba abajo, agradeciendo una y otra vez los amplios conocimientos de Miroku en cuanto a la “materia” de leyendas y otras cosas se refería.
    Tanto era su alivio que sintió sus ojos humedecerse ante la idea de que tal vez lograba salvar al mundo con la ayuda del monje, y por primera vez desde que había llegado al Sengoku se sintió en paz con alguno de sus antiguos compañeros de aventuras, se acerco al monje, mientras este se ponía de pie con un lento movimiento, y cuando estuvo lo suficientemente cerca lo estrecho en un abrazo amistoso que hace mucho tiempo que necesitaba y el correspondió con la benevolencia de siempre. Kagome estuvo segura de que en ese momento, una gran carga abandonaba su cuerpo, y prueba clara de ello fue que cuando finalmente se separo del cuerpo de él se sintió más ligera y renovada, aunque no completamente; para eso tendría que haber abrazado a InuYasha.

    Parpadeo un par de veces y se regaño internamente por pensar en cosas como aquellas, hace mucho que la relación de ella e InuYasha se había arruinado por completo, de eso estaba segura; incluso comenzaba a pensar que en realidad jamás había existido tal cosa.

    —Es una suerte que sea usted quien tiene el poder de esos objetos, en cualquier otras manos sería una catástrofe completa. Incluso a usted se le salieron de control hace cinco años… ¿Cierto?.... No puedo imaginarme que sería actualmente del mundo si esa energía estuviera en control de seres malignos…

    —Miroku, tienes que ayudarme —interrumpió ella desesperada —Necesito saber todo lo que puedas informarme sobre estas… cosas. En mi situación actual yo no sé qué hacer, y ni Sango ni InuYasha saben sobre…

    -Entiendo Kagome sama –exclamo interrumpiéndola, y puso una mano sobre su hombro –Puedo explicarte todo lo que se sobre la leyenda “Cielo rojo” pero no en este momento. Tendrá que sufrir un poco más con los malos tratos de InuYasha y mi bella Sango, pero por favor le pido que no hable respecto a esto frente a ese par y se comporte como si no hubiésemos tenido esta plática… Y le ruego que acepte todo lo que voy a sugerir que debemos hacer y le pido no se moleste ante mi indiferencia con usted cuando ellos estén presentes.

    —Pero… ¿Por qué?

    Él soltó una exhalación prologada —No creo… que ellos estén preparados para enterarse de algo como lo que está ocurriendo y lo que ocurrió. Tengo alguna especie de plan, pero no tengo tiempo de explicarlo, debo ir a avisarles que ha despertado antes de que alguno venga por su propia cuenta y nos encuentre, se supone que es… mi turno de vigilar.

    Ella afirmo e inmediatamente vio al monje salir rápidamente de la cabaña dejándola a ella sola y sin decir nada más.
    Aguardo unos minutos y finalmente vio aparecer en el umbral uno, a uno a todos sus amigos del pasado, y a una pequeña niña de radiantes ojos escarlata que se aferraba tristemente al crecido Shippô y se notaba a primera vista que pertenecían a la misma raza de Kitsunes que él. Contuvo su deseo de llorar nuevamente al ver al niño que llego a querer como su propio hermano, y el nudo de garganta que se empeñaba en torturarla se acrecentó creyendo que le sería imposible decir palabra alguna.

    —¡¿Y bien?! —preguntó el hanyou con brazos cruzados sin prestarle la más mínima atención. —¿Tenemos que pensar bien qué haremos con ella?

    De repente, sintió la fortaleza volver a su cuerpo y un deseo incontrolable de ofender a InuYasha. ¡Él no tenía derecho alguno a tratarla como un objeto ni mucho menos! — InuYasha ¿Tú piensas? —Preguntó con un tono inocente tragándose el nudo en su garganta —¡Oh Cielos! No lo sabía.

    Observo divertida como un gruñido era la única respuesta que alcanzo a articular, antes de que la exterminadora lo detuviera a tiempo para impedir la pelea verbal que se aproximaba, y con esto, un nuevo silencio completamente incomodo invadió la cabaña

    —Pienso que… ahora que Kagome está con nosotros, deberíamos continuar lo que dejamos inconcluso hace cinco años —Dijo el monje repentinamente.

    Kagome miro como todos le devolvían una mirada atónita a Miroku, y ella misma se pregunto como esperaba que algo como eso ocurriera con la relación actual que sostenían.

    —Houshi sama, ¿Se refiere a buscar los fragmentos de la perla?

    —Sí. Con las desgracias que ocurren en el mundo sería una irresponsabilidad no hacerlo ¿Cierto? Y ahora esto es posible porque ella ha regresado.

    Su sorpresa aumento aun más por increíble que esto fuera. ¿Qué rayos tenía planeado Miroku?

    ________ Flash Back _________

    —¿Qué tienes?

    Le lanzo a la muchacha una mirada asesina, pero a ella no le importo y de igual forma se sentó a su lado ¿De dónde había salido esa mujer con ropas tan extrañas y por qué le hablaba de aquella manera tan confiada?

    Akio balbuceó un nada y espero a que ella se fuera, pero la chica no se movió de lugar y continúo viendo el lago frente a ellos sin prestarle mucha atención a él. Inevitablemente esa chica comenzó a molestar con su presencia más de lo que él pudiera haberse imaginado, no solo invadía su espacio para pensar, sino que no se comportaba como si él ni siquiera estuviera presente y no parecía dispuesta a retirarse.

    —¿Es un bonito lugar verdad? —Preguntó ella sin dirigirle la mirada —¿Vienes aquí siempre?

    Asintió lentamente cuando finalmente ella se digno a dirigirle una mirada, con una sonrisa amable y radiante, que por extraño que pareciera le hacía sentir alguna especie de confianza.

    —¿Eres hijo del terrateniente verdad?… Parece un buen hombre y además fue seleccio…

    —No lo es —interrumpió él —No es un buen hombre, cree que porque no es normal es peligroso.

    Ella se quedo callada unos momentos y arrugo la frente —No estoy de acuerdo con eso —dijo finalmente y pareció estar pensando en algo o alguien —Muchas de las cosas o personas que nos ayudan no son normales o humanas ¿No crees?

    Patio una piedra a sus pies, afirmando la oración recién formulada por la joven. Aunque el arte de la nigromancia no fuera normal era muy útil, si la gente lo aceptaba seria de gran ayuda para su aldea; por eso lo aprendía y estaba dispuesto a dominarlo a la perfección con tal de…

    —Mi nombre es Kagome ¿Cuál es el tuyo? —interrumpió ella los pensamientos del niño.

    Volteo a verla, ella seguía hablando con ese tono confiado y la sonrisa se había vuelto a dibujar en su rostro. Sin duda era una mujer rara.

    —Me llamo Akio.

    _________


    —El moje lo sabe —exclamó el espectro.

    —¿Qué tanto?

    —Tiene el pergamino sobre la leyenda.

    ¡Mierda! No esperaba eso. Sintió unas potentes ganas de matarlos de una buena vez a todos, pero ahora que finalmente estaban juntos sería más difícil, sin mencionar que definitivamente notarían su intromisión de hace cinco años.

    —¿Qué planeas hacer? —preguntó entonces.

    Miro como el fantasma del antiguo terrateniente de la aldea cerraba los ojos concentrándose en su labor. Era cierto que su habilidad de leer los pensamientos presentes era muy útil, pero él a veces necesitaba saber no lo que pensaban, sino lo que pasaría, y la invocación permanente de su padre no tenía esa habilidad, hecho que le frustraba, y mucho. Para saber algo como el futuro tenía que invocar otro espíritu y era una actividad que gastaba mucho de su poder, además de que la información no era para nada exacta ni segura, el futuro podía cambiar fácilmente ya que era completamente inestable. Sí, el arte de la nigromancia aun tenía muchos defectos, pero una vez los medallones estuvieran en su poder, perfeccionar la técnica seria como un juego de niños; y con él y los medallones, obtendría el poder absoluto por sobre todos los humanos y youkais.

    —Piensa devolverlos a los templos —continuó la aparición después de un momento —Para que desaparezcan del mundo.

    —¿Les ha dicho a los otros?

    —No piensa hacerlo. Lo justificara con la búsqueda de los fragmentos.

    —Mejor así —exclamó dando por finalizada la plática.

    Mientras los medallones continuaran en el Sengoku todo marchaba bien, sus planes habían cambiado pero no del todo. El proceso simplemente se desarrollaría más rápido, aunque no podría aumentar el poder de los medallones tanto como había planeado; para esto se los quitaría de uno en uno de acuerdo quisieran llevarlos a los diferentes templos, el único inconveniente era que no lograría pasar desapercibido ante el grupo, aunque de todas formas podría defenderse. Si no habían acabado con el ex bandido Onigumo, en definitiva no podrían hacer nada contra él.

    Todo continuaba marchando de acuerdo al plan.

    _______

    Andaban bajo el abrumador sol de la tarde, Kagome e InuYasha caminaban frente a ellos sin prestarse atención, hasta que de vez en cuando se dirigían una mirada de odio e iniciaban su eterna discusión plagada de insultos y ofensas bastante imponentes, nada parecidas a las de hace cinco años que llegaban a ser cómicas. Realmente no importaba mucho, no había tenido oportunidad de hablar con él a solas, y en realidad lo estaba deseando desde que él apareció inesperadamente esa misma mañana en la aldea que habían abandonado hace algunas horas. Lo estaba deseando, y mucho.

    —Houshi sama ¿Está usted loco?... ¿En que está pensando? —preguntó en voz bajita para que sus compañeros no la oyeran, aunque en realidad solo estaban al tanto uno del otro.

    Quería hablarle de un sinfín de cosas, realmente quería saber cómo había estado todo ese tiempo, y que tanto había crecido el Kazana, porque de verdad le preocupa el monje. Pero en ese momento le interesaba más saber las razones de la locura de la cual acababa de convencer a InuYasha aprovechándose de su estado psicológico. Pero ella no era tan tonta, podía ver claramente como Miroku tenía otro tipo de intenciones más prioritarias para él como lo eran encontrar los fragmentos y derrotar a Naraku.

    —No te preocupes demasiado Sango ¿No dijo InuYasha que estaba bien? Además… No has encontrado a Kohaku ¿O sí?

    —Pero Kagome chan, ella… ¿Qué tal si vuelve a hacer algo como…

    —La mantendremos vigilada, todo estará bien —exclamó tomándole de las manos con una sonrisa muy suya. —Ahora dime ¿Cómo ha estado todo?

    Inevitablemente, un sonrojo se apodero de su rostro y reprimió una sonrisa. Estaba feliz, a pesar de que en ese preciso momento todo fuera un desastre, se sentía mucho más feliz de lo que no se había sentido en años, se sentía radiar junto a él y su característica osadía frente a ella.

    —Bueno, la plática podemos dejarla para después, mejor aprovechemos este momento de distracción de parte de todos, y no reprimamos más este incontrolable deseo.

    Sí. Definitivamente muy osado. Tanto que le hizo recordar en menos de un instante porque en su cabeza la imagen del monje estaba ligada a una mano marcada en su rostro al rojo vivo; y se le ocurrió que no sería tan mala idea que él recordara el dolor consecuente que sufría con decirle esa clase de atrevimientos. Decidida, remango la manga del Kosade y alzo la mano.

    Un llanto interrumpió su acción. La pequeña kitsune había comenzado de nuevo con su lamento, mientras Shippô intentaba por todos los medios que le eran posibles tranquilizar a su hermana.

    —¿Quieren callar a esa mocosa? No entiendo porque traemos a esos dos niñatos con nosotros.

    —El único niñato que yo veo eres tu… InuYasha.

    Respondió ofendida unas cuantas agresiones más, hasta que un ruido lejano alcanzo a llegar a sus oídos notablemente, alertándolos a todos, y ella condujo inconscientemente su mano al Hiraikotsu en su espalda. Esperaron unos minutos en silencio mientras un “Tum, Tum” comenzaba a escucharse acercándose más a cada instante, y no se sorprendió mucho cuando vio aparecer a un youkai de tamaño descomunal entre la espesura junto al camino. No era para nada peligroso, pero se notaba a simple vista que traía la intención de atacarlos. Tendrían que destruirlo.

    Estuvo a punto de lanzar el boomerang, cuando un destello blanco salió de disparado adelantándose a sus movimientos, llegando con una rapidez sorprendente al blanco y desintegrando la descomunal bestia al instante.

    Dirigió sus ojos bien abiertos de la sorpresa a la única persona entre el grupo dedicada a lanzar saetas y alcanzo a ver como esta acomodaba el arco para que de nuevo colgara por su espalda y continuaba su caminar como si nada hubiese ocurrido. Luego miro a los compañeros a su alrededor descubriendo que no era la única sorprendida por tal hecho, era cierto que había sido un youkai débil y Kagome había mejorado muchísimo su tiro durante el tiempo que había permanecido en el Sengoku, pero aquella flecha había sido lanzada con una habilidad y precisión que nunca había visto usar a la joven, sin mencionar el hecho de que el cuerpo del youkai se había desvanecido al instante y eso era algo que solo lograban hacer las sacerdotisas una experiencia que Kagome no poseía.

    —¿Se van a quedar ahí parados todo el día? —preguntó de repente el hanyou volviendo en sí y negándose a aceptar cualquier comentario que remarcara la habilidad de Kagome.

    Permaneció en silencio y comenzó a caminar de nuevo, justo como lo hicieron todos, y una vez que hubo pasado el sobresalto la duda inicial volvió a su mente. ¿Exactamente que buscaban?

    ________________

    Hola queridos lectores.
    Bueno, este capítulo es los que más odio, no ocurre mucho y siento que más bien está conformado de puro relleno y se desarrolla lento (igual que el pasado). Sin embargo pienso que a partir de aquí todo se desarrollara más rápido e intentare hacerlo menos tedioso.

    No tengo tiempo para responder sus comentarios. Solo quiero decirle a Pucca_desire que por favor realice post más fundamentados ya que los dos pasados (si, comentaste dos veces los vi) fueron considerados spam por las moderadoras y adecuadamente borrados.

    Muchas gracias por leer no dejen de comentar. Por favor cuídense (x
     
  19.  
    windmiko

    windmiko This is war

    Escorpión
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    825
    Pluma de
    Escritora
    Re: Cielo Rojo.

    Hola bueno en mi opinion pues si me gusto mucho la conti, a pesar
    de los cinco años que pasaron Miroku sigue siendo un monje
    pervertido me dio mucha risa esa parte, e Inuyasha ni siquiera a
    cambiado su actitud jaja, bueno te agradezco que hallas pasado por
    mi Fic, saludos.
    sayonara
    :lala:
     
  20.  
    NutS

    NutS Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    4 Abril 2009
    Mensajes:
    72
    Pluma de
    Escritora
    Re: Cielo Rojo.

    hola¡¡¡
    estaba re-entretenida leyendo tu fic
    me encanto eta muy interesante
    me encanta como escribe y describes todo ^^
    aunque a veces me enredo un poco u.u
    jeje veo que ese miroku nunca va a cambiar ^^
    y me alegra saber que por lo menos alguien
    sabe por lo que esta pasando kagome
    espero la conti ^^

    IxK NutS :vacabaila:
     

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