Tras horas en esa vieja cama de hospital, ella solo pensaba en la dulzura de su voz, en sus palabras correctas, en su sonrisa franca y en poder verlo por fin. Sus ojos apagados verían la luz por vez primera, tras años de dar tropezones con siluetas cuyas descripciones solo podía imaginar. Sus ansias de verlo al fin, verlo, llenaban cada resquicio de su corazón apasionado. Temblaba al saber que su amado sería la primera persona que conocería, que guardaría como tesoro sus gestos, y que aprendería a leer sus pensamientos con solo verlo… Oh, ¡verlo! era una palabra que ansiaba decir hace tanto, y que tras largos años era ahora una realidad. El sonido de unos pasos nerviosos al otro lado, los de él, quien recordaba mirarla por horas y disfrutar de su compañía. Él, quien dibujó su mundo dándole color y forma a las cosas, quien la introdujo al amor, a las artes, a deleitarse con la música, a llorar escuchando poesía, a amar las gotas de lluvia en el rostro… Él le había mostrado el mundo, su mundo perfecto y ahora ambos podrían disfrutarlo juntos. El color de su voz la sacó de ese trance, era él. Sus ojos buscaron por vez primera el rostro del hombre que amaba con pasión, que le había mostrado el mundo. Y entonces, por vez primera lo vio. Sus ojos estaban llenos, completamente rebosantes de… decepción. Esa no era la imagen del hombre de sus sueños, era un completo desconocido. En su cabeza danzaba la imagen de un príncipe azul perfecto, montando en su blanco corcel, bailando con ella al compás de sus corazones que latían al unísono. Este no era él, no podía ser él. El la miraba desconcertado, ver sus ojos danzar y correr era una experiencia completamente nueva. Su indefenso amor ya no le necesitaba, podía ser libre. Sus descripciones fantásticas se volvieron obsoletas, sus palabras de amor se volvieron vacias, sus ojos no soportaban el verse. No eres quien yo conocí. Ella amaba al hombre perfecto de su imaginación, él amaba la mujer indefensa que ella ya no sería. Ella amaba una idea, él la filantropía. Entonces, sin decir una palabra se dijeron adiós.