One-shot de Pokémon - Chocolate Blanco [Calem x Serena]

¡He regresado al foro! Hace bastante tiempo que vengo con un pesado caso de bloqueo, y me cuesta volver a escribir, pero estoy intentando hacer algo y... este escrito surgió xD

Basado en el juego Pokémon Masters, posterior al evento de San Valentín, espero sea de su agrado :)


Nota: “White Day” o Día Blanco es una tradición en Japón donde los chicos dan un obsequio a las chicas que les regalaron chocolate en San Valentín.

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Chocolate Blanco​

Serena apresuró el paso para llegar al lugar indicado. Ya comenzaba a ponerse el sol en el horizonte, y la mayoría de los entrenadores regresaban a sus hogares o al Centro Pokémon, pero Serena tenía un compromiso previo; Calem la había citado a encontrarse en una parte de la ciudad antes del fin del día, pero la chica se había entretenido tomando el té con Jasmine por la tarde. Tan sólo esperaba no llegar muy tarde...

En una de las calles de Pasio, su amigo de la región Kalos la esperaba pacientemente, acompañado por su fiel Meowstic. El lugar se encontraba prácticamente desierto excepto por el muchacho, quien esperaba sentado en una banca de madera. La luz de los postes de electricidad se encendió en aquel entonces, para reemplazar al sol que se escondía en la lejanía, al mismo tiempo que la joven llegaba ante él.

—¡Calem, perdón por la demora! —exclamó Serena al llegar.

—Oh, no te preocupes, no estuve esperando mucho tiempo —dijo Calem con una amigable sonrisa.

La joven oriunda de Kalos le devolvió la sonrisa y tomó asiento a su lado. Meowstic bostezó y miró a su alrededor, como si estuviese sumamente interesado por sus alrededores; ya no quedaba nadie más en el lugar que ellos, y Serena procedió a excusarse diciendo que había perdido la noción del tiempo durante el transcurso de la tarde.

—Pues bien, ya estoy aquí —concluyó ella—. Entonces, ¿en qué puedo ayudarte, Calem? Dijiste que tenías algo de lo que querías hablar...

—Sí, bueno, en realidad... más que hablar, quería entregarte esto...

Calem se volvió hacia el morral que siempre llevaba consigo y extrajo del mismo un paquete rectangular. Lo primero que notó de éste era que estaba envuelto muy cuidadosamente, en un papel de regalo azul que tenía un diseño particular. El papel tenía las caras de algunos pokémon impresas en el mismo; Fennekin, Froakie, Chespin, Espurr, Pancham, entre otros... era un diseño muy adorable, y Serena tomó el paquete encantada en sus manos.

—Oh, Calem, ¡gracias! Pero, ¿por qué...

—Feliz Día Blanco —replicó Calem, cerrando su morral tras realizar la entrega—. No creías que me iba a olvidar del chocolate que me regalaste en San Valentín, ¿verdad?

Ah, era cierto... en San Valentín había aprendido a cocinar chocolates ella misma y le había dado un poco a sus amigos más cercanos; Calem, Scottie, Cheryl... incluso había guardado un poco para el profesor Sycamore. Pero se había olvidado por completo del Día Blanco, y no esperaba que alguien se tomara el trabajo de obsequiarle algo en respuesta a ello...

Con sumo cuidado de no destrozar el bonito papel de envoltura, abrió el regalo para descubrir una caja de chocolate blanco. Había varios chocolates rectangulares, y a simple vista se notaba que eran caseros.

—¡Lucen deliciosos! —exclamó Serena alegremente—. ¿Tú mismo los hiciste?

—Sí, aunque no fue nada fácil —admitió Calem mientras un ligero rubor cruzaba sus mejillas. Meowstic soltó entonces un chillido de queja, a lo que Calem se rascó la nuca y soltó una leve risa—. Meowstic me ayudó por supuesto, y Dawn me ayudó un poco también para que la forma quedara bien...

—Pues gracias a ti también, Meowstic —rió la entrenadora pokémon, dirigiendo su mirada al tipo psíquico—. Bien, aquí tienes...

Serena tomó dos pedazos de chocolate blanco, y le entregó uno a Calem y otro a su pokémon. Hecho esto, tomó un tercer pedazo y se lo llevó a la boca para degustarlo.

—¡Esta exquisito! —comentó Serena—. Gracias, pero no puedo comerme todo sola, anda, pruébalo...

—Ehm, la idea era que sean sólo para ti... —respondió Calem ante la directiva de la muchacha, examinando su chocolate con cuidado.

—Bueno, no puedo comerme todo esto sola —dijo ella con una risita—. Además, el chocolate es incluso más delicioso si se comparte con otra persona, ¿verdad? Anda, vamos...

Sabiendo que no ganaría esta discusión, Calem desistió de intentar cambiar su parecer y comió el chocolate que le había sido ofrecido, mientras Serena tomaba su segundo pedazo.

Pasaron un buen tiempo sentados en aquel banco de plaza, comiendo chocolate y charlando animadamente. Serena no podía estar más agradecida, y no podía esperar al próximo San Valentín para hacer esto nuevamente. Quizás... quizás la próxima vez, debía hacerle un chocolate especial a Calem, uno distinto al que se le hacen a los amigos...