Chasing Hearts

¡Hola! Bueno, este, extrañamente, será un longfic de un Universo alterno. Si, lo se, extraño sabiendo que odio los UA. Pero bueno, lo intentaré ambientar en una escuela, marzo del 2012.Aclaro por si son distintos, en 6° estás entre los 17 a 18 años, en 5° de 15 a 16, y así sucesivamente para atrás. 6° es el último año de secundaria.
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Era una mañana fresca, más fría que nada, pero fresca al fin y al cabo. Dos alumnos de secundaria caminaban tranquilamente hacia el Instituto n°7.
Uno de los alumnos era de sexto año, un tanto bajo de estatura, rubio con el cabello largo y de ojos dorados, Edward Elric, apodado chibi, enano o pulga por sus amigos, con diecisiete años. Su hermano, el otro alumno, era de quinto, con dieciséis años de edad, un tanto más alto que el otro, su cabello era corto y color rubio ceniza; Tenía ojos grises y su nombre era Alphonse Elric.

Sonó el primero de tres timbres, cosa que indicaba que se apresuraran o llegarían un tanto tarde. Ambos se miraron y sonrieron sin decir palabra, comenzando una rápida carrera hacia sus respectivas clases.
Llegaron a un pasillo, de donde salía una escalera para llegar al aula de quinto; el menor se despidió mientras el otro comenzaba a calmar su respiración por haber corrido tanto.

Edward suspiró y comenzó a caminar hacia la otra escalera, que conducía al aula de sexto. Miró al techo despreocupado, pensando en que éste sería su último año en la secundaria.
Sumido en sus pensamientos, el chico no oyó los pasos apresurados de alguien detrás suyo, con quien chocó bruscamente, cayendo ambos en los escalones.

—¡ Fíjate por donde vas, estúpido!—gritó Edward molesto, observando ahora que el "estúpido" en realidad era una chica, y no solo una chica, era una rubia.

—Perdón por no querer llegar tarde, ¡torpe!—La chica carraspeó y se levantó, siguiendo su camino a clases, hasta que el otro reaccionó.

—¿¡Quién te crees, mocosa tonta!?.

—¡Vamos en la misma clase, Elric!

—Eso no te hace menos mocos... oye, espera, ¿Cómo sabes mi nombre?—preguntó extrañado.

—Es obvio...eres un enano.

—En... Ena...¿¡QUE!?

—Soy Winry Rockbell, recordarás ese nombre por toda tu vida, no te conviene hacerme enojar...¡Enano!

—¡No me digas enano! ¡Tú eres la que siempre recordará mi nombre, estúpida!

—Ah si... Enano.—Terminó la chica, comenzando a reír para luego volver corriendo al oír el segundo timbre, seguido por el "Chibi".

Un primer encuentro bastante malo... pero ninguno de los dos sabía que ese pequeño incidente les cambiaría la vida por completo.

Mientras tanto, en el aula de quinto, la profesora de historia, Riza Hawkeye, se había ausentado ese día, dejando a los alumnos una hora libre. Varios lanzaban tizas o escribían cosas en el pizarrón, mientras otros charlaban u oían música, como es el caso de Alphonse Elric, hasta que el sonido chirriante de la puerta abriéndose lo distrajo y posó allí su vista, mientras la causante del sonido se asomaba tímidamente por la entrada. Era una chica no muy alta, con cabello y ojos negros, con su uniforme algo desaliñado y un collar con una figurilla de un panda en él.

Varias chicas de le acercaron, a lo que ella pareció sentirse bastante mejor y portarse un poco...muy animada. ¿De donde saca alguien tanta energía en tan poco tiempo?.
El muchacho se acercó a paso lento hacia la multitud de chicas que le hacían preguntas a la nueva. En cuanto vieron al chico acercarse, todas le hicieron un espacio y comenzaron a cuchichear entre si de lo sexy que se veía ese día, de la suerte que tenían ellas ya que él estaba soltero, de su cabello...de él.

—Hola.—Saludó tranquilamente Alphonse sonriéndole a la joven, cuando de repente todas la miraron con expresión anonadada, ¿¡Cómo no moría en ese instante al estar hablando con Alphonse Elric, por quien todas se derretían!?. La nueva no cambió su actitud.

—Hola, un gusto, me llamo May, May Chang.

—Yo me llamo Alp...

—¡Alphonse Elric!—interrumpió la chica, sacándole las palabras de la boca.

—¿Huh? ¿Cómo sabes mi...

—Te llamas Alphonse Elric, cumples el siete de febrero de 1996, naciste en Alemania pero te mudaste aquí hace tres años, te gustan los gatos y eres claustrofóbico.

—¿C..cómo lo... tú...—El chico apenas pronunció palabras, ¿No era aquella la tímida chica nueva que acababa de llegar? ¡Nadie sabía que él era claustrofóbico además de su familia! ¿Quién era esa muchacha? ¿Porqué sabía tanto de él?.

Y sus dudas se aclararon al instante, dejando a todas sorprendidas y espantadas.

—Te amo.—confesó abiertamente May—Quiero que me ames de la misma manera.

Él se quedó pensando unos segundos, con los ojos bien abiertos, sin saber qué contestar a esa confesión... o mejor dicho orden, de la chica nueva, al parecer, bien informada. Alphonse no era tonto, sabía que medio curso se babeaba por él, pero ésto era ya anormal.

—¿¡Q..qué!?—el chico definitivamente no sabía como reaccionar a eso. La joven frunció el ceño levemente al no obtener una respuesta inmediata.

—Te he dicho que te amo, ámame.

—Y...yo...yo...

Timbre. Fue salvado por la campana. Gracias oh sagrado timbre que marca el cambio de hora, salvándole de esa extraña experiencia que tenía que pasar.
Pero no se salvaría, no, eso sólo sería temporal... si así comenzaba, no quería saber qué sucedería de allí en adelante, y vaya que sucedería mucho.

 

Tocó el timbre que indicaba la salida. Todos los alumnos corrían desesperados por los pasillos, empujándose para llegar a sus casas, en donde probablemente tampoco tuvieran algo que hacer.
Mientras tanto, en el aula de quinto, un par de personas quedaban todavía llenando sus mochilas con cuadernos y apuntes. May seguía en su pupitre, observando al chico de ojos grises que rogaba que ella se fuera pronto. Al guardó sus cosas y se levantó de su asiento, y en ese mismo instante, la chica también se paró.

Intercambiaron miradas por un momento. Alphonse notó algo importante: todos los alumnos que ahí quedaban se habían ido, dejándolos solos a ellos dos.
Se encaminó apresuradamente a la salida, sin embargo, May cerró la puerta con llave.

El chico la miró con los ojos muy abiertos, sorprendido y no sabía si era porque ella estaba loca o porque no sabía de donde había sacado la llave del aula.

—¿Estás intentando matarme o algo así?—preguntó Alphonse.

May pareció sorprendida y luego enrojeció.

—¡Claro que no intento matarte!—gritó.—¡Sólo quiero que me digas algo!

—Es que...realmente no sé qué decirte.

—Ámame, es todo lo que pido—contestó May soltando una lágrima.—¡Yo te amo!

—¡Pero no te conozco!—gritó Alphonse con pena, odiaba tener que rechazar a una chica y más hacerla llorar—Yo...

Fue un silencio incómodo...muy incómodo. Ninguno de los dos hacía nada, sólo se miraban entre si sin apartar ni por un segundo la mirada.

—¿Ni siquiera lo considerarás?.

Al miró al suelo sin saber realmente qué hacer.

—B...bueno, no es que tenga nada en contra de ti, sé que serías una buena novia y todo pero...

Sin poder terminar la oración, la chica se le abalanzó encima con un abrazo, sonriendo.

—¡¿Estás diciendo que debemos ser novios?!.

—¡¿Q..que?! Y..yo no dije eso, sólo decía que...

—¡Kya, estoy tan contenta!—May gritaba como una histérica enloquecida, abrió la puerta y salió, no sin antes despedirse de su "novio"—¡Nos vemos, NO VI O!.

El otro estaba en un shock muy extraño... bueno, ahora al parecer tenía una novia bipolar con problemas de azúcar.


Mientras tanto, Edward esperaba a alguien en la puerta de la escuela, si, Winry Rockbell.
En realidad fue su culpa haber chocado, él era el torpe al que no le molestaba llegar tarde a clases, el típico chico malo, según decían por ahí. Ella no había hecho más que caerse y él como total idiota, la había insultado. Felicitaciones Elric, eres un completo idiota.

Allí la vio y la detuvo, agarrándole la muñeca por un momento antes de que volteara.

—Ah, eres el chibi tonto, mira, si vas a decirme que...

—Lo lamento—dijo apresuradamente Edward con la vista hacia otro lado- fue mi culpa que nos chocáramos.

Winry bajó la mirada un tanto apenada. Él iba a disculparse y ella ya le estaba gritando tonterías.

—N...no, fue mi culpa, no me fijé por donde iba.

Ambos se miraron por un momento y se sonrieron, pero no vieron pasar a una chica de cabello negro corriendo por allí, que empujó a Winry hacia el chico, haciendo de ese incómodo momento de disculpas, un incómodo momento de beso.
Sus bocas se chocaron por un solo instante en el que Edward sintió el lápiz labial de la chica pegarse a sus labios.
Se separaron casi al instante, todos rojos hasta las orejas.

Winry balbuceó un par de cosas y se disculpó al igual que el otro, tratando de ignorar ese torpe beso que, por supuesto, seguía en sus mentes. Al fin y al cabo, el primer beso nunca se olvida.
La chica se fue rápidamente, repitiendo el segundo en el que pudo sentir la calidez de la boca de ese torpe chocar contra ella.

Alphonse llegó junto a su hermano, que estaba tan rojo como un tomate.

—¿Ed? ¿Qué te pasó?.

—M...mi...mi...pri...¡Ahhh! ¡Mocosa estúpida!—gritó el chico, aún pensando en el delicioso sabor de los labios de Winry. Miró a su hermanito un momento, que parecía algo decaído.—¿A ti que te pasó?

—Al parecer tengo novia.

—¿Y cual es el problema?

—Es una muy larga explicación...