Querida Estimada Sra. Astaroth: No sabría adivinar en qué ridiculez estabas pensando cuando se te ocurrió meternos a todos en este remedo de salón de clase a escribir cartas como si estuviéramos en el jardín de niños escribiéndole a nuestros padres. Además, dudo mucho que sean nada más para que las leas y ya está. Si me preguntas, me recuerdas a la genérica madre abusadora que le saca la mierda a sus hijos pero cuando aparecen los servicios sociales a llevárselos, no quiere que le arrebaten a las luces de sus ojos. Contradictorio, ¿no crees? Y verdaderamente repulsivo. Me recuerdas a alguien específicamente, pero ni perderé el tiempo explicándotelo. Ya te lo dije. Las mujeres como tú disfrutan de tener el látigo en la mano y nada más. Querida, eso deberías tomarlo como un halago, ¿no crees? Siempre es más fácil ser el que azota que ser el azotado, a pesar de que tu juguete incluso pueda llegar a disfrutar el dolor que le causas, como me parece que lo disfruta el besucón ese rubio. Aunque debo decir que a pesar de que acostumbro a obedecer sin rechistar, recibir latigazos realmente no es mi rollo. Mucho menos de una mujer de tu clase. Aún así, ese será el único halago que recibirás de mí y espero que te baste hasta que estemos todos muertos, como claramente pasará. Dijiste que mi comportamiento se había acentuado lo suficiente para que decidieras quién sería mi compañero de cuarto y cuando llegué topé nada más y nada menos con un sujeto que lloró después de un brevísimo intercambio de palabras; y luego vengo a este cuartillo de preescolar a darme cuenta que se trata del demente de turno, el enmascarado. Honestamente, si hablamos de comportamientos erráticos, lo mismo hubiese sido que me quedara contigo y con tu carácter del demonio, pero siendo sincera, prefiero el cuarto con esa condenada silla mullida y al enmascarado-no-enmascarado. Al menos es más amable. Tengo genuina curiosidad de cuál es la diferencia de carácter o la similitud que ha hecho que me unas a Ricochet, como me ha dicho que se llama, aunque poco importa eso ya. Insisto, no sé qué esperas de estas cartitas y yo no sé qué espero de ti que no sean tirones de cabello. Supongo que deseo que te quedes a gusto con lo que recibas de nosotros, porque claramente no estamos al nivel de Shawn, a quien espero que cuides como se debe. Y no, cuando hablo de cuidar no hablo de la forma en que de seguro estás cuidando (o no) al besucón. El chico está acostumbrado a cuidar de los demás, es hora de que alguien lo cuide a él. Es lo mínimo que debería recibir en este infierno que creaste para nosotros. Lammergeier.
Acabo de publicar el rol de Agnes y me recuerdas que se la pasan tirándole el cabello a Laila </3 jajaja. Hiciste una buena comparación con lo de la madre maltratadora y los niños, porque creo que si le cae como anillo al dedo a Astaroth, a ver qué pensara ella de la sugerencia con respecto a Shawn, que le cuesta hasta que le hagan un masaje, difícil cuidarlo así. Y jaja, la impresión que ha tenido de Shade se me hace graciosa. Ojalá le guste a Agnes tanto como a mí <333
Y con esta, acabo de leer y comentar todas las cartitas de dmw, y qué mejor manera de acabar que con un escrito de nuestra linda admin uwu Well, la verdad es que no voy a decir nada nuevo con respecto a los otros comentarios. Laila es uno de los personajes que es consciente de que están ahí por culpa de Agnes y que sabe que ella los manipula como quiere, pero que aun así sabe que no pueden hacer nada para escapar y lo único que les queda es obedecerla esperando que eso la ponga contenta y no les haga mucho daño. And that's so fucking sad </3 Anyways, lo que me ha gustado mucho de tu relato es la parte final pidiéndole que cuide de verdad a Shawn porque siempre es él quien cuida al resto y </3 stop it hurts so much. Me ha gustado mucho Mely, bien cute y angst al mismo tiempo uwu