Les traigo un pequeño cuento. Lo escribí por dedicarselo a una compañera mía de clases. No los considero la gran cosa, pero lo dejaré por aquí nada más para quitarme la tentación de encima. Aléjate de mí En este momento me encuentro caminando por las calles de la pequeña ciudad. Alzo mi vista al cielo y noto que las nubes se encuentran muy tupidas, por lo que deduzco no tardará en llover. Sinceramente soy una persona que ama la lluvia. Me gusta el sonido de ésta, me tranquiliza. Una cualidad que no cumplo muy bien… nada bien. Debería apresurarme para no mojarme yo, ni la mochila que traigo colgada en el hombro, pero detesto tener que hacer las cosas de manera rápida cuando no considero que haya necesidad. Así que continuo con mi paso calmado. — ¡Gil! ¡Gil!— me nombró una voz. Una voz que aprecio mucho y que jamás me hartaré de escuchar. Viré mi cuerpo y observé a aquella hermosa joven de cabellos rubios, que me vuelve loco, acercarse a mí con paso veloz. Sus ojos verdes irradiaban alegría y brillaban de una manera única, que hacía sentirme especial, porque bien sabía que sólo conmigo mostraba ese brillo y esa espléndida sonrisa que iluminaba mis más oscuros días. Aléjate de mí y hazlo pronto antes de que te mienta.Tu cielo se hace gris, yo ya camino bajo la tormenta.Aléjate de mí, escapa, vete, ya no debo verte.Entiende que aunque pida que te vayas, no quiero perderte. — ¿Qué hay, Sol? Sol, un nombre que le iba como funda a almohada a su maravillosa personalidad. Siempre iluminando los lugares a los que iba. Siempre calentando el frío del ambiente, de tu ser. Siempre con energía suficiente como para trabajar todo el día y contagiarte de ésta. El pequeño y potente sol de la clase, de mi mundo. — Deberías darte prisa e ir a casa. Está por llover— le informé un tanto cortante. Yo, el chico “popular” de la escuela, a pesar de ser el nuevo este año, es algo que me ha hecho famoso. Soy aquel que lo tiene todo y lo que no, puede conseguirlo. No obstante, hay cosas que en verdad no desearía tener, entre ellas, mi horrible forma de ser. —Sólo quiero acompañarte parte del camino a casa. Vamos por la misma dirección— me respondió ella con una cautivadora sonrisa. La luz ya, no alcanza.....No quieras caminar sobre el dolor descalza.......Un ángel, te cuida.......Y puso en mi boca la verdad para mostrarte la salida....Descubrí que no quería seguir teniendo esta personalidad cuando llegué a esta ciudad. Bueno, más concretamente, cuando entré al bachillerato de este lugar. Al principio no fue como si en verdad me importara mi manera de ser. Era como siempre fui, no tenía porque ocultar nada ante mis nuevos compañeros. Al fin y al cabo, no los conocía. Y ese fue el problema después, dejé de “no conocerlos” y comencé a interactuar con ellos. El problema dejó de ser en el momento en que conocí a Sol y se convirtió en mi perdición. Con el trato comenzó a gustarme más de lo que hubiese pensado o incluso imaginado. Hasta que comprendí que no sólo me gustaba, me había enamorado de ella como un loco; y por la misma razón, no podía mantenerla a mi lado. Ella no merece a alguien como yo. Y aléjate de mí, amor....Yo sé que aún estás a tiempo....No soy quien en verdad parezco....Y perdón no soy quien crees yo no caí del cielo —Antes solías hablar más, ¿qué te pasó?— me preguntó ella una vez nos pusimos en marcha. —No es nada. He estado ocupado, es todo. —Pues deberías dejar de estarlo e ir a pasear por algún lado, los dos, como antes. La miré unos instantes con inseguridad. Su inocente sonrisa me dijo que no tenía idea de que en realidad la estaba evitando. Me sentí mal por un momento. Ella tenía derecho a saberlo. Si no se lo decía, quizás estuviera dañándola de cierta manera. Sabía lo que ella sentía hacia mí, sabía que le gustaba como ella me gustaba a mí, pero… no merece sufrir. Sol no merece ser herida. A menos que ella… Si aún no me lo crees, amor…Y quieres tú correr el riesgoVerás que soy realmente buenoEn engañar y hacer sufrirY a quién más quieroA quién más quiero… ¡Qué ni se me pase eso por la mente! No puedo arriesgarla de esa manera. La quiero demasiado. ¡Maldita sea! Una leve jaqueca se ha apoderado de mi cabeza. Dirijo mi vista al sombrío horizonte y hundo mi razón en mis pensamientos. Cuando menos me lo espero, descubro que me encuentro deambulando por las calles, solo. Un remordimiento enorme nace dentro de mí. Era la primera vez que ignoraba a Sol tan abiertamente. Sin embargo, es lo mejor. Sin esto, ella no sabrá qué clase de persona soy. Aléjate de mí, pues tú bien sabes que no te merezcoQuisiera arrepentirme, ser el mismo, y no decirte estoAléjate de mí, escapa, vete, ya no debo verteEntiende que aunque pida que te vayas, no quiero perderte. Es tarde e increíblemente el nublado ha ido y el astro rey aparece nuevamente en el cielo, aclarándolo todo. Yo, como todas las tardes, me encuentro en el Karaoke con mis amigos, disfrutando de un poco de la compañía, las golosinas, las sodas, la diversión. Y claro, mis chicas no iban a faltar en esta ocasión. — ¡Maldito, desgraciado!— me dice mi mejor amigo con burla golpeándome el brazo con su puño—. Estas chavas no son las mismas que ayer. — ¡Pues claro que no lo son!— me defendí con gracia—. Traer a la misma chica repetidas veces se hace tedioso y monótono. No hay como probar aguas de diferente sabor todos los días. —Eres un pícaro, Gil— siguió diciendo otro de mis amigos—. Además de ser todo un Casanova. ¡Las conquistas a todas! ¡Déjanos un poco! —No existe una chica que no caiga en tus encantos— aseveró mi mejor amigo, orgulloso de mí. Me limité a reír ante los comentarios. Siempre era la misma rutina. Todos los días ir al Karaoke, todos los días ir con chicas diferentes y si bien me iba, me conseguía a las que no me acompañaban. Esa era mi espantosa verdad. Era un mujeriego de primera. Sin importar quién fuera, la ligaba. Incluso había logrado que muchas terminaran con sus novios. Eso sí, no me quedaba nunca con ninguna. La luz ya, no alcanza.....No quieras caminar sobre el dolor descalza.......Un ángel, te cuida.......Y puso en mi boca la verdad para mostrarte la salida.... Estaba en pleno disfrute de la vida de cualquier joven considerado “afortunado”, que no noté cuando una larga y brillante cabellera rubia se hacía paso entre la multitud y llegaba al lugar donde mi grupo y yo. Fue tarde cuando me di cuenta de todo y quise remediarlo. Frente a mí, Sol me miraba fijamente, controlando sus deseos de llorar. Lo supe por la manera tan desesperada que mordía su labio inferior, tratando de evitar que los sollozos salieran de su boca; además, sus ojos rojos por el enorme esfuerzo de retener las lágrimas, la delataban. No se movió. No me moví. De hecho, esa parte del Karaoke quedó en completo silencio, como si todos se hubieran puesto de acuerdo para hacerlo. Bajé la mira sintiéndome la persona más vil y despreciable de este mundo. Me avergoncé de mí mismo. Alcé la vista nuevamente y vi que ahora Sol la mantenía baja, para que no la viera llorar de frente. Quité los brazos de “mis chicas” de mi cuello y torso, y tomé la mano de Sol para guiarla fuera del Karaoke. Quizás estaba tan conmocionada por lo que había visto que no reaccionó ante mi contacto, pero al momento de regresar en sí, se soltó bruscamente de mi agarre. Ya estábamos fuera del local. —No… no esperé esto de ti, nunca…— soltó con voz queda, trémula. —Iba a decírtelo, Sol. Este es el Gil verdadero. Jamás quise escondértelo porque merecías saberlo, pero… me enamoré de ti y todo cambio. Ella abrió los ojos sorprendida, mientras un rubor cubría sus mejillas. — ¿Te… te enamoraste de mí?— apenas sí logré escuchar lo que dijo. —Así es, y es por eso que no podemos estar juntos. ¡Soy un liguero, Sol! Y me conozco lo suficiente como para saber que si intentamos algo, terminaré por lastimarte más de lo que ya puedes estar y no quiero eso. Y aléjate de mí, amor....Yo sé que aún estás a tiempo....No soy quien en verdad parezco....Y perdón no soy quien crees yo no caí del cielo — ¡No me lastimarás, confío en ti! —Pero yo no confío en mí. Lo lamento, Sol, no soy quien crees. No te merezco. — ¡Quiero intentarlo! Sus palabras me detuvieron antes de que pudiera regresar dentro del local. Además, me demostraron que era más terca de lo que parecía, pero yo también lo era. Me volví a ella y la tomé de la muñeca con suavidad y la adentré al Karaoke. La senté en una mesa que quedaba frente a la plataforma. —Aguarda aquí. Me encaminé al encargado de poner las canciones y le pedí una en concreto. Después, subí a la tarima, tomé el micrófono y dije: —Esta canción se la dedico a una chica que al parecer es masoquista. Y como no quiero que ella sea masoquista tengo que ayudarla. Espero que con esto recapacite las cosas. La canción se llama, “Aléjate de mí”… La música sonó… Si aún no me lo crees, amor…Y quieres tú correr el riesgoVerás que soy realmente buenoEn engañar y hacer sufrirY a quién más quieroA quién más quiero… Para cuando terminé de cantar, Sol era un mar de lágrimas. Suspiré: —Déjate cuidar, Sol— fueron las últimas palabras que le dirigí a la chica de quien me enamoré de verdad. FIN
fue de lo mas hermoso que hay!!!!!! sol me recrdó en parte a mi misma, enamorada de un chico que trata de no lastimarla por ser tan mujeriego... maldito gringo del que me enamore ¬.¬, muy bello, sin errores, y totalmente realista, bellisimo, e hipert tierno. sigue escribiendo Ruriko-chan