Terror Callejón

Tema en 'Relatos' iniciado por Durazno, 18 Julio 2020.

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    Durazno

    Durazno Vagando por ahí

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    28 Marzo 2013
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    Escritor
    Título:
    Callejón
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    640

    Callejón


    El sol llevaba un buen rato desaparecido. Las estrellas eran apenas visibles producto de las escandalosas luces de discotecas y antros que funcionaban durante toda la noche. Los callejones parecían nidos de adictos y vagabundos, mirándose de reojo esperando el momento en el que alguno bajase la guardia para hurtar algo, cualquier cosa. Hasta una moneda de cincuenta centavos serviría para acumular capital y subsanar el vicio.

    Caminaban entre ellos monstruos pálidos, igual que los adictos cuando hallaban su distraído éxtasis con una jeringa comunitaria. Pero a diferencia de estos jóvenes perdidos en los vicios, los ojos de estos seres parecían no tener deseo por nada más que la diversión que sólo la noche era capaz de brindar.

    Parecían ser espejos que reflejaban el pálido brillo de la luna.

    — ¡Oye colega, ¿tienes una moneda? —Vociferó uno de los adolescentes perdidos que veía a una de estas bestias caminar por su callejón.

    Inmediatamente se ganó una mirada de alerta por parte del resto de adictos, y una curiosa mueca de diversión de los vagabundos. ¿Acaso estaba loco? ¿Conocía si quiera la naturaleza de esos monstruos? Era un secreto a voces que sus colmillos una vez se posaban por el maltratado cuello de alguien, no pararían de morder hasta dejar sin sangre el cuerpo de su víctima.

    Por supuesto, eran todas leyendas. Nadie había visto a una de esas criaturas hacerlo, pero eran más que simples extravagantes góticos que se movían entre las tinieblas.

    Era cuestión de verlos. Solitarios, murmurando siempre para ellos mismos y calando tan profundo con una sola mirada. Escalofriante.

    –Toma...

    Inesperadamente, el hombre de piel carente de pigmentación alguna respondió con un generoso fajo. Cuando retiraba sus dedos tras entregarle el dinero, deslizó sus yemas por la mano del joven, a la par que le sonreía mostrando una dentadura mal cuidada y varias heridas en los labios y encías.

    —Hay más allá dentro... Tengo mi equipo, puedo invitar a una ronda.

    Estaba tan cerca que el aliento podría empañarle hasta los ojos si estos fueran vidrios. El chico quedó hipnotizado, sin decir ni una palabra se puso de pie y lo siguió. Mientras la puerta estuvo abierta, la música del antro inundó brevemente los oídos de sus compañeros que estaban demasiado colocados como para entender la situación.

    — ¿Se fue con ese demonio? —Murmuró uno de sus amigos, que no sabía cómo le hacía sentir la situación producto de su estado. ¿Estaba asustado? ¿Impresionado? ¿Le daba igual? Sólo podía describrir el placer de la sustancia que se había metido, sí, el placer, es lo único que importa en esta sociedad rota...

    —Si... que le den.

    Los vagabundos que calentaban sus manos en un tambor con una fogata dentro, simplemente guardaron un expectante silencio.

    La noche no vio volver al joven. Estaba en el baño de la disco, recostado al lado del vater de una de las cabinas. Un moretón coloreaba su pálida piel, y su mirada sin vida parecía mirar hacia ningún sitio, aunque según sus amigos no lucía tan distinto a cuando estaba vivo. Tarde o temprano moriría otro adicto más por sobredosis de heroína, era un asunto de todas las noches después de todo.

    El asunto se volvió otra de las misteriosas historias que cuentan los vagabundos de los callejones aledaños a los antros, mil y un cosas dicen que han visto, pero nadie toma en serio su situación mental, por lo que tampoco dan crédito de dichas historias. Los jóvenes no recordaban qué había sucedido antes de que el chico desapareciera, parecía como si su memoría había sido selectivamente eliminada.

    Otro resultado más del abuso de las drogas. ¿O no? Lo único cierto es que los pálidos monstruos seguían siendo las criaturas dominantes de la noche, y que harías muy bien en evitar si te lo alerta un hombre o una mujer sin hogar.
     
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