One-shot Calidez [Dante x Ukita] [¡Parejas Disparejas!]

Era un día frío en Ciudad Témpera. La nieve había cubierto de un fino blanco los tejados de las casas, el suelo, los árboles y las plazas asemejándola más a Ciudad Lienzo, a un cuadro en blanco esperando ser pintada por la mano experta de algún artista.

Dante suspiró y un vaho cálido emergió de sus labios.

Ukita se hallaba a su lado, sentado junto a él en aquel parquecito desierto de Ciudad Témpera. Emily se había decidido aquel día por entrenar en la Torre Desafío, pero el afluente de gente en su interior era tal que Dante había empezado a sentirse agobiado. Por lo que Ukita le propuso salir al exterior.

—"¡Hace frío, pero un buen paseo nos vendrá genial para calentarnos!"—le había dicho, entusiasta.

Emily los despedió con alegría, pidiéndoles antes que se abrigasen bien... incluso había ajustado el anorak de Ukita antes de desaparecer por el ascensor. Tan amable como solo ella podía serlo.

Pero una cosa era la teoría y otra muy distinta era la práctica. Fuera el frío azotaba, gélido, congelando los pequeños huesos de aquel chaval hiperactivo y enclenque.

—Brr...—Ukita se frotó sus manos desnudas—. Hermano hace un frío que pela... ¡Necesito energía extra o moriré!

Y le dio un sorbo a su lata de Frizz apurándola casi por completo. Dante había aprovechado el poco dinero que le quedaba para comprarle una, y un poco de café caliente en una máquina expendedora para él.

—"¿Seguro que no prefieres un chocolate?"—le había preguntado, calmo, mientras observaba la vitrina y las bebidas disponibles.

Ukitashi agitó la cabeza con energía.

—"No, no, no. De verdad Dante, parece que no conocer a tu hermanito de toda la vida. ¡Con mi amada Frizz tengo más que suficiente!"

Y así habían acabado. Sentados en un banco del parque. Las manos enguantadas de Dante sostenían un tibio vaso de café con leche mientras Ukita disfrutaba de aquel refresco frío y amargo.

En silencio, simplememte observando aquel manto blanco que cubría el parque. El agua de aquella vigorosa y cristalina fuente ahora congelada, hecha cristal, como si hubiera sido alcanzada por el rayo hielo de algún Beartic. Los árboles desnudos, desolados y sin hojas. No había nadie. Nadie salvo ellos y el silencio.

Soplaba una brisa gélida.

Ukita tiritó y se abrazó a sí mismo. Por mucha ropa que tuviese seguía teniendo frío. Era delgado y pequeño. Y tomar Frizz, por mucho que le gustase, no iba a mejorar su precaria situación. Después de todo era una bebida fría.

Dante tomó parte de su bufanda y se la echó por el cuello.

—Con esto estarás mejor.

Ukita enrojeció ligeramente, tomado por sorpresa. Su cuerpo se tensó de forma repentina.

—¡P-pero si no tengo frío! ¡Frizz es todo lo que necesito! ¿Ves?

Dante sonrió ligeramente, condescendiente. Lo conocía desde hacía años después de todo. Era su hermano. No de sangre... pero eso no cambiaba la situación en lo absoluto. Era su salvador, su mejor amigo y su hermano.

Probablemente si no le hubiera conocido, si no lo tuviese en su vida... Dante ni siquiera estaría allí. Habría acabado con su propia vida hacía mucho.

—¿En serio?—inquirió entonces— No fue eso lo que me pareció. Y mira, tienes las manos heladas. Vas a pillar un resfriado.

Y tomó su mano entre la suya. Las de Dante, enguantadas por lana envolvieron de calidez la fría piel de Ukita. No solo su piel, si no también su corazón se llenó de ella, y aquel calor tibio no tardó en reflejarse en sus lívidas mejillas.

"Wow, qué cálido..."

Avergonzado pero sin atreverse a despreciar aquel gentil gesto, terminó apartando la mirada.

—B-bueno tienes razón—masculló—. Y si me enfermo no podremos seguir viajando juntos...

Pero dijo aquello con un tono tan bajo y con una voz tan entre dientes que ni siquiera Dante, que estaba a su lado, le escuchó. Y ambos permanecieron allí, juntos, tomados de la mano y compartiendo la misma bufanda, hasta que Emily regresó acompañada de Gardevoir.

—¡Oh! ¡Estabais aquí!—exclamó acercándose—. ¡Creía que os quedarías cerca de la Torre pero como no os encontraba tuve que pedirle ayuda a Gardevoir! ¡Jo, de verdad!

Dante puso una expresión de circunstancias.

—Ah, lo siento Emi...—respondió con un tono de culpabilidad. Suspiró—. ¿Qué tal en la Torre? ¿Ganaste?

Emily tenía las mejillas enrojecidas por la carrera, una ligera expresión de molestia... gesto que pronto fue sustituido por una alegre y amplia sonrisa. Aquella sonrisa, siempre perpetua. Siempre feliz.

—¡Síp, gané~!—exclamó y sus dedos hicieron el signo de la victoria—. No fue fácil, pero Espeon me ayudó mucho. ¿A dónde vamos ahora~?

Ukita se decidió por intervenir.

—¡Oh! ¿Qué tal la Sede?—sugirió— ¡Es todo un desafío!

Durante toda aquella conversación Ukita jamás soltó la mano de Dante. La calidez que le transmitía era mejor que una lata de Frizz.

Apretó su mano.

Que cien Frizz incluso.