Cacería

Tema en 'Relatos' iniciado por Alainne, 2 Mayo 2013.

  1.  
    Alainne

    Alainne Entusiasta

    Aries
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    30 Agosto 2009
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    Escritora
    Título:
    Cacería
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1130
    Buenas a todos^^. Después de un año sin escribir, por fin me ha vuelta la musa y he escrito esto.
    Espero que os guste a todos y disfrutéis leyéndolo tanto como yo cuando lo escribía.

    Cacería
    Alcé los ojos al cielo nocturno, acogiendo su oscuridad y, con ella, la oportunidad de seguir viviendo bajo las duras condiciones que el invierno nos imponía. Notaba mi cuerpo débil, mis músculos faltos de energía. Tenía hambre y pronto mi cuerpo no soportaría mas y caería para no volver a levantarse jamás.
    Escuché la llamada del alfa,nuestro guía, que nos llamaba a una nueva noche, a una posible caza, a una deseada salvación. La manada entera se concentró alrededor de la gran roca sobre la cual nuestro líder nos contemplaba.
    Un segundo aullido rasgó la noche.
    Algunos lobos no esperaron al alfa y corrieron hacia los espesos árboles, ansiosos de encontrar presas. Otros nos quedamos donde estábamos, pero nos agitábamos y movíamos las patas, nerviosos, tan ansiosos como los que se habían ido, pero el respeto que le debíamos al líder de la manada nos impulsó a esperar a que descendiera de la gran roca y siguiese el mismo camino que nuestros compañeros habían realizado tan solo un instante atrás.
    Los que quedábamos le seguimos, eufóricos por el momento. El hambre y el agotamiento habían sido relegados a un segundo plano, aunque su imponente presencia no nos permitía olvidarnos del todo, seguían ahí aunque no lo quisiéramos.
    Nuestros estómagos seguían rugiendo de necesidad, debilitando nuestro cuerpo a cada instante que pasaba.
    Los gruesos arboles nos acogieron entre sus ramas, cubiertas de una espesa y helada nieve invernal. Arboles gruesos y fuertes cuyas hojas y ramas nos proporcionaban cobijo y seguridad que la roca en la que nos reuníamos en el claro no podía.
    A medida que avanzábamos los arboles se separaban más en algunas zonas, permitiéndonos correr separados, cubriendo más terreno en busca de alguna presa despistada. Sin embargo, el bosque no era siempre nuestro aliado, pues igual que nos protegía a nosotros, protegía a otros animales, evitando que pudiésemos cazar.
    Los fuertes y anchos troncos escondían a nuestras presas.
    En invierno esta tarea era aun más ardua, pues la nieve también escondía las madrigueras subterráneas. La única esperanza era detectar algún animal fuera de su refugio, cosa que era francamente difícil.
    Mientras recorríamos el bosque, nuestra euforia empezaba a dar paso a la desolación y la desilusión. Ningún animal estaba fuera de su refugio, pasaríamos hambre un día más. Me dí cuenta como algunos compañeros empezaron a ponerse frenéticos, rugiendo al aire y atacando a la nada, como si hubiesen descubierto una presa.

    Poco después, todo estalló.
    Empezaron a atacarse los unos a los otros, tal era su desesperación. Los demás seguimos corriendo tras nuestro líder, sabiendo que a la mayoría de los que dejábamos atrás no volveríamos a verlos. Dolía ver como el hambre puede conducir a tal punto de angustia que compañeros de manada acaben atacándose los unos a los otros, muertos de hambre y con la visión de un bosque que no ofrecía esperanza alguna de ayudarles a sobrevivir.

    Noté que el cansancio empezaba a cobrar cada vez más fuerza, y la velocidad de nuestra carrera fue disminuyendo a medida que pasaba el tiempo. Y el hambre aumentaba y, por tanto, también la fatiga.
    Seguimos rastreando el bosque cada vez más lentamente. Algunos compañeros cayeron al suelo,el hambre había ganado la batalla en sus cuerpos. Al ver esto, me planteé seguir el ejemplo de los compañeros que habían sucumbido al canibalismo, el más fuerte sobrevive, es la ley de la naturaleza.
    Sin embargo, cuando esta idea empezó a fijarse en mi mente y ya me preparaba para atacar a los lobos que iban conmigo, percibí algo.

    Ese algo se movía, estaba vivo y era comida.

    El rugido de satisfacción que lanzamos al unísono demostró que ellos también lo habían detectado. Por fin, empezaba la cacería.

    Empezamos a correr con fuerzas renovadas. Si conseguíamos comer esa noche, podríamos sobrevivir una temporada más. Cada vez estábamos más y más cerca.
    Al fin, avistamos la presa. Era diferente a lo que estábamos acostumbrados, por tanto, seguimos lo que el alfa nos estaba transmitiendo y nos quedamos agazapados en las sombras, mirando, vigilando. Notamos su miedo. Sabía que estábamos ahí.
    Empezamos a confiarnos y algunos hicieron ademán de abalanzarse hacia la posible presa. El gruñido del alfa los detuvo. Aún estaba inseguro del posible peligro de ese ser desconocido e inusual. No arriesgaría a los pocos miembros que quedaban de la manada y que no se habían atacado los unos a los otros presas del dolor provocado por el hambre.
    Nos dimos cuenta de que cuanto más nos acercábamos a la zona en la que estaba parado, más aumentaba su miedo y se aceleraba su respiración. Por tanto, nos acercamos lentamente, aún con el miedo a lo desconocido batallando con el hambre y la presa que estaba ante nuestros ojos.

    Oímos el aullido del alfa. Daba la señal de ataque, que nuestra presa debía haber interpretado como una señal del peligro que se le avecinaba porque echó a correr torpemente. Su velocidad era rápida, pero no tanto como la nuestra. Pronto le ganamos el terreno, sin embargo, no fuimos directamente a por el, nos dedicamos a jugar, a aumentar su miedo. Corriamos dispersados, haciendo un sigiloso cerco, que pronto cerraríamos.

    Cuando cayó rendido en el suelo vimos nuestra oportunidad, nos juntamos todos y hicimos un inquebrantable círculo a su alrededor. Nos quedamos inspeccionándolo más de cerca.
    Pero un compañero no tuvo la misma paciencia y se lanzó contra él, realizando un poderoso mordisco en la primera zona que se puso ante él.
    Y nuestra presa desapareció, dejando aun la mancha de sangre en la nieve y su olor metálico y atrayente.
    -----------------------------------------------
    Espero que os haya gustado y gracias a todos los que han llegado hasta aquí y se han molestado en leerlo^^.

    PD: por favor, comentad construsctivamente y si no os apetece, simplemente darle un click a me gusta, asi sabré que os ha gustado (valga la redundancia) y que lo habeís leido.

    Un saludo :D
     
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  2.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Escritor
    Hmmm.
    Bueno, pues esto parece una especie de crónica en la que un lobo no tiene manera de alimentarse y luego comienza una cacería y en donde al final... ¿terminó sin comer?
    Es decir, el relato como tal es bueno en cuanto a su ortografía, a la paciencia de la narración, al buen léxico, al desarrollo en donde van en transición coherente cada una de las situaciones. Pero terminé de leer y me quedé, "ajá, ¿y luego qué?" Es decir, ¿leí todo el cuento para al final enterarme que, después de todo, el lobo no comió? Bueno, es una percepción personal, supongo que es tu estilo, cada quien deja finales dependiendo de su propio convencimiento. Pero a mí no me dejó un buen saborcito de boca.
    Lo que sí es que me ha gustado que investigaras cómo son las conductas lobunas a la hora de alimentarse. ¿Lo del canibalismo realmente se presenta? Me pareció raro que lo mencionaras porque, según yo, en la misma manada jamás se atacan así por más hambientos que estén, me sorprendió. No hay que perder de vista el animal del que narras.
    Por todo lo demás, sí disfruté mucho del relato, me gustan las descripciones detalladas y que no apresuran, pude contemplar ante mis ojos el panorama que surgió en tu mente. Un poco cansino en ocasiones, pero al fin y al cabo bien desarrollado.
    Por cierto, edité la etiqueta. Esto no es un microrrelato, éstos constan de 100 palabras como máximo.
    Un saludo
     
  3.  
    Alainne

    Alainne Entusiasta

    Aries
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    Escritora
    Buenas^^

    Gracias por tu comentario, realmente se agradecen críticas constructivas^^. Lo del canibalismo, si, si que se dan casos, he buscado información y cuando pasan mucha hambre, en ocasiones se atacan unos a otros. En cuanto al final, mi estilo son los finales abiertos y que nadie se espera. Este en concreto está relacionado con otra historia que escribí aquí llamada Pesadilla Lúcida, y sigue el mismo patrón pero explicado desde otro punto de vista.
    No sabia lo de las palabras, mi error por no pasarme por las normas antes. Gracias por cambiarlo^^

    Un saludo :D
     
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  4.  
    BladeDraco

    BladeDraco El dragón que le susurra a la luna

    Piscis
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    Escritor
    No soy fan de los finales abiertos, y menos en historias que me han gustado, y esta no es la exepcion, pero eso depende de cada quien y es un toque diferente.

    La historia esta bien escrita ortograficamente, a pesar de que parecia una lectura pesada no resulto a si, tu narracion hizo un buen trabajo al describir la situacion tan desesperada en que se encontraba essta jauria.

    Pero aùn a si, el final me deja con ganas de más ¿Qué era esa extraña criatura? y ¿Por que un olor metalico?
     

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