Historia con enlances Butterfly

Mariposa.
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Haru caminó a paso lento hasta su cama, sentándose en el borde de la cama, su mejor amigo, TaeHyung, mirándola desde el marco de la puerta del ropero que estaba al lado de la cama.

Haru miraba al suelo de la habitación, con sus manos a cada lado de la cama, apretando las sábanas. Lentamente levantó su mirada y la clavó en un retrato que estaba en su mesa de noche, en donde estaban ella y TaeHyung recostados en el césped mirando hacía arriba sonriendo. Recostó aquella foto entre sus piernas mientras dejaba que sus lágrimas empañaran su vista y mojara el vidrio que protegía a aquella foto, recordando esa tarde:

Haru y TaeHyung salieron temprano de sus obligaciones escolares, por lo que decidieron ir al parque a matar el rato antes de volver a sus respectivas casas. Ambos dejaron sus mochilas en una de las bancas, cuando Haru pensaba sentarse junto a su mochila, siente cómo su mejor amigo la abrazada por la cintura y la conduce casi corriendo lejos de la banca, empezando a dar vueltas con ella tomada de la cintura, empezando a reír mientras le ordenaba entre risas que la soltara.

Cuando ambos estaban lo suficientemente mareados, cayeron recostados boca arriba en el césped, mirando el cielo mientras intentaban hacer que su cabeza dejara de hacer que vieran doble las cosas. Luego de que aquello pasara, Haru escuchó la voz de TaeHyung a su lado:

-Congelemos este recuerdo para siempre.- y antes de que ella pudiera volver a hablar, TaeHyung levantó una cámara en sus rostros, haciendo que Haru sonriera para que el nombrado sacara la foto al fin.

Haru limpió algunas lágrimas que estaban en sus carrillos, impulsándose con su mano izquierda hacía el suelo mientras que con la derecha sostenía aún la foto, sentándose ahora en el suelo y TaeHyung sentado ahora en la cama, observándola. Ella siguió mirando aquella foto mientras recordaba lo que pasó dos días después de esa foto:

Haru estaba sentada en el sofá de su sala mientras veía una serie a la cual ni siquiera le estaba prestando atención, pues estaba más concentrada en sus pensamientos hasta que el sonido del teléfono sonando la quitó de su ensoñason:

-¿Hola?- le dijo a la persona tras la otra línea.

Luego de unos segundos dejó que el teléfono resbalara de su mano mientras miraba el suelo de la sala con sorpresa y pánico, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a mojar sus mejillas y empezaba a boquear tratando de así aligerar aquel nudo que se formó en su garganta, impidiendo que cualquier sonido abandonara sus labios.

Se levantó del suelo dispuesta a cambiarse, pues ya se le hacía tarde.

Al estar ya cambiada, se miró al espejo, TaeHyung mirándola por el reflejo desde atrás.

Salió de su casa con TaeHyung atrás, caminando hasta adentrarse en un bosque, caminando por él mientras su mejor amigo la seguía, llegando así hasta el cementerio en donde estaban paradas aquellas personas conocidas para ella, sentándose en una de las sillas del principio con la madre de TaeHyung a su lado tomándole la mano y el nombrado a su lado, parado.

En ningún momento escuchó las palabras del reverendo. No habló, no se movió, no hizo absolutamente nada hasta que al fin se paró y caminó hasta aquel ataúd en donde yacía aquella persona, con su mejor amigo atrás de ella. Se paró en frente del cajón y acarició el rostro de TaeHyung recostado en él, con los ojos cerrados, descansando en paz.



-Haru, por favor escúchame bien: TaeHyung esta mañana tuvo un accidente automovilístico. Haru... TaeHyung está muerto.-

-¿Haru? ¿Por qué no respondes? ¡Di algo, maldita sea! ¿Haru? ¡Haru! ¡Haru, habla! ¡Por favor!- la recién nombrada podía escuchar el llanto desde la otra línea.