Buscando mi alma gemela Prólogo No la encuentro por más que busco, en el rincón no esta, menos en el refrigerador, busque en la lavadora… pero he fallado en el intento, ¿Dónde estas?... querida alma gemela. No encuentro la salida… no puedo respirar más, el aire se me escaba de la garganta y no logro succionarla, no vuelve a mi… — ¿Estas aquí?—Grito desesperada dentro del horno de la estufa. Solo quiero encontrarte, pero no encuentro en que lugar estas… oh… ¿será que tu me tendrás que encontrar a mi? Encuéntrame, búscame, comunícate con migo si ha de ser así… por favor, solo quiero estar a tu lado, no me falles, no me rompas el corazón, por que ambos sabemos, que puedo ser una fiel pareja… —Am… ¿eres tu?— Le pregunto a un señor que caminaba por la calle, solamente me mira con cara rara y se larga. —Oh… ¿Serás tu?— Le pregunto a un gato muy lindo… Toda la gente me mira de forma rara en la calle, ¿Qué les pasa?, es totalmente normal buscar a su alma gemela…
Hola! Ummmm, la idea es buena. Pero el desarrollo no fue de mi completo agrado, porque o haces algo dramático o algo cómico. Siento que esos diálogos y lo que mencionas sobre lalavadora, estuvieron algo fuera de lugar. Tu idea de buscar un alma gemela sí me gustó, pero con un contexto más sentimental me hubiera encantado. Saludos.
La obscuridad se empezó a despejar abriéndole paso a una gran bola de fuego, si, correcto, es el sol. Seis de la mañana, el sol se encuentra en su posición perfecta para que la luz entre por la ventana de Danna, si, la misma chica que buscaba su ¨alma gemela¨, ha, que tontería ¿no lo creen?, el alma gemela, se supone que llega sola, detrás de la luz del sol, reflejándose tan brillante, siendo navegada hacia ti por el viento, mientras tu sientes algo hermoso en el estomago… ¿no? Bien, se los explicare, yo, soy una amiga imaginaria de Danna, si, ridículo, ella tiene 16 años, yo, tengo 20, si, es raro que ella me haya inventado y sea mayor que ella, pero en fin. A Danna le agrada platicar mucho con migo, e igual a mi, pero a veces la gente nos observa raro, como si yo no existiera… ¡Jajaja! — ¡Oye!, no tienes derecho a contar mi historia Alejandra Bueno, tiene razón, no tengo derecho pero… ella nunca se animaría a contarla, así que empecemos a narrar. Bien, vamos en la calle, justo lo normal… oh… pero que ven mis ojos ¡mira Danna! — ¿Qué es?— Danna voltea en la dirección que le pidió su amiga, de la que solo podía oír su voz. Y en ese lugar, justamente ahí, se encontraba el… —Si… es un chico guapo Danna, ¿Por qué no te acercas un poco eh nena? Danna negó con la cabeza, su color de piel subió a un tono rojizo, pero solo en la parte de las mejillas —Oye, estas roja, ¿no tendrás calentura?— Mencionaba en tono burlón su ¨amiga¨ imaginaria —C-Claro que no Para su lamentable existencia, el chico del que hablaban escucho lo que ella decía… — ¿No, que? La chica se sorprendió de que aquel chico la pudiera oír, dio media vuelta para topárselo y rio nerviosamente. —Ji…ji... ¿ji? Am… ¿Hola?— Los nervios se le notaban desde lejos a la pobre muchacha, no sabía si mejor dejarlo así, o seguir platicando —Hola querido… soy Alejandra— Decía en voz melosa la amiga imaginaria, obvio, no la oía. — ¡Calla Alejandra! — ¿Alejandra?— El chico empezó a espantarse por el comportamiento raro de Danna —Am… Alejandra es mi segundo nombre… y… me estaba callando, es que… me… puse nerviosa— Lo colorado se le subió hasta donde no se lo imaginan, estaba más nervias que nada. —Oh… ahora entiendo amiga— Una leve sonrisa se dibujo en su rostro y solo se despidió, por culpa de sus amigos— Bueno, me hablan… e… adiós —Adiós… Y como no faltaba más, su amiga, la cual no era muy amiga al parecer, se empezó a burlar. —Adiós amorcito… ¿¡es lo único que tienes!? —Oye… ¿Qué querías?, al menos… ¿le hable?
