Romántico Bufanda de Recuerdos

Bufanda de Recuerdos​

He estado pensando últimamente mucho, pero mucho, en ti. He pensado sobre nosotros, nuestra relación actual, sobre la relación que quería tener contigo, cuando te conocí, la última vez que hablamos, la última vez que lloré por ti, la última vez que te vi, e inclusive la última vez que sonreíste sinceramente para mí. He pensado demasiado en ello, analizando cada detalle de los sucesos, como queriendo encontrar pistas perdidas de un enorme misterio indescifrable, buscando un porqué de algo que ni yo misma sé qué es.


He pensando en nuestras promesas, en las cosas que nunca cumpliste, en mis propios anhelos e infantiles deseos, en mis berrinches absurdos y en tu mirada fría, he pensado en lo duro de tus brazos y en mis propias palabras al respecto, en mis acciones, en las tuyas. He vivido en retroceso sobre nuestra pequeña historia, ni si quiera sé qué tipo de historia vivimos tú y yo, sólo sé que hoy no estamos en ninguna, lo que se escribió inconcluso quedó para divergir en dos historias paralelas que dudosamente vuelvan a cruzarse.


Mientras tejía lentamente mis sentimientos por ti, no pensé en que tú ya habías tomado otras decisiones, otras acciones, otras emociones y tampoco consideré la distancia, lo insoportable que podía ser, igual, nunca tuve esperanza en primer lugar. Camino en ese enorme recuerdo, jalando el estambre de este cariño que sentía por ti, cada vez más, a veces lento, a veces rápido, hasta que lo que tejí se vuelva sólo un simple ovillo de nada.


La primera vez que nos vimos, no pensé mucho sobre ti, no me interesó ni si quiera saber tu nombre, pensé que eras una persona consentida y sumamente fastidiosa. Me gustaba tu pelo, me gustaba tu mirada y el aire maduro que transmitía tu forma de caminar, a veces observaba a la distancia pero nunca tuve la intención de acercarme a ti, de saber de ti, para mí no eras más que un simple maniquí en un salón lleno de gente.


¿Cuándo fue que el maniquí se convirtió en persona? Como cuando Pinocho se volvió un niño de verdad, para mí, tú te volviste hombre ante mis ojos. ¿Cuándo es que empecé a tener esos absurdos sentimientos y pensamientos hacía tu persona? He pensado que fue un día antes del San Valentín del año pasado.


Llorar, llorar, frío, soledad, quiero escapar, ir donde nadie nunca me encuentre, donde nadie sepa quién soy yo, nadie debe saber mi nombre, no quiero que nadie sepa, siento un brazo rodeándome y preguntando si estoy bien, no eras tú, pero tú estabas a mi lado. Creo fue la primera vez que me viste en un estado tan deplorable, nunca preguntaste el porqué y yo jamás te lo conté, ahora tampoco tiene sentido hacerlo porque eso sería tirar de otro ovillo de nada, otra herida.


Recuerdo tu sonrisa cuando decías que todos los días se podía aprender algo nuevo, que te gustaba entender eso, fue cuando yo pensé que eras más de lo que había visto, más que ese maniquí; pensé que podías ser mucho, pero mucho más de lo que eras. Así empieza todo, como una simple idea, como un desliz que nunca debió haberse dado, en el fondo lo sabía, que un tú y yo era imposible, por eso en el fondo tampoco lo deseé aunque quizás eso sea una mentira.


Podría hablar de más cosas: la primera vez que tomé tu mano, la primera vez que me abrazaste, la primera vez que vi tu verdadera sonrisa, la primera vez que me hablaste de ti, de las cosas que parecían dolorosas para ti, cuando hablabas de tus gustos, de las canciones y películas de tu infancia, la existencia de ese “tú” que pensé que nadie más conocía, nuestro primer beso, la primera vez que tomamos un autobús juntos, la primera vez que gritaste mi nombre, la primera vez que me perseguiste y me abrazaste fuertemente, cosas huecas y sin sentido.


Pienso que nada significaron en realidad, no son nada, sigo jalando de ese hilo y no parece que nada bueno salga de ello, desaparece sin decir más, como tú, como tus rápidos pasos por los pasillos que solíamos recorrer. Pienso que quise forzar una ilusión, un simple sueño, que pesadamente se tejía en algo retorcido, pero esta vez todo fluye tan fácilmente, porque esto sí es real.


Cuando das la vuelta por otros lugares para no verme, cuando ignoras mi voz sin importar lo fuerte que grite, cuando somos incapaces de llevar una conversación real, cuando somos incapaces de reír como antes, pienso que quizá eso es lo mejor. Me gustaría que entendieras, me gustaría ese ovillo no fuera tan fácil de jalar, me gustaría que realmente fuera una fuerte bufanda tejida entre dos, pero sólo era algo tejida por mí, algo que fácilmente puede ser desechado.


Pienso que no estuviste equivocado, ni yo, aún así veo lentamente esas acciones tuyas que demuestran que esto, yo, no significaron nada para ti. Yo puedo recordar todo, fechas, horas, lugares, momentos, guardo cada mensaje, cada fotografía, ¿Y tú? ¿Qué has podido guardar? ¿Será acaso que sólo me gusta vivir en el pasado o es que guardas lo que realmente te fue importante alguna vez?


Yo realmente pensé que podías ser más, mucho más, como una pintura hecha con hermosos colores brillantes, como un águila en el vuelo más pleno de su vida, un roble creciendo robustamente en medio del bosque para alcanzar la vista más hermosa de todas, yo pensé que podías ser eso para mí. Pensé que podrías correr más que cualquiera, que podrías ser más fuerte que cualquiera, en secreto fuiste mi héroe y al hombre que admiré, y por quien permití que todo esto se hiciera en primer lugar.


Hoy, me doy cuenta que sólo te sobreestimé, sobrevaloré algo que no era, porque tú no puedes ser ese “mucho más”. No eres más que una pintura promedio, una pequeña paloma volando por la ciudad, un pequeño pino que aún no termina de crecer. Lentamente el hechizo se rompe hasta que queda realmente nada del mismo, dejas de ser un hombre y vuelves a ser un simple maniquí.


No siento irá, ni celos, ni resentimiento, no malinterpretes mis palabras. No te odio, pero ya no te siento, ya no te quiero, ya no te sigo, espero realmente no sea una mentira; aún así, veo este hilo que me conduce a nada, veo lo sencillo que fue deshacer lo que pensé con trabajo habíamos formado: una amistad, eso se desvanece fácilmente, casi sin querer y vi entonces que no importaba lo que hiciera, las cosas eran lo que debían ser.


Jalo, rompo, desgarro, no lo tuyo sino lo mío, quiero desvanecer por completo este hechizo, estos sentimientos. Dejar al maniquí ser sólo un maniquí, no ver a un hombre ni algo en especial, sólo ver lo que es, lo que siempre fue. Hoy acepto que te quise más que a cualquier otra persona que conociera, admiré todo de ti, hasta el más pequeño detalle, quise ser confidente, amiga, consejera, para esa persona que veía brillar lentamente… yo quise realmente ser todo.


Pero, también, me doy cuenta que todo en esta vida tiene un final, y esto, lo que fuimos, fuera lo que fuera, ya terminó. No fue un mutuo acuerdo, pero es una decisión aceptable y respetable, finalmente también comprendo que yo era una soñadora y tú eras mi sueño, un sueño que vuelve a su lugar.