One-shot de Inuyasha - Bella desconocida (Sango&Kohaku)

Esa sonrisa que ella le regaló ocasionó que el corazón le diera un pequeño vuelco en el pecho. Avergonzado desvió la mirada. Segundos después, sintió la mano de la joven mujer al posarse de manera maternal sobre su cabello. Susurró junto a su sonrojado rostro un cariñoso “te quiero” y alboroto su cabello. No la miró, pero supo que sonreía. Quiso verla y disfrutar de esa expresión de adoración que sólo a él le dedicaba pero tuvo miedo. No deseaba que Sango se enterara de este sentimiento que su pecho albergaba, que inevitablemente él la amaba.


Sintió un aleteó suave en su mejilla. Pensó que era la brisa que se colaba distraídamente por la ventana abierta o de una traviesa mariposa, pero no, ese cosquilleo que lo entibiaba se trataba de un beso que ella le obsequiaba. Cerró los ojos y pidió clemencia ante esta agridulce sensación. ¿Cómo se llama ese sentimiento que te muerde por dentro al tener la atención del ser amado y saber que nunca serás correspondido de la manera en la que más anhelas? Los ojos se le anegaron en lágrimas y sintió su pecho temblar, vibrante de sollozos que con desespero trataban de escapar.


Ella se levantó y se alejó. Era hora de su terapia y el doctor no tardaba en llegar. Hubo un golpe y una mano que viajaba veloz a la puerta. Masoquistamente clavó la mirada en la figura esbelta y atlética de Sango. Se mordió con fuerza el labio en un intento de mitigar ese dolor tan familiar que iniciaba en el centro de su pecho. ¿Es qué aún puedes experimentar este sufrimiento a diario y no acostumbrarte? Kohaku sufría silenciosamente al tomar consciencia cada día de que él jamás podría provocar esa sonrisa en los labios de la chica. Sango lo amaba con una fuerza que rivalizaba con la de él, pero no era más que el amor de madre el que ella le podría ofrecer.


¿Por qué no puedes conformarte con eso, tozudo corazón? Cerró nuevamente los ojos y dejó caer la cabeza en el respaldo del sillón. Ninguno de los tres tenía culpa alguna de esa terrible situación. Él, siendo muy niño, se perdió y por años pensó que no tenía familia por ello, cuando conoció a Sango, nunca se imaginó que se tratara de su hermana. Eso evitó que refrenara su inexperto corazón y que éste quedara prendado de aquella bella desconocida que lo rescató de las garras del demonio. ¿Cómo no amar a aquella persona que te regala una nueva vida?


Escuchó la puerta cerrándose y sólo entonces, cuando supo que se encontraban solos, fue que se animó a abrir los ojos. Miroku lo miró con una mezcla de vergüenza y culpabilidad; eso provocó que quisiera gritar pero en lugar de eso, las lágrimas que estuvo conteniendo hasta el momento, corrieron con amarga libertad. Miroku lo abrazó, pero ese gesto en lugar de proporcionarle el consuelo necesitado, únicamente ocasionó que terminara por romperse.


¿Por qué tuvo que perder la memoria?, ¿qué hizo él para merecer tal castigo? ¡Amaba a su hermana! Y no con un amor filial. La deseaba… Pero ese amor no tenía ninguna posibilidad de ser… Gritó con todo el dolor que guardaba su corazón y rogó porque aquel sentimiento pereciera antes de que lo destruyera. Antes de que convirtiera a Sango, en su mente, en esa bella desconocida a la que era capaz de amar y que su corrompido corazón se encargara de que su cuerpo lo hiciera realidad.