Beast ( Sora Taka y Cosette)

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por cosette, 8 Marzo 2014.

  1.  
    cosette

    cosette Entusiasta

    Miembro desde:
    26 Enero 2014
    Mensajes:
    83
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Beast ( Sora Taka y Cosette)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2550
    Entregando el songfic de tres capítulos de la canción: con su letra que fue nuestra inspiración: http://www.musica.com/letras.asp?letra=2135626 para la actividad; Amores Disparejos de Pumpkin Maker. Esta historia contiene una leve temática Chicaxchica una advertencia para todos aquellos usuarios que no les agraden estos temas y no tengan que pasar un mal rato.
    Muchas Gracias por aplazar la fecha y espero disfruten con la historia que les traemos.


    -----------------------------------
    Primer Capítulo

    Judith
    ------------------------------------

    Abrí los ojos, intente moverme pero fue inútil.

    Un suave calor me recorría la espalda como un sutil intento de mi cuerpo por despejar mi mente de aquel ruido que me envolvía, intenté concentrarme, unas voces a mi alrededor no paraban de hablar con un tono preocupante, quería saber que decían pero era imposible pues un dolor me taladraba la cabeza haciendo ecos dentro de mí, de esta forma pasaron unos cuantos segundos hasta que un tibio líquido bajó por mi frente marcando mi cara, desconcertándome ¿acaso era sangre? ¿qué me pasó?, estaba asustada y sentía como mi pecho agitado, bajaba y subía buscando calmarse, centré mi vista tratando de descubrir en donde estaba, pero mi vista estaba nublosa; solo podía ver pequeñas manchas blancas que se distorsionaban a cada pestañeo.

    Creo que una mujer sujetó mi muñeca con delicadeza me inyectó un líquido que me sumergió en un sueño profundo.

    No sé cuánto tiempo estuve así, mi cuerpo estaba sobre una delicada sábana blanca y mi cabeza daba vueltas, pestañé varias veces y descubrí que podía ver, ya no estaban las manchas, ahora habían siluetas claras, todas ellas de médicos y enfermeras, ¿estaba en un hospital? no recordaba nada, moví mi cuello y vi a una mujer que acomodaba una bolsa de suero en un fierro de metal, ella me miró y me entregó una sonrisa, creo que ante ese acto me sonrojé pero trate de ignorarlo.

    —Que alegría que despertaras, me llamo Lane Melody y soy una de las enfermeras que cuidamos de ti, ¿sabes? llevas inconsciente dos días, todos estamos felices por ti ahora que has despertado—me dijo acariciando mi cabello y arreglando unos tubos que estaban conectados a mi nariz.— Será mejor que no te muevas aun estás muy débil —sugirió sentándose en el borde de la cama.

    Intente hablar pero mis palabras quedaron atrapadas en mi garganta, abrí mis ojos lo más que pude y la miré asustada, ella pareció entenderme y me dijo que había tenido un accidente, esto me pareció un chiste pues no lo recordaba.

    —¿Acaso has perdido la memoria, pequeña? —cuestionó la enfermera tocándome la frente con sus dedos. No quería que me tocara, retrocedí un poco, estaba sucio, manchado de sangre.

    Podría recordar ese tibio calor cruzar mi rostro, pequeños fragmentos de aquel día vinieron a mí en rápidas fotografías, todas ellas de mi cuerpo sobre el cemento bañado en sangre y con partes metálicas incrustadas en él, ¿por qué estaba ahí?¿hacía donde iba? luego de pensar con cuidados aquellas respuestas, recordé que tenía que juntarme con mi novia, la deje esperando, quizás se va a enojar. ¿Sabe que estoy aquí?¿donde está ella?¿por qué no ha venido a verme?.

    —Todo está bien pequeña… no pasa nada, estas a salvo ahora… —me dijo con una sonrisa mientras me daba un beso en la frente, cerré los ojos y su voz logró borrar de mi mente todas aquellas preguntas que me atormentaban, la miré y mis ojos se quebraron en lágrimas, lo único que quería era que me calmaran y me digieran que todo iría bien pero no fue así ese beso solo me intensificaron las ganas de ver a mi novia.

    —Necesito verla, ¿sabe que estoy aquí?¿por qué no viene? —miré para todos lados buscándola, quería ver a Lori, disculparme y sentirme protegida a su lado.— Lori, Lori, Lori —grité desesperada, su ausencia me estaba volviendo loca.

    Intenté levantarme, quería salir de aquí para poder verla, la extrañaba, mi cuerpo se movía de forma distorsionada no podía hacer movimientos normales así que sujeté las sábanas con fuerzas y me impulsé hacía adelante, pero fue inútil, una jeringa perforó mi brazo, en realidad solo sentí como mis ojos se cerraban y volvían a entrar al sueño.

    _________________________

    Los días pasaron lentos, lo único que los hacía entretenido era ver aquellas paredes blancas que adornaban mi habitación y ver como la enfermera cambiaba mis vendas o me daba algún tranquilizante. Me agradaba ver sus movimientos tan delicados, era una belleza oriental, su pelo largo lacio y su piel tan claro, a veces cuando me miraba con sus ojos chocolates sentía que miraba a través de mi, era la única persona que veía y aunque nunca había hablado con ella me daba confianza, era la indicada para pedirle un favor. Tosí un par de veces y cuando sentí que podía hablar la miré— Podrías llamar a Lori, necesito verla, su número está en la lista de contactos —la enfermera se acercó a mi bolsa y sujetó mi celular, me dijo que no me preocupara mientras salía de la habitación con mi celular.

    Pasaron muchos minutos y mi enfermera aun no venía, ¿acaso se había olvidado? que egoísta quizás tiene más pacientes y no tiene tiempo que perder haciendo una tonta llamada, la obligación que tiene es cuidar de mí, no ser mi secretaria, pero estaba equivocada, la puerta se abrió y pude ver la figura de Lori entrar por la puerta, era tal cual la recordaba una mujer muy hermosa de largos cabellos color rubio cenizas y profundos ojos color verde caramelo resaltando su piel tersa y blanca, la enfermera dejó el celular en la mesa que tenía al lado de la camilla y se retiró.

    —¿Por qué no habías venido a verme? te he extrañado demasiado, tenía miedo de no volver a verte, los médicos me dijeron que estuve a punto de morir —no aguanté más mi voz era un hilo y a cada palabra se hacía menos audible, la miré con mis ojos lagrimosos y vi como ella se acercaba y me daba un fuerte abrazo, aún no podía mover mis brazos así que quedaron a mis costados pero enterré mi cabeza en su cuello para mostrarle mi cariño, se que ella lo entendería, me daría un beso y susurraría en mi oído que ella estaba conmigo y ya pasaría, pero nada de eso ocurrió, ella se apartó y se sentó en el borde de la cama como alguna vez lo hizo la enfermera.

    —Me alegro que estés bien, por muchos días pensé que me habías dejado plantada —me dijo en un tono un tanto dolido, yo la conozco hace años, se que en realidad ella quería transmitir un cierto desdén, quise ignorarlo pero se quedó en mi corazón, la entiendo estaría molesta.

    —Discúlpame Lori, en ningún momento quise hacerte sentir mal ¿pero no viste las noticias?, toda la semana han hablado del accidente del autobús. Lori muchos murieron, podría haber muerto también —susurré con una voz mucho mas dolida de la que alguna vez utilizó ella.

    Miré sus ojos y no eran como los que recordaba y que con tanta ansia quería ver, no eran como los ojos de la enfermera que me calmaban con tanta seguridad.

    Estuvimos hablando del accidente por muchos días, no fueron conversaciones tan gratas como las que teníamos antes a veces dudo que seamos pareja, entonces ¿por qué viene?, me quiere ver destrozada, no entiendo nada, pero la amo y soy capaz de soportar su rechazo.

    A veces pienso y le veo el lado bueno, gracias a ella he logrado recordar aquel día casi a la perfección y eso me hace feliz, mi memoria está volviendo a cada minuto. Lori me miraba, así eran casi todos los días, entraba a la sala, me hacían las típicas preguntas formales de cómo me siento y si necesitaba algo, luego se quedaba hasta que acabara la hora de visita sentada sobre mi cama mirándome como si quiera una desconocida.

    Tenía muchas ganas de decirle que se fuera pero estaba segura que sería una falta de respeto, las horas se me hacían eternas cada vez que venía, lo pensé varias veces y estaba decidida a decirle que vuelva otro día hasta que una conocida voz rompió nuestro silencio.

    —Bueno señorita, tiene que retirarse, la hora de visita acabo —dijo al momento de ingresar a la habitación, ¿cuándo lo hizo? no recodaba haber sentido el sonido de la puerta, bueno eso ahora no importaba, lo que importaba era la sonrisa que nos había regalado, ¿qué estoy diciendo?, lo importante era que Lori se iría y podría estar tranquila, solo pensarlo me creo una sonrisa en mis labios, siento mis mejillas ardiendo, ¿estoy avergonzada? Quizás porque Lori nos está mirando, pero eso no tiene ninguna importancia ¿por qué me comporto así?

    No me había dado cuenta como Lori se acercaba hacía mí y me daba un helado beso en la mejilla, luego de unos segundos había desaparecido.


    En cambio Melody se acercaba con tranquilidad y note cada uno de sus movimientos hasta que empezó a darme las medicinas, inconsciente mire hacia el otro lado— ¿Sabe? Tus heridas internas ya están casi sanadas por completo si todo va bien como ahora en unos dos días saldrás —me dijo con un poco de tristeza pero a diferencia de Lori, esta era un sentimiento genuino y lograron que sus palabras entraran en mi como filosas flechas, ¿Qué pasaba? no me quería ir de aquí, quería que me siguiera cuidando.

    —Melody —le susurré como tratando de entender su comportamiento, no quería mal interpretar las cosas, quería que todo fuera claro, no quería mas engaños ni falsos lamentos. Ella me miro y aclaro mis dudas.

    —No es nada, solo… pensaba que me sentiría un poco triste cuando te vayas—dijo con un pequeño rubor en sus mejillas, eso me había dejado impresionada, tanto así que mis ojos se abrieron a su totalidad, quería preguntar ¿por qué tanto interés?¿acaso sentía algo por mi? pensé un poco como formular la pregunta para sonar un poco desesperada pero junto cuando iba a hablar la puerta se abrió y un joven enfermero la llamó, parecía algo urgente, ella se estaba alejando, alargué mi mano lo mas que pude y sujeté su mano, quería que estuviera a mi lado pero me dijo que volvería dentro de poco, así que aprovechara de descansar.

    No pude ni cerrar los ojos en la espera de su regreso, estuve mirando la puerta con ilusión y una sonrisa se apoderó de mi rostro cuando la sentí abrirse, en ella no entro Melody como esperaba sino un Doctor que creo a ver visto un par de veces, su llegada me desconcertó ¿qué hacia aquí? y ¿por qué no era Melody?

    —Buenas tardes señorita Thompson —dijo el Médico formalmente mientras se sentaba a mi lado, mirándome con cuidado.— Tengo que informarte sobre un nuevo estudio que te hemos realizado, quiero que te lo tomes con calma y no te preocupes que estamos solucionando todo —se acercó un poco hacia mí tomando mi mano, sentí como la apretaba con fuerza y me dijo con seguridad.— Tenemos que hacerte un trasplante de corazón. —susurró con cuidado, su voz se escuchó lejana en mis oídos mientras mis lágrimas trataban de borrar mi futuro.

    —¿Cuánto tiempo me queda? —cuestione con una débil voz mirando al doctor expectante por su respuesta, correspondí a su apretón de mano y lo mire fijamente, su rostro estaba un poco distorsionado por mis lágrimas pero los signos de su vejez no desaparecían.

    —A lo máximo dos semanas, estamos haciendo todo lo posible para acelerar este proceso, créeme que eres nuestra máxima prioridad —respondió de manera un tanto monótono como si estuviera acostumbrado a decir aquello.— Es mejor que estés sola y descanses, nos estaremos viendo pronto, nos vemos. —se despidió el médico soltando mi mano en unos cuantos segundos abrió la puerta y salió, silencioso al igual que su entrada.

    En una hora lloré todo lo que no había llorado en toda mi vida, mi corazón no aguantaba la presión, no quería morir, apenas tenía 20 años, tenía muchas cosas planeadas y no soy tonta, la posibilidad de que llegue un donante de corazón es muy escasa y en dos semanas es muy difícil encontrarlo, tengo que aprovechar este último tiempo, pero estando en una camilla será imposible.

    Sentí como nuevamente abrían la puerta, pensé por un momento que sería el doctor pero estaba equivocada, era Melody quien se acercó a mí con rapidez, se inclinó hacia mí y me abrazó con un cariño que me impresionó, estuvo así varias noches, diciendo que en cualquier momento llegaría un donante y me operarían, solo tenía que tener paciencia.

    Melody se había ido, estaba sola y llevé una de mis manos a mi pecho sintiendo mi corazón lo apreté y pude sentir la suave tela que cubría mi piel, algo me estaba pasando, sentía un hormigueo en todo mi cuerpo, como si de un momento a otro la sangre no llegara a todas mis extremidades un extraño frío me invadió y mi cuerpo en una reacción inconsciente empezó a tiritar en busca de calor mientras mi corazón se contraía de maneras rápidas y doloras.

    —¡Ayúdenme, ayúdenme, que alguien venga, me duele! —Grité con todas mis fuerzas pero no llegaba nadie, un fuerte pitido se escuchaba de una máquina a mi costado que hacia música de fondo a mis desesperados gritos.

    Lo entendía, el cielo me estaba llamando, no podía mantener los ojos abiertos, mi voz se había silenciado y esperaba con miedo lo que venía pero al parecer mi destino no era ese, escuché como la puerta se azotó contra la pared, un grupo de personas entró con unas máquinas, mis ojos se nublaron y lo único que recuerdo es haber sentido un pequeño cosquilleo sobre mi pecho.

    Me revivieron.

    Abrí los ojos y lo único que vi fue la figura de Melody apoyada con un brazo sobre la pared, ¿estaba preocupada por mi? tiene una cara de miedo que al verme cambio a una de total alivio. Baje la mirada y pude ver como Lori estaba en el suelo, no le tome mucha importancia, ya se le pasaría.

    Me dieron unos tranquilizantes y como una bella durmiente entre en el mundo de mis sueños, hasta que amaneció.

    No recuerdo muy bien, pero al despertar había un médico que jamás había visto, él me habló en un tono muy despacio, me acarició el cabello y dijo que todo saldría bien, había aparecido un donante y era hora de entrar a la operación, todo está ocurriendo muy rápido no podía asimilar bien los tiempos.

    Estaba en otra habitación, siento que incluso es mas blanca de lo que alguna vez fue la sala en la que estuve tantas semanas, aquí hay muchas personas, cada una en camillas esperando que se la llevaran a pabellón, para mi suerte fui la primera.

    El anestesiólogo se acercó a mí y me colocó una máscara, dijo que contara hasta tres en reversa y caería al sueño de la anestesia, no alcance a pensar ni en el dos y ya estaba dormida.
     
    Última edición: 8 Marzo 2014
  2.  
    Sora Taka

    Sora Taka Halcón del cielo

    Sagitario
    Miembro desde:
    22 Febrero 2013
    Mensajes:
    14
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Beast ( Sora Taka y Cosette)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    3595
    Aquí les traigo yo el segundo episodio de esta trilogía de esta historia, le agradezco mucho a la organizadora de la actividad por no habernos alargado el plazo de entrega.

    Lamentablemente no pudimos contactar a Momo por lo que entre Cosette y yo formamos la historia según las indicaciones dichas en la actividad.

    Espero les guste lo que creamos y gracias por su atención.

    ----------------------------
    Segundo Capítulo

    Melody
    -----------------------------

    Los días en el hospital siempre fueron muy ocupados, incontables heridos o enfermos llegaban cada día, era doloroso mirar a las personas luchar por su vida, ver como extinguía y ya no había marcha atrás...

    —Melody, acaban de llamar a urgencias, al parecer hay un herido por un accidente automovilístico… y creo que es grave —escuché que me decía una de mis compañeras de trabajo logrando interrumpir mis pensamientos…

    —¡Dios! En ese caso tendremos que tener todo para cuando la ambulancia la traiga —mencioné exaltada ya que en verdad la vida de esa persona estaba en riesgo, han habido muchos de estos casos y casi ni la mitad sale ileso y si lo hacen quedan suturas las cuales matan con el tiempo…

    Con rapidez fui a la sala de emergencias para esperar a la ambulancia que traería a la víctima, mientras tanto, una de mis compañeras estaría alistando todo para hacerla ingresar al quirófano.

    Los minutos pasaron y a lo lejos vi a la ambulancia, di un rápido aviso al paramédico que estaba cerca de mí, el cual al escucharme tomó lo necesario, la ambulancia llegó a las puertas de cristal y con rapidez sacaron de adentro a la víctima, era una joven mujer, estaba completamente inconsciente y tenía mucha sangre, eso me sobresaltó.

    —¿Cuánto de sangre ha perdido? —indagué mientras el paramédico sacaba la camilla de la ambulancia.

    —La herida provocada por el impacto desato una hemorragia en la parte posterior de la cabeza además tiene hematomas internos en la zona de los pulmones —al escuchar aquello tragué saliva y sin perder tiempo empecé a conducir a los paramédicos para ingresar al quirófano lo más rápido posible antes de que la hemorragia aumentase…

    —Melody, la señora Morgan quiere verte… —dijo una enfermera mientras corría alcanzándome por los pasillos.

    —Pero debo estar aquí, hay una emergencia —Reproché mirándola con cierto temor al imaginar que me respondería.

    —Yo tengo más experiencia déjamelo a mí, tú ve a donde está la señora Morgan —al escucharla decir eso con aquella sonrisa no tuve más que obedecer a lo que me pedía una superior, era verdad, ella era más experimentada y sería de más ayuda que yo.

    —Está bien —dije por lo bajo y me fui a la habitación donde se encontraba la señora Morgan, era una de las pacientes de edad avanzada que se encontraba en el hospital a causa de un reumatismo

    Pero aun a cada paso que daba sentía que tenía que quedarme con esa chica en el quirófano, no entendía la razón pero eso me decía mi instinto.

    _______________​

    Las horas pasaron y la operación seguía en proceso, yo me encontraba algo angustiada de que esa vida joven se perdiera sin haber recorrido ni la mitad de lo que tiene que vivir.

    Con un suspiro continué mis obligaciones de atender a los enfermos más viejos y a los más jóvenes, ciegos, sordos, algunos sin extremidades, verlos me hacía sentir tristeza y ganas de apoyarlos ya que a pesar de aquello ellos seguían adelante.

    —Melody… ¡Melody!

    —¿Hum? ¿Qué ocurre Natalia? No hagas mucho ruido, los acabo de dormir —dije intentando tranquilizar a mi amiga, la cual estaba algo alterada.

    —No es momento, el médico general que tomó el caso de la joven del accidente automovilístico de hoy dijo que estarías a cargo de ella hasta que se recupere y hasta que los demás exámenes culminen, tienes que ir ya a empezar, yo me encargaré de lo tuyo por aquí —me dijo logrando recuperar el aire de haber venido tan deprisa.

    Sus palabras me hicieron abrir los ojos, esto significaba que la chica había sobrevivido a la operación inicial, una alegría llenó mi ser ya que en las condiciones en las que ella había llegado eran muy precoces, las posibilidades de recuperarse no serían inmediatas.

    —Okey, iré enseguida —dije dejando con una sonrisa los historiales médicos que tenía entre mis manos y me apresuraba a ir a ver a la joven que se había salvado por el momento el día de hoy.

    Si no mal recordaba la iban a llevar a las habitaciones de emergencia intensiva, creo que era la número 114… Busqué aquel número cuando me encontré en la zona este del hospital.

    —No…no… ¡Sí! —exclamé no muy fuerte al encontrar la puerta… en la cual ya habían puesto el nombre de la paciente gracias a la información que habían encontrado en su persona…

    Judith Thompson

    Ese era el nombre inscrito… Con cuidado de no hacer ruido abrí la puerta y miré que en la cama de sábanas blancas descansaba una frágil chica de cabellos castaños algo ondulados y dispersos por encima de las almohadas…

    Me acerqué más y miré la tabla de control que estaba sobre la mesita, los números parecían estar estables, me fijé en el aparato cardiovascular y vi que aunque eran débiles los latidos de su corazón estaban estables.

    —Espero te mejores pequeña… —dije mientras acariciaba con cuidado la frente de la joven, parecía tan indefensa y frágil en estos momentos, era la primera vez que veía a una persona como ella… era tan… tan pura, que pese a estar llena de heridas, dormida parecía un ángel en espera de su beso.

    _______________________​

    Los días pasaron y la paciente no había despertado, me había encargado personalmente de todos los cuidados de ella sin querer que alguien me relevara algunas horas, este era el segundo día y como era de costumbre el médico general encargado de la joven se encontraba aquí con unas personas de su mando para hacer los chequeos…

    En estos dos días que ella había estado aquí no habíamos sido capaces de contactar con algún familiar para que viniera a verla, eso me entristecía ya que de seguro cuando despierte querrá ver a alguien conocido.

    Con cuidado puse el suero en su lugar y mire a Judith, la cual empezaba a despertarse, eso me alegró de sobremanera sin saber por qué, le di una sonrisa llena de felicidad sin recibir muchas reacciones de la débil chica.

    —Qué alegría que despertaras, me llamo Lane Melody y soy una de las enfermeras que cuidamos de ti, ¿sabes? llevas inconsciente dos días, todos estamos felices por ti ahora que has despertado —le dije con una sonrisa mientras le acariciaba sus cabellos, en verdad que me alegraba verla despierta, sus ojos profundos y oscuros me miraban aun aturdida mientras arreglaba el respirador artificial— Sera mejor que no te muevas aún están muy débil —le dije mientras me alejaba un poco para poder poner en orden los medicamentos que antes le habían inyectado a su sistema sanguíneo...

    Mientras acomodaba las cosas dentro del cajón de la pequeña cómoda miré de reojo a Judith, ella empezaba a mostrarse asustada y me acerqué a ella— Está bien… tranquila, sufriste un accidente automovilístico hace dos días, fue un periodo crítico en el que te encontrabas pero al menos ya te encuentras bien —le dije con una sonrisa triste mientras me sentaba en el borde de la cama cuando los otros doctores abandonaron la habitación dejándome a mi dar respuestas.

    La joven hizo una pequeña mueca de no creerme lo que dije y eso me asustó, puede que las contusiones en el cerebro hubiesen sido más graves de lo que pensábamos— ¿Acaso has perdido la memoria, pequeña? —cuestioné tocando con delicadeza la frente de la chica, la cual quería como rehuir de mi tacto, eso hizo que apartara mi mano con suavidad.

    Vi como ella empezaba a sumergirse en pensamientos, tal vez su memoria empezaba a activarse al estar fuera de shock y reviviera las cosas que pasaron, con preocupación le pregunté si se encontraba bien a lo que ella solo me miró con angustia en sus profundos ojos negros.

    —Todo está bien pequeña… no pasa nada, estas a salvo ahora… —le dije con una sonrisa mientras le daba un beso en la frente para tranquilizarla, ella cerró los ojos al sentir que le había dado un beso, luego los empezó a abrir de a poco con un leve rubor en sus mejillas.

    Empezó a hacer preguntas simples, me hablaba de alguien, pedía ver a alguien, estaba en un cuadro de histeria, solo podía entender un nombre.

    Lori, ¿Quién era ella, una hermana, una prima, una amiga?

    La situación se estaba saliendo de control, Judith se estaba moviendo de una forma impresionante para haber despertado hace unos cuantos minutos, sus heridas se podrían abrir, sus manos empezaron a rasguñar las sábanas como tratando de levantarse. Me dirigí hacía un mueble, abrí el primer cajón y saqué una jeringa y se la inyecté en el brazo en un movimiento rápido y cuidadoso.

    _______________________​


    El tiempo pasó muy rápido y ahora eran siete días desde que Judith estaba internada en el hospital, al quinto día ella había sido capaz de conversar y había dicho que llamáramos a la tal Lori que estaba en su lista de contactos en la agenda que portaba cuando sucedió el accidente.

    Yo solo le sonreí y dije que lo haría, fui por el bolso que estaba en su armario y busque el número para luego ir a la resección y llamar a dicha persona, minutos después una chica muy bonita había llegado al hospital de más de asustada y angustiada, supongo que debe de ser su hermana o amiga, con tranquilidad la lleve a donde estaba Judith y le di privacidad para que hablaran.

    Lo que más me alegra de esto es que Judith ha mejorado bastante y eso es muy bueno, la chica llamada Lori siempre viene a la hora de visitas y se queda dentro de la habitación con Judith, creo que deben de ser muy unidas para que ella este tanto tiempo a su lado.

    —Bueno señorita, tiene que retirarse, la hora de visita acabo —dije al momento de ingresar a la habitación y dándole una sonrisa ambas chicas, Judith me correspondió la sonrisa con un pequeño sonrojo, tal vez aun tenga fiebre, Lori me miró con desconfianza.

    Vi como Lori se despidió de Judith con un beso en la mejilla, ya que desde donde estaba eso parecía y luego salió de la habitación.

    Me acerqué a Judith con tranquilidad y empecé a darles las medicinas— ¿Sabes? Tus heridas internas ya están casi sanadas por completo si todo va bien como ahora en unos dos días saldrás —le dije aunque aquello hizo que mi corazón se oprimiera, me había encariñado de Judith que si se iba no estoy segura de cómo me pondría.

    Era algo confuso, sé que me encariño con las personas a las que cuido pero con Judith es distinto, para mis ojos ella es un ángel muy delicado y frágil, una figura muy hermosa que debo cuidar.

    Este sentimiento es nuevo en mi corazón, es tan fuerte y a la vez tan intenso. Jamás había sentido esto por una mujer— Melody… —la voz de Judith me saco de mis pensamientos y la miré sin tener la intención de mostrar mi confusión, sus ojos me miraban expectantes, buscando la razón de mi pequeño silencio.

    —No es nada, solo pensaba que me sentiría un poco triste cuando te vayas —dije con un pequeño rubor en mis mejillas, vi como sus ojos se abrieron de sobremanera y estaba a punto de decir algo, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta.

    —Melody… ¿podrías por favor venir unos momentos? —dijo un enfermero desde la puerta, era Thomas, yo solo asentí y me empecé a levantar pero la mano de Judith tomó la mía para impedir que me fuera.

    —No temas, volveré dentro de poco, tú solo descansa tu cuerpo ¿vale? —le dije soltándome con delicadeza y mirándola a los ojos, los cuales un poco en desacuerdo me dejaron ir.

    Mi corazón dio unos golpes contra mi pecho al ver los labios rosados de ella entreabrirse para decir algo pero luego lo cayó, con eso salí de la habitación y seguí a Thomas.

    —¿Qué ocurre Thomas? —indagué al ver que él no me decía nada de nada, de repente se paró de golpe y volteo a mirarme con ojos serios, aquello me incomodó un poco.

    —Mira… solo quería sacarte de esa habitación para que el doctor le dijera algo a la paciente 114… —al escucharlo decir eso no comprendí muy bien a que quería llegar haciendo esto…

    —¿A qué quieres llegar con todo esto? —mencioné confusa mientras miraba como suspiraba con pesadez.

    —La señorita de hace rato tiene un problema de corazón… es hereditario, esto no es un problema por el momento, es hasta invisible a simple vista al principio pero con el reciente accidente ha sufrido un daño considerable que empezara a hacerse visible dentro de poco llegándola a la muerte si no actuamos rápido… —dijo con voz grave mientras que mis ojos se abrieron de sobremanera a cada palabra que decía… — Ella necesitará un donante de corazón… su corazón no es muy estable y aunque lo podamos mantener activo con los sueros y medicamentos no será por mucho tiempo…

    —Cuanto le pronostican —susurré casi en shock por las palabras de Thomas, no podía ser verdad, no si acababa de salvarse de la muerte, unas ganas de llorar empezaron a llenar mis ojos pero traté firmemente de no quebrarme.

    —Máximo una semana y media y lo peor es que no hay donantes y no es muy seguro el encontrar uno en este tiempo —las palabras de Thomas cayeron sobre mi como agua fría, esto era tan poco tiempo, no podía ser cierto.

    Mi corazón se oprimió ante la idea de que si no conseguíamos un corazón cuando antes la vida de Judith se perdería… No… No quiero que eso ocurra.

    ________________________​


    Pasó una hora desde que me enteré lo del corazón de Judith, cuando volví a su cuarto la encontré con lágrimas y muy asustada, me quede con ella toda la noche tranquilizándola, pero aun así ella no podía parar su angustia, le dije que conseguiríamos a un donante pero como van las cosas las probabilidades se hacen cada vez mínimas.

    En estos días también me di cuenta de algo que no esperé que fuera capaz de sentir, puede que fuera repentino pero desde el momento que vi a Judith algo en ella me atrajo, a medida que la cuidaba después de la cirugía mis sentimientos crecieron y ahora puedo decir firmemente que me he enamorado de este ángel caído, me gustaría darle felicidad para que nunca más vea esas expresiones temerosas y angustiosas en su rostro.

    Pero ese sentimiento es algo que no puedo decir abiertamente.

    —Usted es Melody ¿verdad? —escuché decir a alguien que me llamaba desde el corredor, me di la vuelta intrigada y vi a Lori caminar hacia mí, no le respondí porque me reconoció al verme la cara.

    —Dígame… y dígamelo sin mentir, ¿cuánto de esperanza de vida tiene Judith si no le trasplantan el corazón? —indagó con pequeñas lagrimitas empezar a flotar de sus ojos.

    —Pues, es menos de unas cuantas semanas hasta que falle, pero si se le hace un trasplante puede alargar su vida en varios años—le respondí algo triste al escuchar mis propias palabras.

    Vi como Lori quedaba impactada con mi respuesta, pero esto parecía más que puro teatro ya que en sus ojos no había preocupación alguna... esto me extrañó y quise decir algo pero me detuve al ver que unos paramédicos con la máquina de electrochoques estaban ingresando a la habitación de Judith…

    Eso me sobresaltó no solo a mí, Lori estaba igual o más sorprendida que yo, sin esperar nada fuimos corriendo a donde estaban y me di cuenta que el electrocardiograma estaba en cero, mis ojos se desorbitaron y escuché como los paramédicos empezaban a soltar voltios en el cuerpo frágil de Judith, miré con miedo la pantallita que media su ritmo cardiaco...

    Una, dos, tres, cuatro…

    Luego del cuarto intento con la máquina de electrochoques el ritmo cardiaco de Judith volvió a latir, me apoyé con fuerza contra la pared más cercana y solté un suspiro lleno de alivio y a la vez miedo mientras mis ojos dilatados volvían a la normalidad, Lori estaba en el suelo impactada.


    Sin perder tiempo, luego de haber puesto unos tranquilizantes a Judith me fui con rapidez a la oficina de su médico, el doctor era un hombre que me conocía desde que ingresé en el hospital.

    —Melody… ¿Qué ocurre? —me preguntó mientras dejaba de mirar las hojas de donantes en busca de uno que sea de corazón, sus ojos de plata se implantaron en mí, esperando que respondiera.

    Tomé aire, esto tal vez iba a ser una de las decisiones más importantes de mi vida, no podía dudar, una vida estaba en riesgo y quería que mi corazón latiera en su pecho.

    —Yo seré la donante, yo le donaré mi corazón a la paciente Tompson —dije con decisión y vi como los ojos de hombre mayor me miraron asombrados, viendo la gravedad de mi decisión.

    Pero luego de haberla visto casi morir no tengo otra opción, yo quiero que ella viva, porque la amo, porque la quiero, en estas semanas he sentido el sentimiento más puro y sincero de amor, no me importa que sea mujer, yo la quiero.

    —Hija, ¿estás segura de esto? —indagó haciéndome ver si cambiaría de opinión pero no lo haría y eso él lo entendió al ver mi determinación, el miedo formaba parte de él pero no me importaba, no dejaría que me afecte.

    —Hay algo que quisieras que le dijéramos a tus familiares y a la paciente después de esto —me dijo con un suspiro, yo me detuve a pensarlo, tal vez tendría que escribir una carta para mis padres y tal vez otra para Judith.

    —Me gustaría que le dijeras a Judith que la persona que la ama y desea que viva feliz fue quien le dio el corazón… A mis padres ¿le puede enviar una carta que le daré mañana? —dije algo insegura creo que sería mejor si no se entera que fui yo.

    —Está bien —dijo el doctor mientras se arreglaba los lentes y me daba un abrazo muy paternal.

    —Gracias —susurré apartándome de él con cuidado y abandonando la habitación.

    ________________________
    A la mañana siguiente me fui a la habitación de Judith y la miré con una sonrisa triste y nostálgica, la conocí de una manera muy distinta a la que pude haberla conocido, con el peso del alma no me arrepiento y si tuviera que vivir lo mismo otra vez, no dudaría en hacerlo.

    Me acerqué con cuidado y le acaricié la cabeza para luego bajar mi rostro y plantar un pequeño roce en sus labios— Espero sigas adelante, tengas una larga vida y que me recuerdes con cariño —susurré contra su oído y una pequeña lágrima cayó sobre su mejilla, con cuidado la borré con mi dedo pulgar y me separé de ella en el momento que ingresaba el doctor y los encargados de llevar a Judith a cirugía.

    —Es hora de ir Melody —dijo el doctor con una mirada triste pero a la vez decidida, sentía que solo él podía entender mis verdaderas razones.

    —Bien —dije con una sonrisa sabiendo que salvarías su vida.

    Y dándome valor empecé a caminar junto a la camilla de Judith, no deje de mirarla en ningún momento, su rostro estaba en un limpia expresión de tranquilidad que deseaba extender para siempre, era la última vez que vería su rostro y quería grabarlo para siempre.

    ______________________​

    Los minutos pasaban y ya nos encontrábamos en la habitación, me había tenido que separar de Judith unos minutos antes para ir a cambiar mi ropa de enfermera por la bata blanca típica de los enfermos, ahora me encontraba separada de ti por las cortinas anti-bacterianas.

    Aún estaba perfectamente consciente y miraba con calma todas las acciones de los doctores y los ayudantes, unos me miraban con tristeza, creo que no se podían creer aun que tenían que hacer esto conmigo, les di una sonrisa acompañada de palabras mudas que decían que todo estaría bien...

    Una de las enfermeras, se acercó a mí y me conectó un suero en la muñeca, me miró con tristeza y acerco una mascarilla anestésica a mi rostro.— Gracias por darme esta oportunidad, no sabes lo feliz que me has hecho —esas palabras tan débiles como un susurro hicieron que abriera los ojos y me levantara un poco de la camilla para mirar la sombra que ocultaba las cortinas.

    Unas lágrimas silenciosas bajaron por mi rostro y una pequeña sonrisa se formó en mis labios...— ¿Melody? —la voz confundida de la enfermera me hizo despertar y volver a recostarme.

    —No es nada... solo que, me siento muy feliz —dije intentando no soltar más lágrimas que preocuparan a la joven y entonces colocó con cuidado la mascarilla empezando a contar desde el diez para atrás...

    10, 9, 8, 7

    No pasará mucho para que empiece a perder la consciencia y vea mi final...

    6, 5, 4

    Estoy tranquila puedo oír tu voz, sé que tu felicidad será la mía así que no te preocupes no me arrepiento de nada...

    3, 2, 1

    Nos volveremos a ver.
     
    Última edición: 8 Marzo 2014
  3.  
    cosette

    cosette Entusiasta

    Miembro desde:
    26 Enero 2014
    Mensajes:
    83
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Beast ( Sora Taka y Cosette)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1244
    --------------------------
    Tercer Capítulo
    Judith
    --------------------------



    Escuchaba el sonido de las ruedas deslizarse contra el suelo, estaba sobre una camilla que avanzaba con lentitud por los pasillos, estaba con el cuerpo inmovilizado, aún estaba con los efectos de la anestesia, tenía una paz tan grande hasta que fue interrumpida por un débil dolor que atravesó mi piel, no me había dado cuenta antes, tenía algo incrustado en mi muñeca, ¿una aguja? Sentía como un líquido entraba a mi cuerpo de forma suave pero ese delicado movimiento se intensificó transformándose en puñales que entraban a mi sangre, di un grito y una persona sujetó mi mano, creo recordar que dijo que me calmara y arregló el goteo del suero.

    El pasillo terminó en dos puertas blancas que se abrieron cuando una parte de mi camilla la empujó hacia adelante, entramos, una pieza igual a todas las que había estado en este hospital.

    Cuando la camilla se detuvo, miré como los doctores y las enfermeras acomodaban agujas, gazas y pinzas sobre meses metálicas a mis costados, recorrí la habitación hasta detenerme en un telón que solo permitía ver la sombra del cuerpo que me salvaría la vida, intenté moverme pero mis piernas no respondieron estando recostadas sobre una camilla, quería verlo, quería ver el rostro de la persona que me daría su corazón, llame a una de las enfermeras pero me dijo que era imposible permitir que viera el rostro, debe estar muerto o muriendo, ¿será un cadáver? No lo sé y no me importa, de ahora en adelante, la sombra que tengo al lado será la persona más importante en mi vida ya que podre tener un futuro gracias a él.

    Antes que el anestesiólogo me pusiera la mascarilla que me borraría de este mundo por unas horas susurré en voz baja pero audible.— Gracias por darme esta oportunidad, no sabes lo feliz que me has hecho —antes de terminar de hablar volví a ver aquella figura, no sé si serían los efectos de la droga pero sentí que el cuerpo se movió, luego solo recuerdo oscuridad.

    Han pasado muchas horas, estoy en la misma camilla que usaron para operarme, no puedo mover ninguna parte de mi cuerpo, sé que estoy despierta porque estoy pensando pero no puedo abrir los ojos, ¿Cuánto tiempo estaré así?, no lo sé pero esto me da tiempo para pensar en cómo me siento, intento encontrar alguna diferencia y la respuesta llega en un fuerte latido, algo se siente diferente quizás es la sensación de tener un órgano de otra persona pero pese a eso lo siento cálido y cercano.

    Respiré profundo varias veces, escuché como la puerta se abría y unos tacos martillaban el suelo, ese sonido solo me recordó a Melody, lo único que quiero es sentir sus brazos y decir que todo ha acabado, que en estos días me he dado cuenta lo que siento por ella, que me destrozó él rechazo de mi novia, a estas alturas creo que ni amigas somos pero en cambio Melody siempre estuvo a mi lado y quiero que siempre sea así.

    Sonidos metálicos se escucha en una esquina de la habitación, no puedo aguantar debe ser Melody a la espera de que despierte. Hice un esfuerzo inmenso por abrir mis párpados, mis ojos estaban un poco nublados pero eso no fue impedimento para ver el largo pelo negro de Melody que resaltaba en el blanco traje de enfermera.

    —Me…Melody, mira estoy bien como tú me decías, la operación fue un éxito, ven abrázame —dije en un vano intento por hacer que mi voz no fuera un ruego.

    Melody se dio vuelta y pude ver su cara, ella no era Melody era otra persona, se acercó a mí con una bolsa de suero nueva, no me hablaba solo se dedicó a sacar el suero vacío y cambiarlo por el que tenía en las manos.

    —¿Dónde está Melody? —pregunté a la nueva enfermera que hacia como si yo fuera un fantasma, ignoró mi pregunta por varios minutos hasta que el silencio entre nosotras se hiciera incómodo.

    —Disculpa Señorita Thompson, me tengo que ir —Me respondió en un tono frío y desconcertador, revisó los tubos en mi nariz con un poco de brusquedad, dijo que estaban bien y que volvería pronto, se dirigió a la puerta y desapareció.

    Miré perpleja la puerta y vi como nuevamente se abría, de nuevo era otra persona, un doctor, él mismo que me operó, se acercó a mi camilla, agarró mi ficha de datos y la miró con meticulosidad.

    —Estas perfecta Judith, en unos cuantos días te daremos de alta —Dictaminó mirándome con una gran sonrisa, que luego se desvaneció tras sentarse sobre la cama.

    —¿Por qué Melody no viene a verme? —pregunté un poco cabreada ya que nadie me respondía, si me estaban ignorando lo odiaba.

    —Antes de eso, no te gustaría saber ¿quién te dio tu corazón? —me preguntó con mucho cuidado en su voz, no dejaba de mirarme, me estaba poniendo nerviosa.

    —Un poco, pero quiero saber dónde está Melody —dije sosteniendo su mirada.

    —La persona que te dio ese corazón, es la persona que más te ama en esta vida —respondió mientras unas lágrimas le recorrían el rostro.

    —La persona que te dio ese corazón, es la persona que más te ama en esta vida —respondió mientras unas lágrimas le recorrían el rostro.

    —No puedo creerlo acaso Lori, no Lori si me amaba ella me dio su vida, no puede ser —dije llorando jamás pensé que esta noticia me iba a impactar yo pensaba que la persona que me lo dio había muerto.

    —Ella dejó una carta para que entendieras sus sentimientos —dijo mientras me extendía la hoja que estaba doblada por la mitad.

    El doctor se levantó y se fue por el mismo lugar por donde tiempo atrás se había ido aquella enfermera. Me levanté un poco para quedar sentada no podía leer en la posición que estaba, abrí la carta y la leí con calma.


    No sé cómo escribir lo que he llegado a sentir por ti, en mi vida todo estaba perfecto pero tú apareciste y lo destruiste todo más que mi vida mis sentimientos, jamás me había llamado la atención otra mujer quizás porque no te había conocido, tú no te dabas cuenta pero cualquier reacción que dabas me conmocionaba y deseaba quedarme viéndolas para siempre, no me di cuenta el momento que me había enamorado.

    Cuando me enteré que tu corazón no soportaría un minuto más, la decisión fue clara yo daría todo por ti, aunque esto me costara la vida porque tu felicidad sería la mía, nada más me importaba, ni mi familia, ni mis amigos o mis conocidos, solo importabas tú.

    Ahora que me he ido aprovecho este medio de decir que te amo, odio al destino por ponerte en mi camino tan tarde pero no lo puedo culpar porque a la vez lo amo por permitirme cuidar de ti.

    Al principio me desconcerté, nunca había sentido algo tan fuerte por otra persona y menos entregarte mi vida pero no me arrepiento porque sé que aún no muero porque estoy latiendo en tu pecho.

    Lane Melody


    Una desesperación me apretó el pecho, aquel corazón que latía en mi pecho mostraba lo afligida que Melody estaba, mis lágrimas me ahogaban y tuve que arrancar los tubos con desesperación de mi nariz, llevé una mano a mi pecho.

    Yo igual te amaba.
     
    Última edición: 8 Marzo 2014

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso