Balcón

La leche, ¿Que eran estos tipos, Los Cazafantasmas? Y pensar que ella era una rarita o friki, para colmo estaba aquella muchacha parada allí en medio como si nada, como si le valiera lo que pasaba, pero bueno, del timbo al tambo.

Aparte de la señorita simpatía estaba otra que por su actitud pues era una jovencita del corte del par de niños que la acompañaban en la mascarada, solo que pues no disimulaba su actitud infantil, y para colmo, un tipo con una personalidad muy encantadora, ni los perros eran tan agresivos.

La chiquilla empezó a recriminarle a su compañero masculino, que a sabiendas no se veía muy contento por lo que estaba pasando, estaban interrumpiendo su invocación mágica, y de repente empezó a ladrar.

Agh, ahora venía a pagar sus arranques de mal genio con ella, como si supiera que diablos tenían en la cabeza para creer que hablar con los muertos o invocar espíritus fuera algo más que un efecto placebo, así que era hora de salir con una de las suyas

>>Gravedad es 9.8 metros sobre segundo al cuadrado.

Cabronazo

Contenido oculto

Sakuya be like

 

Podían ser todo lo raro que desearan, pero había algo que la estaba desquiciando y era la actitud del tipo, menudo día de mierda estaba llevando como para portarse así, y más de esas maneras tan bruscas e irrespetuosas.

Poco caballeroso, no cabía duda.

Aunque la jovencita que respondía al nombre de Mitty había cambiado su actitud de golpe mostrando aprobación por los chicos que estaban de intrusos en la terraza, podía ser malcriada, pero no dejaba de ser una ternura aún así.

Te saltaste la luz roja del semáforo, pedazo de mierda.

Que estuvieran irrumpiendo no le daba derecho a tomar ese tipo de actitudes con una miembro de su propia celebración, y más una jovencita, que simplemente estaba viendo lo que pasaba.

Izayoi fijó su mirada en él, de una manera fría, eso la había hecho enojar de una vez por todas, la gota que rebasó el vaso, rechinó los dientes suavemente, hijo de perra, como se atrevía a alzarle la voz de esa manera a una chiquilla.

>>Pues a mí me importa, carajo, que estemos de idiotas intrusos no te da ningún tipo de privilegio a alzarle la voz de esa manera, ¿Quieres que nos vayamos? Vale, pero de aquí no me muevo hasta que le pidas una disculpa a Mitty, no tienes excusa.

 

Contenido oculto: La Foule

Me quedé en silencio, con el ceño fruncido con severidad, manos empuñadas y mis labios siendo una fina línea. Miré de izquierda a derecha a todos, para luego, sin siquiera mover un musculó de mi posición firme y mi brazo sosteniendo la cortina, posar mis ojos sobre cada individuo ajeno a mi grupo que hablaba; imponente, inamovible, estoico de momento.

Pero, joder, ¿quién mierdas se creían para hablarle así a la gente? La voz chillona de la tal Mitty me hizo entrecerrar un ojo, levantando mi pómulo, pero sí algo me hizo tensar los dientes y levantar el costado de mi labio superior con furia contenida y claro desagrado fue el tal Tomioka. Pero que hijo de puta.

Y no era consciente, pero mientras yo me encargaba de ver con clara condena a cada ser del trío, mientras me cruzaba de brazos y ellos se gritaban como sí fuera lo más normal del mundo en una fiesta de esta categoría; Watanabe Nagi se mantenía arrinconada a la salida más cercana, en posición diagonal hacia los tipos, como también hacia el pasillo aún sin estar bloqueado. Sus ojoss asustados viajaban desde la línea de huida hasta cualquier índice de peligro sin cesar, mirada cristalizada e incapaz de siquiera gemir con angustia.

Fue un reflejo, en cuanto Tomioka se acercó a nosotros yo me adelanté un paso para encararlo, descruzando mis brazos para colocarlos con firmeza sobre mis cadera, mirando al tipo ahora con una expresión de seriedad solemne y furia estoica. Un quejido gutural salió suave desde mi gargantas, siendo opacado por mis labios cerrados, en cuanto escuché la monocorde voz de Izayoi-senpai responderle al bruto.

La voz irritante de la enana me hizo clavarle la mirada por un momento encima; oscura, más aún teniendo en cuenta la máscara que llevaba encima. Pero no duró demasiado, porque a penas el tipo volvió a contestar yo volví a interponer aún más mi cuerpo entre su presencia y la de Izayoi; como sí fuera a dejar que un estúpido como el respirara siquiera el mismo aire que la chica.

Mi mirada seria fue viajando entre la discusión que llevaban a caba Mitty y Tomioka, la frustración se vio reflejada en que mi pie empezó a marcar un ruido monocorde, grave y algo veloz. Mis manos se enterraron con fuerza sobre mi cadera en cuanto vi que el estúpido volvía a gritarle a Mitty, inhalé hondo en el proceso, alzando el mentón y fulminándolo con una mirada que mezclaba con claridad la el desconcierto y la rabia.

Te estás excediendo donde no debes, inútil.

Esta vez sí fui capaz de escuchar a Nagi soltar un quejido de angustia a mi lado, mi mirada viajó hasta sostener su silueta, y casi verla arrinconada como un animalillo a punto de morir logra romperme la cara de furia a una de real angustia; casi, pues no demoré en volver a sostener los ojos cansados del otro hombre presente.

La castaña titubeó algo, pero al parecer se calló al percatarse de que Izayoi estaba hablando. Pues bueno; yo ya me había contenido lo suficiente.

Lo siento Izayoi; también voy a interrumpirte.

Contenido oculto: KING

​

—¿Tomioka-san, era? —solté monocorde, con mi voz más grave por mera rabia, mientras me abalanzaba con la sutileza de un arroyo sobre él, agarrándolo de las solapas para empezar a empujarlo hacia atrás; mis ojos rasgados con furia, tras la máscara, sostenían los suyos con precisión.

Tal vez mis brazos no fueran los más ejercitados, pero era un chico sano; buena comida y actividades físicas. Y aunque fuera incapaz de alzarlo en el aire por un tema de estatura y peso, mis piernas estaban más qu ejercitadas, por lo que era cosa de aplicar la fuerza ahí, mientras mis manos arremetían incesantes contra su pecho. Siempre hablándole tan murmurante como cortante.
>>¿Quién puta mierda te crees? ¡Eh! ¡A ver, dímelo! —exclamé sin lanzar la voz en verdad, solo soltando las cosas con rudeza, pero tan entendibles como el sermón del capitán al mando del pelotón.

Intenté empujarlo hasta que diera con la baranda del balcón, siempre hablando, regañando; condenando.
>>Porque, que yo sepa, ningún puto jodido hombre tiene el derecho de hablarle así a las damas, ¡¿entendido, cabeza de alga?! —solté un gruñido gutural tras eso, en realidad molesto, deteniendo mi caminar para aplicar fuerza en los muslos y así poder tironear sus solapas hasta dejar mi cara frente a frente, ojos contra ojos.

>>Como te vuelva a...

—¡Maldita sea, Horiazana! —espetó alguien tras mi espaldas, dejándome en blanco mientras soltaba un imperceptible grito ahogado, congelado. La dueña de la voz no demoró en aferrarse con sus dos manos a mi hombro izquierdo, dándome la vuelta con un simple movimiento preciso más que fuerte.

Solté al tal Tomioka casi por instinto, por se incapaz de arremeter con quien, sabia, era una chica. Los ojos de Watanabe Nagi me fulminaron con la marida, y yo solo atiné a reflejar su semblante controversial; ceño fruncido con rudeza, labios en una fina línea, manos firmes sobre mis hombros.

Diablos, sí hasta se había despeinado y todo, que rabia.
>>¡¿Eres consciente de la tontería que haces?! —espetó otra vez, con su voz baja por naturaleza, pero ahora sonaba mucho más grave, decidida y sobre todo arrolladora; ni yo sé cómo logré mantener mis orbes sobre sus caobas, siendo que de repente una profunda vergüenza me cristalizaba la mirada.

Antes de seguir fulminó a Rika y Mitty, encarándolas con claras malas pulgas, así que cuando volvió a caer su mirada sobre mi yo ya estaba entornando la mirada, sosteniendo un punto perdido en el suelo sin idea de qué mierdas exactamente pasaban en mi cabeza, demasiado albortado.
>>No tienes por qué discutir con esta gente, Horiazana-kun —siguió monocorde, pero cualquier rastro de agresividad fue dejado de lado, su voz se tornó calma, y yo de repente me sentí de lo más diminuto en el mundo—. Echaté hacia atrás —musitó entonces....

¿Qué... diablos?

Contenido oculto: Umbrella

Me pude por delante de Horiazana Vite, espalda contra espalda no me tomé ni un segundo para empujarlo con suavidad hacia atrás, retrocediendo yo de paso también. Lo aparté hasta que yo pudiera encarar a los otros tres por igual. No entendía bien lo qué ocurría, lo qué querían, pero sí de algo estaba segura era de que ninguna de las actitudes llevadas a cabo estaban bien.

Si algo sabía, era entender que las cosas no iban como debían; que nada era correcto, que todos estaban equivocados... ¿qué no había una salida?

Nunca más;​

siempre había...
siempre hubo una.​

Me puse las manos sobre las caderas, colocando un pie por delante del otro, casi en una posición lista para la danza. Alcé el mentón, manteniendo mi postura y semblante tan estoico como serio. Encaré a Rika, solo por que ella parecía ser quién daba las últimas ordenes en el lugar.

La miré y en ese momento cualquier miedo que hubo con anterioridad había desaparecido, la rabia tampoco estaba... entonces, ¿qué quedaba? Dioooses, casi y podía reírme por comparar a cada uno de ellos con Kazuki... o hasta Ichirou.

panda de idiotas.
​

—Escúchenme bien, porque no lo diré dos veces y ni siquiera pienso alzar la voz para decir esto, porque los únicos en problemas ahora mismo son ustedes —empecé calma, sosteniendo primero la mirada de Tomioka, luego al de la pequeña, para terminar sobre la de Rika otra vez—. O me dicen y explican, con peras y manzanas, lo que están haciendo; o yo misma voy a buscar al guardia de la entrada para que los eche de este lugar.

Me crucé de brazos, aun con el mentón algo alzado, decidida a no moverme de mi lugar; mucho menos dejar pasar hacia adelante a Izayoi o Horiazana, ellos ya habían deshechado su oportunidad.
>>¿Quedó claro? Porque poco me importa lo que piensén de mí—. Entonces agaché un poco la cabeza, algo encorvada colocando mis pies en V invertida, encarando por algún motivo a Tomioka—, porque soy capaz de hacer mierdas más frígidas y espluznantes que todos ustedes juntos —musité.

¿Amenaza, mentira? No lo sé, no tenía ningún recuerdo para justificar mis palabras; pero tampoco deseaba que este fuera el día que marcara un antes y un después.

Odiaba la violencia...​

pero sabía cómo funcionaba...
​

No me arrepentiría de nada.

No esta noche ​

 

Mi mirada se entornó mientras apretaba las uñas sobre mis caderas, inhalando hondo de la manera menos alterada que pudiera, pero de todas formas alcé un poco el mentón con algo de rabia. Había que verla nomás, que bueno era para soltar la lengua como sí nada. Por algún motivo tuve retazos sobre mi padre, que me hicieron pestañear un par de veces y en cuanto Rika-san empezó a retarme, bajé la mirada y llevé mi mano izquierda a la frente, presionando sobre mis sien mientras mantenía la otra aún sobre mis caderas.

Sentí un leve movimiento tras mío, un sonido de ropa y fricción, la voz inhalar con fuerza; antes de que Horiazana se pusiera ha contraatacar otra vez, giré el torso para encararlo con una cara de seriedad y un ceño fruncido con severidad a considerar.
—Silencio, Horiazana-kun, estoy hablando yo —hablé monocorde, pero no por eso mi amenaza perdía intimidación.

Volteé entonces a encarar a Rika otra vez, para luego mirar por unos leves momentos a los otros dos. Hice una reverencia entonces, bastante pronunciada.
—Watanabe Nagi —hablé con calma y buen tono, para luego erguirme con rectitud. Miré a mi izquierda, esperando encontrarme con la mirada de Horiazana, cosa que sí fue así. Se notaba claramente enfadado y tenso, manos en los bolsillos soltó un chasquido mientras desviaba la vista a su propia izquierda.

—Horiazana —soltó a regañadientes, quedándose en absoluto silencio después. Luego observé a Izayoi por tan solo un segundo, estoica y con el ceño fruncido con levedad.

Miré entonces a Rika otra vez, hablando con aún más calma que antes, parada con rectitud, posando una de mis manos por sobre la otra.
—Y nuestra senpai se llama Izayoi-san...




Cerré los ojos, soltando un suspiro pesado. Entonces caminé a paso firme hacia Tomioka-kun, mientras hablaba más que nada hacia Rika.
—Horiazana-kun y yo somos de primero, Izayoi de tercero—. Empuñé mis manos, brazos caídos, cuando estuve frente al chico, sosteniendo su mirada con una severidad constante. Casi pude oír la inhalación ahogada de Horiazana, aparte de su ademán de avanzar.

Exhalé con suavidad, destensando todo mi cuerpo, y sin esperar ningún tipo de permiso y con mi cara de culo marcada, le acomodé las solapas a Tomioka-kun, buscando así al menos reparar un poco el error de Hori-san.
>>Somos unos críos aún, y al parecer Izayoi-san tampoco tiene el mejor humor del mundo, así que sabrán perdonarnos —comenté calmada mientras me centraba en el traje del tipo, me demoré bastante poco en lograr que volviera a quedar impoluto, acostumbrada a esas alturas a hacer cosas similares con Kazuki.

Mi mirada viajó a las manos del chico, mientras yo volvía a poner la mía sobre la otra propia. Lo miré con una mezcla de extrañeza, duda y un deje de preocupación. Por algún motivo era capaz de ver a Horia-san mascullando en el rincón, su pie marcando un ritmo constante delataba su mal humor.
—¿No te pasaste a quemar con la vela, o su cera? —cuestioné monótona, lo monocorde se alteró tal solo un poco, agravando mi tono, solo por mera preocupación genuina.

Di un suspiro pesado, cerrando los ojos y bajando la cabeza, para luego encarar a Rika.
>>No nos interesa molestarlos en sí, mucho menos atacarlos—. Al decir eso fruncí algo más el ceño, severa.

Me alejé un par de pasos hacia atrás, buscando darle espacio al tipo, siempre atenta a Rika ahora.
>>En mi caso, solo me preocupa que la fiesta se arruine por algún desliz suyo, o que ustedes se metan en serios problemas por hacer este tipo de cosas sin autorización, a escondidas y... ¿sí quiera han hecho esto alguna vez, de manera por completo exitosa? —dije lo último ladeando la cabeza, mirando con total extrañez a Rika, ya sin ningún deje de sorna, ira o agresividad.

—Con estas cosas no se juegas —musitó Horiazana-kun con más tranquilidad, pero aún se le notaba enojado. Volteé a verle, notando como estaba respaldado de la pared de la salida, mirando la cortina que nos separaba del pasillo. Entonces miré de nuevo a Rika, aún con el ceño fruncido con duda, solo que ahora también se reflejaba un poco más la leve preocupación.




—¿Cu-cuáles son sus nombres? —pregunté ya con aquel tono suave y calmado, para luego mirar a Mitty, no pudiendo contener una sonrisa algo enternecida, con las cejas arqueadas con un poco de pena. Hice una leve reverencia con la cabeza, en modo de disculpa—. Perdón por nuestro mal comportamiento, señorita—. Y volví a alzar la vista, para mirar a Tomioka-kun, ahora alejada uno o dos pasos de él tras haberme apartado antes—. Y puede que Horiazana-kun haya recurrido a la violencia física...

Y mi mirada se entornó a penas, mi sonrisa apacible se mantuvo impoluta, mientras agachaba la mirada, mirando a un costado del suelo a mi derecha.
>>Pero subir la voz, gritar, y no dejar a los otros opinar por una diferencia de edad, tamaño y prepotencia; por sentirte superior o más fuerte...— Volví a alzar la vista, sosteniendo los ojos de Tomioka aún con esa extraña sonrisa leve, los ojos entrecerrados y ninguna arruga en mi frente—. También es un tipo de violencia...

Y volví a desviar mi vista al suelo, esta vez al costado izquierdo.
>>O al menos se siente igual de horrible que te griten de esa manera, y tu no puedas hacer nada por evitarlo...— Con esas palabras musitadas, terminé mi leve discurso.

No me percaté de la mirada de genuina pena con la que había terminado por brindarme Horiazana. A saber qué le pasaba por la cabeza.

Contenido oculto

¿Qué sí uso las cintitas cómo expresiones en videojuegos tipo visual novel? Sí

 

Toda la situación se había salido de control gracias a la impulsividad de Vite, se le había lanzado al cuello el muy cabrón, cosa que había lanzado la tensión por los aires. Pero no lo desaprobaba, si no hubiese sido él, ella misma lo haría, con la posibilidad de mandarlo a una sesión y conocer a sus queridos espíritus, se lo había ganado a pulso el maldito.

Suspiró viendo eso, el tipejo aquel pues ni prestaba atención, solo se lo quitó de encima con un manotazo, como si con asco se sintiera.

Pues si, eran unos impíos interrumpiendo un encuentro del más alto nivel con las almas, y todas esas mierdas supersticiosas, bueno, allá ellos, si existía gente que cree que el maldito planeta es plano, no le extrañaba que estuvieran el grupito de frikis de turno con una imaginación fértil.

El problema radicaba en que estaban en una fiesta, así que lo menos que quería eran esos raritos y mucho menos ser testigo de un homicidio.

Para colmo, Nagi se había lanzado un repertorio amenazante buscando demostrar dureza, a este punto, no sabía si estaba en compañía de otro par de raritos, pero bueno, allá ellos también.

Sonrió con sorna, incluso con un dejo de descaro, escuchando el repertorio de la señorita a la que no le importaba una mierda, solo le faltaba acusarla a ella también de hacerla creer en esas tonterías, jugando a ser espiritistas, no era ni capaz de separar la fantasía de la realidad, como si fueran los típicos obsesos de los juegos de rol de fantasía a los Dungeons & Dragons. Oídos sordos para acusaciones necias de gente insulsa.

La paciencia de Sakuya había llegado a sus límites, pero no la empujaban a decir o actuar imprudentemente, se limitó a escuchar en silencio. Tenía un montón de ganas de comportarse como una hija de puta, era tentador, no solo tenían a un imbécil de primerísima clase, también estaba una idiota con un sentido de la importancia inflado. Pero bueno, frikis al fin.

Luego de todo eso Nagi se presentó, y con extensión, al resto en un intento de enmendar las cosas.

Apenas terminó, agarró a ambos jóvenes por las muñecas, con un poco de rudeza, rompiendo el aura de delicadeza que la caracterizaba.

>>Watanabe-san, Horiazana-san, lo mejor que podemos hacer es retirarnos.

Ni siquiera esperó a que ambos dieran su opinión, simplemente los arrastró de regreso al pasillo, ya hastiada de esa confrontación innecesaria, se mantenía rígida, seria, en su actuar y en su hablar.

Sakuya se había encabronado como Dios manda.

Contenido oculto

Gigi Blanche lo lograsté bebé uwu

 

Miré con seriedad absoluta a Izayoi en cuanto mencionó lo de marcharnos, algo desconcertada. Alcancé igual a notar que la mirada de Horiazana era igual de impactada y confundida que la mía, la diferencia es que él no opuso resistencia mientras trastabillaba en decir algo legible. En cambio yo apliqué fuerza en las piernas para no ser arrastrada por ella, sacudiendo mi brazo con bastante fuerza, logrando zafarme de su agarre con suma facilidad, Haruka me había enseñado bien su par de trucos.

La miré con absoluta seriedad, solemne, mientras me sobaba la muñeca con claro fastidio.
—Puedes marcharte sí así lo deseas, senpai —hablé aún monocorde a pesar de todo, no demoré en voltearme otra vez hacia Rika, manteniendo la tensión de gravedad en mi expresión—, pero yo aún no he terminado de conversar acá—. Y miré a la albina de reojo, enfrentándola con mi perfilado izquierdo mientras los otros veían mi lado derecho, aún masajeándome la mano, a pesar de que tanto no había dolido—. Y no pienso marcharme hasta entender lo que ocurre.

También había notado el deje de incomodidad en la expresión de frustración en Horiazana, pero lo único que obtuvo de mí fue una mirada apática antes de que volviera a centrar mi vista en Rika.
>>Y bueno, ¿me van a explicar lo que pasa, o para eso también necesito hacer tonterías o denigrarme? Odio los privilegios, así que más les vale tratarme de igual a igual a partir de ahora. No soy distinta a ustedes, y ustedes no son más o menos complejos que yo. Somos humanos y ya está.

Los encaré a los tres entonces, mientras Horiazana por detrás mío agarraba la mano de su senpai con ambas propias.
—Dejémoslos solos, vamos —musitó el chico, mucho más calmado, pero sin dejar de ser serio.

Eso solo me distrajo un poco, pero no demoré en poseer mi vista sobre Tomioka y luego en Rika, con total seriedad.
—Y bueno, ¿quién empieza dando explicaciones?— Entonces me crucé de brazos, firme, siendo yo ahora quien marcaba un ritmo con mi pie—, porque no tengo toda la noche para gastarla en incomprendidos como ustedes, ¿entienden?

Vaya, hasta me agotaba y todo ser capaz de ver en mis acciones partes de Ichirou o reflejos de mi padre, sí es que éramos terribles.

Contenido oculto

Nagi se queda en el balcón y Horiazana sigue a Izayoi uwu

 

Mi seriedad se mantuvo mientras escuchaba a las chicas presentarse, pero no pude evitar formar una sonrisa torcida y algo acomplejada en cuanto... ¿Mi-mitty Boyle? Recalcaba lo molestable que era su amigo. "No deberías por qué molestar a la gente" fue lo primero que se me cruzó por la cabeza, pero antes de poder articular palabra ambas chicas voltearon a verle y por consecuencia yo también, manteniendo aquella sonrisa extraña en mi rostro. Vaya... ¿cuántos chicos serían así? A ratos me recordaba tanto al senpai de Shiori-san como al propio Ichirou... pero bueno, que al primero no lo conocía casi y parece que conocía mucho más de Ichirou de lo que era conciente. De cualquier forma, se notaba que era algo vergonzoso, gruñon, por lo que para suerte de ambos, supongo, logré deshacerme de cualquier expresión nerviosa o avergonzada para hacer una leve reverencia al recibir su nombre, con la leve sonrisa sobria en los labios.

—Un gusto, Tomioka-kun —más bien musite, en un intento de premiar el esfuerzo que significó para él presentarse. Luego centré mi vista otra vez en Iguchi Rika, ¡en verdad era un lindo nombre de pila! Y bueno, que para lo que soltó no pude evitar volver a la extrañeza y leve sorpresa nacidos del desconcierto, ¿co-cómo que privada? En eso ocurrió todo el altercado con Izayoi, en verdad no me agradaba para nada que me acarrearan de esa forma, aparte de haberme devuelto al cuerpo toda la mala vibra de la que me había librado brevemente.

Y parece que los chicos no estuvieron atentos al discurso que solté luego, pues se pusieron a... a hacer... ¿pre-preparativos? ¿Pero para que específicamente? Entrelacé mis dedos mirando con cierta preocupación todo, sin saber bien qué, Iguchi-san tampoco demoró en encararme. Eché la espalda un poco hacia atrás, manteniendo mis pies donde mismo, en cuanto la silueta de ella hizo sombra sobre mí...

Vamos, que era igual o incluso más intimidante que el Tomioka de hace unos segundos. Y a pesar del leve temor que me seguía ocasionando todo el asunto, me mantuve más firme de lo que estaba al inicio del todo, con el ceño fruncido con ligereza y mis manos inseparables la una de las otras, sosteniendo la peculiar mirada de la chica.
—¿Po... por qué es privado? —solté y, a pesar de que tartamudeé al inicio, fue bastante firme la duda en general. Retrocedí un par de pasos, como dándoles especio, pero aún no estaba dispuesta a marcharme. Tras mirar un leve momento a los dos acompañante de Iguchi, volví a mirarla con la seriedad plasmada en mi rostro—. Esto parece muy sectario, ¿saben?— Hasta yo me sorprendía de lograr soltar eso sin temor, aunque era claro que duraría poco, pues la frunsión en mi ceño más que firme se tornó algo dudosa, pero de todas manera logré seguir sosteniendo la mirada de Iguchi-san.

>>Y no es por estigmatizar —proseguí negando con suavidad, algo más segura de lo que empezaba a divagar—, pero muchas sectas, independiente de lo que hagan o sus objetivos, han causado problemas a la comunidad de Japón—. Ladeé la cabeza, confusa—, ¿n-no?— Volví a negar, aunque en esta ocasión de manera más brusca, para luego seguir encarando a la chica que parecía la líder de todo, llevando mis manos empuñadas frente a mi pecho.

>>Di-digo; independiente de... de lo que crean o lo que sean capaces de ver... ¿n-no sería mejor pedir autorización, antes de llevar a cabo... eh...— Miré un momento todo lo que creaban, con clara extrañeza y preocupación, volviendo pronto a la mirada de Iguchi— e-este ritual?

Y entonces hice un leve mohín, ya sin tanto nerviosismo, llevándome las manos a la cadera mientras ladeaba tan solo un poco el rostro.
—¿N-no es peligroso...?— Y ya mi rostro no mostraba más que genuina preocupación, cosa que se iba reflejando en mi hablar— y... y no solo lo digo por querer mi propia seguridad —proseguí cruzándome de brazos, aunque estaba lejos de parecer firme—, en verdad me preocupa que algo les pase sí se llegan a enterar las personas erróneas...

Miré por sobre mi hombro, como sí de repente temiera de que alguien nos estuviera vigilando, habiendo ignorado ese factor de momento. Entonces volví a mirarlos con seriedad.
>>A-aparte... ¿u-un lugar abandonado no es mejor para esta clases de cosas?...

Diablos Nagi, ¿qué mierdas estabas diciendo de repente? ¡Có-cómo sí en verdad supieras algo del tema! Cerré los ojos con fuerza entonces, frunciendo aún más el ceño sin deshacer mis brazos cruzados.
>>Bu-bueno, sí no están haciendo nada malo...— Y aún compungida, enfrenté al trío por igual con el ceño fruncido con más fuerza que antes. Ni idea de dónde sacaba el valor para seguir hablando tanta tontería con gente rara— No debería haber problema con que observen lo que hacen...


Dioses, niña... ¿qué querías lograr a estas alturas? Tal vez en el fondo algo de curiosidad sí que tenía, si sería idiota.

 

Contenido oculto: Todo de mí

Chale, Nagi anda a cantarle esta canción a Shiori algún día enana ;wwww;

Dioses, fue cosa de que pronunciara mi apellido para que mis labios temblaran tan solo un poco, y no debido a su tono, bueno; más bien qué significaba toda su expresión. Creo que empezaba a admirarla, su templanza y cordialidad, era... en cierta forma como Haruka, solo que algo más fría, pero suave a la vez. Mientras que la otra, Haru-chan... era más bien frívola o cortante. Para su fortuna, mi débil firmeza cambió a una fuerte extrañeza, reflejándolo en mi gesto arrugado y desconcertado, mientras aflojaba un poco mis brazos cruzados.

¿Que... estaban autorizados? Me sobé la nuca, buscando tranquilizarme sola, ladeando la cabeza con extrañeza. ¿Esos permisos incluirían propiedad privada? ¡Bu-bueno! Di-dijo que fuera a hablar con los profes o... la directora. Supongo que con eso era suficiente respuesta.

Y a pesar de que eso creí, ella no demoró en seguir justificándose. Mi desconcierto cambió a cierta preocupación penosa, mientras dejaba caer mis manos frente a mi regazo, posando una sobre otra con suavidad. ¡Va-vaya! ¿Tendríamos más en común que diferente? Cuando mencionó grimorio no demoré en mirar el libro que rodeaban los otros dos, de paso a Mitty y luego a Tomioka, para luego caer otra vez sobre la chica en el suelo, cuando esta habló.
—¿Ma-mataros? —musité, aun con la misma cara de antes, desconcertada, tal vez por eso no sentí ninguna pizca de temor. En otro contexto pude haber enfurecido, tal vez.

Mientras los dos aparentes mayores intercambiaron miradas, yo las intercalé entre ambos, aún con los labios entre abiertos y el ceño fruncido con preocupación. En cuanto Tomioka se levantó mi cuerpo se movió por reflejo; me alejé un leve paso, fruncí con severidad el ceño, dejando atrás la flaqueza, apretando los labios en una expresión enojada... Claro, esa interpretación era lo que podrían ver los otros.

Tan solo era una mundana reacción más, como muchas otras que tenía.

Sí me dicen lo que hacen... Inhalé hondo, cerrando los ojos. Cuando suspiré pesado pude escuchar la vocecilla quejica de Mitty, y en cuanto el dijo algo entre dientes yo ya negaba con la cabeza con algo de efusividad. Miré a mi costado izquierdo, con los ojos entornados y de seguro con un deje de angustia.
—No... no creo... que sean mis amigos —terminé por decir lo último de manera casi inaudible, pero de más que ellos lo escucharon... O tal vez ya habían quedado algo sordos con los cantos misticos esos.

Di otro suspiro, agudo, para luego hacerles una reverencia pronunciadas.
>>No se preocupen, con lo que dijo... Iguchi-san es suficiente.

Tras una leve exhalación del aire acumulado, me erguí con una sonrisa avergonzada a ojos cerrados.
>>E... espero que se diviertan... ¡N-no! —corregí de inmediato, negando con la cabeza y manos a palma abierta, ojos como platos y sonrojada de la vergüenza. Me rasqué la nuca nerviosa, sonriendo de igual manera, aunque al menos mi voz era algo animada—, ¡cu-cuídense!

Y volví a poner una mano sobre la otra, apacible.
—Con eso me es suficiente.

Amigos...

¿Habría llegado Kurosawa a la fiesta?...
​

¿Querría verme en ella?
​

Contenido oculto: A Thousand Years

No toy llorando nomás por que las lágrimas son jetonas y salen cuando quieren (?)

 

Contenido oculto: Gris y azul

*Agarra sus pañuelos*

El intercambio de miradas, a pesar de que no cambió mi expresión en sí, logró tensarla; la anteposición, la inminencia de algo grave, aquellos pequeños detalles que seguían haciendo mellas en heridas que creía cerradas.... aunque... ¿Alguna vez me lo cuestioné? ¿Qué tan mal estaba realmente? La realidad es que no: Siempre pensando en los otros, la realidad era que actuaba por mí, nunca considerándome a mí misma.

Cosas raras, que en realidad no me interesaba ahondar, pero que tal vez no vendría mal. Pero... en otra ocasión. De cualquier forma, lo que menos habría esperado es que fuera el mismo Tomioka quien... Dioses, cerré los ojos, se me amplió la sonrisa y ladeé la cabeza, el ardor me demostraba que en realidad estaba avergonzada. No precisamente un mal sentimiento, pero...

Vamos, Nagi~: Es solo un chico actuando amable. Solté una risita nerviosa, ¿qué me divirtiera? ¡Horiazana e Izayoi habían escapado! Sostuve su mirada con una sonrisa amplia y ojos apacibles, tan roja como un tómate, no hacia falta verlo luego de que Natsu siempre me lo recalcara... Haru-chan también lo hacía, que injusto~

—Gracias, lo tendré en cuenta —solté monocorde, a un volumen bastante bajo, haciendo una leve reverencia. Les brindé una última sonrisa ojos cerrados y me volteé, despidiéndome con un gesto de mano—. Bye, bye~



Cerré con cuidado todo a mi paso, con absoluto silencio y calma, como sí en vez de un balcón, dejara atrás el cuarto de mamá con un dormido Kazuki dentro. Tras eso, me respaldé en la pared de al lado, apoyando luego la cabeza en la puerta. Desinflé el pecho en un suspiro invisible, librándome así de cualquier tensión innecesaria... sus ojos eran azules... Una sonrisa boba adornó mis labios, un color lindo... ¿Pero qué haces pensado en chicos?

Negué con suavidad, mirando esta vez al suelo, con las manos tras la espalda, mirando mis zapatos tras eso. Moví un poco las piernas, alternándolas, y así lograr que algo del dolor provocado por el calzado se difuminara. No estaba acostumbrada a esto. Otro suspiro, y tras eso mi mirada entre seria y compungida viajó por todo el pasillo, sintiendo de a poco la presión en mi pecho, asustada, supongo.

Tras identificar un par de máscaras y siluetas, di un suspiro volviendo a estar cabizbaja...

No lo pensé mucho, de mi cartera saqué mi teléfono, y el primer chat que abrí... Shiori-san... Una sonrisa surcó mis labios, pues a pesar del dolor, cambiar de Kurosawa-senpai a eso era un paso, un paso que dimos juntas... s-solo... era cuestión de tiempo... ¿no?

De tiempo... ¿Para qué? Di otro suspiro, apoyando la cabeza sobre la pared, divagando...

¿Estaría... bien? Podía intentarlo y... encerrarme en algún baño sí todo salía mal.

"Senpai, buenas noches. Espero que estés bien, y que tu día haya sido lindo. ¿Almorzaste algo rico hoy, o nada relevante? ¡Yo tuve una noche muy peculiar! Bueno, aun estoy en la fiesta esa, la de la mascarada. No ha ido muy mal~"

Sonreí como boba tras enviar eso, luego el semblante volvió a la seriedad inexpresiva.



"Podría decir... que tres peculiares chicos fueron" Diablos, ¿cómo le decía sobre el tema, sin decir lo de la clara actividad satánica...? ¡O... o vaya a saber una qué se traman! Negué con la cabeza, más efusiva, volviéndome a centrar luego en mi mensaje, con el ceño fruncido: "... de lo más divertidos. Izayoi-senpai, una chica de tercero, y Horiazana Vite, un nuevo compañero en mi grado, me acompañaban cuando los encontramos. ¡Todos perdimos los estribos! Pero al final salió bien~"

Releí el mensaje, con una sonrisa cálida inevitable, para luego volver a teclear.
"Hasta diría que... puede que luego nos volvamos amigos, quién sabe~"

Di un suspiro más de agotamiento, pero la alegría cálida era visible en mis labios.
"Espero que estés bien senpai, y que disfrutes tu noche~ ¡Yo lo hago!" Solté una leve risa tras eso, escribiendo de inmediato: "Al menos eso intento"

Le envié el sticker de un conejito caricaturesco sonriente, pero con una gota de sudor en la frente. Era un conejito blanco y muy divertido, demás que le agradaba~

A-al menos a Natsumi le encantaban...

Contenido oculto

Mori: Va a sufrir y llorar.
Nagi: