One-shot de Naruto - Babilonia.

Autor: Temarii Juuzou.
Personajes: Shikamaru Nara, Ino Yamanaka.
Advertencia: AU.
Canción:

Contenido oculto

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Babilonia.

La hora en su reloj le indica que tan solo tiene media hora para llegar a tiempo al restaurante, pero parece que el tráfico no está de su lado. La luz está en verde, pero hay tantos autos que tan solo logra avanzar unos centímetros antes de que esta vuelva a ponerse en rojo. Suelta un suspiro y con sus manos golpea el volante; busca su celular, el cual está en el asiento del copiloto y marca con una gran velocidad. Suena tres veces antes de que la voz de su novia conteste.

—Ino, estoy atrapado en el tráfico. En cuanto pueda salir, no importa si tengo que correr hasta el restaurante, llegaré a tiempo.

—Está bien, Shikamaru, yo te espero.

Ambos cuelgan y el Nara observa su reflejo en la pantalla negra de su celular. Lo enciende para que la bella sonrisa de Ino, en aquel viaje a la playa hace unos meses, le recuerde que ya han pasado diez minutos; solo le quedan 20 para llegar y poder disfrutar de su reservación en aquel lugar. Ese lugar especial, porque ahí fue donde tuvieron su primera cita hace tres años y donde se conocieron, en sus épocas de estudiante. Es suyo.

Suelta otro suspiro en cuanto la pantalla de su Iphone vuelve a ponerse en negro; la sonrisa de Ino ya ha desaparecido para darle lugar a su mirada cansada. No quiere ir. Preferiría poder llegar a casa y tirarse en su cama, con unas copas de vino y un poco de fruta para picar, la televisión encendida y Temari a su lado, abrazándolo.

Espera, no. Ino. Ino a su lado.

El claxon de los autos detrás de él, hacen que vuelva a la realidad. El tráfico ha querido ser bondadoso y ahora ya puede salir del sitio, aparcar en un estacionamiento y caminar tranquilamente hasta el restaurante. Se queda un rato en el estacionamiento, observando a la nada, maldiciendo el no haber salido a tiempo de la oficina. Y maldiciendo el hecho de que, de ser capaz de salir antes, hubiera preferido ni siquiera salir.

Lleva tres años de relación con Ino, cinco años de conocerla; fue ella quien estuvo a su lado durante sus años de universidad, quien le dio cobijo en su departamento cuando no lograba conseguir un trabajo decente. Ella fue quien lo ayudo a salir del alcoholismo, demostrándole que les esperaban cosas grandiosas y la culpabilidad de desear estar con otra mujer le hacía sentir tan mierda, como basura.

Sale de su auto en el momento justo en que la lluvia comienza a caer. Camina lentamente. Ya habían pasado los 30 minutos, por más que corriera, ya no podrá llegar a tiempo.

…

Cuando Shikamaru cuelga la llamada, Ino suelta un suspiro y deja caer su rostro en la barra. Lo había olvidado completamente. Hoy es su tercer aniversario y habían reservado en el restaurante… ¿Cuál era el nombre de aquel lugar? No puede recordar. Y tampoco le apetece ir.

—Creo que es hora de que me valla.

Sai levanta la mirada de su cuaderno y le regala una sonrisa, ella acaricia su mejilla y se inclina para mirar el boceto que su amigo de la facultad está terminando. Es ella, sonriendo y con un Martini en la mano.

—Pensé que nos habíamos reunido para terminar el proyecto.

—Necesitaba un poco de inspiración para terminarlo.

Ambos se despiden, con un beso en la mejilla. Ino sale del bar y mira en su agenda si de casualidad anotó el nombre del restaurante. Babilonia, a treinta minutos caminando del lugar donde está. Se mira los tacones y bufa con diversión. Ni corriendo podrá llegar a tiempo.

Empieza a caminar, la sudadera de Sai le cubre bastante bien la espalda y se siente protegida. Suspira otra vez; si tan solo pudieran quedarse en casa, con un poco de champagne y música de fondo, quizá un baile lento, abrazados… seguramente Sai podría pintarla, incluso bailar. Shikamaru no baila.

Se detiene de golpe. Su mirada cae al barniz rojo de las uñas de sus pies y unas gotas caen. No está llorando, pero tiene ganas de hacerlo. ¿Qué acaso no fue Shikamaru quien la defendió incontables veces de acosadores? También fue el quien le apoyo cuando tuvo un aborto, el motivo de que decidiera entrar a la facultad de arquitectura, quien todos los días la despierta con el desayuno en la cama, incluso si no es un día especial.

La lluvia comienza a caer y ella tan solo levanta el rostro. Así no sabría si llora o no.

…

Cuando Shikamaru llega al restaurante, Ino está en la esquina. Ambos, empapados y sonrojados, se sonríen y saludan con un corto beso en los labios antes de acercarse a la recepcionista del lugar, quien les mira con una ceja levantada antes de contestar que su reservación ya había sido cancelada debido al retraso de 20 minutos.

—No importa. Podemos comprar algo de comida y cenar en el auto.

Shikamaru asiente y juntos caminan hasta llegar a una tienda, donde compran unas galletas y algo de jugo. Entran al auto, donde el Nara prende la calefacción; Ino sigue sin quitarse aquella sudadera, que claramente le pertenece a su compañero de clase, ese que siempre está dibujando. El moreno prefiere no decir nada… quizá así es mejor, ¿Qué no la felicidad de ambos debe depender de la felicidad del otro? Si ella era feliz con Sai, él podría ser feliz con…

—Oh, lo siento… estaba buscando mi lápiz labial que había dejado ayer…

Ino se disculpa por haber dejado caer una caja de la guantera, ambos la recogen, Shikamaru con más prisa y temor en su rostro, pero la rubia es más rápida y toma la caja que, para asombro de ambos, se había abierto al caer dejando a la vista un anillo precioso de compromiso. El anillo que cualquier chica desearía que el amor de sus vidas coloque en su dedo.

—Shikamaru…

—Cásate conmigo —no la deja ni hablar y hasta él mismo se sorprende de sus palabras. Pero al mirar sus ojos emocionados, aquel brillo en su mirada y sus mejillas sonrojadas, es lo primero que sale de su boca.

Quizá lo mejor era intentar llegar más alto, para poder seguir siendo felices juntos.

…

—Cásate conmigo.

La emoción con la que Shikamaru habla es tanta, que a Ino el corazón parece achicársele en el pecho. Hace un momento, cuando habían entrado al auto y se había dado cuenta que la sudadera de Sai era más cálida que cualquier calefacción, estaba lista para dar por terminado todo. Pero los nervios le podían, así que torpemente se había puesto a jugar con sus manos y fingir buscar algo, cualquier cosa, antes de tener el coraje de hablar.

Ya es tarde.

—Si… por supuesto que sí.

Ambas bocas se acercan. El beso es simple, corto, tierno. Pero ya no demuestra el amor como años atrás habría hecho. Ahora solo les quedaba subir al siguiente nivel y esperar que su relación volviera a como era antes.

Ino esta demasiado cansada emocionalmente para huir.