Ausente

Ausente

Ausente​

Era una linda tarde, quizás un poco calurosa, pero linda. Generalmente las habitaciones con más de diez personas tendían a calentarse un poco más que una vacía.

¿Por qué el tiempo corre tan lento? ​

Laurita miraba atenta el reloj que marcaba las cinco menos cuarto de la tarde. Controlando cada segundo, deseando que aquellas agujitas se movieran más de prisa.

Sólo quince minutos más… ​

Estaba verdaderamente impaciente. Sus piecitos golpeaban nerviosamente el piso, y en su mente ya había pensado en la forma más rápida de guardar todos sus útiles cuando tocara la campana.

No quiero llegar tarde de nuevo… ​

Finalmente el timbre sonó, y tras guardar todo a las apuradas –nada que ver a como lo había pensado-, salió corriendo de la escuela camino a la plaza que estaba a unas pocas cuadras del lugar.

Ojala no haya empezado todavía. ​

Laurita corría sin parar. Sus rubios cabellos ondeaban con el viento y su respiración se agitaba un poquito más de lo habitual. Pero a ella no le importaba; en ese momento, lo único que le interesaba era llegar a tiempo a aquél lugar.

Ya casi, ya casi. ​

Una suave melodía comenzaba a hacerse presente para los oídos de la pequeña. Era casi imperceptible al mezclarse con los sonidos de la ciudad, pero ella podía sentirla.

Ufa, ¡me voy a perder todo! ​

Sus piernitas cortas estaban empezando a quejarse y un dolor en su estómago se hacía presente. Por más que gozara de juventud, una corrida así para una pequeña de 8 años no era algo fácil.

¡La profe debería dejarnos salir antes en casos así! ​

La melodía era cada vez más fuerte, Laurita podía escucharla ya claramente. Comenzó a tararearla a la vez que cerraba sus pequeños ojos dejándose llevar por ésta.

… ​

Una cuadra más adelante en una pequeña plaza, un viejo hombre estaba sentado en el borde de una fuente tocando alegremente su guitarra. Una pequeña multitud se había amontonado a su alrededor y le miraban atentamente.

… ​

Una fuerte bocina seguida de una frenada sonó no muy lejos del lugar, sorprendiendo al mayor y haciéndole errar un acorde. Éste pidió disculpas y retomó la canción sin problemas; varios se quejaron de las sirenas de la policía y la ambulancia que se hacían cada vez más fuerte, pero no le dieron mayor importancia. Juan, el guitarrista, tampoco lo hizo. Él estaba más preocupado pensando la razón por la cual esa linda pequeña que siempre iba a verlo tocar hoy no estaba presente.

~*~​

Para la actividad ¡Vamos a pensar!
Tema: Tocar la guitarra.
Cantidad de palabras: 416 + Título.

Mmm es la primera vez que publico algo acá. Más que "escritora" soy una "lectora", pero bueno, me gustó la actividad y de vez en cuando se me da por escribir alguna cosa, y es algo que me gustaría perfeccionar.
Estuve leyendo cosas acá que me encantaron y otras no tanto, y bueno, quiero ser parte de todo esto (?
Tengan piedad, soy nueva (? Y al que lea, gracias por tomarse la molestia <3~ El cuento es sencillo, y bastante predecible, pero es lo que salió.
Saludos~

Mmm, en el Word se "veía" más bonito..