El Aula 1B es una clase ubicada en el primer piso del castillo de Hogwarts, dentro de la cual se imparten las clases de la asignatura Transformaciones. La clase en sí es bastante grande, amplia, rodeada de grandes ventanales. Hay varias filas de mesas, con un total de tres mesas en cada fila, con mucho espacio para cualquier cosa que la profesora llevare a la clase para la transformación del día. Hay también estanterías, dos pizarrones junto la pared del final, y delante de ello el escritorio del profesor. Hay algunas velas en el aula, pero la mayor parte de la iluminación proviene de las ventanas. Contenido oculto: Hechizos disponibles Avifors — Requisitos: ninguno.
El aula se encontraba en silencio, pues la profesora no había llegado aún. La puerta se abrió e ingresó Lydia Hollister por ella, apurada tras irse de su clase de Pociones a toda velocidad. —Hm, impuntuales como siempre —la chica de Ravenclaw chasqueó la lengua y tomó un asiento al frente de todo, sin darle importancia al gato atigrado que reposaba sobre el escritorio de su maestra; había visto ese gato en otras ocasiones, suponía que debía ser la mascota de McGonagall o algo así… Contenido oculto @Alisse Madness @Liza White @Nekita @Lucas Diamond @Amane @Jenivere @Noir @SweetSorrow @EN Auditore @rapuma @Amelie @Kyouko Kiryuu @Bruno EVF @Void Izumi @Hey Miguel @EliLover @Error Akazami ¡Clase de Transformaciones abierta! Adelante, apúrense, lleguen rápido que McGonagall aún no esta aquí… ;) EDIT: Pueden venir aquí DIRECTAMENTE. Es decir, si quieren pueden rolear directamente aquí, sin tener que poner que salen de la mazmorra o que pasan por los pasillos… pueden hacerlo si quieren hacer más posts, claro, pero si quieren simplificar su camino y simplemente llegar aquí, pues postean aca directo :3
Contenido oculto A mi no me engañas Nami, sé que pasa con McGonagall ewe Victoria Stone El profesor pasó por todos los calderos, dejando el mío para el final, y lo cierto es que ninguno había conseguido hacer la combinación correcta. Pero al menos habíamos conseguido algo y quedaba todo un curso por delante para mejorar. Salí de la clase al poco rato de que tocara el timbre, con una rapidez que no acostumbrara pero... el ambiente de las mazmorras no eran nada agradables. ***** Tras un paseo algo más relajado al alcanzar la superficie, llegué al aula de Transformaciones, mi próxima clase. Solo alcancé ver a una figura en el principio, lugar en el que yo también me situé, dejándole espacio a la chica. Una vez hube dejado todas mis pertenencias en su respectivo lugar me acerqué sonriendo al gato que reposaba en la mesa de la profesora para acariciar su cabeza con delicadeza. Los gatos eran animales que me fascinaban. Tan serenos, tan delicados, elegantes... definitivamente, eran geniales.
Contenido oculto Shh, no se de que estás hablando Gabi…. (? El gato no recibió la caricia de Victoria con entusiasmo. Apenas la chica acercó la mano para acariciarla como a cualquier gato normal, el gato de McGonagall se apartó y se colocó derecho, erguido con una postura perfecta que parecía bien entrenada. El animal le dirigió una mirada dura a la estudiante, como indicando que no apreciaba ser tocado por extraños. La puerta volvió a abrirse y los hermanos Zeller ingresaron al salón. Pasados unos minutos, volvió a abrirse y entró Raven, que se acomodó al final de la clase… no parecía muy entusiasmada por esta clase, de hecho, parecía más entusiasmada con la idea de irse a su cama que con cualquier otra cosa.
Kara Willson La clase de pociones no había ido nada bien en realidad, de hecho me había enfocado más en evitar la mirada fria de Snape ante la poción que había hecho, ¿será que dentro de las próximas clases sería capaz de realizar mejores pociones?, realmente esperaba que fuera así porque si no.. probablemente tendría bastantes problemas. Y cuando finalmente terminó salí con entusiasmo de esa aula para adentrarme en los pasillos y llegar finalmente a la siguiente asignatura: Transformaciones. Al abrir la puerta de esa aula noté que ya había bastante gente sentada, ¿llegaba tarde? ¡Así mi racha de victorias contra el tiempo se veía arruinada! aunque... no se veía la profesora por aquí, tal vez mi racha no se vería tan arruinada. Había esperanzas. Tomé algo de aire para tranquilizarme y finalmente, me adentré a la sala notando así a un muy muy serio gato o.. ¿gata?, fuera lo que fuera no parecía muy amigable como mi gato, Jay peeero el hecho de no verse tan amigable como para acariciarlo me limité a saludarlo/a con entusiasmo antes de tomar asiento. ¿Qué haríamos en esta clase? ¿Qué podríamos transformar?
Jane Aoyama. Tras la falta de la última clase, no podía permitirse fallar una vez más. Se sentía culpable, mala estudiante, una pasota. Cosa que no era así. Se mordió el labio inferior, yendo más deprisa, con el único pensamiento en mente de llegar de los primeros al aula. Divisó a una muchacha entrar a la clase, ahogó una exclamación e hizo una última carrera, alcanzando la puerta apunto de cerrarse. Entró con impaciencia y jadeante. Musitó una disculpa que parecía que solo ella hubiera podido escuchar y avanzó por el aula con la cabeza agachada, hasta sentarse en uno de los pupitres. Ya sentada y acomodada, dispuesta a esperar a sus compañeros y sin ningún tipo de pensamiento culpable de no llegar a tiempo, reparó en un gato que estaba sobre la mesa de la profesora. Jane pensó que aquel animal casi podía leerle la mente con aquella mirada tan severa y profunda que tenía.
Danielle Abaddie. Apenas la clase de pociones terminó me levante de mi asiento y con paso lento fui a la puerta, debía subir un par de pisos para llegar a transformaciones a tiempo. Mientras subia la escaleras el pensamiento de tener un día suertudo me invadió, primero no había requerido mucho esfuerzo en los hechizos, si quitabamos a Peeves e íbamos a la clase de pociones, me sentía feliz de no recibir un comentario muy cruel del profesor, era en realidad un alivio monumental. Ya en el primer piso acelere el paso, frente a la puerta de salón crucé los dedos deseándome suerte, que las buenas vibras continúen en mi ser y me ayuden a enfrentar la clase. Abrí con cuidado la puerta y al notar la ausenciade la profesora entre con confianza. Con normalidad camine a un asiento del frente. Deje mis cosas en las mesas y tome asiento. De inmediato mi vista se posó en el gato sobre la mesa, la curiosidad me invadió, quizá la profesora McGonagall nos enseñaria como cambiar la forma fisica de dicho gato o mejor aún, podria ser que ese gato en realidad fuera una almohada o algo por el estilo y nos enseñaria a transformarlo a su estado natural y luego a gato de nuevo.
Contenido oculto ( ͡º ͜ʖ ͡º) Melinda Arribé al aula de Transformaciones con mi ademán sereno de siempre. Me había saltado la clase del profesor Snape de forma intencional, y no sentí el menor lamento por ello; pues conocía bastante bien, gracias a las conversaciones con mi familia, que tenía un temperamento que ellos admiraban pero que a mí me desagradaba, y no me sentí dispuesta a tener que aguantarlo en mi primer día de clases. Pues estaba disfrutando bastante el comienzo de esta nueva vida y, con el objetivo de que el sentimiento perdurara, evité presentarme ante su cara de pocos amigos. Caminé tranquilamente entre los pupitres y tomé asiento lo más adelante que pude, de modo que terminé ubicada justo frente al gato que se alzaba en el escritorio de la profesora McGonagall. Miré al felino directamente a los ojos. No me gustaban los gatos, pero gracias a mis hermanos, sabía que este no era un gato del todo. Esperé pacientemente el comienzo de la clase.
Evelyn Holder Abandoné la mazmorra una vez finalizada la clase, arrastrando los pies, cabizbaja, y con un aura pesimista rodeándome como si de una nube tormentosa se tratase. Había quedado en una bajísima posición en dicha clase, y eso me había provocado un bajón a mi estado de ánimo. Y por si fuera poco, Snape me lo había hechado en cara, tanto a mí como a Kara. Y es que le había puesto tanto empeño que, jo... desmotivaba. A paso lento pero seguro me dirigí hacia la siguiente clase, con el mismo aura pesimista siguiéndome en el camino al aula. Varias veces las escaleras me jugaron malas pasadas por mi lentitud pero, ¿qué más daba? Peor no podrían ir las cosas. Sí, quizás estoy exagerando un poco, pero me es inevitable sentirme mal en este tipo de situaciones. No obstante seguía siendo una niña, y las emociones negativas no eran algo que durasen mucho en mí. Solo fue dar un paso en la nueva clase y el cambio de aires me hizo sentir mejor. ¡Se acabaron las tonterías, aquí iba a superarme de nuevo! ¡Sí señor, solo había fallado en una clase, pero el resto serían mejores! Sonriente y decidida a ello caminé con paso firme, admirando el nuevo aula y a la cantidad de alumnos ya situados en sus respectivos asientos. No obstante lo que más captó mi atención fue un lindo felino que se situaba en la mesa del profesor/a que nos tocaría en la lección. ¡Pero qué lindo! —Aww, ¡hola gatito! —exclamé acercándome al felino, completamente admirada por el animal—. Qué mono, ¿tú serás nuestro nuevo profe? Cómo sería de genial tener un profe-gato —reí y con esa idea en mente escogí un asiento cerca de Kara, deseando que fuese así y pudiese presumir ante mi familia que mi profesor favorito era nada más y nada menos que... ¡un gato!
Daniel Brown La clase de pociones había terminado y esta vez había triunfado... Bueno, o casi. Danielle seguía habiéndolo hecho mejor que yo. ¡Pero qué rabia! Algún día se enteraría de lo que era bueno... Pero eso era lo menos importante ahora, Snape era un excelente profesor, el que mejor me había caído hasta ahora, y había ganado puntos para mi casa... O eso creía. Llegaba tarde a la siguiente clase, así que salí pitando del aula y subí hasta el primer piso, donde íbamos a tener nuestra próxima lección. —¿Se puede pasar? —pregunté abriendo la puerta, pero al ver que no había nadie mi semblante cambió y me encaminé impasible hacia el fondo de la clase para sentarme solo. A esperar a la profesora.
Luego de que Daniel entrara, cerrara la puerta tras él y finalmente se ubicara en su lugar, el gato sobre el escritorio se irguió incluso más. Entonces, dio un gran salto hacia delante y desapareció para transformarse en su forma verdadera, una mujer mayor con el cabello arreglado en un elegante rodete y una mirada de constante severidad. La profesora McGonagall no se inmutó ante sus alumnos tras hacer gala de sus poderes de transformación y repasó a todos los presentes con la mirada, sin dejar de notar los múltiples asientos vacíos en el salón. Finalmente, tras largos cinco minutos de completo silencio, la maestra habló. —Ya nos conocimos en la ceremonia de selección, pero lo diré de nuevo. Mi nombre es Minerva McGonagall, y seré su profesora de Transformaciones durante su tiempo como alumnos en el colegio Hogwarts —recitó la profesora con voz tranquila, como si hubiese dicho esas mismas palabras millones de veces ya. >> Ustedes se imaginarán que transformar algo en otra cosa es algo sencillo, algo que todo mago debería poder hacer con tanta facilidad como respirar. Déjenme romper con esa ilusión ahora mismo; la transformación es una magia sumamente compleja, y no todos los magos logran dominarla decentemente incluso una vez ya formados como magos adultos. Pero si se aplican, estudian y trabajan duro, no veo a nadie aquí incapaz de lograr sorprendentes transformaciones… como esta. La profesora agitó su varita y el pupitre de Victoria se transformó en un chancho, que dio un sorprendido chillido antes de que McGonagall lo volviera a transformar en un pupitre. Luego, la profesora siguió como si nada hubiera ocurrido. —¿Alguno que haya abierto su libro durante el verano será capaz de decirme las cuatro ramas de las transformaciones? Contenido oculto La clase comienza… como dije en otras clases, los que no llegaron aún pueden entrar, pero deberán tocar la puerta y pedirle permiso a McGonagall para poder participar de la clase. Y como bonus, dejo un pequeño gif de la transformación de la profesora (?
Contenido oculto ¿Por qué mi mesa? eue Victoria Stone El gato, del que empezaba a sospechar su verdadera identidad, se apartó antes de que pudiera acariciarlo, haciendo que sonriera levemente. No pasó mucho hasta que varios alumnos más entraron y finalmente, la gata se transformó en la profesora delante de nuestros ojos. Después de la estupenda muestra de lo increíble que podía ser el arte de la transformación, volví al de nuevo pupitre y me senté. Levanté un brazo, esperando a que la profesora me diera permiso para hablar. — Transformación, desvanecimiento, conjuración y destransformación — dije, según me habían informado mis padres con insistencia durante los meses de preparación.
Contenido oculto Porque sí (? —Correcto, señorita Stone —confirmó la profesora—. Cinco puntos para Gryffindor. La profesora blandió su varita una vez más, pero ningún otro mueble se transformó. En su lugar, aparecieron las cuatro palabras pronunciadas por Victoria en el pizarrón, cada una en una esquina de la pizarra; transformación, conjuración, desvanecimiento y destransformación. —Estos serán los cuatro pilares por los que se regirá esta asignatura —anunció McGonagall—. Espero que todos para la siguiente clase lean el primer y segundo capítulo de sus libros para tener una idea al respecto, y más les vale hacerlo, pues haré preguntas al respecto. >> Entretanto, estoy segura que cualquiera de ustedes es capaz de darse cuenta que comenzaremos con las transformaciones, que son la más básica de las cuatro ramas, aunque no por eso nada sencilla. Señorita Clearwater, por favor pase al frente y distribuya el contenido de aquella caja, una por estudiante. Raven se puso de pie de un salto y marchó al frente. Tomó del escritorio de McGonagall una caja de madera, dentro de la cual había un puñado de piedras de distintos tamaños, y comenzó a andar por los pupitres repartiéndolas como le indicó la maestra, dejando una piedra frente a cada estudiante. McGonagall blandió otra vez su varita y en el segundo pizarrón apareció una única palabra "Avifors". —¿Quién puede hablarme acerca de este conjuro? Página 45 de sus libros de texto, veamos quien puede decirme su uso básico primero…
Daniel Brown Al igual que el resto de los profesores, McGonagall se pasaba la clase preguntando. ¡Y todas las casas ganaban puntos menos la mía! Tenía que reaccionar, ¿pero cómo? Entonces, una palabra despertó mi interés: "Avifors". Sí, recordaba haberla escuchado cuando mis padres trataban de enseñarme magia. —¡Esta me la sé! Es un conjuro para transformar objetos en aves.
—En esencia, sí, exactamente lo que dijo el señor Brown —replicó la profesora—. Anótese unos cinco puntos para Slytherin. Ahora, todos abran sus libros en la página 45. Siguiendo las instrucciones de la profesora, todos los alumnos de la clase pasaron de página en página hasta que abrieron sus libros de texto en la hoja indicada. El conjuro Avifors aparecía enlistado entre los hechizos de transformación básico, y había ilustrado en el libro un ave pequeña de un color amarillo chillón. Se podía leer información acerca del hechizo, su conjuramiento, su efecto y su pronunciación, así como también se detallaba el movimiento de la muñeca necesario para lograrlo. —En esta clase, comenzaremos practicando este conjuro, de lo más básico de la transformación —instruyó McGonagall—. Como verán, el objetivo será transformar la piedra delante de ustedes en una pequeña ave; la transformación durará unos pocos minutos, pero eso será más que suficiente. Debo insistir que esto es magia complicada y no saldrá tan sencillamente; de hecho, no me sorprendería que nadie lo lograra en toda la clase, cosa que ha pasado en otros años. En el libro encontrarán más información si la requieren; pueden comenzar. Contenido oculto: Datos del encantamiento Avifors Clase de conjuro: Aire Uso en el rol: El personaje podrá transformar objetos pequeños básicos, como hojas o piedras, en un ave pequeña por varios minutos. Uso en combates: Transforma un objeto en un ave, la cual se lanza a atacar al oponente, causándole 20 HP de daño. Cómo dominarlo: El rolero debe lanzar 12 dados de 12 caras en su post. De esos 12 dados, en al menos dos de ellos deberán sacar un doce (12). Si lo logran, habrán dominado el hechizo; en resumen, dos doces = hechizo aprendido.
Victoria Stone Y ahí íbamos de nuevo. Tras la respuesta de Daniel, la profesora nos indicó abrir el libro y observar el hechizo. No parecía especialmente complicado pero claro... siempre lo parecían. En fin, no iba a conseguir nada solo mirando la piedra así que empuñé mi varita. Miré el libro un par de veces antes de intentarlo. — Avifors
Tomé mi varita aún sin salir del asombro, y observé la piedra ante mí, recapacitando lo vivido recientemente: ¡el gato era la profesora y... y ahora debíamos transformar una piedra en un ave! ¿Acaso esta clase podía ser mejor? Solo esperaba no convertir la piedra en un monstruo o animal peligroso, mucho menos pulverizarla y quedarme sin piedrita. Debía conseguir al ave sí o sí. Empuñé la varita con determinación y apunté el objeto frente a mí. —Vas a convertirte en ave y echar a volar, yo lo sé. ¡Avifors!
Victoria Stone Seguí intercalando miradas entre el libro y la piedra, fijándome en todos los detalles posibles hasta que finalmente miré con total concentración el objeto y volví a nombrar el hechizo. — ¡Avifors!
Kara Willson El pequeño gato se había convertido de un momento a otro en la maestra McGonagall lo cual me había dejado bastante sorprendida a decir verdad, ¿seríamos capaces algún día de transformarnos así?, ¡sería muy divertido! No mucho después la profesora comenzó a hacer preguntas sobre su clase y luego nos dio una piedrita a cada uno para transformarla, no podía ser tan dificil a decir verdad, ya habíamos hecho mas hechizos y tal vez ya fuera más facil hacer otras cosas. — Avifors~
—Bueno, podría haber sido peor: podría haber volado el aula con una explosión o algo así. Algo es algo —me encogí de hombros sin darle mucha importancia—. Veamos qué tal las segundas oportunidades, ¡Avifors!
