One-shot de Naruto - Atados a nuestro eterno presente [gaamatsu]

Hace mucho tenía ganas de hacer un One-Shot pero no encontraba la idea o a la pareja xD Pero al fin me decidí y hoy me sentí inspirada, además hoy iba a subir capítulo de un Fic que he pausado... ¡Espero y les guste mi nueva creación!

~NARRA MATSURI~

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—¡Matsuri, basta! —se escuchó un grito, luego de esto, dos balazos se hicieron presentes, haciéndome cerrar mis ojos con fuerza al instante; al mismo tiempo, solté mi arma que, al igual que ella, sostenía fuertemente con mis manos. Ahora éstas se encontraban tensas. Yo nunca había presionado el gatillo...

Aquella voz la reconocí enseguida. ¿Cómo no conocerla si es la que adoro y amo? Me alegró escucharla antes de morir... ¿o seguiré viva? No, yo estaba segura que esta vez sí moriría. Me recargué sobre la roca gigantesca que estaba a centímetros de mí.

Sentí un par de manos sobre mis hombros, no estaba segura si eran pertenecientes al dueño de aquella voz o si eran las de ella…, así que abrí mis ojos lentamente para encararla si era ella, o ver su rostro por última vez si era él. Estaba totalmente segura que estaba muriendo. Entendí cómo se sentía cuando uno moría.

Al fin los abrí en totalidad y era él, mi Gaara… Sonreí al saber que ahí estaba frente a mí, en mis últimos momentos con vida, aunque no sintiera dolor alguno… Observé con cuidado ese lugar, para llevarme un buen recuerdo a donde sea que vaya después de morir. Por último, fui recorriendo lentamente desde su hermoso rostro hasta lo que restaba de su cuerpo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y, debajo de éstos, una sonrisa hermosa y cálida abarcaba su rostro, mi favorita...

Al pasar mi mirada a su pecho, encontré una mancha roja que se extendía más y más… ¡Espera! ¿No se supone que yo soy la que debe tener aquella mancha en el pecho…?

—C-cariño… No t-tenías que hacer e-esto… —decía con mucha dificultad mi amado pelirrojo. Sentí como me abrazaba con las fuerzas que aún tenía. Mis lágrimas no avisaron que saldrían en ese momento…

Yo no era la que moría… Era él… ¡Maldición!

—N-no… Gaara… Por favor, no —dije mientras los dos caíamos al suelo, aún abrazados—. No me hagas esto… Tú no tenías que hacer esto… Sabías que iba a morir de esta manera… —las lágrimas brotaban sin detenerse de mis ojos.

—N-no pod… podía permitir… lo… —dijo en un hilo de voz, luego de habernos separado para vernos a los ojos. Se notaba mucho dolor en su rostro… Sus ojos iban perdiendo ese brillo característico de ellos— A-además… E-ella no…

—Ya no hables más, Gaara… —lo interrumpí. No podía soportar la idea de que él iba a morir y no yo, que él estaba sufriendo y no yo… ¡Tengo la culpa de todo!— No soporto verte sufrir… —la mancha era más extensa que hace unos momentos; ya no había tiempo para llevarlo a emergencias. Escuché un grito de agonía de parte de ella, que se encontraba a varios metros de nosotros.

—M-mejor… R-regálame un último b-beso… —aún con gran pérdida de sangre, pareció estar sonrojado. Sonreí ante eso y a su petición. Lo besé tiernamente pero con mucha pasión… Quería que él fuera el que se llevara un buen recuerdo— N-nunca olvi… des… Que… Te amo… —y su respiración cesó. Calló sobre mí...

—¡¿Gaara?! ¡Gaara! ¡Gaara regresa! —comencé a agitar aquel cadáver con desesperación.

No podía estar muerto. ¡No! ¡No podía ser verdad! Mis lágrimas comenzaron a brotar con mucha más intensidad. Apoyé su cuerpo sobre el suelo después de varios intentos por regresarlo a la vida.

¡Todo era mi culpa! Desde que comencé a ser tan competitiva con ella, la que se hacía llamar mi amiga, desde ahí comenzó mi pequeño infierno interno, que poco a poco afectó a mis seres de mi entorno. ¿Por qué accedí a esa competencia con ella? ¿Por qué no lo negué? Sabía perfectamente que él ya estaba a mi lado; pero yo por ser más admirada por el mundo, tuve que aceptar. ¡Quería darme un balazo en la cabeza! Espera… ¡Esto va por ti, Gaara!

—¡Estúpida! ¡Mira lo que acabas de hacer! ¡Mataste a Gaara! ¡Él estaba a punto de ser mío, pero él mismo se atravesó! ¡Es tu culpa! —me gritó levantándose con dificultad del suelo.

Observé todo el escenario: Gaara muerto y su mancha parecía llegar a su extensión final; una pistola a la mitad de la distancia que nos separaba a ella y a mí; y a ella levantándose con un solo brazo, pues el otro tenía una herida profunda de la cual salía sangre… ¡Uno de esos balazos fue de aquella pistola! ¡Gaara intentó matarla!

—¡Sí! ¡Todo es mi culpa! —mis lágrimas parecían interminables.

—¡Te mataré ahora sí! ¡¿Me escuchaste?! ¡Ya no hay nadie que se interponga entre tú y tu destino! —cargó la pistola… Al fin, lo que esperaba…— ¡Púdrete, estúpida! —disparó hacia mi dirección.

—Gracias, Sari… —dije con la esperanza de que me escuchara. Sentí como la bala se clavaba en mi garganta y me obstruía la respiración.

Comencé a ver borroso y caí al lado del cuerpo de mi amado… Tomé su mano con las pocas fuerzas con las que contaba en ese momento. Mis ojos ya no tenían la misma visibilidad de hace unos segundos. Alcancé a divisar una silueta muy cerca de mí, era la de ella… Mis oídos también ya eran incapaces de desarrollar a la perfección su tarea, así que escuché algo parecido a “¡Maldita! De seguro ya estás con él! ¡Púdrete junto con él…!”. Sonreí y dejé de estar en aquel lugar.

Ahora estaba en un lugar totalmente blanco… Había 3 personas que llegaban conmigo, todas vestidas de blanco…

—¿Así es el mundo después de la muerte? —pensé. Todos caminábamos involuntariamente. Después de varios segundos, nos encontramos con millones de personas caminando. Mas pensé que eran igual que yo, sin control de sus pasos. Yo caminaba con la esperanza de encontrarlo a él…

En mi mente, comenzó a pasar toda mi vida… Pero la fui olvidando poco a poco… Espera… ¿Qué pasó después de que mis padres murieron? ¿Quiénes son mis padres? ¿Cuándo nací? ¿Qué edad tengo? No puede ser… Estoy olvidando todo… Tenía que encontrarlo, ¡y rápido!

Con la mirada lo busqué… ¡Era imposible todos traían el mismo vestuario! Pero… ¿A quién busco? ¡No! ¡Busco a…!

—¡Gaara! —grité. Al parecer sí podía hablar… Aún seguía buscando entre la gente y, al fin, encontré a una cabellera rojiza, característica de… ¿de quién?— ¡Vamos, Matsu…! ¿Matsu qué? ¡Matsuri! ¡Soy Matsuri! ¡Soy Matsuri y busco a Gaara, mi amado pelirrojo! ¡Soy Matsuri y busco a Gaara! —pensé y me lo repetí miles de veces. Mi cuerpo ante esto, reaccionó y comencé a caminar hacia aquella cabellera roja… Con mucho esfuerzo, al fin lo alcancé. Lo abracé y para mi suerte, era él.

—¿Matsuri? ¿Qué haces aquí? —¿quién es Matsuri? Supongo que yo… Sólo sé que él es Gaara. Mi Gaara.

—¡Gaara! ¡Al fin te encontré! —tomé su mano y comenzamos a caminar de nuevo… Sentí como su nombre se convertía en un tatuaje en mi mente… Ya no sabía nada más que él… Gaara.

—Matsuri… Cariño… —dijo y me besó. Al parecer también hizo mucho esfuerzo para poder tomar control de su cuerpo. Cerré los ojos y nos alejamos de ese mar de personas. Ahora estábamos en otra habitación, igual, blanca, mas ahora solos… Recuperé mis recuerdos y la habitación comenzaba a tomar forma de aquel lago donde siempre nos reuníamos a media noche los siete días de la semana.

—Te amo —susurró.

—Yo a ti —susurré.

Creo que ahora sí nos pertenecemos para la eternidad… Bueno, no creo, es un hecho. Como el aire que corre sobre todo el mundo; nunca importará que se vaya todo: nuestros sueños, edades, logros, pérdidas, momentos especiales... todo ya no importará, pues estamos atados en el presente eterno, nuestro presente eterno...

FIN​