Long-fic Assassins Creed: New Enemy

Tema en 'Fanfics abandonados de Videojuegos' iniciado por EN Auditore, 5 Junio 2013.

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    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

    Piscis
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    Assassins Creed: New Enemy
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
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    Este escrito es para la Actividad de Fénix Wayne, GameMaster, espero que sea de su agrado y que se unan a la causa de los Héroes (?). Bueno aquí el escrito.

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    Héroe no es aquel que tiene poderes, héroe no siempre es ese que tiene el arma más poderosa. Héroe es aquel que lucha por las injusticias de un país. Es aquel que les da esperanza a los caídos, a los que han sido pisoteados por la sociedad, son los que siguen luchando aunque la vida le haya dado de las formas más horribles. Un héroe no se vende por dinero o poder… No sé, si catalogarme como héroe, soy el héroe de los humildes y de los que han sufrido injustica, soy el villano para los políticos y corruptos ¿que soy?... Soy aquel que busca la justicia y la libertad… ¡Soy aquél que lucha para derrocar a los que abusan del poder! … No soy un héroe, ni pretendo serlo… Solo hago lo correcto…

    Misión 1: Salvar a una niña en la estación de policía,.
    18 Mayo de 2014, 21:23- Ubicación: Isla Hashima , Nagasaki, Japón.


    Las luna se reflejaba en las hermosas costas, las pequeñas olas chocaban contra la arena de la orilla, todo se veía tan perfecto en la isla espíritu, el problema, desde La Revolución Industrial esa isla estaba desierta. Solo se encontraban los enormes edificios de mármol, mientras más se adentraba la noche, más se escuchaban los ruidos de criaturas, aquellas criaturas de paso lento y torpe que soltaban un pequeño grito. Su mirada pérdida en el horizonte, su ropa sucia ¿y? ¿Pudriéndose? Sí, pudriéndose era la mejor forma de describir a aquellas criaturas que parecían sacadas de una película de terror, desde hacía años nadie había estado allí o ¿se equivocaban?

    En la costa se veía como se aproximaba una balsa de motor, tripulada por un hombre de unos veintidós años, iba vestido con una sudadera gris oscura, llevaba jeans negros y botas de tipo militar. Rápidamente se bajó y la desinfló y la dejo allí tirada, saco su arma: Una Five Seven con linterna y silenciador, solo un arma corta, solo debía encontrar el Anj de Isis y largarse de allí:

    -Veamos necesito ubicarme.-sacando un pequeño mapa de su bolsillo derecho.-Debo ir al centro de la ciudad, y creo que está es la ruta más rápida.-mirando hacia unas escaleras que allí se encontraba y por ahí comenzaban las calles.

    Rápidamente las subió, pero cuando miró hacia arriba pudo observar un punto rojo que se dirigía hacia él:

    -Mierda un Francotirador.-lo pudo ver mirando por uno de los edificios destruidos- Parece que Abstergo estaba bien preparado para esto.- ocultándose dentro de un edificio pequeño que tenía una ventana que daba hacia donde se encontraba el francotirador.

    En eso detrás del él, se escucho un ruido torpe, el rápidamente se giró apuntándole con la linterna del arma y lo vio, un hombre carcomido, que tenía los ojos de un rojo extraño y que se acercaba hacia él:

    -Aléjate, détente…-pero esté seguía su camino- No me dejas de otra- lo dijo clavándole la hoja oculta que se encontraba en su muñeca derecha, está le atravesó el cráneo haciendo que le manchara un poco la sudadera al Asesino.
    -Escuché un ruido raro por esté edificio, vamos muévete.- dijo lo que parecía ser un guardia.
    -Mierda.- pronunció en voz baja y se puso a un lado de la puerta.

    El guardia entró con un M16A4 con lanzagranadas, silenciador y mira láser- No hay nadie-pero antes de poder voltearse el Assassin se abalanzó sobre él, y le clavó la hoja oculta en la parte baja de su espalda a la vez que le tapaba la boca, en unos pocos segundo esté ya había muerto.

    -Requiescat in Pace.-le susurró el asesino a su víctima tendida en el suelo a la vez que le cerraba los ojos y suavemente le quitaba su arma.
    - Teniente…-dijo un segundo guardia.

    -Diablos otro más.- tomando el arma corta con ambas manos, salió rápidamente para hacer dos tiros certeros que le dieron en el abdomen y rostro al segundo guardia, antes de seguir su camino tomó municiones y granadas, necesitaba una forma de despistar al francotirador.

    Rápidamente se puso en marcha se volvió a topar con un par de muertos vivientes, realmente no había duda ellos eran muertos vivientes o Zombies, no podía haber otra explicación, esos debían ser los efectos del Anj:

    -Ya no tengo más por donde seguir.- se encontraba en un callejón, encerrado sin salida, eran como tres metros de roca sólida, pero detrás se escucho el sonido de una manada de muertos vivientes que se aproximaban.-Carajo ¿ahora qué?- sacó el Rifle de Asalto y comenzó a disparar a quemarropa, pero esto no le hacía nada. Aunque uno cayera al suelo y muriera se acercaban más y más.

    Cuando se le acabaron dos cargadores en menos de dos minutos se dio cuenta que a su derecha había un puerta bastante pequeña, pero él, podía entrar si se agachaba, estaba medio abierta, rápidamente entró y la trabó con la correa suya y la del arma haciendo un nudo muy fuerte para evitar que entraran, luego de que se le pasará ese pequeño susto, decidió usar su Five Seven para iluminarse el camino, parecía una cafetería, luego de moverse un poco más encontró la caja de fusibles. De un golpe con la culata de su arma, la caja se abrió dejando ver un interruptor color rojo:

    -¿Debería?-algo frustrado- El rojo es un mal color-mirando tentativamente el interruptor.- ¿Que puede pasar?¿Qué me maten?- lo presiono sin ningún miedo y rápidamente todas las luces se encendieron dejando ver un lugar bastante grande y con unas letras grandes que decían: Cafetería del Sherrif.
    Habían dos mesas alineadas a lo largo, con una cafetera antigua, y unas sillas llenas de polvo, parece que nadie había entrado, parece que los idiota de Abstergo no le dieron importancia a un dato tan relevante como esté.

    -Genial- con una sonrisa, mirando una puerta.- Si hay una cafetería debe haber una armería, y si hay una armería hay armas, armas es igual a… Bueno no es importante, además parezco un idiota hablando solo- caminando lentamente hacia la puerta, abriéndola rápidamente para apuntar dentro, caminó por un pasillo, pasó al lado de la oficina directiva, los cuartos, las duchas, la puerta de la estación, hasta que llegó al final en donde una jaula y un candado custodiaban las armas.-Bien.- con una sonrisa a punto de romper el candado, pero sintió como una escopeta era puesta en su hombro izquierdo.

    -Suelte las armas. - pronunció una voz bastante chillona.
    -Está bien.- lanzando la Five Seven al suelo y el M16A4 al suelo.
    -¡Ahora arrodíllese!- Gritó la voz chillona a la vez que le golpeaba con bastante fuerza el hombro izquierdo.
    -Mierda.- Arrodillándose lentamente.

    En eso la persona que le apuntaba le quitó la capucha dejando ver a un hombre de piel bastante clara, con un ojo color marrón y el otro de un color grisáceo, que tenía la cabeza bastante rapada y su cabello de color negro.

    -¿Quién eres?-alejando un poco el arma.
    -Yo soy Rex-le dijo con un suspiro.-He venido a buscar un objeto en esta isla que está en manos de una Corporación muy peligrosa, si no me deja ir, el mundo estará en peligro.-
    -¿Como sabe que no soy parte de esta corporación?- en su voz se escuchaba la confusión.

    -Porque ya me habrías asesinado-rápidamente saco la hoja oculta, volteó y le dio una patada certera al cañón de la escopeta que hizo que se escapara de la mano de quien la sujetaba y cayera estrepitosamente contra el suelo.- ¿Una niña?- fue lo único que pudo decir a la vez que guardaba su hoja oculta y caía arrodillado al suelo, pero está vez mirando a la pequeña.

    -¿Que esperabas?- Contestó la niña de unos ocho años, cabello castaño claro y ojos verdes que ahora hablaba con un acento ruso.
    -Nada, nada olvídalo.- sentándose en el suelo.- Esto está mal contestó sacando algo de su bota.- Necesito comer algo para pensar.-Abriendo la envoltura, era una barra energética que mezclaba diferentes tipos de frutas.- Oye niña, desde cuando no comes.-algo exasperado.
    -Bueno desde que mis padres fueron atrapados por los tipejos, creo que llevo un día y medio.- a la vez que se tocaba el estómago.
    -Ten.-entregándole la barra energética y sacando otra de su otra bota.
    -¿Buscas el Anj?- masticando lentamente el pedazo de barra energética.
    -¿Que sabes de eso?- algo impresionado por la capacidad con la que entablaban aquella charla.

    -Mi padre era el cuidador, nosotros llegamos hace una semana con un grupo de cazadores rusos, todas las armas que allí están son de nosotros.-con una sonrisa nerviosa.
    -¿Que les sucedió?-algo confundido, a la vez que tiraba la envoltura al suelo.
    -Llegó la Corporación Abs…Abst…-pero es interrumpida.
    -Abstergo.-le contestó rápidamente.
    -Sí, exacto Abstergo… Le arrebataron del cuello el Anj a mi padre, y revivieron a todos los muertos de esta isla.-terminando la barra.-Al final se comieron a nuestro equipo, menos a nosotros que encontramos este lugar.-
    -¿Tus padre siguen vivos?-levantándose y tomando el Rifle de Asalto.
    -Sí, eso creo… Creo que los tiene cautivos.-bajando un poco el rostro en señal de tristeza.
    -Bien, pues iremos a rescatarlo.-rompiendo el candado.
    -Pero ¿sabes en donde están?-algo preocupada.

    -Mi misión es ir a la Alcaldía, estoy casi seguro que Abstergo tienen al Anj y a tus padres en el mismo lugar.-tomando un rifle de M24 con mira láser.- ¿Eran cazadores?-mirando un Cheytac Intervention.
    -Sí, solo que siempre traían armas por seguridad.- acercándose a la jaula llena de armas.-¿Que arma yo llevaré?-tomando un ak-107.
    -¿Quien dijo que llevarías un arma?-cerrando la jaula, pero llevando una buena cantidad de munición, un rifle de tirador y una 9mm.
    -Se utilizar un arma.- mirándolo con una cara de perrito.
    -Bueno, no me mires así.- dándole la 9mm.- Pero el primer fallo que tengas me la entregas.- entregándole un silenciador.
    -Entendido.- tomándola y poniéndole el silenciador.
    -Ven debemos salir.-poniéndose la capucha y comenzando a caminar al lado de la niña.

    Luego de caminar por el pasillo nuevamente, la niña le mostró una segunda puerta, que daba hacia una de las calles, rápidamente Rex se puso en medio de ella y comenzó a apuntar a todos lados, verificando a ver si había algún tipo de peligro, después de no ver nada le dio la señal a la niña que cruzó al otro lado de la calle:

    -¿A cuánto estamos de la Alcaldía?-preguntó Rex ya que había dejado el mapa en la comandancia.
    -Solo debemos girar a la derecha, seguir cuatro cuadras y allí estará.- mirando de reojo la calle oscura por la cual debían pasar.
    -Niña, déjame a mi antes, cuando no haya peligro te aviso.-mirando a la niña.
    -Muy bien, yo te espero aquí.-mirando a las espaldas del Hasshassins.
    -Vigila.-moviendo rápidamente hacia la calle.

    Rex rápidamente se adentró en medio de la calle, tuvo que disparar dos veces para asesinar a dos andantes muertos, cuando llegó al final en donde había una intersección se dio cuenta que no había nada más. Decidió girarse para llamar a la niña, pero dos hombres comenzaron a correr, uno de ellos la tenía en brazos:

    -No.- apuntando con el rifle de tirador al segundo hombre y disparando, aquella bala le atravesó el abdomen haciendo que el guardia cayera al suelo y un grupo de aquellas criaturas se acercará y comenzaran a devorárselo.-Mierda, debí estar a su lado-comenzando a escalar por la pared para quedar en el techo.-

    Luego de que el Asesino estuviera en el techo, vio a aquel sujeto que en sus brazos cargaba a la chica y corría hacia la Alcaldía, así que él, decidió comenzar a correr por los techos, iba saltando de uno en uno, corría un momento en ellos y volvía y saltaba en el aire, abajo se veían a los muertos, mirar hacia arriba para observarlo, cuando estaba a punto de estar en la calle que daba hacia la Alcaldía, es Hasshasshins saltó hacia el suelo, abrió su hoja oculta y se la clavó en el cuello al sujeto:

    - Requiescat in Pace, imbécil- en su voz se notaba el enojo, luego de sacar su hoja oculta rápidamente se acercó a la niña que había caído unos metros lejos de ellos dos.-Oye.-le dio un pequeño golpe en la mejilla.
    -¿Lo asesinaste?-contestó con una voz débil la niña.
    -Sí, ven levántate-ayudándola a levantarse, pero a un lado de ella rebota una bala.-Carajo, el francotirador.-escondiéndose detrás de un muro.
    -No digas groserías.-dándole un golpe en el pecho.
    -Oye, es mi forma de desahogarme.-mirando al suelo.-¿Hay otra forma de entrar?-Mirando a la niña.
    -Sí-señalando una alcantarilla.-esto lleva hasta la oficina del Alcalde.
    -¿Como lo sabes?-abriéndola con dificultad.

    -Mis padres y yo escapamos por aquí.-con una sonrisa nerviosa.
    El sistema de alcantarillas estaba muy iluminado y muy limpio, era más de diez metros de ancho, y no había ni una gota de agua sucia, todo se veía como una carretera, solo habían unos callejones donde estaba oscuro, pero cuando quisieron proseguir para llegar al lugar, se escucho un ruido como de motores y se escondieron en uno de los callejones, pero lo que vieron los dejo más impresionados había una caravana de vehículos que estaban evacuando la ciudad, eran camiones anfibios, y cuando terminó todo eso decidieron salir y correr hasta una escalera que llevaba a la Alcaldía.

    Cuando abrieron estaban en el despacho del Alcalde que se encontraba vacía solo con un escritorio, la foto de un Alcalde muy vieja y estanterías de libros llenas de polvo, en el escritorio había uno nota que decía:

    Veo que los asesinos han enviado a un agente a esta isla, sé que es lo que buscas, se que lo necesitas, pero te diré algo, ya no necesitamos el Anj de Isis tenemos planes más grandes que una simple cruz que puede revivir los muertos, no te diré nuestras razones, no las necesitas saber:
    ATT:
    T.
    PD: La isla estallará en dos minutos, suerte con salvar a la familia y tu vida.


    Rápidamente Rex entró a una sala fuera del despacho y vio a la Cruz en el cuello de un hombre caucásico junto a su mujer amarrados a dos sillas, el señor tenía cabello castaño y la mujer pelo rubio como el de la niña, ambas eran muy parecidas así que dedujo que era su madre:

    -Señores no se preocupen, su hija se encuentra bien solo un par de rasguños ahora debemos escapar la isla estallará.-disparando hacia las ataduras de metal rompiendo ambas.
    -¡Papi, mami!- Fue lo que gritó la niña y con un par de lágrimas les dio un abrazo -fuerte.-Este señor me salvo y anda buscando el Anj.-mirando a Rex con una sonrisa.

    -Señor mejor hablamos durante el camino, está isla estallará en dos minutos.-sacando una especie de celular, presionando un botón y hablando.-Misión Cumplida tengo el Anj, sigan mi rastreador, la isla estallará repito, la isla estallará y llevo civiles conmigo, envíen a los; Halcones Negros.-dándole el Fusil de Asalto al Padre y la 9mm a la madre.-Señor se que usted ya dedujo que soy un Asesino, espero que lleguemos a un acuerdo para tener esa Pieza del Edén.- cargando a la niña.-Pero ahora síganme.- comenzando a correr.

    Rápidamente bajaron hacia las Alcantarillas y Rex con la habilidad de la; Vista de Águila, le siguió el rastro a los de Abstergo hasta una pequeña Bahía un poco alejada de la ciudad, rápidamente un Helicóptero, completamente negro soltó cuatro cuerdas, pero detrás de ellos le seguían una enorme manada de aquellas criaturas con vista pérdida que los seguían:

    -Vamos suban.-bajando a la niña y comenzando a disparar contra los muertos vivientes con su Five Seven.

    Primero subió la niña, luego la madre, Rex y el padre seguían disparando hasta que era el turno del padre y esté le dio el Rifle de Asalto al Asesino para que continuara con el trabajo, cuando ya todos subían, Rex había eliminado al menos a tres docenas con sus ráfagas de balas, comenzó a subir y dio la señal para que comenzará el vuelo hacia una base secreta de los Assassins.
    A lo lejos se vio una explosión en forma de hongo, ni Abstergo tenía un arma de destrucción masiva como esa, en segundos la isla se había hundido.

    20 Mayo de 2014, 09:10- Ubicación: Alguna cabaña en Croacia.

    Han pasado dos días desde que supe que Abstergo no era nuestro único enemigo, hemos ganado alguno más poderoso. Me enteré que el Anj no da esos efectos de zombificación, tuvo que ser una enfermedad que solo los que están expuestos al Anj son infectados, todo se vuelve tan borroso en nuestro panorama, ya no es lo mismo, tenemos recursos, no como hace dos años…Salvé a la niña, pero jamás supe su nombre…


    La Primera Misión para algo más grande que Abstergo, más grande que el Credo…
     
    Última edición: 16 Marzo 2014
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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Muy bien manejado héroe, se nota que eres un experto en el juego de Assesins Creed, trayendo su corporación a otra tramo mas de la historia sin que este pierda la esencia que lo distingue, tanto en los elementos que componen a un Asecino en general en la forma de actuar como pensar, fríos, calculadores apegados a su objetivo.
    Has sabido emplear bien la situación a la misión impuesta, algo que no es tan simple de hacer, hay concordancia y estructura en la narrativa y el argumento aunque siempre es muy completo. ¡Misión Cumplida!
     
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    Tarsis

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    Jajajaja, me has mostrado una excelente misión, es com estar viendo el juego. Eres muy detallista y eso fue un buen plus. ;) Y me encantó la frase final... después de todo, él no se involucra con sus misiones, son sus misiones y ya.
     
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    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

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    Desde este punto el fic no tendrá que ver con ninguna misión de la actividad ya que he decidid hacerlo un long- fic así que no esperen a que tengan que ver con las misiones de la actividad…

    Misión 2: Recuerdos del Pasado

    25 mayo de 2014, 11:55 – Alguna cabaña en Croacia

    Ya habían pasado cinco días desde que tenía el Anj en mis manos, miraba su forma detenidamente; una cruz, con la parte superior redondeada, de un color parecido al oro con pequeños fragmento de rubí y esmeralda incrustados en el centro, era tan hermoso, pero a la vez tan misterioso.

    Todo lo que deseaba es que su mentor, aquel que fue como su padre, aquel que lo sacó del abismo templario, aquel que lo entrenó pudiera observar como el logro lo que él no pudo:

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    ?? De Junio de 2010, 23:30 – Techo de un edificio en Manhattan.

    La oscuridad arropaba toda le gigante ciudad de Manhattan, la única parte iluminada eran las calles en donde los peatones caminaban, los autos pasaban a gran velocidad al igual que los taxis lleno de pasajeros, y habían anunciados iluminados que daban ofertas o mostraban algo que a nadie le importaba, nadie se percataba que en un edificio se encontraban dos sujetos, peleando por ellos, por la libertad de los humanos:

    -¡¿En esto se basaba mi última prueba?!-vocifero un chico con ojos de color café, de piel bastante clara y de cabello color negro, iba vestido de sudadera blanca y jeans negros.
    -Rex, esto demostrará que tan fuerte eres.- contestó la voz de una persona mayor de al menos unos sesenta y tanto de años, tenía una pequeña barba color grisácea y unos ojos grises que demostraban frialdad.

    -Eres un templario.- dijo con algo de odio.-Eras el mentor de todos, y terminaste…-
    No pudo terminar, todo se le nublo, aquel que fue como su padre, consejero, mentor, su única familia desde que tenía doce años, cuando se tuvo que casar, el paso todas las adversidades con él, y él, era un canalla que creía que los humanos debían ser esclavos, que debían ser controlador, pero… ¿Era cierto? ¿Él tenía que demostrar que era un asesino? ¿Aunque fuera asesinando a su mentor?...

    -Rex, la verdad es dura.- se contuvo miro al cielo y volvió a mirar al chico.- En esta guerra no hay bandos ni aliados, solo yo debo estar en el bando ganador de esta guerra, poder guiar a los humanos a una nueva era-.

    -¿Una nueva era? ¿Sin libertad? ¿Sin el único regalo que Dios nos dio?- está vez estaba llegando a un punto de exasperación algo fuerte, todo esto le recuerda lo que le dijo aquel que era su mentor.

    La historia del mentor Altaïr Ibn-La'Ahad y la muerte de Al Mualim el traidor, no podría pensar en otra cosa, el debía ser como el maestro, el debía asesinar y eliminar la amenaza templaría sin importar los recuerdos y los sentimientos que sentía hacia el que él creía era su padre.

    -Bien, mentor, lucharemos hasta que uno prevalezca.- sacando un cuchillo de una de sus botas color negras.
    -Rex, no tendré piedad.- sacando un cuchillo parecido, el mango era de color blanco.- Aunque seas como un hijo para mí.-
    -No, no lo dudo mentor.- comenzando a correr hacia él, con el cuchillo en su mano izquierda.

    El chico se movió como el viento, acercándose rápidamente con la hoja apuntando hacia abajo, pero aquel hombre, que vestía de una sudadera negra y jeans negros, le puso el pie y lo hizo caer al suelo:

    -No te dejes llevar, por el enojo.-con una cara seria.- No te entrene para que fueras tan débil como para dejarte cegar por tus sentimientos.-
    -Me entrenaste con mentiras.- alzándose y mostrando una raspadura en su mano derecha.

    El chico se volvió a mover rápidamente y trató de apuñalar su brazo, pero el anciano rápidamente supo el movimiento y dio un paso atrás y le hizo un corte en la mejilla.

    -Rex, ¿está jugando?- algo indiferente.
    -Vamos, lucha conmigo, no me entrenes, pelea; maestro templario.-secando las gotas de sangre que bajaban por su mejilla y que luego caían lentamente al suelo.
    -Rex, no será un juego si lucho contigo.- algo enojado.- Sigues siendo orgulloso e iluso-.
    -Algo que mi maestro me enseño, algo que aprendí y que ahora veo es mentira-. Cambiando de mano su cuchillo.

    El chico rápidamente fue tumbado al suelo, y el cuchillo fue alejado a unos metros, en eso cuando el mentor se acercó lo suficiente a su lado le dijo:

    -Rex, eres muy ingenuo, los asesinos no ganarán.- tomando su cuchillo de una forma más fuerte.
    -Mentor, usted es el ingenuo.- sacando una hoja oculta y clavándosela en la pantorrilla.

    La hoja oculta atravesaba cada capa de piel, cada capa de musculo que rosaba hasta tocar el hueso, y rápidamente fue puesta de vuelta a su lugar, escondida en su muñeca:

    -Maldito.- moviéndose a un lado a la vez que observaba como los borbotones de sangre salían, y sentía un dolor punzante en su pierna.- Bien hecho chico, observando la herida, pero no es suficiente.-
    -Lo sé.- volviendo a su posición y tomando su cuchillo.- Creo que ahora la pelea será más justa.- con una diminuta sonrisa de satisfacción.

    En eso la verdadera lucha comenzó, ambos se tumbaban al suelo; bloqueando y esquivando los golpes, algunos lograban esquivarse, algunos le raspaban el rostro, la lucha se intensificaba, los cuchillos chocaban como si fueran espadas, hacían chispas, se daban golpes en el rostro y ya comenzaban a escupir sangre de su boca, hasta que el anciano le dio dos golpes en el ojo derecho con el mango duro de la cuchilla haciendo que el chico perdiera el equilibrio y cayera al suelo, a la vez que de su ojo salían borbotones de sangre en forma de lágrimas:

    -Mierda.- el chico hacia un poco de presión, pero su ojo estaba inundado de aquel líquido rojizo y no podía ver, solo tenía su ojo izquierdo como guía y el observaba como el hombre mayor se acercaba lentamente.
    -Rex…-poniendo su bota sobre la mano izquierda.-Ya perdiste hijo, solo entrégate hacia mí con la poca dignidad que te queda.-con una sonrisa de victoria.
    -¡No lo creo!- rodando en el suelo y dándole una patada en sus glúteos haciendo que este comenzará a trotar para no perder el equilibrio, pero el suelo se acababa y lo que ahora había, era la orilla del techo del edificio.

    El anciano no podía detenerse, cada vez más se acercaba al precipicio, el ya podía ver su muerte venir, así que se giró y cerro sus ojos, pero siente que lo sujetan del cuello de la camisa, cuando las puntas de sus botas iban a caer. Abrió sus ojos y se encontró con la mirada del chico de ojos oscuros, que lo miraban con odio y tristeza:

    -Ya estoy muerto.- dijo el anciano con una voz llenas de una paz algo indescriptible.
    -Aún te tengo.- sosteniéndolo con más fuerzas.- ¿Por qué? ¿Por qué Padre?- tratando de contener sus lágrimas, mientras que con su mano derecha se secaba las gotas de sangres.

    -No lo sé, creo que me volví codicioso, mis últimos años los viví siendo un Templario, los primeros años en los que te saque de aquella mafia y te entrené en aquellos centros, yo era parte completa de esta hermandad.- cerrando sus ojos.- Pero creo que no encontré lo que buscaba, me di cuenta que la gente ya no era como hace años, cada vez el mundo se va más a la mierda, ya no hay compasión, ya no siguen los valores, entonces ¿para que luchar por una libertad que no se merecen?, cuando se asesinan como animales, dime Rex.- le vocifero de forma algo enojada la persona mayor que quedaba colgada, pero aguantada por la firme mano del chico.

    -Porque llevamos siglos haciéndolo, porque es el trabajo de nosotros, aquellos que sabemos que los Templarios solo quieren gobernar la mente, quieren controlar el regalo que nos dio Dios desde que nacimos, aquel regalo que no se debe quitar…-
    -Rex, pronto entenderás, pronto te verás en mi posición y tendrás que elegir entre seguir con la Hermandad o volverte un traidor como yo…-

    -Yo nunca dejaré lo que hago, por algo me uní, los derechos deben ser iguales para todos, nadie debe tener más libertad que otros, solo ellos pueden decidir que hacer.- señalando a los peatones que se encontraban tranquilamente caminando en las aceras.
    -Tu prueba está completa.- extendiéndole el cuchillo.- Termínala…-

    El chico tomó el mango de aquel cuchillo blanco, lo miró fijamente comprendía el
    sentimiento que el Maestro tenía hacia ese cuchillo, comprendía que ese cuchillo fue con el que asesinaron a la esposa de esté, y ahora el debía terminar con todo esto.

    -Pero…- No pudo terminar, sus ojos se nublaron momentáneamente, no podía creer lo que iba a hacer, debía asesinar a su padre.
    -Hazlo, debo pagar por el daño que hice a la Hermandad.- con una sonrisa sincera en su rostro.

    -Lo lamento, Padre.- sosteniendo fuertemente el cuchillo.
    -No te preocupes, Hijo cuida a nuestra familia y cuida a tu hijo.- a la vez que una lágrima solitaria bajaba por su mejilla y caía por el precipicio hacia la calle en forma de gota de lluvia.
    -Te quiero Padre.- A la vez que varía lágrimas saladas bajaban por su mejilla izquierda.

    El chico rápidamente atravesó con el cuchillo la parte baja del estómago atravesándole el riñón derecho, y haciendo que saliera una gran cantidad de sangre que le llego hasta sus mano, giró cuarenta y cinco grados a la derecha el cuchillo, y su mentor ya tenía sus ojos cerrados, el quitó el cuchillo y susurro.

    -Descansa en paz…-

    Y lo soltó haciendo que esté viajara hacia el suelo a una velocidad increíble hasta que chocó con el capo de un taxi, reuniendo a toda la gente que estaba caminando, pero el chico lo único que podía hacer, era arrodillarse, y llorar sangre de un ojo y llorar gotas saladas del otro ojo.

    Su único padre había muerto, su única familia había sido asesinada por él, solo podía cerrar sus ojos y mirar al cielo, antes de darse cuenta que lo encontrarían y no podía darse el lujo de comprometer a la hermandad…

    Así que se levantó, limpió su mano ensangrentada en su sudadera y comenzó a correr en la dirección opuesta, que daba a una calle, allí en donde un par de Asesinos lo esperaban en un camión de basura, así que lo último que tenía que hacer era dar un Salto de Fe…

    ?? De Junio de 2010,00:20 – Techo de un edificio en Manhattan.

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    Ahora lo que me queda de mi maestro es este ojo, aquel ojo que el destruyó y el cuchillo que el amo, aunque este haya sido con el cual asesinaron a su esposa, pero aún recuerdo todo lo que él, me enseño, como me enseño a no tener que pensar en nadie, solo tener que lidiar con lo que era importante, y defender mis ideales hasta el final, como él, lo hizo…
    En eso un timbre comienza a tocar dando la señal de que alguien estaba esperando afuera de la puerta, quizás era aquella figura femenina que él, esperaba…. Su esposa…


    Continuara….
     
    Última edición: 16 Marzo 2014
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