Asistenta, mi primer y mejor trabajo (GaaMatsu)

¡Hola lectores y lectoras!
Antes que nada, quisiera comentarles que es mi primer fanfic que hago, espero que sea de su total agrado.
Me gustaría que supieran que este escrito va dedicado a Nany Hyuuga, por ser una gran amiga e inspirarme a seguir :3
Sin más preámbulos...

PRÓLOGO​

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― ¡Excelente, ya tengo el trabajo perfecto!

Matsuri, acababa de terminar sus estudios universitarios y quería comenzar su nueva vida de adulta, comenzando con un trabajo, que según ella, lo encontraba fácil.

Pelo castaño oscuro, de mediana estatura y unos bellísimos ojos negros. Tímida con las personas desconocidas, pero era muy diferente cuando ya te tenía confianza, además tenía una simpatía enorme que siempre la caracterizaba.

Vivía con su mejor amiga desde pequeña, Sakura Haruno. Ella tenía el cabello de un extraño color rosa natural, lo que paulatinamente, causaba asombro en las personas y unos maravillosos orbes verdes. Alegría, casi siempre estaba contenta, pero a veces sufría de bipolaridad.

― ¿Y… cuál es tu empleo, Matsuri? ―preguntó felizmente la muchacha del cabello rosa

― Asistenta

― ¡Tienes la carrera de secretaria y quieres trabajar como asistenta! ―bipolaridad, ahora Sakura estaba muy molesta, su cara comenzaba a ponerse de un color rojo intenso, por la rabia que sentía ―, yo tengo un amigo que te podría haber contratado como secretaria, y tú desaprovechas esa oferta

― Qué más da, voy a ir a llamar a ese señor, para ver si me contrata ―dicho y hecho, tomó el su celular y rápidamente marcó el número que se encontraba escrito en el periódico

―Buenas tardes, ¿con quién tengo el gusto de hablar?―contestó casi inmediatamente una voz masculina, que según Matsuri, el varón que contestó, su edad no debería ser mayor a los treinta años ― ¿Llama para solicitar el empleo?

La joven castaña no respondía, solo se quedaba pensando en la voz del joven que se encontraba por la otra parte del teléfono. Luego de dos segundos, articuló su boca, para solo poder pronunciar una vago: Sí

―Entonces, a las 17:00 horas, diríjase a la avenida Kennedy, un caballero de cabello rojo le estará esperando en la entrada de la casa. Que tenga buen día.

La voz no se oyó más y luego colgó la llamada. Acto seguido, Matsuri corrió a ver su reloj y pudo ver que faltaba solo una hora más para poder ir a ver su futuro trabajo.
El tiempo se pasó volando, se vistió con unos jeans ajustados de color negros y con una blusa de color rosa pálido, lo que le daba un toque de ligera inocencia.

Quince minutos antes, Sakura tomó las llaves de su auto, para poder dejar a su amiga en la ubicación acordada y… ¡Efectivamente! Allí estaba, el joven que poseía el cabello rojo se encontraba parado en la puerta de la vivienda, y cuando la castaña se bajó del auto, pudo apreciar una gigantesca obra arquitectónica.

El joven le dio las bienvenidas y le explicó era el dueño de ese casa, y que necesitaba urgentemente una asistenta para que siempre pudiera estar limpio y ordenado. Matsuri, muy asombrada, se preguntaba que como demonios iba a salir de ese enorme lío que se había metido.

―Señorita Matsuri, mi nombre es Gaara Sabaku No, si acepta este trabajo, sus horarios serían de las 10:00 am hasta las 18:00 pm. Incluyendo el día sábado ―comentó el caballero muy seriamente ―, deberá asear la vivienda y también deberá cocinar el almuerzo. La mensualidad sería de ochocientos dólares

Ante estas palabras, la aludida, casi cae desmayada ante la paga. Era muy obvia su respuesta;

― ¡Cla-claro! ―aceptó gustosa la señorita, casi moría por la cantidad de dinero que le iban a pagar por solo limpiar una casa y cocinar ―, ¿cuándo comienzo, Gaara-san?

―Mañana ―contestó el, mientras se paraba para tomar una bolsa negra, aparentemente un vestido ―, toma, este es tu uniforme.

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Hasta aquí llegué, solo tengo una pregunta... ¿Qué les pareció?​

Por favor, soy novata, si tengo algún error, háganmelo saber.​

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¡Nos vemos pronto!​

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¡Hola de nuevo!
Sinceramente, sus comentarios me subieron los ánimos. Nunca creí que a Uds. les gustaría mi idea.
Ahora me he motivado en escribir y estoy trabajando para las próximas contis :D
De todas formas, muchas gracias por sus críticas, ya que con eso voy a mejorar.
Nota: soy fan de las comas, así que espero no confundirlos :S

Cap. 1: Primer día​

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Cuando apenas llegó, fue directamente al su habitación para probarse su uniforme. Le quedó a la perfección, casi estaba hecho a su medida. Según su amiga parecía una verdadera muñequita, una bella muñeca. El traje constaba de un vestido negro, que llegaba más arriba de la rodilla y este al terminar, tenía unas cintas blancas, en los la terminación de la parte de los brazos también poseían esos detalles. Aparte de eso, se sumaba un diminuto delantal que se debía atar en la cintura de la chica. Ese vestido le hacía resaltar su mejor figura.

― ¡Te ves genial! ―exclamó eufóricamente Sakura ―, a ese tal Gaara le dará un infarto solo por verte

― Gracias ―respondió Matsuri luego de un corto tiempo ―, aunque no creo que pase

― ¡Son cinco minutos para las diez! ―gritó histérica la amiga ― ¡Llegarás tardes a tu primer día!

Las dos se subieron al auto, para poder llegar lo más rápido posible, pero para su mala suerte, el semáforo cambió rojo. Sakura maldecía a su mala suerte.

― ¡Cuidado, no mates a ese perrito, ni a ese joven!

Justamente, la joven del cabello rosa, estaba conduciendo tan nerviosa, que ni se dio cuenta que un tipo rubio, junto con su perro, estaban cruzando la calle. El auto azul de las dos amigas, se detuvo muy rápido, lo que provocó que ambas mujeres, se movieran bruscamente.
Gracias al cielo, llegaron vivas y a tiempo. La muchacha castaña se bajó apresuradamente, para encontrarse con él.

―Bu-buenos días, señor Sabaku No ―saludó cortésmente
―Buenos días ―le respondió Gaara ―, ya puede comenzar su trabajo, si necesita algo, estaré en mi oficina



Después de eso, se indicó donde se encontraba la sala ya nombrada, para luego entrar allí dejando a Matsuri en el salón principal.


― ¿Cómo limpiaré esto sola? ―pensó mil y una veces


Miró hasta donde sus ojos se lo permitían, hasta que encontró lo buscado; los utensilios que ella necesitaba para poder comenzar su trabajo.


― Muy bien, al ataque


La casa tenía una chimenea donde esta tenía un espacio sobresaliente, el cual contenía muchas fotografías enmarcadas. Seguramente eran de su familia. A ambos lados, se encontraban ubicados dos sofás que en sus tiempos de oro eran blancos, y en el centro, una mesita de vidrio, con muchos adornos llenos de polvo.


Luego, había una puerta que daba a una inmensa cocina. Este consistía en muebles por alrededor y el centro, el comedor diario, que se encontraba con muchos platos sin lavar.


Matsuri comenzó aseando el salón principal. Cuidadosamente dejó todas las fotografías en el sofá, para poder limpiar la superficie. En la primera foto, se encontraba un joven de cabello castaño, una mujer rubia que tenía amarrado su cabello en cuatro coletas y un niño de poseía el mismo cabello rojo que el dueño del hogar. Seguramente era el cuándo pequeño. Siguió limpiando los sofás, dejándolos relucientes, totalmente blancos, para poder continuar con la mesita de centro.



Limpió cada adorno detenidamente, para no quebrarlos. Le llamó mucho la atención la Torre Eiffel, era un recuerdo que estaba fechado hace dos años atrás.
Ya todo limpio, se dedicó a aspirar las alfombras negras. La cocina la tenía lista en un corto tiempo, se le hizo muy fácil.


Le dio vergüenza subir la escalera para continuar limpiando arriba, así que fue a la oficina de Gaara, para avisarle su progreso. Golpeó dos veces, hasta escuchar: adelante.


―E-el salón y la cocina ya están listos ―se puso tartamuda, era inevitable ―, si gusta puede pasar a verlos


El joven no levantó la vista hasta terminar de leer el documento, se sacó los lentes que traía puestos y se levantó, a ver el trabajo de la jovencita. Matsuri, muy nerviosa, empezó a caminar detrás de él.
El Sabaku No, estaba asombrado, pero no lo demostraba. Revisó e inspeccionó parte por parte, tocando todos los rincones de la casa, para ver si quedaba un registro de suciedad.


―Excelente señorita Hont, muy buen trabajo ―le felicitó fríamente Gaara ―, ahora solo le falta hacer el almuerzo, que ya son las 13:00


La asistenta corrió a cocina, tomó un par de verduras y un pollo, y se puso a cocinar. En menos de treinta minutos ya tenía el almuerzo listo. Después, se dispuso a llamar a su jefe, que se encontraba sentado en el sofá, con los ojos cerrados. Para la chica fue inevitable quedarse parada, mirándolo, como una joven adolescente enamorada.


De repente Gaara abrió sus ojos, encontrándose con una muy sonrojada Matsuri. Se maldecía a ella misma por ser tan obvia.


― Y-ya está lista l-la comida, señor Sabaku No ―dijo extremadamente nerviosa para luego hacer una reverencia y agregar; ―iré a limpiar los cuartos de arriba


Subió las escaleras detenidamente, dejando al joven se cabello rojizo solo en el comedor. Una vez arriba, tendió la cama y ordenó todo lo que estaba a su alcance.

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El dueño de hogar se encontraba comiendo, muy confundido.


― ¿Por qué demonios se me acelera el corazón cuando me habla y por qué siento que mis mejillas se calientan cada vez que la veo? ―estaba muy preocupado de sus pensamientos, tratando de encontrar una respuestas a sus preguntas ―me duele el estómago… debe ser que me estoy resfriando, eso debe ser.


Terminó de almorzar, dejó su plato en el fregadero y continuó con su trabajo.

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― Soy tan tonta, como pude quedarme parada mirándolo. Seguramente ya tiene novia… O quizás esposa ―quedaba atormentada con sus ideas, sin saber el verdadero motivo ― ni si quiera lo conozco, pero es muy seguro que alguien como él, se fijara en alguien como yo.


Miró su reloj y ya estaba en la hora, su horario ya había acabado. Dejó los materiales de limpieza tal cual donde estaban para poder evitarse inconvenientes.


Le avisó al muchacho que ya se tenía que marchar, se despidió cordialmente, para así salir de la casa y tomar un taxi que la dejaría en su hogar.

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Hasta aquí llegamos por hoy.​

Espero que les haya gustado c:​

¡Nos vemos!​