El elevador de la academia para aquellos alumnos perezosos o con pocas actitud de subir escaleras. Conecta con las tres plantas exceptuando la cuarta: la azotea. Conecta con: Casilleros Conecta con: Pasillo 1° planta Conecta con: Pasillo 2° planta Conecta con: Pasillo 3° planta
Cuando Watanabe vio el ascensor a lo lejos un extraño sentimiento recorrió su cuerpo; edificios grandes, centros comerciales; Tokyo y amigas. Apenas se percató cuando estaba delante de él, apretando el botón con la flecha en dirección a abajo: había actuado por impulso. Esperó a que llegara, tambaleándose levemente hacía adelante y atrás; como columpiándose mientras tenía sus dedos indices entrelazados tras su espalda. Estaba nerviosa, pues no sabía como reaccionar si resultaba que alguien más lo había tomado, le daría un poco de pudor, pues recién se había percatado que ese ascensor no debería ser para personas lo suficiente mente sanas como ella. Para su suerte estaba vacío; subió en él apretando el botón que la llevaría a la planta baja; se sentía raro, en su antigua escuela no tenían ascensor. Se apoyó en la pared de al fondo —que no tenía pasamanos— al lado de la esquina, y recordó a sus amigas; la discusión con su madre, de Kazuki también, esperaba que este estuviera bien. También recordó que Ichirou no le llamaba hace meses; aunque en realidad nunca fue de tomar la iniciativa en sus interacciones, igualmente hizo un puchero frustrada mientras miraba el piso. Y antes de recordar a su padre el timbre del ascensor le indicó que había llegado a destino: momento de ir a la cafetería. La lluvia definitivamente era nostálgica, un sentimiento que nunca había experimentado tan fuerte como en ese momento.
Si hubiese sabido lo que Kou estaba pensando en esos momentos, seguramente me hubiese reído un poco y, no sé, ¿me hubiese parecido hasta algo tierno? Porque solo había que verme para saber que me daba igual, si me hacía caso o no, si me prestaba atención solo a mí o no. Mi intención era simplemente divertirme con él, porque me caía bien y nos lo pasábamos bien juntos, ¿o no? Que se dejase llevar tan fácilmente solo hacía que fuese más entretenido, pero si no lo hacía... ¿no encontraría otra forma para cumplir con el objetivo? Pues claro que sí~ Pero no sabía nada de eso y tampoco me importaba lo suficiente en tanto todo siguiese fluyendo como lo estaba haciendo en ese momento. Y todo estaba fluyendo de maravilla, para qué mentirnos~ Las luces del ascensor eran tenues en comparación a la luz exterior, me pregunté si no lo habrían hecho así a propósito, y el hecho de haberme echado encima el cuerpo del chico tampoco ayudó mucho con la luminosidad; las sombras nos rodearon y se sintió, por demás, correcto. Noté como estampaba la mano sobre el espejo, algo por encima de mi cabeza, y me sonreí como tonta antes de recibir su boca. Me presionó aún más contra la pared, coló la lengua no mucho después y yo me dejé hacer con una facilidad absurda. Aun así, lo cierto es que terminé subiendo la mano que tenía libre de vuelta a su cabello, todo para buscar presionarlo con más ahínco dentro de mi boca, y si al otra se quedó suspendida sin buscar más contacto fue porque simplemente la cabeza no me dio para guardar el móvil en la falda como tenía que haber hecho. Nada muy problemático tampoco, el beso lo estaba disfrutando como una cabrona sin necesidad de ello, y seguí buscando sus labios una y otra vez hasta que acabé separándome solo para bajar el reguero de besos por su mandíbula y parte del cuello. Fueron húmedos, incluso deslicé un poco la lengua por su piel sin ninguna pizca de pudor, y estuve tentada a soltarle el nudo del pañuelo para seguir con la estupidez hasta que, en un chispazo de lucidez, eché una vistazo fugaz al techo y resoplé, aún hundida en su cuello. Qué zorra la directora. Me separé después de un rato y levanté el móvil como si nada, buscando la dirección de mi piso en el mapa y girándolo para mostrarle la pantalla con la imagen, echándome encima una sonrisa algo inocente pero con la mirada clavada en su rostro para ver su reacción. —¿Te suena~? Porque sí, ya Thi me había dicho dónde quedaba su casa y sabía que éramos prácticamente vecinos. Lo sé, habladme de destino.
Otra vez, lo previsible de la situación no le quitaba ni una pizca de encanto. Riamu me recibió sin problema, hundió los dedos en mi cabello de nueva cuenta y qué puta manía, en serio, como si supiera que era un punto débil o algo así. Accedí, claro, noté al vuelo sus intenciones y aflojé el cuello para que me presionara contra ella todo lo que quisiera. Mi mano libre viajó a su cintura, enredándose, y la separé de la pared para pegarla a mi cuerpo. No se me pasó desapercibida ni una sola de sus curvas y cuando bajó a mi cuello solté un suspiro ligero que ni siquiera me replanteé, cerrando los ojos. Un poco de repente la separé de mi piel echando su hombro hacia atrás y busqué sus ojos antes de lanzarme a su cuello. Me agaché lo suficiente, mis dedos sobre el espejo palidecieron por la presión ejercida y le comí el cuello, básicamente. Presioné la lengua aquí y allá, rocé la piel con los dientes y le dejé cualquier cantidad de besos lentos, profundos. Debía haber cámaras en ese ascensor de mierda, ¿no? Y me importaba una mierda. Cuando me separó solté el aire de golpe, con una ligera cuota de hastío en mi expresión que desvanecí casi de inmediato. Aguardé quieto, con las manos donde las había dejado: una en su cintura y la otra junto a su cabeza. Al recibir el brillo de la pantalla entrecerré los ojos y esbocé una sonrisa de mierda, deslizando la mirada a sus ojos. ¿Y el tono a qué venía? ¿Acaso ya sabía dónde vivía yo? ¿Y eso cómo? —Me suena, sí —concedí en un susurro suave, quitando la mano del espejo para recuperar mi móvil casi a cámara lenta y guardarlo en mi bolsillo habiéndolo bloqueado a tientas—. Pero ¿ya acabamos con el pago? Mantuve el tono de voz al inclinarme de regreso a su cuello y echarle el aliento encima, sin tocarla realmente. Mi mano regresó al espejo, sí, pero en su recorrido rozó la curvatura de sus pechos con toda la maldita intención. —¿O quedan algunas cuotas pendientes~? ¿A cuánto vivíamos? ¿Diez minutos de distancia? Dios santo, si parecía planeado o algo. Qué puta gracia. Contenido oculto belu, escribiendo el post anterior: kou a veces sos un hijo de puta, hermano gabi, justo después: aw qué tierno
—¿Dos años estudiando en casa? —repliqué, quizás un poquito más fuerte de lo necesario, y rodé los ojos antes de bufar—. Joder, qué puto dolor en el culo. En plan, ¿qué onda? ¿Hiciste amigos o fue tan horrible como lo imagino? ¿Qué onda con tus padres? ¿Te odian o algo? Claro que eran muchas preguntas y la mayoría no ameritaban respuesta, pero de sólo imaginar estar dos años tomando lecciones en mi casa con profesores aburridos me daban ganas de cabecear una bala o algo. Ni modo, igual mamá nunca me haría algo así. Well, de la forma que fuera, al menos para último año la habían anotado en una escuela de verdad. —Yo empecé el... ¿miércoles? ¡Sí! El miércoles pasado, el día de las pruebas físicas. ¿Cómo no te vi, baby? ¿Ese día faltaste? De distraída que era su puta madre iba a notar la chispa de timidez con la cual se tocó el cabello. Encima me distraje con el interior del ascensor, porque era la primera vez que me subía y se veía bien moderno y sofisticado. ¡Limpio, también! Me dijo que estaba bien, su voz me empujó a regresar mi atención a ella y entrelacé mis dedos a los suyos sin ningún tipo de problema. El ascensor comenzó a subir hacia el tercer piso mientras hablábamos. —¿Trabajo? Qué va, eso se fue bastante a la mierda. No duró mucho esa fiebre, la verdad, así que básicamente regresé a mi vida normal. Sigo cantando y tal, pero en el sótano de un amigo. Kinda sad, huh? ¡Pero no importa! Igual me estoy divirtiendo mucho ¡y ahora más, que di con Riri! Estiré el brazo libre para alcanzar su mejilla y pinchársela, medio queriendo molestarla, medio de lo contenta que estaba. —¡Tenemos que ponernos al día! —retomé, dejándole la carita en paz—. ¿Tienes planes para el almuerzo? ¿Quieres que comamos juntas~? ¡Necesito saber si mi Riri sigue siendo una chica pura!
Contrario a lo que pudiera parecer, no había esperado realmente que Kou me diese la razón. Había pasado el tiempo suficiente con él para entender que las sutilezas no iban en absoluto con su carácter y, ¿honestamente? No me molestaba para nada. Consideraba, de hecho, que era parte de su encanto y, además, me daba bastante espacio a montarme teatros con sus reacciones, cosa que disfrutaba especialmente de haces en su compañía. —Ninguna sorpresa, te lo aseguro —sentencié, quizás con un poquito de más brusquedad de la que hubiese estimado, y acabé por encogerme de hombros para quitarle seriedad al asunto. No pretendía esconder el sol con un dedo, sabía perfectamente que no era alguien que destacase por su desempeño académico y nunca había pretendido parecerlo, tampoco. No era algo que me quitase el sueño, sabía que era una persona que destacaba en lo artístico, lo creativo, y que era eso en lo que me especializaría en el futuro, pero desgraciadamente no podía haber existido un peor timing para la conversación. Seguía dándome rabia no alcanzar ni siquiera las mínimas jodidas expectativas de mis padres. Me dejó hacer cuando empecé a juguetear con su blazer, tal y como había esperado que hiciese, y, si notó algo al respecto de mi cambio de actitud, no lo comentó en ningún momento. Nos adentramos en el ascensor y aproveché el impulso para separarme de su brazo, apoyándome con la espalda en una de las paredes y encarándolo. >>Qué complaciente suenas, Kou-chii~ No tenía remedio, ¿verdad? Solo había necesitado que aceptase cumplirme una petición, incluso sin saber de que se trataba, para recuperar la confianza, los ánimos y, en definitiva, la actitud de perra que me caracterizaba bastante más. >>Verás, es que este fin de semana he quedado para salir con una amiga y esta tarde quería ir a comprarme algo de ropa, ya sabes, para impresionarla —expliqué con tranquilidad, desde mi posición, y justo después me separé de la pared para volver a acercarme al chico—. Y me gustaría que me acompañases, para que me das tu opinión~ —añadí, bajando la voz, y aproveché para juguetear con su corbata en el proceso.
Lo vi alzar las cejas cuando me marqué la tontería de turno de echarle los brazos encima, imaginé que no se había anticipado a eso o algo, pero la verdad es que yo tampoco lo había pensado mucho antes de hacerlo. En realidad digamos que solo había aprovechado el bug, si lo tenía delante no podía quedarme quieto y eso se sabía aquí y en el otro lado del mar. De cualquier forma, cuando preguntó si era comida y la ilusión se le coló en la voz la sonrisa que consiguió provocarme fue de ternura. Era una estupidez, pero era débil a cosas muy sencillas que no tenían especial justificación, solo me parecía genuinamente adorable y no había remedio. Detallé su rostro sin disimularlo mucho, lo hice un par de veces de hecho y acabé por asentir con la cabeza. —Bingo~ —dije en voz baja, como si no le hubiese dado la pista más obvia del mundo—. ¿Ya ves? No necesitabas más pistas, aunque igual puede que deje el big reveal para después. Lo vi soltar el aire por la nariz cuando lo piqué con lo de los ojos de cachorrito y me tragué la gracia, sobre todo al notar el tacto en mi brazo deslizarse. La tontería me gustó más de lo que uno debería admitir a las ocho de la mañana, pero tampoco lo dejé ver demasiado, que seguíamos a los cuatro vientos. Aún así solté la risa al escuchar su pregunta y me encogí ligeramente de hombros. Creí que la cosa iba a quedar allí, no pretendía nada más en realidad, pero me soltó lo del atajo y se me cruzaron un par de cables en las direcciones incorrectas. Lo noté desviarse hacia el ascensor, pero cuando regresó a mis ojos deslizó la mirada a mis labios y un chispazo tenue me bajó por la espalda, que solo se acentuó cuando me hizo los famosos ojitos de cachorro. —¿Yo? —cuestioné sin darme cuenta que la voz me había bajado un par de octavas y me despegué de él solo para cazar su muñeca al vuelo con tal de arrastrarlo dentro del ascensor apenas estuvo allí—. No tengo muchas ganas de caminar hoy, ahora que lo dices. Me quedé quieto apenas los segundos que tardaron las puertas en cerrarse, dejé ir su muñeca solo para volver a echarle los brazos encima y acerqué mi rostro al suyo lo suficiente para que mi respiración rebotara. Le dediqué una sonrisa de cordero degollado antes de alcanzar a dejarle un beso en la mejilla, seguido de otro en la comisura de los labios. —Podría acostumbrarme a que me hagas ojitos de cachorro —murmuré por la pura gracia, de hecho se me coló una risa en la frase—. Ya es como mi capricho y todo~ Terminé buscando sus labios, la movida no cargó especial maña ni nada, pero no encontré por dónde detenerme en realidad. Eso y que por algo había tomado el famoso atajo, porque claro, en un par de pisos se podía hacer un poco el tonto, ¿no? Contenido oculto he's gay, your honor. Is this un post solo para iNsiNuar cosas de forma muy directa porque no nos da la vida para más? yes it is, doy mi trabajo por terminado- again como ayer, si no me duermo me arrastro a joey más tardito o mañana en la tarde que también tengo que ir cerrando eso aaa
Igual la migraña no estaba dejando a la criatura sopesar que se estaba metiendo de cabeza en la mierda, ni idea, pero tampoco me lo estaba cuestionando demasiado y como a ella el cerebro no le servía, de forma más o menos literal, aquí estábamos entrando al ascensor como si ella no tuviese cara de culo y yo no fuese un necio de cuidado. El caso fue que ya adentro se quedó a una distancia prudencial, cosa que respeté, y estaba echando el peso del cuerpo en la pared contraria cuando descubrió el agua tibia y me lanzó la pregunta después. —Eso dicen y lo confirmo —respondí a lo de que era un egocéntrico—. Sobre lo segundo, usa la respuesta que te sirva aunque creo que ya sabes cuál es la correcta. No era un buen samaritano, eso se notaba desde el espacio. No me sostuvo la mirada mucho tiempo, aunque en realidad ahora no se había caracterizado por ello, era una cosa más bien intermitente de que me miraba cuando le hablaba y apenas se cortaba la frase desviaba la atención. Así fue cuando repitió mi nombre, abrió los ojos y siguió hilando sobre eso. Escucharla me estiró la sonrisa en el rostro y solté el aire despacio, en algo que estuvo por ser un suspiro. —Me alegra que manejes bien el japonés, sin duda. —La chica me había mirado de arriba a bajo solo para soltarme por la cara que el kanji que creía correspondía a mi nombre y su significado no pegaban conmigo. Tenía razón por los motivos erróneos, así que alcé el brazo, mis nudillos alcanzaron la pared del ascensor y tracé dos kanji invisibles, en espejo, y ella se había referido solo a uno para empezar—. Le erraste a la escritura. No usa el de fresco, sino otros dos... Gran tormenta. Volví a bajar el brazo, hundí la mano en el bolsillo y desvié la vista en cuanto el ascensor se detuvo en nuestro destino, abriendo las puertas. Desvié la vista al pasillo que se extendía en el exterior, así que despegué la espalda del elevador y salí para esperar a que ella lo hiciera también. —Para mí no. A la que se le está partiendo la cabeza en dos es a ti después de todo y un malhumorado más o uno menos me importaba bien poco. Contenido oculto los mandé directo a la primera planta pues porque sí (?
A decir verdad aun me seguía preguntando que hacia aquí, y con este chico, osea fui a buscar a Fiorella y termine encontrándome con el. ¡Dios!, cuando la viera tendría que realmente que controlarme para preguntarle de buena manera, a donde se había metido, y peor aun se había ido sin mi. Como fuese la voz del chico me atrajo de vuelta cuando afirmo lo de que, era un egocéntrico. Una risa salio de mis labios entre dientes por lo ultimo que dijo, y lo mire lentamente. Que sin vergüenza. No dije nada y tampoco quise, no hasta que después de decirle que su nombre no le pintaba de nada, escuche lo que dijo arquee una ceja cuando alzos su brazo y sus nudillos alcanzaron la pared del ascensor y trazo dos kanji invisibles, mi ojos siguieron cada uno de sus movimientos y cuando termino mi vista se poso en el, me despegue de la pared cuando dijo que le había errado en la escritura que no se usaba el de fresco, sino otros dos gran tormenta. ¿Gran tormenta?. —¿Y eso que significa? —pregunte—. ¿Que te la pasas atormentando a cada persona que se cruce por el frente? —eso lo deje en el aire cuando el ascensor se detuvo, supongo que había sido donde era nuestro destino, mire que desvió la mirada al pasillo cosa que hice lo mismo, y note como despegaba la espalda del elevador y salio primero. Lo que dijo después solo hizo que avanzara pasando por su lado adelantándome, para poder verlo de frente fríamente, me sentí un poco mareada cosa que por puro milagro logre mantenerme firme. Ademas si estaba hay parado era por que según estaba esperando que yo saliera. —Entonces sigamos, si a mi es a quien se me esta partiendo la cabeza como dices —sonreí creo que fue la sonrisa mas fría que había hecho en mi vida—. No quiero darte mas costo de lo que puedas estar sintiendo. Aunque te importe muy poco. A veces me preguntaba si con la migraña iba dejar de ser tan fría... Eso, nunca. Deberías de ser agradecida Adara. Ademas fuiste tu que le preguntaste si te iba acompañar. Pues ya me estaba arrepintiendo.
—¿Maharaja? Maharaja... —repetí, bajando la voz a medida que lo hacía, y eché la mirada al techo mientras intentaba encontrar cualquier información al respecto en mi memoria—. ¡Ah, sí! Lo ubico. Queda como a cuarenta minutos de mi casa, de hecho —acabé por contestar, asintiendo una par de veces con la cabeza, y justo después me permití una sonrisa divertida—. No está mal, pero hay sitios mejores. Si quieres conocer la vida nocturna de Tokio, you should come to me, hon. Joey y yo hemos pasado años investigándola, so we basically have a PhD on it. La tontería me hizo su gracia, incluso sabiendo de antemano lo que iba a decirle, y por eso terminé dejando escapar una risilla de nada al final de mis palabras; había un deje de orgullo, también, porque la realidad era que sí me sentía orgullosa de ello. >>Nope, nada nuevo tampoco. I mean, sigo saliendo de fiesta y liándome con gente, pero eso ya es costumbre~ —respondí, encogiéndome de hombros una vez más, y no pude evitar ladear la cabeza para mirarlo con el ceño algo fruncido—. Oye, ¿tú de verdad solo me has buscado para hacer small talk y almorzar? Me resulta muy sospechoso.
Rowan me dijo… que le alegraba el sólo hecho de que el Ori estuviese gustándome. No me caracterizaba por ser una chica avispada, y quizá pasaría mucho tiempo antes de que lograra arrancarme este pensamiento sobre mí misma; pero… aunque creía que la mayoría de las cosas escapaban a mis sentidos, eso no ocurrió con lo que mi senpai acababa de expresar… No fue una frase dicha por mera cordialidad, ni por protocolo… Al escucharlo, incluso yo pude detectar que su alegría era auténtica, que otra vez me estaba obsequiando su sinceridad. Y el motivo… era sólo eso: saber que estaba disfrutando de un juego. De algo… que compartíamos. —Lo… lo tendré en cuenta —llegué a decir a su recomendación de la secuela, algo distraída. Había logrado conmoverme otra vez. Cuando recibió mi botella agaché ligeramente la cabeza, para ocultar cualquier indicio que me delatase, tras lo cual mantuve silencio al caminar hacia el ascensor… No estaba acostumbrada a provocar alegría en nadie. N-no era que hiciese cosas extrañas... más allá de tartamudear, asustarme con facilidad o hacer que en mi rostro desfilaran sonrojos de diferente tonalidad. Sin embargo, a la larga, todas las personas que se animaron a entrar en mi círculo terminaron alejándose de mí… porque mi carácter nervioso acabó por incomodarlas, incluso hartarlas… Y dolía tanto cuando pasaba, que no fueron pocas las veces que derramé lágrimas en la soledad de mi habitación; conteniendo mi voz quebrada hasta que la garganta me dolía, para no preocupar a mi madre… Porque cuando alguien me hablaba... era feliz, aunque mis gestos parecieran gritar lo contrario. Y alegrar a alguien por sólo ser yo… me provocaba una sensación muy rara. Era tan confusa que no sabía qué hacer, y sin embargo también contenía una calidez que amenazaba con ponerme sensible. En un sentido… positivo, ¿tal vez? El hecho de que bebiera y suspirara de esa forma logró arrancarme de mis pensamientos nuevamente. Debí hacer acopio de mucha fuerza de voluntad para no preguntarle si se encontraba bien, cuando ya lo había hecho hace pocos minutos. Mi atención volvió a depositarse en él, en Rowan aquejado por su cansancio, por lo que ningún pensamiento intrusivo volvió a desgarrar mi mente. Subimos al elevador y allí, mientras ascendíamos, recibí su respuesta… La cual olvidé que estaba esperando de su parte… p-p-porque nos distrajimos hablando del Ori. Sin quererlo, mis mejillas volvieron a iluminarse en un color rosado, como si acabaran de descubrir mi descuido pese a que a Rowan le sucedió lo mismo con mi pregunta anterior. Pero igualmente lo escuché y logré asentir sin que los nervios me dominara... por completo, quiero decir. —Yo… ha-hablé con otros senpai, a-además de V-Vero y Jez, o s-sea, ¿las lucecitas? —le dije, enredándome un poco en la elección de palabras— Incluso… almorcé con algunos… —“y me animé gracias a ti”, fue lo que no le dije. Las puertas del ascensor se apartaron automáticamente, tras detenernos en la primera planta, el pasillo de mi clase y la sala de arte. Al ser consciente de dónde nos encontrábamos, di un ligero respingo. Pero antes que nada, estiré un brazo para evitar que las puertas se cerraran y miré a Rowan, indicándole en silencio que podía pasar primero. —Y también hablé con… Katrina Akaisa.
