Aquél día que te ví. Hola aquí yo de nuevo, pero con Long-Fic. Aquí voy: Aquél día qué te vi. Te movías como un ángel, tus pasos eran ligeros pero firmes, rápidos e imponentes. Sin duda no admitía qué alguien cómo yo alguna vez conociera a alguien tan hermoso como lo eres tú. De un momento a otro no creí lo que pasaba…tú ser tan hermoso me estabas saludando. -Buenas tardes, no creo que me recuerdes ¿o sí?-esbozaste una amplía sonrisa, por alguna extraña razón estos cuatro años te había olvidado, pero ahora de pronto te recordé y también averigüe porque te me habías hecho tan increíble. -Claro qué te recuerdo. Eres Alphonse mí último novio de la universidad. Cuánto tiempo ¿no es así?-empecé a articular las palabras algo entrecortada pero poco a poco fui ganando confianza y las palabras salieron una por una muy armoniosamente. -Así es, qué sorpresa qué al final sí me recuerdes-tú cara inexplicablemente se lleno de ilusión y felicidad, algo que yo al menos, no comprendía. Me límite a sonreír educadamente. -¿Quieres ir a tomar un café?-preguntaste tímido, como si yo te fuera a decir que no. -Claro, no estaría mal-de un momento a otro mí corazón se puso a latir a mil por hora, mis labios en contra de mí voluntad esbozaron una grata sonrisa, mis ojos se llenaron de sinceridad y mis palabras sonaron más calidas que nunca. -Entonces muy bien Elizabeth, vayamos por un café y quizás podamos platicar un poco. Claro sí no es qué tienes algo más importante que hacer-en tú voz mí nombre sonó como sí fuera magnífico, te menospreciaste como sí no fuera importante estar contigo. Definitivamente el tiempo me había engañado, me había hecho creer qué podía vivir sin ti, que ya no te amaba pero no, estoy aquí amándote cómo sí nunca hubieras roto mi corazón… Llegamos a las once cincuenta A.m. a la cafetería, linda por cierto. En el momento en qué entremos lo primero que percibí fue el olor a café que se respiraba dentro, después una señorita nos asignó una mesa. -Y bien ¿Qué pedirás?-sonreíste un poco para romper el hielo y también según yo, para quitarme el ensimismamiento que llevaba conmigo. -Oh, creo que esta vez tomaré un café americano-respondí aturdida por tu repentina pregunta. -Creo qué esta vez te copiaré y pediré lo mismo-reíste y de nuevo como muchas otras veces lo habías hecho esbozaste la sonrisa que a mí me hechizaba. Una señorita con uniforme rosa pastel, zapatos blancos y medias, ojos grandes de color azul, pelo negro y alta nos preguntaba que queríamos y entonces ordenamos. Una vez ya con nuestro café… -Necesito decirte algo…-susurraste. Mil cosas pasaban por mi mente, ¿qué me dirías?
Re: Aquél día que te ví. ¡Hola! aunque el texto en un principio es algo lento, el final me dejó interesada. Será qie estoy acostumbrada a quedar prendada de las preguntas. En el plano estructural, está bien redacto. La ortografía según yo es buena aunque mi ortografía no es del todo buena ._. Linda historia.