Apartamento N22

El departamento donde vivía estaba en la calle Fiztgerald 411, en esa época yo vivía bien en una calle que no era tan mala pero me gustaría que hubiese sido mejor.

La dueña del piso leía libros de bolsillo todo el día y solo desviaba su mirada para cobrarte o quejarse sobre el gobierno.

Un día mientras salía a la calle me había encontrado a un hombre y a una mujer, la mujer llevaba una canasta y el hombre era un mastodonte que te podría reventar la cabeza solo con darte un sopapo. Lo primero que supuse es que la mujer llevaba quesos o cremas que ya eran típicos de estos grupos étnicos, luego me di cuenta de que lo que la mujer llevaba en realidad.

El hombre que vestía camisa a cuadros y vaqueros se acercó con una sonrisa amigable típica de los pueblos y la que te da alguien cuando te le quedas mirando fijamente y quiere que lo dejes de ver, al menos eso creí.

Después de decirme unas cuantas cosas y presentarme a su mujer que seguía llevando la canasta a la altura del regazo y una mirada neutral, me invito a echarle un vistazo a esta—la canasta me refiero—y adentro en vez de lo que pensé que había estaba la foto de una niña.

De pelo moreno y piel blanca, tendría como unos cinco años y sostenía lo que parecía ser un dibujo mal hecho de un niño de primaria en un kinder o jardín de niños, tenía la blusa del uniforme llena de pintura roja y verde, el dibujo en si era un monigote de palos sin mucho chiste, lo importante es que el fondo estaba exquisitamente hecho.

Era un bosque con arboles verdes color oscuro hechos muy detalladamente, desperdigados estaban mapaches y pájaros dibujados con encanto y ciervos que parecían salir de la pintura.

El contenido de la canasta no acaba ahí, también había un revolver y una cajetilla de cigarros.

"¿Sugieren que mate a una niña de cinco años?" pregunte yo, hombre y mujer negaron con la cabeza al mismo tiempo y se quedaron callados un momento, luego me aclararon que esa foto era vieja y actualmente era una chiquilla de catorce que pintaba desnudos en su casa ante la mirada estupefacta y decepcionada de sus padres.

¿Como habrá pasado de dibujar bosques y animales a dibujar el cuerpo humano? cualquier cosa que hubiera pasado—me decía el hombre, teniendo a su lado a la mujer siempre callada—no me debiera de importar, me dijo que la chica vivía con sus padres en un apartamento en la calle Fitzgerald 411; También agregaron el hecho que era el numero 22 y que el padre no se pasaba mucho por ahí.

Acepte, después de todo estaba súper aburrido y no me vendría mal un poco de entretenimiento barato.

Volví a mi apartamento con la canasta en la mano tapada con una servilleta de lino, la dueña que era viuda y había comprado el departamento con la cuantiosa herencia de su marido, desvío la mirada de su edición de "Dracula"—esa con el corsé blanco en la portada—y me dijo las ultimas penurias del país, al final de su discurso político le sonreí y al poco tiempo me desvío la mirada.

Un tiempo después—3 horas—llegue a la calle con una gabardina de inspector y un sombrero puesto en mi cabeza, tal vez eso le daría un poco de noir al asunto.

El portero me dejo subir sin ningún problema y saque del bolsillo la nota de papel que me había dado esa mujer callada.

"Apartamento N 22"

Esas serian las únicas palabras que habría usado en su vida, aparte de "acepto" y tal vez cualquier palabra que alguien usaría para defenderse de los golpes de su pareja, supongo que algo como "No me pegues" o "piensa en tu hijo" o "me voy a ir con mi madre" o... pero bueno, me estoy desviando, el "quid" de la cuestión es que después de subir varias escaleras y al final llegar a la puerta del departamento N 22, la puerta se abrió con un pequeño empuje, decepcionando mi idea de derribar la puerta.

Lo primero que vi fue un sillón de cuero y una televisión prendida, estaban pasando los animaniacs, en ese momento los tres hermanos—o lo que fueran—estaban en las oficinas de Warner, lo demás no es digno de mención. Entre al cuarto de la fémina y la vi mientras trabajaba en un cuadro, ni siquiera se molestaba en ponerse algo encima, la ropa que llevaba en ese momento era la de siempre, una blusa sencilla y pantalones cortos.

En cuanto me vio intentó huir, es obvio la verdad, cuando alguien con un arma entra en tu cuarto es que te va a matar o que te va proteger, pero obviamente vas a pensar la primera ¿No es así?.

Como sea, la tipa no reacciono a tiempo y su "pintura" mancho el esbozo, cuando estaba planeando irme un ruido llamo mi atención, me volví pensando en que sería y me encuentro con que el esbozo se había salido de su cuadro.

La muchacha estaba pintando en ese momento una especie de persona abstracta que tenía un foco en vez de cabeza, no tenía brazos y la parte donde su miembro debía ir había una mano, aun no había sido bendecido por el color y por ello parecía un recorte de los años 90 o una figurilla echa con plastilina.

La figura parecía querer gritar pero al no tener boca, simplemente se sostenía su cabeza como si tuviera jaqueca, la figura estuvo intentando gritar un poco más pero al final descubrió que era en vano, simplemente se sentó en la esquina de la cama he intentó comunicarme algo, me di cuenta porque agitaba su cabeza de un lado a otro con desesperación, yo veía todo desde la puerta de la habitación.

De repente paró, se olvidó de intentar gritar y cayó al suelo, rompiendo el foco que traía por cabeza, una llama se vio momentáneamente junto al queroseno pero inmediatamente desapareció, todo había terminado.

Volví a la pieza y la viuda esta vez no se digno a dirigirme un poco de su atención, se ve que "Dracula" es realmente buena.

Silbe mientras entraba a mi habitación con la canasta de la mujer, esta vez llena de dinero y un par de quesos artesanales, después de todo por eso lo hice, me senté en mi sillón mientras pensaba en que podría usar ese dinero, tal vez seria interesante pintar un poco.