Microrrelato Apariencia

Apariencia​

Con paso firme, pasó por en medio de ellos. Sus compañeros de instituto, como siempre, se quedaron murmurando de ella en aquel patio en donde la mayoría de los alumnos se cruzaban, tanto al llegar por la mañana a clases, como al término de ellas.

"Qué tonta es", alcanzó a escuchar de alguien mientras se alejaba.

"Una perdedora, sin duda", dijo otra de las voces.

"La reina de la estupidez", opinó una más

Y con sus risas y más comentarios desagradables, siguieron haciendo escarnio de ella, pero como siempre también, fue algo a lo que la joven restó importancia. Continuó su paso tranquilo, serenando su espíritu mediante hacer oídos sordos. Involuntariamente, una hermosa sonrisa iluminó su rostro mientras pensaba en aquellos que dejaba atrás. Sin que sus compañeros lo supieran, ella conocía todo cuanto eran: sus ingenuidades e hipocresías, sus miedos y sus temples; sus ambiciones y desengaños, sus amores e infidelidades. De hecho, no existía ningún secreto de ellos, que ella no conociera por más íntimo que fuera.

Ellos la despreciaban y la llamaban tonta empleando todos los sinónimos de la palabra, porque era pasiva, callada y desde el punto de vista de los bravucones, distraída y poco observadora. En apariencia pues, sin ninguna ambición ni motivación... pero era sólo eso: apariencia.

Nadie podía saber que ella era como ese volcán que está dormido, pero que un día tendrá que despertar y ay de aquellos que estén en la ladera de su erupción, porque ninguno podrá salvarse.

Mientras tanto, el conocimiento y los secretos ajenos, así como sus emociones retenidas, iban acumulándose en su interior, como el magma en el volcán.

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"Caras vemos, corazones no sabemos", reza así el dicho.