The Hunger Games Ante todo, modales.

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Sumine-chan, 23 Julio 2013.

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    Sumine-chan

    Sumine-chan Intérprete de la Condolencia

    Géminis
    Miembro desde:
    23 Agosto 2012
    Mensajes:
    70
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Ante todo, modales.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1318
    Disclaimer: Los personajes de THG no son míos :3 obvio xD

    Nota: Este fic esta escrito porque Pire Bennet prometió chocolate, o galletas. No recuerdo, pero lo hizo xDDD Aparte me divertí mucho escribiendo sobre este personaje en particular. Espero que ganemos!!!
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    Ante todo, modales.
    I
    Estaba sentada en su cama, en la casa que habitaba en el capitolio. Sabía que estaba mal, que lo que hacía no era correcto, pero al final de cuentas, ¿qué era correcto ahora?

    Llevaba varios años como escolta del distrito 12 y se había comenzado a desesperar. Dejando de lado el indiscutible hecho de que las probabilidades de que los ganadores de los juegos fueran los tributos de su distrito, lo que más le molestaba era que ninguno de ellos parecía tener modales ni educación. Culpaba de eso a Haymitch, aun cuando sabía que no era directamente su culpa, porque creía que podía intentar al menos poner un buen ejemplo.

    Vomitar en el tren cuando los tributos eran transportados al capitolio no era, definitivamente, un buen ejemplo.

    Se comenzaba a resignar. Era realmente joven y tenía todo un futuro por delante. ¿Por qué le había tocado ser escolta del distrito 12? La suerte definitivamente no estaba a su favor. Hasta los septuagésimo cuartos juegos del hambre.

    Tenía una voluntaria. ¡Era la primera voluntaria del distrito 12! Esto definitivamente tenía que ayudarle en algo. Aplaudió agradeciendo la valentía de la chica Everdeen, pero rápidamente se dio cuenta de que el distrito no compartía su entusiasmo. Pobres de ellos, no tenían idea del orgullo que era representar a su distrito en los juegos. ¡Era algo excepcional! ¿Cómo no iban a aplaudirle?

    Para variar, Haymitch volvió a vomitar en el camino y la chica voluntaria carecía de modales en su totalidad. El joven, Peeta, parecía que al menos sabía comer como humano. Iba a ser difícil hacer un buen trabajo con ellos, pero por algo era escolta. Se las arreglaría para hacer que esos dos fueran dignos de sentarse en una fiesta del capitolio. Después de todo, no eran los dos peores tributos que había tenido.

    Al final de cuentas, sus pupilos parecían ser prometedores. ¡Y se amaban! Ya decía ella que había algo entre ellos durante todo el viaje. Podía verlo en los ojos de ambos, un amor completamente puro, juvenil y tan hermoso. Entonces, por primera vez, le dolió mandarlos a la arena.

    Pobres chicos, de todos los jóvenes del distrito 12, ¿por qué habían tenido que ser ellos dos? Trató de animarlos en todo momento, pero el resultado era sencillamente inevitable: si tenían suerte, uno sobreviviría y el otro moriría en esa arena.

    No era nada personal, ella amaba su trabajo, estaba orgullosa de ser escolta, había trabajado mucho para estar donde se encontraba. Profesionalismo ante todo, se recitaba una y otra vez tratando de convencerse de lo que decía. Katniss y Peeta eran buenos muchachos, habían intentado aprender modales por ella, incluso habían hecho la entrevista bien. Iba a dolerle que murieran.

    Pero sorpresivamente, no murieron. Ninguno de los dos. Los ganadores de los septuagésimo cuartos juegos del hambre fueron sus dos tributos del distrito 12. Esto, definitivamente, tenía que ayudarle en su carrera. Cuando los vio regresar heridos, cansados, pero vivos, lo último que pasó por su mente fue que la ascendieran. En realidad, había intentado no tener esperanzas, pero a pesar de todo, siempre esperó que regresaran: ahora los dos jóvenes tendrían la vida llena de felicidad que se merecían, se la habían ganado.

    II
    Sollozó un poco y soltó un leve gemido. Se llevó el pañuelo a las orillas de sus ojos, donde se estaban formando unas lágrimas. No podía permitir que su maquillaje, el cual había tardado horas en dejar a la perfección, se arruinara. Respiró profundamente mientras pensaba en el futuro de sus niños.

    Había sido como tragarse un pastel entero de los que sus compañeras habían hecho mal en la clase de cocina. De repente su garganta se había quedado seca y había olvidado exactamente cómo respirar. Lo disimuló arreglando un poco su peluca anaranjada. No importaba cuántas vueltas le diera al contenedor de cristal, solo había un papel que podía tomar. Intentó alargar la respuesta fingiendo revolver la urna, pero todos sabían el nombre del papel. Ella lo sabía.

    Realmente le dolió ver la mirada de Katniss. La chica sabía que era ella, no había cómo salir de eso. Luego, como para rematar las cosas con todo el drama posible, el joven enamorado, Peeta, se ofrecía voluntario para proteger a su amada en una nueva arena, en una nueva guerra. Una en la cual sabían perfectamente que no podrían regresar los dos, no otra vez.

    Trató de ser todo lo positiva posible, de mantenerlos a flote, de darles un poco felicidad, pero todos estaban demasiado estresados, al borde de la locura. Ella misma podía sentir esa aura nada bonita ni acogedora que los rodeaba en todo momento. No era solo el maltrato de los guardianes, ni la falta de modales de todo mundo, era algo más, algo que no la dejaba respirar normalmente. Era la tragedia misma la que los envolvía y por más que ella tratara de luchar en su contra, al final solo la envolvió por completo y ya no pudo seguir.

    Había algo en lo que el capitolio había hecho que sencillamente era una atrocidad. Iba en contra de toda la educación que le habían enseñado, era mera injusticia, una falta intolerable. Una verdadera tragedia. Profesionalismo ante todo, se recordó. Pero esta vez, no fue suficiente. No podía fingir que los niños que estaban por entrar a la arena no le importaban. ¡La chica estaba embarazada! Eso era completamente inaceptable. Tendrían que haberla sacado del juego inmediatamente, pero no lo hicieron.

    Lloró desconsoladamente por no haberse podido despedir de ellos. Le hubiera gustado abrazarlos y darles un poco de suerte, la cual definitivamente no iba a estar a su favor. Pero el capitolio ni siquiera le permitió eso. La habían corrido a su casa inmediatamente después de las entrevistas y sabía que las probabilidades de volver a verlos serían prácticamente nulas. Quería decirles que había sido un orgullo ser su escolta, que eran los mejores tributos que había tenido, que no quería que murieran, que le parecía una falta inmoral lo que el capitolio hacía.

    Se detuvo en sus pensamientos. Lo que estaba pasando por su mente podía ser considerado traición, incluso cuándo sólo lo estaba pensando. Eso no era correcto, pero nuevamente, ¿qué lo era?

    Y entonces sucedió: Katniss destrozó algo en la arena y el infierno se desató. La rebelión era algo que ella nunca había considerado realmente; no había que tomar medidas tan drásticas, ¿o sí? ¿No podían solo arreglar las cosas dialogando un poco? Dentro de sí misma, sabía que la respuesta era una rotunda negativa. Aun así, tenía que intentar pensar positivamente. De un lado tenía su ciudad natal, sus orígenes, su educación, el mundo dónde se había criado y había vivido hasta ese momento. Del otro lado estaban sus niños, su esperanza, su necesidad de poder volver a abrazarlos y las palabras que nunca llegó a decirles que le ardían en la garganta.

    Era el momento en que Effie Trinket tenía que decidir si estaba con el capitolio o con su chica de fuego. Sabía que no tardarían mucho en venir por ella. Sonrió un poco mientras se acomodaba su peluca, retocaba su maquillaje y estiraba las inexistentes arrugas de su vestido. Se miró al espejo unos instantes: sí, estaba perfecta, como siempre. Se sentó y esperó pacientemente mientras se enderezaba más derecha de lo normal y cruzaba las manos sobre sus piernas en una pose que derramaba estatus social.


    Que de ahora en adelante fuera a ser considerada criminal no justificaba la falta de modales. En realidad, nada lo hacía.
     
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    Pire

    Pire Usuario VIP Comentarista Top

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    Escritor
    Oh, sumamente excelente.
    Eso es lo que realmente quiero en esta actividad, que disfruten escribiendo y se undan en su persona sintiendo cada emoción, cada acción cada suspiro, quiero que sean ellos y me digan como es que en verdad se sienten.
    Puedo suponer que eres un tributo *-* te has basado hermosamente en los libros, no se te ha escapado ni un solo detalle en eso y es admirable, amé cada palabra escrita en tu narración y los sentimientos son tan tangibles que creo que voy a llorar. Sumamente deleitable.

    Nuestra querida Effie resignandose a ser una criminal porque amaba a esos pequeños, esos del distrito doce que habian robado su corazón. Aun con su escasa falta de modales ellos eran valientes y tenacez realmente querian regresar a casa y la chica embarazada...eso es tan dulce. Se encariño de ella y el dolor de la usuaria del capitolio al saber que la chica en llamas regresaria a la arena. Eso era imperdonable.

    Muy lindo, realmente, ame tu escrito. No he notado faltas de ortografía en el y eso es muy bueno. Me encantaria seguir viendo mas escritos tuyos en este foro, gracias por participar. Besos.

    Pire<3
     
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