Animales tan raros Existe un país muy lejano en un archipiélago del pacífico. No aparece en los libros de geografía del abuelo ni en las más modernas aplicaciones de ubicación a tiempo real. Leyendas que los más ancianos les cuentan a los más jóvenes hablan de un mundo ruidoso en donde las personas no son personas, sino animales, y donde uno tiene que confiar en sus únicos sentidos naturales para sobrevivir. En este país todos deben mirarse y hablarse para entenderse; deben usar lenguas y manos para demostrar afecto; y hasta suelen organizarse en escandalosas asambleas representativas para realizar la política. Las tareas del hogar, el nacimiento de los pequeños, las entrevistas de trabajo y hasta las citas casuales son un problema personal de cada día, pues requieren un esfuerzo casi inhumano. La vida es ajena a toda civilización, pues está perdida en el tiempo. Más de una vez supe de algún demente que, con falsa seguridad y ese patético tono de sabiduría, intentaba demostrar nuestro origen común: éramos todos hijos e hijas de tales animales, animales tan raros.
La curiosidad innata en el ser humano tiende a que quiera conocer lo que sucedió en lo más remoto del pasado. Interesante.