Amor y posesión (Sango)

Amor y posesión (Sango)

Hola! vengo aquí con una de mis ideas xD en fin... que el fan-fic lo narra Sango, en realidad no es de "amor" en parte si... por que habla del maltrato psicologico supongo que todas lo conoceis... aquí os dejo el prologo... notareis que mi forma de escribir ha cambiado y la verdad es que ahora en adelante intentaré escribir así espero que lo disfruteis!

Amor y posesión

Basta. Hasta aquí he llegado. Ya no puedo más
Me ha costado pero estoy bien decidida.
Me hace tanto daño, dejarlo, pero! Hasta me cuesta respirar, de tanta presión que noto encima del pecho, apretándome el corazón.
Me gustaría tener la más pequeña duda donde cogerme, el más fuerte indicio que me asegure que estoy equivocada o que cambiará… I poder volver a empezar, desde el principio.

Imposible. Esta idea, desgraciadamente la deseo, solo tengo un espejismo. No cambiará nunca. Lo sé.
Oigo un llanto que viene de muy dentro de mi me sorprende y dejo caer lágrimas que, libremente, caen sobre el papel que tengo delante, encima de la mesa. El azul de la Prusia de la acuarela, se escampa con el dedo resiguiendo la tinta diluida dibujando formas fantasmagóricas como si con eso pudiera asustar mis miedos .

Pasa el rato, i al final, noto que llorar me ha ido bien. Mi madre dice que las lágrimas son como un bálsamo para el espíritu. I debe tener razón, por que ella, en esto entiende. Llora de vez en cuando.

Ahora, sola, sentada delante de la mesa de trabajo de mi habitación, soy una sombra mas de la noche avanzada. Estoy a oscuras, pero lo veo todo. Como los gatos. Tengo bastante con la poca luz que viene de la calle a través de la ventana. No todo es poca luz, pero, lo que viene de fuera… Noto su presencia. A flor de piel. Querría acercarme, a la ventana, i mirar al fin y al cabo. Pero no me atrevo. Seguro que Akitoki (no se me ocurría otra cosa ¬¬) esta ahí esperándome. Me ha dicho que no se moverá hasta que yo no baje.

No lo haré. Esta vez no, las piernas se mueven con insistencia.
Suerte que la cabeza me ayuda, me frena y me mantiene enganchada en la silla.
I el corazón, mientras tanto, se rompe en dos.
No me lo quiero acabar de creer… No quiero. Yo le quería…

Mentira. Aun le quiero
Pero no puedo continuar así. No.
Lo peor de todo es que estoy sola en esta lucha. Y agradecería tanto tener soporte.
Pero, ves quien me puede ayudar. Mis padres, ni pensarlo de decirles nada.

El problema, es que la mayoría de la gente quiere a Akitoki, un chico tan simpático, tan amable, tan emprendedor, tan de todo…

Yuka (debería ser Kagome pero ya entenderéis el por que no la he puesto de mejor amiga de Sango), mi mejor amiga alucinó cuando le dije que Akitoki no era quien parecía.

No me creyó, hasta creo que se preocupó por mi. Podía leer en su cara que creía que me había vuelto loca de verdad.

Yuka dice que soy una exagerada, que Akitoki puede ser especial, que puede que a veces tenga mal genio, pero que es un buen chico…

¿Qué sabrá ella?
Y yo, la verdad, es que tampoco se nada, solo que tengo miedo.
¿De que?
No lo sé, ciertamente no lo sé, no del todo. Durante meses he dejado crecer un sentimiento engañoso. Amor y posesión se han mezclado bruscamente hasta que he quedado atrapada en la telaraña.
Pero ya he decidido romperla.
Se que no será nada fácil. Akitoki no me dejará ir, simplemente, por que yo le aya dicho que basta, porque se aya manifestado mi voluntad de dejar correr una relación de la que no le veo futuro. Futuro para mi, sobretodo.
<<Para ya de decir tonterías, Sango>> Me dijo hasta hace unos días Yuka. I añadió que también soy una histérica, que me gusta montarme películas.

La comprendo. Ella solamente conoce la cara amable de Akitoki y como que, además, esta colada, solamente ve lo que le conviene. La entiendo, porque también me pasó a mi. Pero lo que piense Yuka ahora no tiene ninguna importancia. Lo que tengo claro es que acabo de hacer diecisiete años y no quiero empeorar mi vida. Por eso he dicho basta, por eso lo dejo.

Pero tengo miedo. Mucho.
Hace un cierto tiempo, Miroku me alertó de que Akitoki no era lo que parecía. No le hice ningún caso cuando me lo dijo, todo lo contrario, me encaré con el con furia. Miroku estaba enamorado de mi y pensé que me decía eso por celos. Pobre chico, lo he tratado muy mal. Me gustaría decirle que lo siento, pero no me atrevo ni a mirarlo a la cara. Por otro lado, no creo que quiera saber nada de mi.

Y ahora estoy sola, con el miedo por compañía.
Todo empezó, me imagino, como pasa la mayoría de las veces, que un echo insignificante te lleva a otro y este a otro mas, hasta que llegas al infinito, hasta que te encuentras atrapada en la telaraña. Y entonces ya es demasiado tarde.


Sango es una chica inteligente de 16 años, que se enamora locamente de Akitoki tres años mas grande que ella y el alumno mas destacado de una de las mejores dibujantes de manga actual. Al cabo de poco de iniciar la relación, Sango percibe sensaciones contradictorias. Atraída por su físico, no entrava en sus calculos que Akitoki fuera tan... possesivo? O esta equivocada y es una falsa impresion?


Bueno, esto es el prólogo espero que lo leais ya que no es típico, hacer un fan-fic que sea... de maltrato psicologico sin... amor xD bueno ya me entendeis a que clase de amor


:bye!:


Att: Laura_Otakuwehehe

 

Re: Amor y posesión (Sango)

:woko:

Cemzoo ya funciona!!! viva! bueno he.. a lo que venía he hecho continuacion ^^ y aqui os la dejo

Capítulo 1: Fascinación:

Desde que empecé el curso, Yuka no dejada de hablarme de un chico. Se le llenaba la boca cuando hablaba de el.
Akitoki, me dijo que se llamaba.

Esa tarde, una de lluviosa en mitad de octubre, acabábamos de salir del instituto i se encabezonó en querer verlo y que yo le acompañara. No me apetecía nada y así mismo se lo dije.
- Se nos verá el plumero, Yuka, no tengo ganas de hacer el ridículo…
- Solo te pido que vengas conmigo. Que te cuesta? Solo será un momento… de pasada, lo ves y me dices que te parece…- Me argumentó a la vez que me cogía del brazo.
Yo sonreí. En cierta manera tenia curiosidad por ver quien era el personaje que hacia que se bebiera el entendimiento a Yuka.

- Venga, va… que de aquí un rato saldrá de clase… - Insistía
Yuka se refería a la clase que Akitoki hacia a la escuela de ilustración; se ve que se quería especializar como dibujante de cómics. Natsumi, la madre de Yuka, trabaja de profesora y le hace clase a Akitoki. Por lo que me ha explicado Natsumi, una de las mejores dibujantes de manga actuales, Akitoki era el alumno destacado.
Yuka, iba normalmente a la escuela de dibujo, y a veces yo también le acompañaba, ya que me interesaba mucho el dibujo, solo que yo tengo otro estilo, mas clásico. A mi me gusta ilustrar historias infantiles. Valoro mucho las ilustraciones inglesas, minuciosos en los detalles y entrañables a la vez.
De una manera u otra, Yuka y yo siempre hemos estado rodeadas de lápices, pinceles, aceites, acuarelas… Nos gusta ensuciar papeles, como dice mi padre.
No tenía nada urgente que hacer y decidí que iría con ella. Así comprobaría si Akitoki esta tan bueno como decía. Tenía mis dudas, por que mi amiga es muy exagerada (aunque ahora ella cree, que la exagerada soy yo). Es tan especial, Yuka…
Sus padres son chinos, pero ella nació en Tokio. Nos hicimos amigas en parvulario. Conectamos en seguida. Me imagino, que me llamó la atención su físico, tiene los cabellos negros, sedosos y lisos, y los ojos achinados (por eso es de china xD), pequeños, pero vivos como estrellas. Lo que destaca de ella, es la manera de reír que tiene, se contagia.
Adopté su familia como la mía, en silencio, por que a mi era la primera que me daba vergüenza reconocerlo, ni que fuera interiormente, que mis padres no me gustaran, aunque los quisiera.
En casa de Yuka me sentía a gusto, cómoda, libre de poder expresar mis opiniones, mis deseos. Por otro lado, ellos no solo me demostraban afecto, si no que me respetaban. Si, supongo que esa fue la causa de que me los hiciera míos. Y notaba un extraño peso, invisible, encima de mis hombros, cuando después de haber pasado la tarde juntas haciendo los deberes en casa de mi amiga, tenia que volver a la mía.
El plan de Yuka era estar en la recepción de la escuela, simular que ella había ido a ver a su madre con cualquier excusa, que yo observase y que después hiciera como que estaba de casualidad –o no- en su descubierta.
El problema fue que – la verdad no lo busque, si no todo lo contrario- que el me descubrió a mi.

La escuela de ilustración esta cerca del instituto, a unas tres manzanas. De hecho, tanto Yuka como yo, lo hemos tenido todo muy cerca. Las dos vivimos a la calle Ali Bei y estudiamos en un instituto en la calle Osaka. La mayoría de nuestros amigos también se mueven por este entorno. Aquí es donde teníamos nuestro mundo, un mundo que ahora se me ha perdido dentro de la niebla de las pesadillas y que no se si podré recuperar.
Siempre he vivido aquí… con Yuka. De pequeñas, después de parvulario, íbamos a un colegio que estaba muy cerca del parque. Me gustaba mucho ese parque; como dice el profesor de inglés, es de los pocos pulmones de la ciudad. Cuando era pequeña, a veces, mi madre, cuando me venia a buscar de la escuela, nos llevaba a Yuka y a mi. Me gustaba que lo hiciera, pero eso no pasaba mucho porque a mi padre no le gustaba nada que mi madre diera vueltas por la ciudad, aunque lo hiciera para pasear niños. Decía que eso de pasear no lo había de hacer una mujer decente. El quería encontrarla en casa cuando llegara de trabajar. Y mi madre, como siempre, le hacia caso. Aun le hace.
Cuando llegamos a la Ryu –Yuka me explicó que esta palabra quería decir escuela-, faltaba poco para que tocara el timbre avisando que se acabaría la clase. Nosotros de acuerdo con el plan, esperábamos en recepción y des de allí mismo controlábamos la puerta de la clase donde estaban Natsumi y Akitoki.
No pasó mucho rato que, después una chica y dos chicos, salió un chico bastante guapo.
Tan solo con verlo, no tuve ninguna duda de que era el. Y lo confirmé al recibir un pellizco de Yuka, avisándome.

-Hola, Yuka- Saludó con una sonrisa que me hechizó; me imagino que el mismo efecto había causado a Yuka la primera vez que lo vio. He de decir, que para mi, la sonrisa de una persona es muy especial, cada uno tiene la suya, singular, irrepetible.
Me hizo mucha rabia ponerme roja. No tenía ningún sentido, por que ni siquiera me había saludado a mí. Pero no puedo evitar que me pase, que las mejillas se me enciendan. Tener la piel clara es una pega, se me nota en seguida; i los sentimientos, buenos o malos, cuando me afectan, quedan reflejados en mi rostro.
- Te pareces mucho a tu madre… seguro que os lo dicen mucho- Dijo Akitoki a Yuka dibujando una sonrisa que… Dios mío, que bueno que estaba! (si, si ya veras ¬¬)
Akitoki tiene una belleza que, no sé, se me hace extraño decir esto pero si, tiene una belleza que hace daño.
Y era cierto que lo que había dicho: Madre e hija se parecen mucho.
Yuka estaba tan encantada de que se lo dijera, por que Natsumi tiene fama de ser una mujer muy atractiva. Además, se ve muy joven. Algunas mujeres orientales durante muchos años conservan el aire de jovencitas.
Pronto, me di cuenta de que el no paraba de mirarme a mi. Con esos ojos, esos ojos verdes, claros y transparentes como el agua del mar, le pidió a Yuka que le dijera quien era la chica que le acompañaba.
Esta era la idea, yo solo era compañía, la que después seria ignorada por su amiga.
-Akitoki…, ella es Kagome, mi mejor amiga…-
<<Mi mejor amiga>>, el recuerdo de estas palabras me hacen daño, por que es desde ese instante que dejamos de serlo.
Repito: No lo busqué
Claro que no lo busqué.
Creo que Yuka se dio cuenta esa misma tarde, de todo. Y también se que ella no me culpó, había quedado muy claro que era el quien me tiraba los trastos. Hay evidencias que no se pueden contradecir, las cosas pasan y punto, pero esto no pudo evitar que ella y yo nos distanciáramos.
Desde ese mismo momento, Yuka se retiró de una batalla que ni siquiera se inició.
Si, a partir de esa tarde iluminada, todo lo que aun no habíamos hablado de nada, Akitoki y yo nos hicimos inseparables (que asco
-.-‘). Desde que noté el calor de su mirada que me resiguió de arriba a bajo.
Y no fue hasta entonces que pensé en mi aspecto.
Por que no me había arreglado un poco?
Iba tal como había salido del instituto: tejanos, camisa ancha que se me salía por debajo de la sudadera que llevaba puesta y por escudo una lenteja que se me había enganchando merendando (se meriendan lentejas? xD) . Vaya pintas!
Generalmente no me gusta nada marcar mis curvas, no quiero llamar la atención. Odio notar que las miradas se ponen encima de mi cuerpo. Por eso lo disimulo lo que la naturaleza a estado generosa de otorgarme y acostumbro a llevar ropa holgada. Pero esa tarde sí, me hubiera gustado lucir una camisa ajustada que marcara los pechos y que fuera lo bastante corta para que dejara ver como los tejanos se ajustaran a mis piernas bien formadas por la gimnasia.
Y si solamente hubiera estado la indumentaria… Los cabellos los llevaba mal recogidos con una pinza encima de las cervicales que me daba un aire de descuidada, como hubiera dicho mi padre, en lugar de llevarlos sueltos, libres, que es como me favorecen. Los llevo largos hasta la mitad de la espalda, son de color castaño y me los ilumino con reflejos dorados (mechas xD), muy suaves, que de tanto en tanto me los hago teñir en la peluquería.

Para acabar de adobarlo, un grano inoportuno me había salido en medio de la mejilla. No soy propensa a tener acné, pero a veces, sobretodo si como chocolate, me sale uno con complejo de superioridad, sufría una leve conjuntivitis al ojo izquierdo que me daba un cierto aire de pirata.
Mi look distorsionado, pero, no pudo evitar que el se fijara en mi.


CONTINUARA…

Espero que os aya gustado y dejar vuestros post xD os lo exijo :groar: xD venga


:bye!:

Att: Laura

 

Re: Amor y posesión (Sango)

no os lo creereis... traigo conty xD y muuuy larga ToT

Cap.2: Mutación



En el transcurso de los pocos días que siguieron, después de haberme topado con Akitoki, fui consciente de que alguna cosa había cambiado en mi interior. Y no era solo que me hubiera “colgado” de un chico, era como notar el efecto metamorfosis, como si yo, Sango de tan solo hace unos días, se hubiera ido, dejando nada mas ni menos que la carcasa física. Entonces me vino a la cabeza una de esas películas muy antiguas de ciencia ficción en la que los extraterrestres poseían los cuerpos de los humanos.

Y no tan solo lo percibí yo. Mi madre notó que alguna cosa pasaba, de hecho, fue ella quien me hizo ser consciente, un jueves por la noche.

-Te veo rara, nena…- Me dijo mientras en la cocina la ayudaba a preparar verduras para cenar.

Dios mío, se me notaba!
Temía transparentar un cartel interior, invisible que decía <<Estoy locamente enamorada>>

-No hace falta que me lo digas si no quieres, pero a ti te pasa alguna cosa, lo llevas escrito en la cara…- Me dijo riendo por lo bajo.

Mi temor no era sin fundamentos: no tan solo se me notaba… si no que lo llevaba escrito!
Además, y para variar, me había puesto roja.
Que rabia que me hace eso de traspasar los sentimientos, de ser un libro abierto.
En ese momento mi padre entró y mi madre cambio la sonrisa por el silencio. Se nos acercó y nos dio un beso a cada una. Parecía estar de buen humor.

-De que habláis, que estáis tan distraídas?- Nos preguntó
-No nada de especial, cosas del insti…- Comenté, indiferente.

Mi padre no contestó y se dirigió a la nevera. Mi madre salió de la cocina aprovechando que el estaba distraído cogiendo una cerveza. Yo sabia que, en una vuelta ordenaba el comedor, que mi padre no tuvo tiempo de inspeccionar.
Mi padre no soporta el desorden y Kohaku, mi hermano pequeño, lo pone todo patas arriba. Para evitar discusiones, mi madre lo recoge. Si mi padre se diera cuenta, le gritaría y como siempre, le echaría las culpas de todo lo que hace mal. Siempre le dice que nos malcría, que nos lo consiente todo.
Después de haberse bebido la cerveza de dos tragos y haber comido un trozo de salchicha cruda (que asco xD), la piel de la salchicha fue a parar al mármol, salió de la cocina.

Una sensación de alivio me invadió. Siempre me pasa lo mismo cuando estoy con mi padre, que mas da que sea él el que salga o entre o sea yo la que me vaya. La cuestión es que cuando lo pierdo de vista me quedo tranquila. Me sabe mal, pero no me siento nada cómoda cuando lo tengo a mi lado.
-Izumi, ¿donde están mis zapatillas de estar por casa? – Gritó mi padre desde la habitación.

-Las pisadas aceleradas de mi madre me avisaron de que iba directa a la habitación.

Que rabia me da cuando hace eso, siempre obedeciéndole!

-Las he puesto a lavar… estaban muy sucias- Escuché como le decía con la voz temblorosa.
-Y que coño me pongo, ahora, eh? Tengo los pies hinchados; parece mentira que no lo sepas, paso el día conduciendo! – gritó

Es una cosa que nunca he entendido: la relación que hay entre conducir y los pies hinchados, lo entendería si caminara, pero conduciendo…

Supongo que eso debió decirlo un día, así sin saber que decir, y para no contradecirse a si mismo -Nunca reconocerá que se equivoca- lo a dejado como frase hecha

Le da igual, esa noche la batalla fueron las zapatillas de estar por casa.
Si mi madre no las hubiera puesto a lavar le habría gritado por que estarían sucias.
Cualquier excusa es buena para que mi padre grite a mi madre.

No lo podía soportar, continuo sin hacerlo, y aun menos que ella lo aguante .
Mi madre volvió a la cocina. Al cabo de un rato mi padre ya roncaba estirado en el sofá. El, generalmente, no cena nunca con nosotros. Esa noche, mi madre, Kohaku y yo cenamos en la cocina mientras el roncaba delante del televisor encendido con el mando cogido como si tuviera miedo de que alguien se lo quitara. No se por que sufría, nadie lo haría.

Cuando terminamos de cenar, una cena en silencio, llené el lavavajillas de todo lo que estaba sucio, mientras que mi madre limpiaba los fogones y Kohaku terminaba de recoger la mesa mientras nos rallaba con una canción horrorosa que debió haber aprendido en la escuela.

-Kohaku, es hora de ir a dormir… No te olvides de lavarte los dientes.

Como siempre mi madre a de insistir para que lo hiciera y para que se metiera dentro de la cama de una maldita vez. Es muy pesado mi hermano. Pero claro que en eso yo no soy de las que puedan decir nada porque también soy de las que no encuentro el momento para ir a la cama, mi madre me a de gritar el alto para que al día siguiente no vaya al instituto como una zombi.

Cuando me iba a mi habitación, mi madre, en oírme, vino detrás de mí mientras mi padre continuaba roncando en el sofá, donde aun seguiría un buen rato. Mi madre, eso si, tendría cuidado de ir a dormir antes de que lo hiciera el. A mi padre le gusta encontrarla dormida cuando el va.

No tenia muchas ganas de hablar y no por que mi interlocutora fuera mi madre. No.
Me gusta hablar con ella, es cuando siento el verdadero calor de la familia. Pero, esa noche, deseaba guardar mis sentimientos, confusos y mutantes, que se amontonaban dentro de mi. Uno de ellos, además, crecía con fuerza, una fuerza inaudita que lo pisaba todo a mi entorno.

-Nena…-Mi madre siempre me llama nena-, no me expliques nada si no quieres, si no te apetece, vaya… pero a veces va bien, esto de hablar, quiero decir…

Mi madre me conoce. Mucho. Y cuando ya iba a dar media vuelta para irse, le cogí de la mano y la hice sentarse en mi cama, para que habláramos.

-…Es que he notado como una luz especial en tu rostro…- Dijo como excusándose

Sonreí y los primeros deseos de guardar mis sentimientos para mi sola, cambiaron de golpe queriendo explicar todo lo que sentía.
Y le hablé de Akitoki
Me imagino que no expliqué muchas cosas para que ella se diera cuenta de que me había enamorado. Y mucho.
Me desconcertó al ver que se entristecía, sus ojos mostraban una pena infinita, profunda.
Entonces no habría sabido como describirla.
Ahora si que lo puedo hacer.

-No me digas que no te gusta, por que ni siquiera le conoces…- Le dije sin saber como interpretar su tristeza.
-No, nena…, no es eso…

Y pronunció ese <<nena>> con una ternura tan especial, pero a la vez tan afligida, que me hizo enfadar.

-Que pasa? Qué hay de malo en enamorarse?- Pregunté resentida.
-No nada, claro… es que pienso… que es difícil acertar… que enamorarse, a veces, trae problemas…
-Ya lo sé, pero no tiene por que salir mal…

En el silencio que siguió, dejó clara la continuación de lo que había dicho, que no me tendría que salir mal como le había pasado a ella. Y fue esa noche que me decidí a decirle lo que pensaba de la relación que tenían ella y mi padre.

-Por que no lo dejas? Por que no os separáis…?- No me dijo nada, solo me miró a los ojos y, al cabo de un momento, se puso a llorar.
-No lo sé, no lo sé…- Musitó entre sollozos .

Me sentí mal, no era mi intención hacerla llorar, basta con que lo haga ella sola, sin ninguna ayuda.
Y se fue a dormir en oír que mi padre se movía del sofá.
No era consciente aun, no me había dado cuenta, pero mi madre tenia miedo a mi padre. Mucha.
Entonces solo estaba metida en una idea que me parecía muy simple: Por que no le dejaba? Como podía aguantar esa situación?

Aburría mi padre y de rebote la aburría a ella por consentir que la tratara como la trataba. El menosprecio que se mezclaba con cariño que sentía por ellos me rebotaba.

Con Kohaku y conmigo, sobretodo conmigo, el comportamiento de mi padre era similar. Pero para los hijos es más fácil de soportar, por que piensas que, tarde o temprano, huirás de esta situación, que te harás grande y podrás decidir.

Me supo mal el día, hace más de un año, que me enteré de que Kohaku sufría las imposiciones de nuestro padre, por que, hasta entonces, yo había pensado que mi hermano, precisamente por el hecho de que fuera un niño, era la muñequita de sus ojos.

Desde bien pequeño que Kohaku jugaba al fútbol con el equipo de la escuela. A mi padre le gusta mucho que mi hermano juegue, yo creía que, claro, a mi hermano también; no habría concebido otra cosa. Entrena dos veces por semana, por la tarde, cuando terminan las clases, y casi siempre cada sábado juega un partido contra otros equipos escolares. Mi padre no falta nunca y el ánimo a mejorar con una euforia casi agresiva. A mi no me gusta ir, no por el niño, sino por que me incomoda ver a mi padre como le anima hasta tener actitudes que yo, la verdad, no considero nada esportivas. Mi padre no es el único en este hecho, de vez en cuando se pelea con otros padres que hacen lo mismo o peor. A mi me da mucha vergüenza a asistir a este tipo de espectáculos y me escaqueo como puedo, aun que se que a Kohaku le satisface que yo vaya. Le gusta fardar de hermana mayor, y a mi, eso también me da vergüenza; ser el punto de mira de cuatro críos.

Mi madre tampoco va, como a excusa dice que ya tiene bastante faena y tiene que hacer la comida.
La cuestión es que me quedé como una piedra, el día que Kohaku, en el baño, mientras le limpiaba la herida de la rodilla –hubo de poco que no tuvieron que ponerle puntos.- me dijo que no le gustaba jugar al fútbol. Me lo comentó, me imagino, por que mientras le curaba, yo le decía que no podía ser tan animal, que tenía que jugar para pasárselo bien, no para hacerse daño y hacerlo.

-Es que no me gusta, el fútbol…- Me dijo bajito como si tuviera miedo de que alguien lo pudiera oír.
-Ah, no?- Dije muy sorprendida mientras le aguantaba encima de la herida un trozo de algodón impregnado de yodo.
-A mi me gustaría jugar a básquet…- Me confesó mas bajito, aunque, consciente que era un tema que ni tan solo podía tocar

A continuación, me explicó que al colegio, siempre que podía, jugaba con sus amigos, a la hora del patio, sobretodo. Se ve que le animaban a jugar con ellos, en su equipo, le decían que era bueno. Y el, por vergüenza, les decía que le gustaba el básquet pero prefería el fútbol
Pobre niño.

-Le has dicho nuestro padre que te gustaría…- Intenté decirle, pero me interrumpió nervioso, exigiéndome que debía guardar el secreto.
Que Kohaku tenía miedo a nuestro padre, de eso que me di cuenta. Y pensé que no podía quedarme de brazos cruzados, que tenia que ayudarle. Y se lo expliqué a mi madre.

En este tipo de ocasiones son las únicas en que mi madre se enfrenta a mi padre, para defendernos. Yo, pero, ya hace tiempo que no le explico nada con la intención de que nos defienda, no quiero traerle problemas.

Mi padre se lo tomó muy mal, y eso que mi madre fue muy cauta, muy sutil, pero el no se esta de finuras.

-Esto debe ser cosa tuya, una manera como otra para hacerme la puñeta. Seguro que se lo has metido en la cabeza para llevarme la contraria…
-Asaba, por favor, no te alteres…-Intentaba conciliar mi madre.
-Una cosa que hace el niño que me gusta y tu lo has de estropear! Si por ti fuera, le animarías a hacer cualquier mariconada solamente para molestarme!
Mi padre no tenía frenos y decidí intervenir sobretodo después de ver como la mirada de Kohaku me decía que le había traicionado, que había explicado su secreto.
-Mamá no tiene ninguna culpa…el otro día fue a casa de unos amigos y estuvieron comentando que el jugaba muy bien al básquet- me lo estaba inventando-, y como tu siempre dices que un chico tiene que hacer deporte, le expliqué a mamá que seria bueno que Kohaku jugara, que al menos lo probara…

No lo hice cambiar de opinión, pero mis palabras sirvieron para calmarlo, y recuperar, si pudiera, la confianza de Kohaku.
Del tema del baloncesto, pero, no volvimos a hablar. Y Kohaku sigue jugando al fútbol.

CONTINUARA…