Amor, traición y sangre: drama Akatsuki

Bajo la tenue luz de una lámpara de calle ella se apoyaba para descansar. El frío y la niebla no eran una amenaza, ella tenía la más caliente y dolorosa de las protecciones: la capucha de él.
Estaba cansada. Cansada de investigar e indagar. Había recién descubierto que su espía personal estaba también trabajando para él. “No es de sorprenderse” –pensó- “algún Genjutsu ha de estar usando en ella”. Sin embargo, estaba arrepentida de haber confiado en ella y haberle contado parte de su plan. El recuerdo de las últimas palabras de él hacía que una lágrima, tan negra como las anteriores, rodara por su mejilla.


Se pondría en camino de nuevo, pero esta vez no sabía a donde iba o a quién buscaba. Sus aliados más fuertes no estaban para ayudarla: Kiricco Madarame y el mismo Sasuke Uchiha debían estar atendiendo asuntos más importantes. Y, pese a la amenaza de Sasuke de que no debía hacer nada, una espina de intriga lastimaba su alma. Ezio había descubierto parte de su plan, pero no todo. No aún.


Arashi sabía a lo que se enfrentaba. El nuevo líder Akatsuki, con un poder capaz de haber asesinado al mismo Madara Uchiha no sería en lo más mínimo un objetivo fácil, pero ella no descansaría hasta tener en sus manos la cabeza sangrante de quien fuera su amado algún día. Su traición le valdría la vida, o eso se había prometido ella.


¿La culpable? Ni más ni menos que una akatsuki más, de nombre Tsuki, la portadora del gato de dos colas. La misma que una vez hubiese llamado a Arashi su hermana, o su sensei en el uso de katanas. Pero si, la misma que acostumbraba andar en bragas por toda la guarida akatsuki, y la misma que se atrevió a pasar noches de locura en compañía de Ezio desde hacía ya 3 meses. A la mañana, Ezio le prometía amor a Arashi, y ella, enamorada y ciega, le creía.


Resultaba difícil imaginar como los asesinos más peligrosos del mundo shinobi se involucraran en triángulos amorosos tan complicados. Pero así era. Y la vida de Arashi había dado un giro rotundo desde que su amado Ezio se había ido con la que alguna vez fue su mejor amiga, su hermana del alma. Justo por eso es que ella juró venganza, porque no le permitiría ni al mismo Ezio Uchiha verle la cara de idiota. Pero ella no era la única que buscaba venganza, también Kiricco y Sasuke, ya que ambos habían estado antes con Tsuki y no soportarían la idea de ver como Ezio, al aparente “líder”, les pateara el orgullo llevándose el premio gordo, o mejor dicho, el premio fácil. Fue así como se creo una conspiración.


Comenzaba a llover, cosa común en la Aldea Oculta entre la Niebla, hogar de nuestra protagonista. Al percibir la lluvia Arashi subía sobre su cabeza el gorro en forma de pico de águila que alguna vez le regaló Ezio, y proseguía su caminar sin rumbo, abrumada por ese deseo de saber, al menos, algo de él. De repente sintió una presencia extraña y el chackra de su poderosa espada comenzó a reaccionar. Entre la lluvia se podía divisar una figura familiar, Sasuke la había seguido. Ella sonrió levemente al verlo, aún a unos 100 metros de distancia, y en una fracción de segundo él estaba a su lado.


- -Ni se te ocurra hacer algo, déjame esto a mí. – le amenazó-.
- -No tengo planeado hacer nada. –respondió Arashi sin mostrar su rostro- Pero si no actúan pronto, será demasiado tarde.
- -Cállate, tú sólo sé mi espía.
- -… Lo seré.


En ese momento, Sasuke desapareció.


Arashi se detuvo a analizar por un segundo las palabras de Sasuke. ¿Permitiría que él dominara su propia operación? ¿Dentro de cuánto actuaría Sasuke? Fue en ese momento donde tomó una decisión. Ella misma hablaría con la gata, con la traidora, cueste lo que cueste. La lluvia apagaba el sonido de las lágrimas de sangre al caer, y un par de murciélagos sincronizaban su vuelo, recordándole a ella su soledad.

 

Muchas gracias por sus comentarios!! Lo del guión no lo sabía, se los agradezco. Y meli, tenue significa suave, ligero ^^
Y bueno, el fic pasado era una especie de prólogo, este sería el primer cap. Con forme vaya pasando la historia, y si les interesa, pondrán comprender más las razones del actuar de mi querida Arashi.
Como dato extra, mi historia está, tristemente, basada en hechos reales.
En fin, a disfrutar!

CAPÍTULO 1: LA TRAICIÓN
El trino de los pájaros indicaba que un nuevo día había comenzado, y un travieso rayo de Sol se colaba entre las hojas de aquel árbol, acariciando el rostro dormido de Arashi. La piel tersa y fría de Arashi se comenzaba a calentar, mientras abría lentamente sus ojos color púrpura, y como era todas las mañanas, sentía una desesperante angustia, un dolor profundo, un gemido del alma… “Él ya no está conmigo, está con ella”.

La joven de blancos cabellos se incorporaba. En su rostro no se podía leer ninguna expresión clara, todo su dolor se escondía tras esa hermosa cara de póker. Sentada en aquella alta rama miraba hacia abajo, (estaría aproximadamente a unos 10 metros del suelo) y comenzaba a balancear sus piernas lentamente, como una niña pequeña. Una ráfaga de aire agitó sus cabellos, e hizo que aquel gorro con forma de pico de águila resbalase, activando al contacto un poco de ese olor embriagante. Arashi lo aspiró y se dejó caer tranquilamente hasta el suelo, cayendo con una gracia propia de quien maneja tormentas y tempestades.

Retomó su rumbo, esta vez saldría de la Aldea Oculta entre la Niebla. El Sol y la bruma causada por las constantes lluvias generaban un calor bastante bochornoso, por lo tanto ya no sería necesario portar la capa de Ezio en su cuerpo. ¿A dónde se dirigía? Necesitaba encontrar a la gata, y sólo podría haber un lugar para hacerlo, la Guarida Akatsuki.

El viento jugaba suavemente con sus cabellos mientras caminaba, y justo cuando se acercaba al Bosque de la Niebla, comenzaba a escuchar una dulce melodía emitida por una armónica. No estaba sola, de nuevo. Y esta vez, esas notas eran para ella y sólo para ella. Sonrió.

— Así que estabas esperándome, mi querido Shido.

El joven, lleno de carpetas y múltiples escritos, la miraba desde un claro del bosque, deteniendo su suave melodía.

—Siempre estaré esperándote bella Arashi, sólo no te me pierdas tanto, que tus cabellos son mi luna y tus ojos mis luceros.
—Hummm.

Arashi no podía hacer más que sonreírle. La ternura con la que Shido la trataba era hermosa, pero hasta cierto punto abrumadora. Todavía más considerando que Arashi se había acostumbrado a la personalidad desafiante de su amado Ezio, porque después ese constante desafío terminaba en la más ardiente de las pasiones. Shido había prometido hacer olvidar a Arashi, pero ella en secreto pensaba lo difícil que sería eso.

En ese momento, sus pensamientos fueron interrumpidos por un recuerdo.

“No hace mucho, en el puesto de ramen de las aguas termales de Konoha, cuando Arashi cumplía apenas una semana de estar sin su amor, Shido la había visto tan triste que había soltado la verdad sin rodeos, ante Arashi.

—Princesa, te voy a decir la verdad, para que dejes de pensar en él de una vez por todas y me ames sólo a mi.
—¿Eh? ¿Qué verdad?
—Ezio te dejó por Tsuki, está con ella desde hace 3 meses ya.
—…

Desde aquel momento Arashi vio derrumbadas sus esperanzas de volver con su amado, y su amor se comenzó a volver odio. Ezio la había engañado más de lo que ella podía haber creído, le había dicho que todavía podían volver, y ella había sido tan tonta y ciega como para no darse cuenta de lo obvio. Comenzó a recordar cómo Tsuki le lanzaba miradas tentadoras, o cómo no faltaban los mensajes subliminales. Si, llevaban 3 meses juntos, y en esos 3 meses Arashi había amado todavía más a Ezio.

—Pero – titubeaba vacilante- pero Ezio me dijo… Me dijo que no era por nadie más, que quería estar solo.
—Lo siento Arashi…
—Ha… Hace unas horas yo hablé con Tsuki, le pregunté que si sabía algo del porqué Ezio salía sin notificarse, que si se estaría viendo con alguien. Ella me dijo que sospechaba de la pequeña Hanna, y yo le dije que jamás estaría con ella. ¡Pero si estaba ya con Tsuki! ¡Mi hermana!
—Arashi… yo…

En ese momento, Arashi rompió a correr desesperadamente. Shido trató de alcanzarle, pero sería imposible que un simple chunnin alcanzara a una desertora de la Aldea de la Niebla, mucho menos si esta era una de los famosos Siete Espadachines. Rápidamente, Arashi estuvo fuera del alcance de Shido.

Se dirigía a la Guarida. En ese momento no habría nadie y Arashi lo sabía, todos andaban en misiones de rescate y recuperación de bijuus. Todos, excepto uno. Arashi entró en la guarida vociferando fuertemente.

—¡Te odio! ¡Vete con ella, mentiroso!

Una voz respondió desde dentro de la cueva, una voz riendo de ella.

—Hasta que al fin te enteraste, mi pequeña florecilla. ¡Jajajaja! – la voz se hacía cada vez más cercana, hasta que la figura imponente de Ezio se asomaba sobre la Estatua de los Bijuus- Pensé que te daría igual, después de todo tu andas con Shido, ¿o me equivoco?

Arashi balbuceaba, en su interior una mezcla de emociones se apoderaba de su ser. Sentía el odio quemándole las manos y el dolor apoderándose de su corazón, y una extraña fuerza la impelía a abrazarlo a él, a besarlo, a demostrarle su amor; mientras que una fuerza (aún mayor) la empujaba hacia el piso, como si fuera a desfallecer.

—¡Shido y yo no somos nada aún! Tú… ¡Tú sabes que te amo! –la voz de Arashi comenzaba a quebrarse-
—Tú lo dijiste Arashi, aún. Vaya vaya, ¡Qué pronto consigues alejar de ti el sufrimiento! ¿Eh, bonita? –al terminar de hablar, Ezio se había colocado detrás de ella y trataba de besarle el cuello-

En ese instante el cuerpo de Arashi se congeló. Tenía los ojos abiertos de par en par, y un frío helado recorría su espalda al tiempo que era opacado por el cálido aliento de su amado.

—Así que… -preguntó Ezio- ¿En verdad creíste que volveríamos, mi Tormenta?

Al oír estas palabras, Arashi envió suficiente chackra a sus pies como para saltar hasta la cima de la Estatua de los Bijuus, mirando a Ezio fijamente. Su mente no era capaz de canalizar aquellas palabras, y su cuerpo estaba asustado. En un intento desesperado, desenvainó su gloriosa Espada y con un solo movimiento, generó una ráfaga tormentosa tan grande que no dejaría a Ezio en su lugar. Pero, como es lógico de pensar, el líder Akatsuki simplemente se transportó lejos. ¿Sería que, en el fondo, no quería herir tanto a Arashi? El daño ya había sido causado.

Pasada la tempestad, Arashi miró buscando rastro de él. No, ni una pizca, se habría marchado. “Maldito cobarde”- pensó. Y corrió a buscar sus pertenencias, cosas de supremo valor para ella… Entre las que estaba la capa que Ezio le obsequió el día que se conocieron. Tomándolas, salió de aquel lugar.

Al parecer, la mala suerte había perseguido a Arashi esa noche. Al girar el sello secreto de la Guarida para salir, su cuerpo chocó violentamente contra algo, y Arashi pudo observar como caían unas cuantas manzanas al suelo. Con pesar, como quien sabe a lo que se enfrenta, levantó su mirada. Y ahí estaba, mirándola igual de asustada su peor enemiga, la gata que había arrasado con su felicidad.

Se miraron fijamente. Los ojos de Tsuki se abrían cada vez más, así como su boca. Sin duda no sabía qué decir o qué hacer. Arashi sentía como el odio la cegaba y la apartó violentamente de su camino.

—¡Maldita Traidora! ¡Te odio!

Tsuki guardó silencio mientras veía a Arashi alejarse a toda velocidad…”

Volviendo en sí, después de tan angustioso recuerdo, Arashi miró a Shido, quien al mismo tiempo la miraba, angustiado.

—Vamos mi amor, olvídate de él, ámame a mi.
—Yo… Sí, si mi Shido.
—Él no te merece.
—Lo sé, lo sé. ¿Nos veremos esta noche? Debo… Tengo algo que hacer.
—Como tu quieras princesa de la noche, pero cuídate mucho, por favor.

Y así, Arashi se marchó. Los recuerdos aún le envolvían su cabeza, y por más atento que fuera Shido con ella era totalmente distinto a Ezio. Shido se pasaba sus días componiendo canciones en su armónica, o estudiando escritos viejos de las diferentes aldeas. Era un chunnin sin misiones importantes, y, aunque tenía prohibido todo contacto con los desertores Akatsuki, un juego del destino lo había llevado a criarse al lado de Ezio y, por consiguiente, a encontrarse con Arashi. Siempre habían sido amigos al margen, Shido temía de los poderes de Ezio y por eso no les delataba. Pero cuando Shido se enteró de que la relación entre los seres más poderosos de Akatsuki se había terminado, corrió a confesarle a Arashi lo que sentía: llevaba un mes de haberse enamorado de ella. Y la joven de cabellos color plata, confundida, lo había dejado sanar sus heridas… Sin éxito, aún.

Para cuando esas memorias terminaban de hablar, Arashi había llegado al límite de la Aldea oculta entre las Hojas, justo donde se encontraba el imponente valle del fin. Disminuyó su paso al tiempo que sentía alguien seguirla, y sin poder mirar si quiera, tenía una kunai apuntando a su cuello.

—Creo que, en verdad, debemos hablar.

Sin moverse escuchaba las palabras del otro Uchiha, quien la ayudara en ese momento. Y la cascada caía sin detenerse a preguntar si los ojos púrpura querían llorar.

 

Hola de nuevo! xD
Si, el momento en el que Arashi y Tsuki se encontraron fue un recuerdo de Arashi, algo q si paso en realidad.
Y gracias por la sugerencia, fue un error de viejo rol xD
Sin más, acá va el próximo cap.

CAPÍTULO 2: LA VENGANZA
El imponente paisaje natural era irrumpido por un par de estatuas gigantes: la del famosísimo Madara Uchiha y la de Hashirama Senju, las cuales recordaban las milenarias batallas que allí habían tomado lugar. También era un sitio preferido por Arashi y Ezio cuando necesitaban ir a entrenar, o simplemente a mirar el agua caer al atardecer. Pero ahora Arashi se encontraba ahí, de pie en el camino, con una kunai apuntando a su cuello y un sharingan vigilando sus movimientos desde su espalda.


—¿Qué quieres, Sasuke? –preguntó aquella suave voz, sin denotar miedo alguno-


—Vengo a hablar contigo, y a discutir mi pago.


—¿Pago?


Las manos del Uchiha tomaron violentamente a Arashi de su cintura, atrayéndola hacia su cuerpo.


—¿Qué demonios estás haciendo? –preguntó la joven, asustada, mientras forcejaba contra él-


—Ezio me ha dicho lo buena mujer que eres, y mi paga será comprobarlo.


—De ninguna manera te daré eso. ¡Suéltame!


El Uchiha la soltó sin más.


—Supongo que aún no estás lista para que te pida eso. En todo caso, no debes intervenir, bajo ninguna circunstancia. Un error y estarás muerta.


—Parece que no sabes con quién hablas, Uchiha. Te recuerdo que aún soy la segunda al mando en Akatsuki, y que si se me antoja te destrozo con un movimiento de mi espada, pequeño insecto.


Sasuke golpeó a Arashi en su rodilla derecha en una fracción de segundo, haciendo que esta cayera al suelo.

Sin duda, las únicas personas por encima de su nivel serían los Uchiha, y en este caso el más joven de los sobrevivientes la tomaba violentamente de sus cabellos.


—¿No comprendes que yo veo cosas que tu no?


Arashi hizo un sello de manos y reapareció detrás del Uchiha, atravesándolo con su espada en una fracción de segundo.


—No.


Acto seguido, Arashi estaba frente a Sasuke de nuevo, como si nada hubiese pasado. Y en realidad así era.


—Genjutsu –murmuró Arashi-


—Escúchame bien Arashi –dijo Sasuke- ¿Por qué crees que Ezio me necesita a su lado? ¿No entiendes que mi sharingan es mucho más poderoso que el de él?


—No veo en que afecte eso en este momento.


—Ese es tu problema, ¡no ves nada! Eres una tonta ciega Arashi, por eso no viste cómo Ezio la hacía suya a tus espaldas.


Esas palabras calaron en el corazón de Arashi.


—Pero no lograrás nada solo Sasuke –replicó ella- ¡Nos necesitas a todos!


—Ustedes no son más que un buen puñado de escoria. Yo he estado tras Ezio muchísimo tiempo, conozco cómo piensa, cómo siente, cómo actúa. Conozco cada paso que da. Y, en cuanto a las mujeres, el está acostumbrado a tratarlas como juguetes. ¿Cuántas veces crees que te fue infiel Arashi? ¿O crees que esta fue la primera vez?


Ella, de nuevo, sufría por estas revelaciones.


—No tengo idea, la verdad.


—Eres tan ilusa, tan ciega… Yo mismo he jugado con la débil voluntad de Ezio, haciéndolo caer con algunas amigas mías, amigas de la vida.


—¡Mientes! –Arashi comenzaba a sobresaltarse- Mientes Sasuke. Si hubo un tiempo en el que Ezio me amó, estoy segura.


—Quizás sea cierto. Pero siempre pasa por el mismo proceso. “Esta es la primera vez que me enamoro, eres mi todo, mi princesa. Te amo más que a mi vida” eso les dice, ¿Verdad? Arashi, ¿Qué te hace sentir especial?


Arashi, consternada, negaba con su cabeza.


—Simplemente no puedo creerlo.


—Por eso necesito todas las pruebas que ustedes, esclavos inútiles, puedan darme.


Un destello de luz recorrió la mirada de aquellos ojos color uva.


—Rioko –murmuró-


Justo cuando Arashi terminó de hablar, otra figura hizo su aparición en ese mismo lugar. Era Kiricco Madarame, el otro ex de Tsuki, y el que la seguía amando más que a su vida. Un miembro más de aquella temida organización, a quien Tsuki había aceptado por insistencia más que por amor, y al que le había sido infiel en varias ocasiones, a conocimiento de todos los ahí involucrados. Pero el corazón del asesino le pertenecía a la gata traidora.


—Tsuki se sentía muy mal por saber que Arashi la odia –mencionó el recién llegado- pero dice que ya no se siente así, por que ella y Ezio no llevan tres meses juntos, y asegura que Arashi ha mentido.


Arashi lo miró confundida. Sasuke tomó la palabra:


—Kiricco imbécil. Yo sé muy bien que llevan ese tiempo juntos.


En ese momento, Sasuke atacó deliberadamente a Kiricco, ante la mirada atónita de Arashi.


—Escúchame bien desgraciado –amenazó Sasuke- no cometas el error de creer que eres el único que la ama. Si dices algo será tu perdición.


Kiricco apartó violentamente a Sasuke.


—¿Qué te pasa, Uchiha? Yo no he dicho una sola palabra, sólo que se me ha presentado la oportunidad de consolar a la pobre desgraciada ayer.


Estas palabras llamaron la atención de la joven Arashi.


—Kiricco –dijo Arashi con tono severo- ¿Estás diciendo que Tsuki ha coqueteado contigo ayer?


—Pasó la noche conmigo, si. Aunque no tuve la oportunidad de tocarla. Ezio no estaba en la Guarida.


Sasuke comenzaba a ejecutar un Chidori contra Kiricco, y, al darse cuenta de esto, Arashi plantó con fuerza en el suelo su Espada, provocando una enorme grieta.


—¡Basta ya, perros sarnosos! El verdadero enemigo aquí es Ezio, no ustedes mismos. Por ahora, es muy útil saber eso de tu parte, Kiricco. Aunque lamento que las intenciones de la gatita no sean sinceras para contigo.


—No me importa si sean sinceras o no, ella se entrega muy fácil…


No había terminado de hablar Kiricco cuando otra figura emergió desde la cascada. Era Ran. La espía de la que Sasuke sospechaba que trabajaba para ambas partes.


—Cuidado –murmuró Sasuke-

—He estado hablando con Tsuki –comentó Ran al llegar- Al parecer Ezio ya la ha engañado lo suficiente como para creer que no ha hecho nada.


—Esa desgraciada –maldijo Arashi- ¿quitarme mi felicidad no es hacer nada?


—Tranquila Arashi –sugirió Ran-


—¿Tranquila? Nos estamos quedando atascados. Entre más tiempo pase más difícil será que Tsuki se desencante.


—Arashi estúpida –intervino Sasuke- déjame todo a mi.


—¿Ah, sí? ¿Y cuál es tu brillante plan Sasuke? –replicó Arashi-


—Tsuki se alimenta del cariño y amor de los demás. Si alguien puede demostrarle que siempre estará para ella aún cuando Ezio no esté, comenzará a dejar a Ezio de lado.


—Se nota que no conoces el enorme poder de convencimiento de ese maldito perro.


—Es cierto –agregó Kiricco- está completamente involucrada desde ya.


Arashi en su interior estaba convencida de que nadie se había involucrado tanto con Ezio como ella.


—Aún me quedan ases bajo la manga –advirtió Arashi- sé con quién debo hablar. Rioko, la mujer que estuvo antes de mi, será una gran aliada.


—Humm –musitó Sasuke- cuidado, Arashi.


Y en ese momento desapareció.


Ran debió sentir algún deje de rechazo, porque desapareció tras Sasuke.


—Yo también voy a ayudarte, aunque sea a espaldas de Sasuke. Después de todo, durante esos tres meses Tsuki también estaba conmigo. Sé como te sientes, Arashi. –Kiricco era el único que la acompañaba en ese momento-


Antes de que Arashi pudiera contestar, un águila blanca cruzó el firmamento, ocultando por segundos el astro rey. Y como si fuera un presagio del destino, Kiricco desapareció. “Ezio está vigilándome” se dijo ella. Y de nuevo, comenzó a caminar.

 

Espero haber arreglado bien lo de los guiones xD!
Muchas gracias por sus comentarios ^^

CAPÍTULO 3: ALIADAS
La noche caía con su pesada oscuridad. La noche caía, y los cabellos blancos de Arashi comenzaban a tornarse color de plata a causa de la falta de luz. La noche caía, y la joven espadachín se confundía entre las gentes del mercado, de la plaza, o de los que toman sake. ¿Su objetivo? Una conocida casa de apuestas y juegos banales, donde sin duda encontraría justo lo que andaba buscando.


Entró en aquel lugar. Un particular olor a rancio y a sake le llenó los pulmones. Adentro se oían risas, quejas y gemidos. Ella sonrió con picardía mientras se volvía a colocar la capucha de Ezio, esta vez cerrándola por completo y recogiendo sus cabellos los acomodaba de manera que no se vieran por la oscuridad de la capa. Colocando sus dedos en la posición del caballo, realizó un sello que le permitiría cambiar de aspecto por uno muy diferente. Su estilizada silueta se transformó en un robusto cuerpo, sus finas facciones se tornaron definidas y hasta el más mínimo cabello logró completar su nueva masculinidad. Deslizó graciosamente su nuevo cuerpo a través de la cortina de entrada a aquel lugar tan particular, y, pese a estar atestado de gente, quienes la veían pasar denotaban respeto. Quienes habían visto alguna vez esa capa sabrían que significaba poder y desgracia.


La pícara sonrisa de Arashi no se había desvanecido. Se acercó a la barra, alejándose lo suficiente para no escuchar los gemidos de una mujer a la que sin duda le pagarían muy bien esa noche, y pidió una copa de sake. Una vez que estuvo en sus manos, y ante la mirada estupefacta de quien se la diera, Arashi comenzó a analizar su ambiente. En medio de las peleas clandestinas y del licor desenfrenado, a unos 75 metros de su ubicación actual, una mujer joven repartía cartas en una mesa redonda. Las personas a su alrededor reclamaban más cartas, o algunas más dinero. Y la pelirroja les respondía animada, sin duda tendría algunas copas dentro.


Arashi se puso en camino. Al estar frente a la mesa, la reacción de las personas que allí jugaban fue bastante cómica. Todos, sin excepción, voltearon a mirar a Arashi, y ella con sólo poner su mano en el respaldo de una silla consiguió que un corpulento hombre le cediera su lugar. Sin pensarlo dos veces se sentó y fingió tener una voz bastante grave.


—Dame las mejores que tengas, Rioko.


La pelirroja la miro con un notable asombro en su cara y comenzó a repartirle cartas, sin decir nada. Al igual que ella, el puñado de personas a su alrededor conservaba un grave silencio. La partida comenzó.
Arashi apostó sin miedo todo su dinero. Para ella sería sumamente fácil manipular el juego a su antojo, el gorro de águila de la capucha de Ezio impedía que las demás personas tuvieran acceso a su rostro directamente y vieran que, a diferencia del real, sus ojos no eran rojos, ni mucho menos tenían la capacidad de copiar. Pero de igual manera no había nadie ahí que pudiera representar una amenaza para ella, ni siquiera un juego, todos ahí eran simples mortales. Mortales que temían a Ezio.


El juego avanzó sin contratiempos. Arashi modificaba a su antojo el color o el signo de cada carta y eso, como era de esperarse, la hizo ganar fácilmente e ir dejando atrás uno a uno a sus humildes competidores. Justo antes de lanzar la carta que le haría ganar, expresó sus verdaderas intenciones.


—Pueden quedarse con el dinero. Rioko, mi recompensa quiero que seas tú.


Los ojos de la pelirroja se abrieron de par en par. Y comenzó a reír.


—Sabía que volverías a mi en menos de un mes, hermoso Ezio —aquellas palabras volvieron loca a Arashi, quien no tenía conocimiento de que Ezio también se viera con Rioko— por supuesto que te daré lo que desees —recitó la joven, a tiempo que mostraba discretamente su escote frente a Ezio—


Arashi, sin decir palabra alguna, lanzó la última carta. El juego había finalizado, ella era la ganadora. Sus manos tomaron ambos lados de la capucha y la bajaron, para dejar al descubierto su rostro. Pero no era el de Ezio, si no el de la joven de piel y cabellos claros, y ojos grandes y redondos como la luna. Los rostros de las personas a su alrededor se volvieron todavía mas atónitos.


—Rioko —dijo con su voz natural— Eres mi recompensa. Necesito hablar contigo.


Los ojos de la pelirroja de las cartas casi se salen de sus órbitas al ver a Arashi.


—Tu… ¡Tú! ¿Cómo te atreves a venir a buscarme? —en un desesperado intento, Rioko sacó de una bolsa en su pierna derecha un kunai y lo arrojó a Arashi—


Arashi detuvo el kunai fácilmente, jugando con el entre sus dedos.


—Lo siento, pero te apostaste tu misma. Ahora, te vienes conmigo —al terminar de hablar, Arashi desenvainaba su espada y la batía en el aire, generando una corriente tan fuerte que atravesó las débiles maderas de aquella casucha, y en fracciones de segundo tomó a Rioko por el brazo izquierdo, saliendo de aquella instalación a una velocidad impresionante.


Cuando Rioko pudo volver en sí, estaban en medio de un claro del bosque. Rioko no era más que una simple chunnin, tampoco representaba una amenaza para Arashi.
Arashi la soltó. Rioko no dejaba de mirarla.
—¿Qué quieres de mi? —preguntó desafiante—
—Tu perdón.


Rioko la miró todavía más sorprendida. Arashi había sido quien, hacía más de un año, había sacado a Ezio de su vida para traerlo con ella. Pero la diferencia con Tsuki yacía en que Arashi y Rioko nunca habían sido amigas, no pasaban de ser meras conocidas. Pero la fuerza del destino se había encargado de que Arashi recibiera el castigo que merecía.
—¿Es alguna clase de broma? —preguntó Rioko—
—Ojalá lo fuera —respondió Arashi— pero es un hecho real, y bastante concreto. Te pido perdón, porque ahora que sé como duele me arrepiento de haberte hecho lo mismo.
—¿Ahora que… Sabes?
—Ezio me ha dejado por otra, por mi mejor amiga. Me fue infiel.


Rioko se veía pensativa.
—Esa ha de ser la chica nueva de la que me comentó…


Arashi miró a Rioko desconfiada.
—¿Tú ya sabías algo de esto?
—Estoy dispuesta a ayudarte, Arashi. Pero aún te quedan muchas verdades por conocer.
—Ya veo.
—Hace no más de un mes el verdadero Ezio sí vino a buscarme, me pidió compañía. Dijo que todavía me amaba y que quería estar conmigo de nuevo. Pero yo no tenía conocimiento de que el todavía estaba contigo. Sin embargo, antes de referirse a mí, si me habló de una nueva chica, o mejor dicho, de dos.
—¿Dos?
—Hay otra, una mortal más. Pero la ha mantenido muy en secreto, según sé.
—Pero ya sabías de la existencia de Tsuki.
—Sí, y se mostró muy feliz por eso. Al parecer es todo lo que no fuiste tú.
El corazón de Arashi se paralizó por una fracción de segundo, mientras cerraba con fuerza sus ojos para tratar de no permitir que el dolor cegara, una vez más, su corazón.
—Comprendo —trató de que su voz no se quebrara— ¿Pero que te motiva a ayudarme, Rioko? Sinceramente, creí que sería más complicado tener tu ayuda.
—Yo… —Rioko aspiró fuertemente—Yo también sufro por él. Me ilusioné demasiado cuando me demostró amor de nuevo, y me desechó como a un perro viejo. También quiero verle sufrir.
—Entonces serás una pieza clave, y esta información que me proporcionaste ha sido muy útil.
—¿Ya te vas? —preguntó Rioko—
—Por ahora, sí. Pero tengo viejos amigos con los que te gustaría reencontrarte. Sasuke, por ejemplo.
Rioko rió en voz baja.
—Sasuke… Tantos recuerdos. Nos vemos entonces Arashi.
—Adiós.


Aún quedaba una sombra que visitar. Una persona que había marcado a Arashi casi en la misma proporción en la que lo había hecho Ezio. Y la luna llena le traía un buen presagio a la joven de ojos de color de uva.